Habitar este invierno sin morir en el intento

Habitar este invierno sin morir en el intento

Empezó el frío y los resfriados, congestiones, gripes e infecciones respiratorias no se hicieron esperar. ¿Están más fuertes estos bichos? ¿Tiene que ver con el cambio climático? ¿Se relaciona con la pandemia? En esta nota, te proponemos hacerle frente al invierno con lo que la pacha nos ofrece.

Por Anabella Antonelli y Nadya Scherbovsky para La tinta

¿Acaso todo se relaciona con el cambio climático? No, pero sí. En cuanto al tema de esta nota, es cierto que el cambio climático no solo genera un aumento de temperatura global, sino también una amplitud térmica que a nuestrxs cuerpxs les está costando asimilar y una de las consecuencias son las infecciones respiratorias. Pero eso no es todo.

“Después de la pandemia, las gripes se vinieron con toda, están más fuertes que nunca”, escuché el otro día en la verdulería. ¿Eso es así? ¿Qué tiene que ver? Una de las explicaciones posibles puede relacionarse con nuestras defensas. El estrés, la crisis, los cambios, la incertidumbre que ese proceso generó no solo transformó la cotidianidad, sino que también afectó nuestro sistema inmune. Además, hay una coexistencia de virus: los más comunes son el virus sincitial respiratorio, que causa la bronquiolitis en bebés y niñes, y la neumonía en adultes; el rinovirus, responsable de los catarros; la influenza, que origina la gripe; el coronavirus, que provoca el COVID; los adenovirus, entre otros. Las infancias se criaron en el encierro del aislamiento, lejos de personas de su edad o en un entorno limitado. El uso del barbijo hizo que el contacto con virus y bacterias fuera mucho menor, y entonces generamos menos defensas para enfrentarlos.

Estos virus cambian de características con cada nueva estación, por lo que es difícil que el organismo adquiera inmunidad permanente contra ellos. Ahora bien, las bajas temperaturas y el aumento de la humedad favorecen su reproducción y circulación, causando las afecciones. A su vez, el frío, el cansancio, el estrés y la crisis en general disminuyen las defensas y predisponen a las infecciones.

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Santos remedios, divinas prevenciones

Aunque sea tentador estar todo el invierno tapades, mirando series, películas y comiendo chocolate, resulta imposible (salvo que seas de ese mínimo porcentaje que vive sin trabajar). Pero además, es fundamental el movimiento, una buena alimentación, un sueño reparador, encontrarnos con gente, disfrutar al aire libre y tomar mucho líquido (que, no importa cuando lo leas, siempre es importante para nuestro organismo).

Una vecina, bien brujita, habla de los “santos remedios y las divinas prevenciones”, aludiendo a que el proceso para que estemos sanitas es mucho más largo que atender un síntoma. Los pueblos indígenas nos enseñan que para esto, además, necesitamos volver a otra relación con la naturaleza, desde el respeto, la gratitud y el conocimiento, siendo parte.

Son tiempos de mucho recordar los saberes ancestrales que alguna vez nos enseñaron, algunos que hemos probado y otros que se van recopilando en extensos herbolarios. La medicina natural tiende a lograr una mejoría a partir de la vinculación con otros seres vivos que gozan de principios activos que pueden afectarnos de diferentes formas.

¿Cuántas plantas conocés que nos ayudan a prevenir y transitar las infecciones respiratorias del mejor modo posible? Sin embargo, estas hierbas son mucho más que un cúmulo de propiedades: tienen una energía vital y su propia fuerza, crecen en medios que las condicionan, tienen vecinas que las influyen y una historia propia. Conocer lo que pueden brindarnos y sus posibles cambios puede ayudar a que vayamos transformando nuestras concepciones sobre sanar con lo que la pacha nos ofrece.

Fragmentos de un herbolario nativo

Si nos duele tal o cual cosa, siempre aparece un consejo sobre algún yuyito que podría hacernos bien. Podemos cosecharlos nosotres o podemos conseguirlos en la herboristería, la dietética o la verdulería. En esta nota, vamos a compartir tres plantas nativas que nos han acompañado en procesos respiratorios, ayudadas del libro Plantas Medicinales Autóctonas de la Argentina, que podés consultar acá. Un buen material para quienes buscan fundamentos científicos de los saberes ancestrales.

Para tener en cuenta: algunas plantas son buenas filtradoras de las toxinas del aire, por eso se recomienda usar sólo aquellas que conocemos de dónde vienen, para saber su proceso hasta que llega a nosotres. Además, algunas yuyeras aseguran que cerca nuestro crecen las plantas que necesitamos, así que será cuestión de afinar el ojo, saber reconocerlas y aprender cuándo, de dónde y cómo se recolectan, priorizando su conservación, pidiendo permiso y agradeciendo.

