Noelia Benedetto y el oficio de instagramear la sexualidad
Hay una banda de especialistas hablando sobre sexo y sexualidades en redes sociales: info, tips, posiciones, categorías, cómo usar juguetes, qué onda las formas del deseo sexual y afectivo. Consultas van y vienen en el scrolleo temático. ¿Da todo lo mismo respecto a la data que circula? ¿Es una forma de educación sexual? ¿La gente quiere coger mejor porque todo se trata de coger? ¿Es menos incómodo hablar de sexo en la actualidad? Bueno, todo esto y más le pregunté a la sexóloga Noelia Benedetto, que, desde el feminismo prosexo, democratiza estos saberes -históricamente tabúes- vía Instagram y en la radio.
Por Verónika Ferrucci para La tinta
Cómo tener un buen orgasmo, qué posiciones son mejores, ¿el tamaño del pene importa? Qué tipos de vínculos tenemos en este mundo de las miles de formas, qué tipo de deseo sexual tengo, qué lo define y en qué categoría entra. ¿Hay nombre para lo que me pasa? No me animo a hablar del tema, creo que tengo alguna disfunción. No acabo, no me caliento fácil, tengo fetiche y no me animo a cumplirlo… Así, una larga lista de inquietudes. Proliferaron las cuentas que hablan sobre sexo y sexualidad, las hay para todos los gustos y lo cierto es que es un contenido súper consumido. ¿Son acaso estas cuentas nuestra ESI? Aquí viene una charla con la protagonista de una de esas cuentas, en la cual, desde la salud sexual y mental, y con una perspectiva de género prosexo, nos tira algunas sogas para naufragar estas épocas progres y ante la total confusión.
Noelia Benedetto es licenciada en Psicología, sexóloga clínica especialista en Salud Mental y terapista de pareja. Fundó, en 2021, junto a la Lic. Silvia Aguirre, la primera cátedra de habla hispana de terapia sexual con perspectiva de género en la Facultad de Psicología de la UNC. En 2018, empezó en las redes con una propuesta de comunicación pública y popular de contenidos sobre sexo y sexualidad. “Al principio, no fue fácil pensar este tipo de divulgación; como profesionales de salud, existen ciertos pruritos o es penalizado por colegas porque puede caerse en el juicio de que no contemplás las singularidades, y le temía mucho a eso. Para mí, la sexualidad es un tema serio, no erotizo mi rol para comunicar -que es el lugar donde nos ponen a las socializadas mujeres al divulgar-”, detalla la especialista.
Su posición ha sido clara desde que comenzó con este proyecto, los contenidos son desde una perspectiva de género desde el feminismo prosexo. “Lo que me importa es poder ser críticxs con la info; una cosa es informar y otra muy distinta es plantear lo que tiene que funcionar para todes, todo es una posibilidad, pero no necesariamente tenemos que responder ante eso. Apunto al agenciamiento de las personas, despatologizar las trayectorias vitales y sexuales, porque por fuera de lo políticamente correcto, marcado por la matriz heteronormativa, está lo que la persona quiere hacer de sus deseos, fantasías, inquietudes, posibilidades. Y ahí es donde intento acompañar”.
Además de su cuenta de Instagram, la sexóloga cordobesa tiene el podcast Sexofilia, donde aborda temas de actualidad en relación a los géneros, las sexualidades, el placer y los vínculos -que ahorita le decimos- sexoafectivos. “Esta propuesta condensa las columnas radiales que realicé en diversos medios, producciones propias, un programa de Radio Bicicleta donde hago la producción y conducción junto a Emma Song y Silvia Aguirre. El timón lo tiene la oyencia, son quienes llevan los temas a la radio y desarrollo en función de eso. Temas clásicos, clichés, más reflexivos, pero que sean una necesidad de quienes me escuchan”, explica. Y yo le digo que podría hacerle mil preguntas, pero también sé que en su cuenta de Instagram hay muchísimos posteos para indagar en las mil cositas que se nos ocurran sobre nuestras sexualidades, goce o ingoce. Pero, ¿por qué, en este último tiempo, aumentó la circulación y el consumo de contenidos vinculados con el sexo y sus vivencias?
Real, tenemos una carencia de base de educación sexual, más aún, integral y orientada al placer, y no es solo de nuestra generación. En la actualidad, sucede que, aun con la Ley Nacional de Educación Sexual Integral (ESI), muchas veces los abordajes son reducidos a enfoques biologicistas, de prevención y, en el peor de los casos, de pánico moral. Educación sexual hemos tenido, explícitamente o no, con silencio o por no encontrar las respuestas que necesitábamos. Para la sexóloga, “muy pocas personas han pasado por espacios donde se les haya hablado de autoerotismos, dificultades sexuales, vivencias orgásmicas, placer y goce. Y se vuelven contenidos inaccesibles, es difícil encontrarlos desde una posición que no te baje línea a la hipersexualidad. Rápidamente aparece la imposición o los mandatos para ponerte en falta”.
Durante la pandemia, las cuentas sobre sexo tuvieron un boom y, en un punto, eso tuvo un efecto positivo para poner en el debate público temas que, anteriormente, no eran de la agenda pública. Durante los primeros meses de la pandemia, en Argentina, la ministra de Salud, Carla Vizzoti, recomendó el sexo virtual, el sexting y habló sobre desinfectar los juguetes sexuales. En Estados Unidos, los funcionarios de algunos estados recomendaron la masturbación, con el lema: «Eres tu pareja sexual más segura». Para ella, “esto abrió un portal para hablar de deseo sexual y de opciones en un contexto de aislamiento. La autoestimulación salió de la zona de tabú -ese término molesto, que nos lleva a lo prohibido, lo que no se puede pronunciar- y, de repente, apareció en cadena nacional”.
