Cuidate para disfrutar el verano
Que el sol en verano está (cada vez más) tremendo, no hay dudas. Compartimos algunos consejos para disfrutar este periodo de forma saludable. Pieles expuestas, tatuadas, deshidratadas y un sol que hace notar el calentamiento global, ¡tomen nota!
Por Redacción La tinta
Las altas temperaturas nos hablan de una situación que, año tras año, se vuelve más radical y se siente en el termostato, en nuestros cuerpos y también en los efectos directos sobre la piel (detractores del calentamiento global a abstenerse y a cuidarse también). Aunque no lo notemos, la piel es lo que nos protege de muchas situaciones que podrían ponernos en peligro. Recubre casi todo nuestro cuerpo, por lo que se lo considera el órgano principal y, en verano, durante la época de calor y con altas temperaturas, está sumamente expuesto.
Las radiaciones ultravioletas, provenientes del sol y de fuentes artificiales como camas solares, pueden provocar daños graves en los ojos, como cataratas y lesiones en la retina, quemaduras de la piel y envejecimiento prematuro con arrugas y manchas. También puede predisponer a diferentes tipos de cánceres cutáneos.
Muchas veces, escuchamos que solo las personas de piel clara deben ocuparse por la sobreexposición al sol. Las pieles más oscuras contienen más melanina protectora y la incidencia de cáncer de piel es menor. Sin embargo, estos cánceres a menudo se detectan en estadios más avanzados y peligrosos, por lo que es importante que todes tengamos ciertos cuidados.
Tampoco tenemos que señalar al sol como el “malo de la película”, sagrada fuente de calor que permite que se expanda la vida. Solamente se trata de tomar medidas para prevenir su efecto nocivo, de aprender a convivir con él. Algunas recomendaciones para tener en cuenta:
—Tratá de evitar exponerte directamente al sol en las horas más perjudiciales. Suele ser entre las 10 y las 16 horas, o cuando tu sombra proyectada al sol es igual o menor a tu altura. Ahí, tenés que aumentar los cuidados y protegerte incluso en días nublados.
—Usá protector solar de un factor no menor a 30. Colocalo de 15 a 20 minutos antes de la exposición al sol y renová su aplicación cada dos horas. Cuidá tu piel aun cuando está bronceada.
—Ponete sombrero o gorro, ropa de trama cerrada y clara, y anteojos que tengan protección a las radiaciones ultravioletas.
—Se recomienda realizar una consulta anual dermatológica para controlar la piel y los lunares, y para detectar, de manera precoz, lesiones que podrían ser cancerígenas.
—Al realizar actividad física, es preferible que sea en el horario de menos calor. Usá ropa holgada, liviana, de colores claros. Cubrite la cabeza con un gorro o un pañuelo. Llevá siempre una botella de agua para mantenerte hidratado. No esperes a tener sed. Tomá abundante agua antes, durante y después del ejercicio.
—Lo que ingerimos también puede ayudar, es bueno evitar las bebidas con cafeína, con alto contenido en azúcar y con alcohol. La temperatura de lo que bebemos debiera ser templada preferentemente y la comida, lo más liviana posible.
A personas embarazadas, mayores de 65 años y quienes padecen enfermedades crónicas, se les aconsejan extremar los cuidados. No es bueno que el sol les dé directo a bebés menores de 1 año y, desde los 6 meses, el protector solar sugerido es el factor 50 o más, renovándolo cada 2 horas y al salir del agua. También se recomienda amamantar con mayor frecuencia a quienes aún lo siguen haciendo.
¿Qué es el famoso golpe de calor?
Después de estar expuestes a altas temperaturas, el cuerpo tiene dificultades para regular su temperatura y reacciona generando agotamiento, malestar, piel enrojecida, transpiración excesiva, sed intensa, sequedad en la boca, calambres, dolores de cabeza, irritabilidad, fiebre, convulsiones, entre otras. Síntomas de lo que llamamos un golpe de calor.
Ante estas molestias, se recomienda permanecer en un lugar fresco y ventilado, si es posible, con aire acondicionado o ventilador, quitarse la ropa, mojarse con agua fresca, evitar los movimientos. Es ideal evitar los medicamentos que bajen la temperatura para que podamos escuchar cómo está reaccionando el cuerpo. Tampoco se recomienda friccionar la piel con nada que contenga alcohol, ya que puede causar una intoxicación.
Para la rehidratación, se sugiere realizar una solución casera con mezcla de una cucharadita de azúcar, dos pizcas de sal y una pizca de bicarbonato de sodio con unos 300 mililitros de agua. También se puede ingerir jugo de tomate y/o pepino para la reposición de minerales.
La aplicación de crema humectante puede contribuir en las zonas afectadas. Si los párpados están hinchados, colocá saquitos de té fríos. Envolvé hielo en una toalla o manta, y colocalo sobre las partes donde sientas más ardor, pero no pongas el hielo directo en la piel. Cuando te duches, hacelo con agua templada y evitá rascarte aunque sientas ardor o picazón.
Es importante estar alertas a los síntomas y, en caso de no ceder, es bueno consultar con algún servicio de salud.
Sol y tatuajes
Empezamos a vestirnos con menos ropa, nos vemos más la piel y, a quienes nos gustan las tintas, se nos ocurren mil diseños para adornar el cuerpo. El verano es un pésimo momento para esto. La mejor época para realizarse un tatuaje es otoño-invierno por los cuidados posteriores. Un tatuaje no deja de ser una herida superficial a la que se le ha incorporado tinta. De esta manera, los cuidados que se deben tener cuando es reciente son muy parecidos a los que se tienen con cualquier corte. Exponer una herida abierta al sol directo no es una buena idea, ya que el calor y el efecto de los rayos solares fuertes pueden favorecer a que no se cure bien e, incluso, facilita la aparición de una infección. Además, el sol puede afectar al resultado del diseño, modificando la composición de la tinta y haciendo que pierda pigmentación o que, encima, se expanda.
A pesar de que a la semana de realizarte el tatuaje notes una mejora considerable, las capas más profundas de la piel puede que aún no estén preparadas para recibir la exposición al sol y que tu cuerpo todavía necesite más tiempo para asentar bien la tinta. Es mejor no correr riesgos y esperar. Se recomienda que pasen unos 15 días, incluso, un mes, para exponer el tatuaje al sol, preferentemente, con protector solar factor 50 o más. Si no pasaron y vas a exponerte al sol, lo mejor es que lo tapes por completo con algún vendaje o tejido opaco que impida que le lleguen los rayos ni la luz del sol. Vas a tener que tener mucha disciplina con los cuidados para evitar que el calor y la humedad produzcan contraindicaciones.
Que no invada el miedo. Nos encantan las cosas hermosas del verano y la idea es que podamos disfrutar del calor y el sol. La clave está en poner atención y aprender a cuidarnos.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Diego Medina.