Movimiento Campesino de Córdoba: “Únicamente con feminismo hay soberanía alimentaria y reforma agraria”
Hace unos días, el Movimiento Campesino de Córdoba tuvo su Congreso Provincial, a “20 años de andar el camino de la lucha en defensa de la vida campesina y popular en nuestra provincia”. Feminismos, infancias libres presentes -y con protagonismo- y la importancia del derecho a la salud, entre otras urgencias. Reflexiones, planificación y una movilización que mostró, en Traslasierra, todo lo que “el otro campo” aporta para subsanar una coyuntura crítica y construir el buen vivir.
Por Soledad Sgarella para La tinta
La crisis ambiental y alimentaria mundial no es novedad, y, en la Córdoba de los agronegocios, de los incendios, de los desmontes y de los desalojos, -sabemos- está exacerbada por un gobierno local ecocida.
El contexto cordobés es descripto por el Movimiento Campesino local sin grises: “Nuestra provincia profundiza la crisis con políticas diferenciales para el campo rico y que produce para la exportación en el sur provincial. La pobreza crece en las periferias de nuestros pueblos y ciudades. Y creemos que las familias campesinas y trabajadoras en los pueblos somos parte de la solución si se nos reconoce como productores y se fortalecen nuestras unidades productivas y nuestras experiencias de distribución y comercialización de alimentos”.
El Movimiento Campesino de Córdoba cumplió 20 años y, el fin de semana del 12, 13 y 14 de este noviembre, estuvieron de encuentro en Villa Las Rosas. Traslasierra les encontró con tres días intensos de reflexión, planificación y trabajo, también junto a sectores de barrios populares del arco noroeste provincial.
Susana Rosales, de Serrezuela, cuenta a La tinta que el primer día fue de Asamblea de Mujeres y Disidencias: “Con más de 200 compañeras que estuvimos debatiendo, compartiendo, siguiendo, construyendo nuestro feminismo campesino, indígena y popular, y donde nos juntamos integrantes de las comunidades campesinas de distintas centrales con compañeras de los barrios populares, donde venimos trabajando ya hace tiempo. En la Asamblea, se reforzó la necesidad de seguir construyendo un feminismo desde el territorio, desde las bases, donde las mujeres podamos seguir defendiendo y construyendo la vida digna en el campo, conjuntamente con nuestros compañeros. Paralelamente, funcionó el ‘Congresito’ con más de 50 infantes, porque también creemos que es necesario construir y trabajar los vínculos desde las infancias y construir otra forma de pensar y ver la vida que hoy nos atraviesa”. Al día siguiente, se sumó a los compañeros varones y fueron más de 300 personas; y, el lunes, el encuentro terminó con una movilización en Villa Dolores.
Después del Congreso, se publicó un documento que sintetiza las urgencias y necesidad de políticas públicas integrales, pero dirigidas al sector de la agricultura familiar campesina indígena y “que tienda a transformar las desigualdades estructurales que existen en nuestra provincia entre el campo de la agricultura industrial y nuestro campo diverso que alimenta”.
Políticas que permitan el acceso a la tierra para la producción de alimentos y la vivienda en zonas rurales y áreas periurbanas, un ordenamiento territorial que asegure la posesión ancestral, los diferentes usos de la tierra y que se controle el avance desmedido del agronegocio y el negocio inmobiliario, el pago de los subsidios de la Ley de Bosques correspondientes al año 2021, la implementación de un ReNaBaP rural y el acceso a créditos, y la reincorporación del Monotributo Social Agropecuario son solo algunas de esas necesidades.
Sofía Sánchez es del equipo de feminismo. Oriunda de Cruz del Eje, focalizó en que ha sido y es una necesidad básica poder juntarse y seguir discutiendo: “Principalmente, sobre un programa agrario de integración popular feminista, sobre las políticas públicas para nuestro sector, políticas en términos de educación, de feminismo, ambientales. Y de salud, porque hay compañeros que están bancando dentro del territorio, dentro del campo, dentro de la ciudad, sin recursos económicos. Así que, para nosotros, es importante visibilizar estas conclusiones del encuentro y seguir tejiendo redes”.
Dentro del comunicado, la salud tuvo su apartado, acentuando que las políticas instrumentadas para las comunidades campesinas no son suficientes y que es fundamental que se reconozca la importancia del rol de quienes son promotores de salud, y que ese reconocimiento sea también económico, ya que, hasta ahora, es un trabajo ad honorem.
Además, en el documento, se pidió también que las políticas públicas para mujeres y diversidades sexuales que ya existen lleguen a los territorios campesinos. “La ley del aborto y el cupo laboral trans, al campo y a los pueblos, no llegan. Necesitamos que las políticas de prevención y la atención integral a personas en situación de violencia se adecuen a la realidad de la ruralidad, reconociendo el rol de lxs promotores territoriales de género”, versa en el comunicado.
Susana expresó la importancia de la mística, de la emoción y de la alegría, pero hace especial hincapié en que “la fuerza de pensar y planificar un horizonte donde campesinos-indígenas y familias de las clases populares sigamos construyendo organización. Sabemos que estamos frente a una crisis alimentaria que nos afecta a todos y que tenemos un rol fundamental en la propuesta de construir otra forma de relación con la naturaleza, con la tierra. Producimos alimentos sanos y ese alimento puede estar llegando hoy a los pueblos con un precio justo. Pero sabemos que eso no lo podemos hacer solos y que hay que fortalecer fuertemente el vínculo con otras organizaciones, con los sindicatos, con los partidos políticos y el Estado también tiene que jugar un rol importante en eso, apoyando con políticas que favorezcan al sector campesino”.
Desde el Movimiento, saben que nada de esto puede ser en soledad y aislamiento, y el documento concluye con la claridad de quienes han transitado y construido lo colectivo, profundizando las alianzas con otras organizaciones que les hermanan en la lucha. “Reafirmamos nuestra pertenencia al Movimiento Nacional Campesino Indígena Somos Tierra (MNCI ST) y, además, reconocemos en la Mesa Agroalimentaria Argentina una construcción necesaria para fortalecer el campo que alimenta. Porque creemos que, únicamente con feminismo, hay soberanía alimentaria y reforma agraria. ¡Somos Tierra, para alimentar a los pueblos!”, concluyeron.
*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: Movimiento Campesino de Córdoba.