Cada semana lucha contra el banneo de su cuenta porque Instagram se pone la gorra, ya se sabe que le jode el sexo que es para el disfrute, el placer y el agenciamiento. “Hay gente que no sigue la cuenta, lo veo porque una cosa es la cantidad de seguidores y otra es el alcance, sucede que hay gente a la que aún le da vergüenza que vean que sigue este tipo de cuentas, pero es importante que les llegue la info. Contra la idea de que el rey de todos los males es el porno, puede ser un potenciador o donde encontrar info para que cada quien pueda agenciar, porque hay otros tipos de porno, como el ético o posporno. El tema es cómo tener elementos para abordar dificultades, pero no de disfunción, como una máquina capitalista que tiene que funcionar de determinada manera, que es la marca del guion heterosexual normativo del porno mainstream”, explica con mucha claridad la sexóloga.
¿Ustedes cogen?
Nadie puede negar que estamos surfeando una época donde se buscan tips, recetas, fórmulas psicomágicas, efectivas, productivistas y exitistas. “Lo importante es que la gente desarme el guion tradicional. No quiero el ‘ars amandi’, concepto que tiene que ver con la idea de una caja de herramientas de las artes amatorias y eróticas de las personas, sino cuestionar la tradición coitocentrista, donde el eje del sexo es la penetración. Desde mi perspectiva, eso implica desgenitalizar y correr el eje del coito y los genitales, y no es negar su participación, sino pensar la experiencia sexual como algo sensorial integral. Todos los mal llamados trastornos son patologizantes y han normado nuestras relaciones sexuales, y no es condición sine qua non la erección y la penetración.
El progremómetro está a la orden del día y en el medio: ¿cómo nos afectamos con los cuerpos y el deseo? Para ella, “el buen y mal sexo, cómo ser buenas amantes, si pasa por una técnica, ciertas destrezas, tiene una base en la comunicación y eso nos lleva al plano afectivo. Las relaciones sexuales siempre son afectivas, porque vincularnos nos afecta, cortito y al pie. De ahí que nos afecte el amor, la ternura, la alegría, la tristeza, angustia, es otra cosa”.
Cada día aparece una categoría nueva que define alguna práctica sexual, vincular, afectiva. La reina de la temporada fue el ghosteo, larguísimos debates al respecto. Yo dudo sobre estas nominaciones y entonces aprovecho para charlarlo con la especialista. ¿Será que hay una trampa en todas las nuevas terminologías para definirnos en las prácticas, usos y disfrutes de la sexualidad?
“Ya sabemos que lo sexual es político; el terreno más grande de las consultas son conversaciones incómodas que nadie quiere tener y que muchas están vinculadas a las indiferencias tecnológicas, las nuevas formas de cortejo; el titular marco es el ghosteo. Estos anglicismos surgen porque lo que no se nombra, no existe. La categorización es funcional cuando no pensamos desde una corrección política y moral de lo que hacen las personas o cómo actúan. Yo creo que es un resultado esperable, con el déficit de educación afectiva que tenemos y la falta de circulación de la palabra, es estar jugando al truco constante -si te muestro o no las cartas- y es realmente agotador. Muchas veces algunas de estas dinámicas rozan con comportamientos violentos, otros no son privativos de un género y mayoritariamente son salidas cuando no hay palabra. Por esto y por mucho más, para vivir una sexualidad libre, necesitamos tener conversaciones incómodas”.
Hace unos meses, el Twitter estuvo prendido con el hilo sobre si desayuno sí o no con le chongue. “Te bancás el maltrato diario en el laburo, en la familia, donde sea y no podemos bancarnos decirnos: ́’Che, me gustas’, ‘Quiero desayunar con vos’. Decir algo así se vuelve vinculante, nos pone en un lugar de tener que hacerse cargo y responder con ‘responsabilidad afectiva’. Y me detengo en ese término, que tanto se usa y que da a una aseguradora, entramos en un tema cuasi legal, totalmente correctivo de lo político y moral. Y entonces, vienen los dramas de si una persona no responde a lo que yo le planteo, entonces es una irresponsable afectiva. Creo que necesitamos intentar pensar desde otras posiciones, prefiero hablar de una ética afectiva: evaluar las posiciones para que mis decisiones tengan que ver con el bienestar de la mayor cantidad de gente involucrada. El cortejo actual trae muchas inseguridades, malestares e incertidumbre, se corrió el libreto tradicional de las relaciones y, por lo tanto, pueden modificarse los fines del mismo, pero normativamente estábamos ahí. En otro momento, hacíamos una apertura de lo afectivo a lo sexual y ahora de lo sexual vamos a lo afectivo. Necesitamos volver a la palabra, ponerla ahí donde aparece el vacío sobre cómo hablar acerca de nuestras emociones, de lo que nos interpela, nos gusta o deseamos”.
No agarremos gato por liebre, no cambiemos de mandatos, bajemos el dedo acusador, la constante evaluación de las conductas, las cancelaciones, las comparaciones con los nuevos estándares progres y libres, ninguna revolución sexual será en silencio y moral. Nos deseo suerte y vayan a leer a la sexóloga made in Cordobita.
*Por Verónika Ferrucci para La tinta / Imagen de portada: meme.