Los medios cooperativos y comunitarios sin pauta oficial y vos sin información pública

Los medios cooperativos y comunitarios sin pauta oficial y vos sin información pública
13 diciembre, 2023 por Redacción La tinta

El lema “No hay más plata”, con el que inicia la era Milei y muchas personas aplauden, atraviesa muchas de las competencias y ámbitos del Estado. La pauta oficial hacia medios de comunicación es una y no es novedad, lo dijo en campaña el electo presidente. Ayer por la mañana, el vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció lo que a la tardecita confirmó el ministro de Economía, Luis Caputo: se elimina la pauta oficial por un año. No hay precisiones de ningún tipo de cómo se llevará adelante la medida y si es tanto para la gestión de Presidencia como para los ministerios y los organismos descentralizados. El recorte representa el 0,05% del gasto y es un monto que se reparte -muy desigualmente- entre más de 3.800 medios de todo el país. 

Esta medida trae consigo otros dos temas centrales: el derecho al acceso a la información de los actos, políticas y funciones de gobierno y la proliferación de otros canales de comunicación y creación de contenidos que aumentan las fakes news. Vamos con el primero, algunos ejemplos pueden ser anticipatorios: el día de la asunción del presidente no se acreditaron a reporteros gráficos en el recinto del Congreso, ARGRA sacó un comunicado expresando preocupación al respecto, la jura de ministros se hizo a puertas cerradas, “Fue un acto para la familia”, dijo Diana Mondino, Ministra en funciones, luego de que se cuestionara la decisión, que nunca antes había pasado en la historia de la democracia reciente. También trascendió, según informó la periodista Estefania Pozzo, que antes del anuncio de las medidas económicas, habían convocado a economistas y tuiteros para anunciar el paquete. Por otro lado, Javier Milei mantuvo una reunión con el vicepresidente de la Asamblea Popular de China, Wu Weihua, pero la Casa Rosada no dio detalles ni difundió imágenes del encuentro. ¿Existe una relación entre estas decisiones y la suspensión de la pauta oficial? En este hilo, Martín Becerra ayuda a comprender varias de las aristas.

En el segundo caso, tenemos las tan bien rankiadas noticias falsas, y que nos vamos a sorprender, si el discurso presidencial de asunción es un conglomerado de datos falsos. En la era de la posverdad, nadie chequea. En este hilo, Mauro Brissio, te explica por qué la quita de pauta generará un aumento en las fake news, “una mayor incidencia de las redes sociales prioriza formas de circulación de información que no tienen responsabilidad editorial ni chequeo de fuentes. Al haber sistemas de medios débiles es mucho más fácil generar fake news. Ir hacia un escenario donde nos informemos por estos medios implica una mayor educación digital para conocer las formas en que se presentan las mentiras. Cosa que no tenemos”.

La publicidad oficial está regulada por la Ley 24.156 de Administración financiera y de los sistemas de control del sector público nacional, sancionada en 1992, y hace referencia a toda forma de comunicación, anuncio o campaña institucional efectuada para difundir acciones de gobierno a la ciudadanía o compartir información de servicio o interés público.

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“Con la tuya” ha sido una expresión propalada por los canales y diarios -de los grandes y monopólicos que reciben la mayor parte de la torta- para muchos usos del gasto público. Sobre los medios públicos, principalmente, ahora festejan que los privaticen y les trabajadores se queden sin trabajo, “porque se les terminó la joda”. Sin embargo, esta nueva medida de quita de la pauta oficial queda en un terreno un poco más viscoso. Porque si vemos los números, resulta ingenuo pensar que esta medida afectaría a los grandes monopolios de la comunicación. A su vez, según datos del investigador Agustín Espada, “la publicidad del gobierno nacional (sin empresas estatales) explica el 4% de toda la facturación del grupo Clarín. ¿Y, entonces, quiénes se perjudican? 

Los datos que corresponden a este año no están completos aún, faltan dos meses. Sin embargo, de lo que hay publicado, es importante prestar atención: el máximo beneficiario de pauta oficial fue YouTube. Están re sorpresas, ¿no?  Veamos… YouTube: $1.079.223.875, 39; Facebook/Instagram: $851.182.918, 73; Spotify: $44. 562. 612,9 y TikTok: $6.367.000,73. Acá existe un primer punto, que no vamos a ahondar, pero ¿son las plataformas medios de comunicación? Nadie lo dudaría, al menos en el impacto que generan. 

Quienes celebran que la pauta oficial deje de existir es porque creen que el Estado no debe financiar medios y que deben someterse a las reglas del mercado. ¿Y qué quiere la selva del mercado? ¿Acaso le interese la radio comunitaria de Santiago del Estero? ¿O este maravilloso medio millennial cordobés que somos La tinta? No es la ley del más fuerte que sobreviva ni el que haga los mejores contenidos. El mercado oficia de editor. 

El dinero por pauta oficial, claramente, no representa el único ingreso que reciben los medios cooperativos y comunitarios, pero es el más significativo e, incluso, el más regular. Que permite sostener sueldos de trabajadores sin la imprevisibilidad de la informalidad y las condiciones del trabajo precario. Ahora, el escenario es de mayor incertidumbre.

Vale remarcar que la inmensa mayoría de los medios comerciales -sobre todo, los más grandes- dependen en buena medida del dinero que les ingresa por pauta pública y que, al no existir un sistema de pauta con criterios claros y equitativos de distribución, se termina generando un confuso vínculo no ético entre empresas de medios y gobiernos. Agustín Espada y Santiago Marino publicaron un informe donde expusieron el índice de pauta otorgada por los últimos cuatro gobiernos constitucionales en publicidad oficial.

