Se conformó el Movimiento Federal xMásESI
La Educación Sexual Integral es un derecho y política pública educativa que, desde 2006, ha transformado de manera positiva la vida de las escuelas, las infancias y juventudes. Que, además, significa una mejor sociedad como consecuencia y posibilidad. Sin embargo, en la coyuntura electoral, se han instalado debates que amenazan derechos conquistados -sobre los que se suponía existía un consenso- y de esa manera, la ESI está siendo atacada. Un grupo de personas vinculadas a oficios, profesiones y activismos de la ESI están reunidas para defender esta política de cuidado y ampliación de horizontes.
«Una piba de un cuarto año, que hace varios años atrás participó en una Feria de Ciencias con un trabajo con su curso sobre reflexiones sobre la violencia de género, al tiempo, cuando la directora de la escuela le preguntó qué había aprendido, dijo: ‘Aprendimos que podemos decir no'», recuerda Natalia Di Marco, que es docente y fue la organizadora de la actividad en la escuela provincial donde trabaja e integra el Movimiento Federal xMasESI. Y agrega: “Son cosas pequeñas, pero que dan cuenta de la porosidad que tienen nuestras aulas y que hacen de las escuelas espacios de transformaciones posibles y cotidianas. Y hay que destacar que todo lo vamos haciendo sobre la propia práctica, en algunos casos, trayendo nuestras militancias feministas anteriores, porque realmente no había antecedentes de este tipo de experiencias como política educativa”, dice Nati.
En la mayoría de las ocasiones que se cuestiona la Educación Sexual Integral, se vuelve difícil comprender por qué algunos sectores se obstinan con esta política pública que le ha cambiado y mejorado la vida a tantos chicos y chicas cada vez que pudieron hablar de una situación de abuso, de violencia en sus casas, de un temor o preocupación, que tuvieron a disposición información que les permitió tomar decisiones más placenteras y cuidadosas, que mejoraron su vínculos afectivos y así una larga lista. Una política que atiende a las consecuencias más duras y brutales de las sociedades machistas, pero también acompaña y amplía los horizontes de los deseos para las infancias y juventudes.
No podríamos ser ingenuas, la disputa por este tipo de educación viene desde antes de la Ley n.° 26.150 que establece la educación sexual integral como un derecho y una política pública en todos los niveles educativos, en todo el país y en todas las modalidades. Concretamente, un proyecto de justicia y de igualdad para la mejora de la calidad de vida de todas las personas. Y si bien ya pasaron 17 años y parece un montón, nos encontramos, de nuevo, teniendo que defender esos consensos que parecían saldados. Se viralizan mensajes falsos, malintencionados, tergiversados de lo que es la ESI y que hacen carnadura en las escuelas, en las familias, en los medios, en las propuestas de algunas candidaturas e intentan hacer retroceder.
En este contexto nacional y regional en el que los discursos conservadores ponen en el centro el ataque a la ESI, se acaba de conformar un colectivo con pertenencia federal de docentes que trabajan en todos los niveles y modalidades del sistema educativo, periodistas, militantes de organizaciones sociales, profesionales, educadoras populares y promotoras territoriales de género y diversidad que están vinculadas con procesos educativos de Educación Sexual Integral (ESI).
El movimiento se pronunció contra los mitos que desinforman e instalan miedo, tabúes y estereotipos que obstaculizan el reconocimiento y acceso a derechos. “Nos organizamos para compartir nuestras experiencias en el despliegue territorial de la Educación Sexual Integral. Construimos la ESI cotidianamente en los territorios, escuelas, instituciones, organizaciones que habitamos y hoy nos organizamos en este Movimiento con la convicción de la importancia de defender a la educación sexual integral como derecho y política pública educativa”, expresaron en un comunicado reciente.
