A 50 años del golpe: Boric y el legado de Allende

A 50 años del golpe: Boric y el legado de Allende
11 septiembre, 2023 por Gonzalo Fiore Viani

El gobierno de Salvador Allende duró, apenas, 1.000 días. Todavía hoy, su legado divide al pueblo chileno. A 50 años del golpe de Estado que lo derrocó, Chile revive el negacionismo que lo atraviesa profundamente y en un momento particular de múltiples desafíos para el gobierno de Gabriel Boric.

A 50 años del golpe de Estado que derrocó al gobierno democrático de Salvador Allende e instauró un régimen dictatorial a sangre y fuego que le costó la vida a miles de chilenos y chilenas, el gobierno de Gabriel Boric está llevando adelante políticas de memoria, verdad y justicia, inéditas para la sociedad chilena.

A diferencia de lo que sucedió en Argentina, la salida de la dictadura de Augusto Pinochet fue pactada y los genocidas nunca fueron juzgados, más allá de algunas excepciones. Pinochet, incluso, se convirtió en senador vitalicio y, actualmente, aún rige la Constitución aprobada durante su gobierno, aunque el proceso constituyente chileno va a cambiarla. La dictadura pinochetista duró 17 años y dejó un saldo de más de 3.200 víctimas fatales, entre muertes y personas desaparecidas.

En medio de la crisis económica, social y política que atraviesa Chile hace años, el pinochetismo cuenta con el más alto índice de aprobación de las últimas décadas. De acuerdo con un sondeo de la consultora Mori-Chile, realizado recientemente, el 36% dice estar de acuerdo con las políticas implementadas por la dictadura y cree que Pinochet «liberó a Chile del marxismo». 

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Imagen: AP / Esteban Felix

Los cinco presidentes chilenos vivos, Boric, Sebastián Piñera, Michelle Bachelet, Ricardo Lagos y Eduardo Frei, firmaron el jueves una declaración a favor de la democracia y la protección de los derechos humanos en un momento de unidad histórica. Sin embargo, esto no duró demasiado y el ambiente, de acuerdo con el mismo Boric, es «eléctrico», ya que, como pocas veces durante la democracia, un sector de la política chilena salió a reivindicar abiertamente la dictadura de Pinochet y a criticar al gobierno de la Unidad Popular entre 1970 y 1973. Boric -que asumió en marzo de 2022, siendo el presidente más joven de la historia chilena y el primero en haber nacido posteriormente a 1973- atraviesa su peor momento de popularidad y enfrenta complejos desafíos.

Al acto que se hará en el Palacio de la Moneda sólo irá Bachelet; Piñera dijo que no asistirá debido a que «el clima que se ha producido esta semana, de tanta confrontación, tanta división, no lo hizo posible». Incluso, en línea con el ultraderechista del Partido Republicano, la coalición de derecha tradicional de Piñera, Vamos Chile, no firmó una declaración transversal y multipartidaria impulsada por el Ejecutivo y el resto de partidos políticos a favor de la democracia.

Más allá de un estilo joven, fresco, austero y renovador para la izquierda latinoamericana -como llegar en bicicleta a la Casa de La Moneda-, Boric no parece capaz de mostrar hechos concretos en su gestión que lo diferencien realmente. Llegó a la presidencia con promesas de cambio real respecto de sus predecesores, de renovación y, por ahora, su gobierno se ha mostrado incapaz de concretar reformas estructurales para cumplir con esas promesas de campaña. Más allá de proyectos importantes, como la ambiciosa reforma tributaria presentada en julio del año pasado, el Ejecutivo aún no puede dar respuesta a muchos de los problemas que aquejan a la sociedad chilena.

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Imagen: Frente Fotográfico

Allende aún divide al pueblo chileno

El gobierno de Allende duró, apenas, 1.000 días. Todavía hoy, su legado divide al pueblo chileno. Fue el primer marxista en ser electo de manera democrática durante el siglo XX, propuso la «vía chilena al socialismo», es decir, una que respete el marco jurídico vigente al momento de su asunción. Lo hizo con 36% en 1970, al frente de la Unidad Popular, una coalición heterogénea que incluía a socialistas como él, comunistas y cristianos. Se había presentado tres veces sin éxito anteriormente. Al momento de asumir, no buscó aplastar a la oposición ni instaurar una «dictadura del proletariado»; profundamente demócrata, Allende nunca buscó adulterar las reglas del sistema en su favor.

Sus principales medidas fueron la expropiación de empresas, la estatización de los bancos y la profundización de la reforma agraria que había comenzado su antecesor, el demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva. A pesar de no contar con mayoría legislativa, logró nacionalizar el cobre, el principal recurso primario chileno, con el apoyo unánime del Congreso. Una conquista tan importante que ni siquiera la dictadura dio marcha atrás y que se mantiene al día de hoy. El contexto de polarización creció tanto que aparecieron las primeras bandas armadas paramilitares por ultraderecha y por ultraizquierda. Por un lado, el Frente Patria y Libertad, una organización de extrema derecha que llevaba a cabo acciones de sabotaje contra el gobierno. Por el otro, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que operaba por fuera de la coalición oficialista y ocupaba fábricas y tierras, inspirado en la Revolución cubana. Al mismo tiempo, los sindicatos y las organizaciones patronales comenzaron huelgas y bloqueos con el objetivo de desestabilizar al gobierno.

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Imagen: EFE / Karin Pozo

Con claro apoyo de los Estados Unidos, por aquel entonces presididos por Richard Nixon y su consejero de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, los sectores conservadores y militares comenzaron a organizar el golpe. De acuerdo con documentos desclasificados de la CIA, la Casa Blanca temía que el gobierno socialista fuera exitoso y provocará un efecto contagio en la región, en el marco de la Guerra Fría. La Unión Soviética, por su parte, tampoco ofreció un apoyo económico a Chile por considerarlo una situación ya de por sí extremadamente complicada, además de tratarse de un país muy lejano y con pocos vínculos históricos. Uno de los principales apoyos internacionales de Allende fue la Cuba de Fidel Castro que, en un contexto también de bloqueo, colaboraba como podía.

50 años después 

Para agregar aún más tensión al ya de por sí enrarecido y polarizado clima político chileno actual, los carabineros reprimieron en el Cementerio General un acto organizado por la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, AFEP, el día previo al aniversario del golpe.

El gobierno de Boric viene impulsando la apertura de archivos de testimonios de víctimas de la dictadura, así como también los juicios contra responsables de crímenes de distintos casos, como el del asesinato del músico y poeta Víctor Jara, condenados recientemente. El gran problema de Boric, sin embargo, es la parálisis interna de un gobierno que no termina de acomodarse, con recambios y renuncias de funcionarios, oportunidades perdidas como la del proceso constituyente y una incapacidad patente de hacerle frente a problemas graves que aquejan a los chilenos como la inseguridad, la situación económica y la cuestión migratoria.

Más allá de declaraciones públicas y eventos, solucionar los conflictos y problemas que atraviesa el país, con una mirada humanista y pensando en proteger los intereses de los más desfavorecidos, será el mejor homenaje que le podría hacer Boric a Salvador Allende y su legado.

*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta / Imagen de portada: AP/Esteban Félix. Rosalía Soto lleva una camiseta con un retrato de su hermano Antonio Soto, quien fue detenido y desaparecido durante el régimen del general Augusto Pinochet.

Palabras claves: chile, Gabriel Boric, golpe de Estado, Salvador Allende

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