Comenzaron las Primeras Jornadas de Educación Popular y Arte Comunitario
Desde este miércoles en el Centro de Producción e Investigación en Artes -CePIA-, se desarrollan las primeras jornadas destinadas a la comunidad académica, participantes de experiencias artísticas comunitarias y personas interesadas en la temática con la intención de generar un espacio de intercambio y reflexión en torno a educación popular y arte.
Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta
Ayer por la mañana, mate cocido mediante, se dio inicio a las jornadas que invitan al encuentro del mundo académico y personas que están involucradas con experiencias artísticas y comunitarias que se traman en territorio. Esta iniciativa es organizada por el Equipo de Investigación en Artes y Educación Popular (FA-UNC), y el CePIA.
Con actividades totalmente gratuitas e inscripción previa, la idea es abrir la ronda, el espacio para compartir el encuentro. Intercambiar experiencias y reflexionar incluyendo procesos organizativos y creativos que se dan en los márgenes del ámbito académico. Habrá talleres de Educación Popular y Arte Comunitario, de Teatro Foro y Educación Ambiental. Encuentros de saberes y vivencias entre colectivos y organizaciones territoriales. Durante tres días, diversos espacios de la provincia de Córdoba -Comedor Esperanza Popular de Villa El Chaparral, el Taller de Mujeres de La Granja, Mujeres del teatro comunitario Las Desatadas de Cabana y otras experiencias comunitarias de Mendiolaza,Villa Revol, Paravachasca y Sierras Chicas- se convidan y nos convidan su trayectoria contando el mundo de maneras creativas.
Desde La tinta, conversamos con el equipo organizador de las jornadas. Nos explicaron cuáles son los fundamentos de las mismas y qué expectativas tienen para estos días. Trabajan en la construcción de sentido, en tanto conocimiento, que se crean en todos los espacios de arte y educación popular que se presentan en estos encuentros.
“Más que generar un espacio donde se pueda visibilizar el trabajo en los territorios, la idea de las jornadas es poder contar cómo se está construyendo conocimiento desde las experiencias colectivas territoriales. Correr el eje de esas experiencias territoriales como meramente recreativas y ponerlas en un lugar de conocimiento que se construye. Esa es la apuesta del equipo de investigación: las expresiones artísticas colectivas son una forma de hacer y decir el mundo. Sobre todo, una manera de inventarlo”, afirma con certeza Lucrecia Paesani, socióloga, educadora popular y parte del equipo de investigación.
En definitiva, más que dar a conocer proyectos artísticos, la idea es desentramar los mismos para pensarlos en función de cómo se crea, cómo se construye, cómo se piensa el territorio a través de la experiencia colectiva. Se trata de poner en la escena académica aquellos saberes de los márgenes, pero que en las rondas circulan y tienen mucho que decir del feminismo, la desigualdad de género y las problemáticas socioambientales. Con un modo singular de poner a girar la palabra y una forma colectiva de entender el mundo, encuentran lugar esta semana en la universidad.
Desde el Equipo de Investigación en Artes y Educación Popular, congregan y hablan de experiencias colectivas territoriales. Las nombran como experiencias porque tienen que ver con poner el cuerpo, estar presentes y llevar adelante procesos creativos con otrxs. Son colectivas porque quienes las protagonizan son un sujeto colectivo. Nos explican que no solo son una grupalidad, sino que buscan nombrarse en una identidad común a través de lo que hacen. Son territoriales, dicen, porque parten de entender el territorio no solo como soporte geográfico de una población, sino que construyen y se construyen como una forma de habitar el espacio y entender el tiempo desde una realidad compartida.
Entre las dinámicas que se intercambian durante estos tres días, prima la ronda, el mate y el guiso compartido. Es que también esa es una búsqueda o, más bien, una decisión del equipo coordinador. “Tenemos la intención de romper un poco las estructuras, a veces un tanto apretadas, de los encuentros académicos, para imprimirle todo lo que aprendimos de los encuentros comunitarios. Que producir conocimiento no sea solo tarea de seriedad y prolijidad, sino que esté esa impronta de lo colectivo y que circule la palabra de las experiencias territoriales. Acercar así lo lindo que se viene haciendo en los territorios de una manera tan constante y callada”, cuentan desde la organización de las jornadas.
El equipo de investigación que motoriza las jornadas está conformado por un grupo de docentes, egresadxs, artistas, talleristas e investigadorxs. “La Universidad Nacional de Córdoba (UNC) fue el territorio en el cual nos encontramos y desde donde empezamos a tramar proyectos en conjunto. El equipo nació como una excusa. Es el nombre del espacio y tiempo que nos dimos para juntarnos entre quienes hacíamos cosas parecidas para hacer algo juntxs. Un espacio-tiempo donde poder socializar ideas, procesos creativos, metodologías e interrogantes”, relatan a La tinta y plantean que trabajan desde 2018, pensando y preguntándose acerca de: ¿cómo se construyen comunidades de creación y cómo se sostienen? ¿Qué se está creando en las experiencias comunitarias hoy? ¿A qué problemáticas, injusticias o necesidades responden estas creaciones territoriales comunitarias? Sobre todo, buscan mirar cómo las experiencias de creación, en el sentido de invención de la novedad, nos hablan sobre las comunidades mismas, sus deseos de transformación, su capacidad de enunciarlos en primera persona del plural y su posibilidad de construir realidades percibidas como más justas para todxs sus integrantes.
Tras el primer día de las jornadas, mencionan que fue sumamente enriquecedor el encuentro de los grupos de El Chaparral, Las Desatadas y el Taller de Mujeres de La Granja. “Fueron contando el ida y vuelta entre lo creativo y lo importante de los espacios de mujeres para olvidar los problemas, salir de la casa, para que sean un espacio de contención. Más allá de la especificidad de cada colectivo, fue interesante escuchar cómo valoran esos espacios hacia adentro de las grupalidades”, sostiene Lucrecia Paesani.
En el compartir colectivo está la verdadera riqueza. Hacer con otrxs, crear nuevos mundos es posible y necesario. Se vienen dos días más de ronda, palabra y convidados. Podés encontrar la grilla de actividades en la web del CePIA.
*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta / Imagen de portada: Fernando Bordón para La tinta.