Marina Tomasini es investigadora en la UNC CONICET e integrante de este Movimiento Federal, y con mucha claridad expresa: “Se discute otra vez el sentido de esta política pública con discursos altamente distorsivos, que inducen a formar ideas completamente erróneas y a tergiversar lo que se hace, los abordajes y las actividades escolares enmarcadas en la Educación Sexual Integral. Son campañas intencionalmente pensadas para difamar y generar mucha confusión en temas que son muy sensibles, como la relación entre sexualidad, infancia y adolescencia, y que ligan a la ESI con, justamente, el sentido contrario, como podría ser la perversión o la pedofilia. Cuando, precisamente, la ESI es una de las principales políticas públicas de cuidado de las infancias, de ampliación de derechos. La ESI está bajo ataque intencional por estos discursos ultraconservadores y de movimientos de derecha habilitados en el contexto electoral”.
“Cuando se les da la palabra a estudiantes, la valoran positivamente y como una política de cuidado, porque les permite conocer, tener información valiosa de sí mismos y del resto, sobre el cuidado del cuerpo, la posibilidad de reflexionar sobre los vínculos afectivos. Los distintos informes, investigaciones y relevamientos de experiencias de educación sexual indican, precisamente, todo lo contrario a lo que esos discursos malintencionados intentan instalar. Quienes estamos comprometidas en este campo de trabajo sentimos la necesidad de expresar una voz para contrarrestar estos discursos porque no queremos que queden instaladas esas ideas que fomentan prejuicios desde el desconocimiento y sedimentan ideas en el imaginario social, que no calan en todos los sectores por igual, pero instalan sospechas que después generan niveles importantes de conflictividad en las escuelas cuando se pretende trabajar contenidos de ESI”, detalla la investigadora Tomasini.
En el 2018, cuando las aulas estaban atravesadas por el debate de la legalización del aborto, Natalia -que es coordinadora del Departamento de ESI de la Escuela Manuel Belgrano- recuerda las pibas que les pedían el pañuelo verde: “Una de ellas me contó que, después de las clases cuando debatimos, volvía a su casa y conversaba con su mamá. Me dijo que había modificado su opinión, que no elegiría interrumpir un embarazo, pero que había llegado a la conclusión de que tenía que ser un derecho posible para las que sí lo hicieran. Como esas, muchas experiencias que son esos lugares micro donde podemos medir y palpar esas transformaciones cotidianas que fueron las que hicieron posible la marea verde, las Ni Una Menos, que fueron emergentes en gran medida de nuestra histórica militancia feminista, pero también de ese trabajo sistemático cotidiano y no tan visible que hacemos las y los docentes todos los días en nuestras aulas y escuelas”.
Son los hechos cotidianos en las aulas, las decisiones propositivas y convencidas en las escuelas que generan efectos que tienen una dimensión transformadora sobre la vida de cada una de las personas que allí están: estudiantes, docentes, familias, las comunidades que la conforman, el barrio. Y eso es lo que impacta y retroalimenta la dimensión que hace a lo público y político.
Natalia, que también es coordinadora académica de la primera Diplomatura en ESI, Géneros y Sexualidades de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, advierte: “El ejercicio de la práctica docente es recuperar las características que tiene transitar un camino que, de alguna manera, vamos abriendo en el andar. En estos últimos años, ha existido la posibilidad de imaginar y hacer una ESI situada, actualizada, en diálogo con les pibis y con los feminismos y activismos de la disidencia, que va generando intercambios inéditos. El lenguaje de la ESI es el lenguaje de la libertad, de la afectividad, del encuentro, del disfrute. Abre una ventana que permite no solo señalar aquello que no queremos más, sino también empezar a soñar otros modos y escenarios deseables durante la escolaridad y con proyección no solo para les estudiantes, también a toda la comunidad educativa la ESI nos toca y nos transforma”.
La ESI tiene banda para defenderla, pueden seguir al Movimiento en sus redes y sumarse.
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*Por Verónika Ferrucci para La tinta / Imagen de portada: Gente.