También se puede acceder a los datos públicos sobre la distribución de la publicidad oficial de este año, en el sitio oficial de Medios y Comunicación Pública de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la gestión saliente.

Juan Martín Zanotti es magíster en Comunicación, docente e investigador becario postdoctoral del CONICET. En diálogo con La tinta, analiza y detalla a continuación el impacto de la medida y a quiénes y de qué manera perjudica. 

El Estado es uno de los principales aportantes en Argentina y este ingreso no es fácil de reemplazar por anunciantes privados que suelen encontrar retribuciones más rápidas en las plataformas u otras formas de cobro o suscripción que no se encuentran tan extendidas en el país, y en una economía resentida, tienden también a caer. No tengo dudas de que esta situación redundará lamentablemente en un aumento de la precarización, en pérdida de puestos laborales, licenciamientos y retiros, como ya sucedió durante el macrismo, lo que resentirá la producción y afectará consecuentemente la calidad informativa.

La pauta estatal nacional es la más importante, pero es, además, una referencia para los aportes de publicidad oficial que realizan otros niveles de gobierno, las provincias, por ejemplo, con un impacto difícil de medir si se diera cierto efecto “contagio”. Quizás esto sea más difícil de imaginar en casos como Provincia de Buenos Aires o CABA, gobernados por otro signo político, que son históricos aportantes y manejan un gran volumen. Igualmente, podemos trasladar esta pregunta a otras geografías que sintonizan con la nueva etapa y puedan verse ahora tentadas a achicar fondos. Ya está pasando con la administración estatal donde el Gobierno de Córdoba, por ejemplo, ya se expresó en la misma línea de ajuste que los funcionarios de Milei.

Sabemos que la pauta oficial concentrada genera distorsiones y consolida la posición de medios hegemónicos, sin embargo, hay una serie de mitos sobre la publicidad oficial. La realidad es que bien distribuida, con criterio y equidad, no solo es importante, es necesaria para sostener la existencia de los medios. Hablamos de la excepción y no de la regla, los datos muestran que siempre ha existido discrecionalidad, estamos habituados a convivir con la falta de publicidad o transparencia en los números y en su distribución. De cualquier modo, la solución tendría que orientarse a una mejor inversión, con posibilidades de respetar el federalismo, el tamaño y los servicios prestados por los medios, no a quitar apoyo o reducir de pronto a cero esta cuenta. Si sumamos a lo que venimos refiriendo la definición de cerrar o privatizar medios estatales, tenemos una foto completa de la vocación profundamente antidemocrática de estas políticas.

Los medios de comunicación, en cuanto empresas, tienden a ser deficitarias, ni siquiera los medios privados lucrativos pueden medirse desde una ecuación económica de rentabilidad o de mercado porque cumplen adicionalmente otro tipo de función social, simbólica, de construcción de poder y legitimidad, y se constituyen como actores claves en la formación de opinión pública. Además de esto, crean trabajo y no cualquier trabajo, uno de tipo intelectual que, ejercido con honestidad y profesionalismo, tiene gran relevancia social, del que difícilmente podamos prescindir en tiempos de creciente automatización, monitoreo y control de la información. 


La medida daña al sistema de medios y puede derivar en una pérdida de pluralidad informativa, y en los tiempos que corren, se vuelve un gesto aleccionador, que seguramente será aprovechado para justificar recortes en otras partes del Estado. Al mismo tiempo, el gobierno de Milei seguirá garantizando una buena relación con una parte del ecosistema mediático que lo favorece, garantizando favores y contraprestaciones por otra vía. Pienso en el Grupo La Nación, que vive una luna de miel con el gobierno libertario. Habrá que estar atentos en esta dirección respecto a la legislación laboral y las políticas de comunicación destinadas al sector.


Para poner algunos números, la pauta del gobierno de Alberto Fernández fue lógicamente menor en dólares que sus antecesores, aun así, representa -todavía sin informar todo el periodo- una erogación cuantiosa de aproximadamente 100 millones de dólares este último año, un monto distribuido en medios de todo el país. Todo el arco mediático se verá a priori perjudicado, quizás los primeros que nos vienen a la cabeza sean los grupos Octubre (Canal 9, IP, Página/12) o Indalo (C5N, Ámbito Financiero), quienes proporcionalmente, por el tipo de estructura y el dinero recibido, apoyaron parte de su funcionamiento en la pauta recibida por el gobierno, con quien compartían además cierta línea editorial, pero en la ecuación ingresan todos: Clarín, Telefé/Viacom, América, los mayores ganadores hasta ayer en esta torta.

La pauta oficial estatal no solo apunta a los medios, ingresan aquí las plataformas globales que siempre encuentran la manera de caer bien paradas, la publicidad en la vía pública y otras industrias culturales. Su desplazamiento o suspensión afecta en definitiva como beneficiaria indirecta a la ciudadanía toda, en tanto el fondo que se destina apunta a dar visibilidad a actos de gobierno, pero también a comunicar campañas de bien público y otras formas esenciales que podrían contribuir a buenos fines, y a democratizar las comunicaciones. 

*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: A/D.

Palabras claves: medios comunitarios alternativos y populares, Medios de comunicación, Pauta pública

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