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AMBAY

¿Lo conocen? El ambay es un árbol de unos 10 a 20 metros, de ramas nudosas y ahuecadas, con hojas verdes oscuras en la cara superior y grisáceo-blanquecinas en el envés. Tiene flores pequeñas y frutos rojizos comestibles. Desde 1535, hay referencias de que los pueblos de estas tierras lo usaban como broncodilatador, antiinflamatorio y antiséptico. Ayuda para la tos convulsa, la ronquera y las broncopatías. Es expectorante y muy bueno para fumadorxs, aportando en la eliminación de sustancias tóxicas retenidas en los tejidos.

Se lo puede tomar en forma de té, hirviendo un litro de agua y agregando 20 gramos de la planta (dos cucharaditas). Se pueden usar hojas frescas o secas. Es importante que repose 10 minutos y se recomienda endulzar con miel. Con esta misma preparación, pueden utilizarse las hojas del árbol tala como expectorante.

CHAÑAR

Amamos al chañar, un árbol que crece hasta 7 metros. Tiene un tronco rugoso de 30 a 35 cm de diámetro y su corteza grisácea se desprende fácilmente en tiras longitudinales. En primavera, nos regala flores en tonos amarillos, naranjas y rojos, y con su fruto redondeado podemos hacer arropes y otras delicias.

La infusión de la corteza, flores, frutos u hojas se emplea para aliviar la tos, asma y resfríos. La preparación es como el ambay, con el que se puede asociar en todos los casos, al igual que con la marcela, otro yuyo de por acá. Además, si conseguís o te animás a hacer arrope de chañar (que es un jarabe riquísimo), podés utilizarlo para estas afecciones. La corteza y hojas en infusión, con azúcar quemada, son recomendadas en casos de tos convulsa.

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Chañar / Imagen: churqui.org

BARBA DE PIEDRA

Otra de nuestras favoritas. La barba o yerba de piedra es un liquen de 5 a 7 cm de altura, de color verde-agrisado que crece sobre rocas. Tiene hojitas (apotecios) circulares, rodeadas de pelitos. Es muy recomendable para tratar faringitis y anginas.

Para las preparaciones, se usa la planta entera. Una posibilidad es en tintura madre, se realizan dos tomas por día con la cantidad de gotas equivalente a la mitad del peso corporal de quien la ingiere (es decir, si peso 60 kilos, serán 30 gotas en cada toma). Las gárgaras de barba de piedra son súper recomendables. Para estas, se utiliza la decocción de la planta entera, a partir de una ebullición mantenida que libera sus principios activos.

No está indicada para personas embarazadas, en momento de lactancia, para niños ni ancianos y si se están tomando de forma oral productos que contengan en su formulación a este liquen.

Los infaltables

Son muchísimas las plantas que acompañan los procesos respiratorios, seguro que conocés otras, así de generosa es la pacha. No podemos cerrar la nota sin repasar algunas que, no por exóticas y clásicas, son menos importantes.

Ya Liliana Felipe decía que, para los males de la vida, “come ajo, muerde un ajo, un diente, una cabeza de ajo. Ajo, ¡carajo!”. Sus propiedades antioxidantes, antisépticas y antibióticas, junto a su capacidad para potenciar las defensas, lo convierten en un gran aliado para tratar las infecciones respiratorias. Si lo comés crudo, le sacás el mayor provecho.

Los rizomas del jengibre tienen propiedades expectorantes y desinflamantes. Suele usarse en infusiones y consumirlo en nuestra dieta diaria, crudo o cocido, beneficia el sistema inmunológico. Ponés el agua con un puñadito de jengibre rallado y lo dejás hasta que hierva, después que repose unos minutos.

Los cítricos, el kiwi, el tomate y el pimiento ayudarían a prevenir infecciones respiratorias porque son fuente de vitamina C. Es cierto que hoy se discuten sus beneficios, pero, ante la duda, son frutos riquísimos de buen provecho para la salud.

Si pensamos en infancia y mocos, seguro se nos viene el recuerdo de nuestras abuelas, madres o tías con la toalla y la olla de agua caliente con eucalipto. Además de los vahos de vapor, esta planta también puede usarse como aceite esencial y ayuda a eliminar la mucosidad aliviando la inflamación de garganta. Acordate que es el eucalipto de hojita redonda y plateada.

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Eucalipto / Imagen: infojardin.com

Lo que sentimos cuando nuestro organismo está desequilibrado, que le decimos síntomas, son llamados de atención para cuidarnos y mimarnos. Nos enseñaron a taparlos rápidamente, ocultarlos, que pasen sin casi sentirlos. Nadie quiere sentirse mal, es cierto. Pero, como dicen las curanderas, se trata del cuerpo expresándose y es bueno pararnos a escuchar y acompañar ese proceso. La pacha se nos ofrece generosamente para el buen vivir, para acompañar procesos de salud, sobrellevar malestares y evitar infecciones. Es importante conocer, vincularnos respetuosamente con estos seres vivos, compartir los saberes con otres y volver a encontrarnos con la tierra, con los yuyos, con la naturaleza que sabiamente nos da lo que nuestras defensas necesitan en cada estación.

*Por Anabella Antonelli y Nadya Scherbovsky para La tinta / Imagen de portada: Ivan Brailovsky para La tinta.

Palabras claves: Monte Nativo, plantas medicinales, salud

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