El día que la Policía de Córdoba entró a la Facultad de Arquitectura, reprimió y detuvo a más de 700 estudiantes
En agosto de 1972, durante una asamblea de estudiantes en la UNC, ingresaron policías armados. Conversamos con Daniel Olartecoechea, abogado y presidente de la Asociación de Ex Presos Políticos de Río Cuarto, que ese día quedó detenido. Cuáles fueron las formas que tomó la represión posterior a los fusilamientos de Trelew en diferentes puntos del país.
Por Esteban Viú para La tinta
El historiador Esteban Pontoriero dijo, hace pocos días, que “así como la Masacre de Trelew se conectó con una historia de la represión y la violencia masiva estatal anterior, también proyectó hacia el futuro algunas novedades que tomarían forma plenamente durante los años 70 en el marco del terrorismo de Estado”. El investigador hace referencia a que la Masacre de Trelew puede pensarse como una acción abiertamente criminal en el marco de la llamada «represión legal de la subversión». La represión legal estuvo articulada con la ilegal. Y eso determinó muchas de las características que adoptaría la última dictadura militar en Argentina (1976-1983).
Entre esas cosas que proyectaron a futuro los fusilamientos de Trelew, en esos desprendimientos de nuevos destinos, aparece la historia de la asamblea de 700 estudiantes en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (FAUD) de la Universidad Nacional de Córdoba que fueron detenidxs. Y, si hacemos un poco de zoom dentro de esa historia, aparece el testimonio de Daniel Olartecoechea que por esa detención quedó en el registro de “extremistas” de Onganía, lo que le valdría una detención más en 1974, pero, esa vez, trasladado al D2 en donde pasaría casi un mes.
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Ese mismo 22 de agosto de 1972, una vez conocida la noticia de lo que sucedió en Trelew, se organizó una asamblea de estudiantes en la FAUD para discutir las medidas a tomar por los fusilamientos en el sur. “Fue una asamblea bastante desorganizada porque fue autoconvocada ese mismo día. Algunos proponían salir a la calle, otros decían que había que tomar la facultad de forma indefinida. Se discutían varias opciones en ese momento, éramos 700”, dice Daniel, que es abogado y presidente de la Asociación de Ex Presos Políticos de Río Cuarto.
Cerca de las 18:00, desde el piso superior de la FAUD, un grupo de estudiantes, entre los que estaba Daniel, ve ingresar dos filas de policías de la provincia de Córdoba armados. Entraron a los gritos, ordenando que cada uno se quedara en su lugar y reprimiendo a cualquiera que quisiera interponerse. “Un abogado quiso entrar a ayudarnos, exigiendo que le mostraran la orden judicial. Lo sacaron a patadas literalmente. También le pegaron a un chico que tenía problemas respiratorios y había entrado en crisis”, relata el abogado, que por esos años daba sus primeros pasos como estudiante de derecho.
La policía les ordenó formarse para desalojar el lugar. En el pasillo largo que tiene la facultad como entrada, los uniformados formaron dos filas por las que caminaban estudiantes que eran detenidxs y trasladadxs en camiones. “Cuando caminamos por esa hilera que formaron, nos llenaron de patadas, gallos, insultos. Me retumbaba todo, no entendía por qué la policía actuaba así. Esa no era la dictadura del 76 y, de alguna manera, todavía se respetaban algunas cosas como la intervención de fuerzas y juzgados federales en cuestiones vinculadas a universidades nacionales”, cuenta Daniel.
Las mujeres fueron trasladadas a la Comisaría 14° y los hombres al Cabildo, que en ese momento funcionaba como la Jefatura Superior de la Policía. Ahí estuvieron 3 días, les armaron un prontuario a cada uno, les sacaron una foto y les tomaron las huellas dactilares. “Esa información que nos tomaban conformaba el Registro de Extremistas, que desde 1966 armó la dictadura de Onganía. Ahí apuntaban cada una de las entradas que teníamos en la policía, yo tengo la entrada el 22 de agosto de 1972. El mismo día de Trelew”, agrega.
El presidente de los Ex Presos Políticos de Río Cuarto tiene, por estos días, mucho trabajo. Representa al Municipio de Río Cuarto como querellante de la Causa Gutiérrez, que nuclea los delitos que se cometieron durante la última dictadura militar en Río Cuarto y el sur de la provincia. Y también pretende cruzar los datos de lxs 700 estudiantes que fueron detenidxs ese 22 de agosto del 72, que aparecen en el Registro de Extremistas, con los datos de lxs estudiantes de la UNC desaparecidxs en la última dictadura militar. “La mayoría éramos alumnos los que estábamos en la asamblea y sería importante saber cuántos de esos posteriormente fueron desaparecidos. Porque esas listas las guardaron para usarlas en algún momento”, comenta el vasco Olartecoechea. Lo que dice es una férrea convicción porque guarda íntima relación con su vida personal.
Después del copamiento del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) a una fábrica militar en Villa María (el 10 de agosto de 1974), él es apresado en la Unidad Regional N° 9 (UR9) de Río Cuarto. El fundamento de su detención era una lista de nombres que había sido publicada en un diario provincial en donde figuraba como uno de los responsables del copamiento a la fábrica militar. Entre los supuestos autores de la logística de la operación, aparecía un tal “David Olartecoechea”. “Pienso que de ahí se relaciona mi nombre con lo que pasó en Villa María, los tipos tiraron nombres que tenían en el archivo. Y por algún error, apareció David en lugar de Daniel, porque en la provincia somos los únicos con ese apellido”, sentencia.
Fue trasladado a la D2 casi todo el mes de diciembre del 74. Estuvo vendado y esposado en un patio de 25 m2, junto a otras personas que eran torturadas todas las noches. “Fue una situación espantosa, salí muy mal de ahí adentro. Incluso no me acuerdo los nombres de los tipos que estaban al lado mío, con los que hablaba más seguido”, afirma.
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“Trelew me cambió para siempre, con una fuerte indignación. Para muchos, ese fue el momento en el que pasaron a la lucha armada, fue un quiebre. Nos cagaron a tiros y quedaron tres sobrevivientes que hablaron y denunciaron todo”, remata al final. Termina la entrevista y Daniel se prepara para una charla que tendrá dentro de unas horas en donde hablará de Ernesto Silber, uno de los asesinados por la dictadura del 76-83 en Río Cuarto. Él es uno de lxs tantxs que todos los días trabajan y viven para que, en Córdoba en particular y en el país en general, la consigna Memoria, Verdad y Justicia no claudique.
*Por Esteban Viú para La tinta / Imagen de portada: A/D.