Mujeres que son calle
¿Sabías que solamente el 7% de las calles de nuestra ciudad tienen el nombre de una mujer? Un mapeo que realizó el equipo de jóvenes arquitectas, comunicadoras, sociólogas, politólogas, historiadoras y psicólogas que conforman la Asociación Civil JUNTAS confirmó algo que sabíamos hace tiempo. La desigualdad de género también se traduce en la escasa presencia femenina en el urbanismo y la vida de las ciudades. En esta nota, conocemos más data.
Por Redacción La tinta
Las ciudades nunca han sido pensadas para nosotres, ya se sabe. “Creemos que las ciudades se encuentran atravesadas por distintas desigualdades que producen jerarquías y diferencias que condicionan el modo en que ocupamos las calles, transitamos nuestros barrios y nos desarrollamos como personas. La desigualdad simbólica en la nomenclatura de las calles es un reflejo del escaso lugar que, como sociedad, dimos a las mujeres a lo largo de nuestra historia y se relaciona con otras desigualdades de género. La vida en los espacios urbanos no es igual para todxs, no es lo mismo habitar la ciudad para una mujer migrante que para unx estudiante universitaria de clase media. El diseño que adoptan las ciudades, los barrios, las plazas, los mercados, el servicio del transporte público, las instituciones públicas es parte de un modo de concebir la vida, las personas, el espacio común y es resultante de intereses económicos, políticos, culturales”, dicen desde la Asociación Civil JUNTAS por el Derecho a la Ciudad en diálogo con La tinta.
Organizadxs frente a un contexto social que mantiene a las mujeres y personas LGBTTTQ+ al margen de la distribución de recursos económicos, del suelo y la vivienda, de los espacios de producción y de la proyección en las ciudades, en junio de 2020, participaron para incluir la ciudad de Córdoba a “Las calles de las mujeres”, un proyecto colaborativo de la agrupación internacional GeoChicas OSM que mapea ciudades de todo el mundo con el objetivo de visibilizar la escasa presencia femenina en las denominaciones de los espacios urbanos y poner en evidencia la desigualdad de género.
—¿Quiénes son JUNTAS y qué incidencia buscan tener con el trabajo que desarrollan en la ciudad de Córdoba?
—Somos una Asociación Civil integrada por profesionales de diferentes disciplinas que abordamos el urbanismo con perspectiva de género, desde el derecho a la ciudad, a través de la investigación y la acción, para construir una ciudad más justa e inclusiva. Con accesibilidad, que fomente el encuentro y el disfrute del espacio público para mujeres, travestis, trans, lesbianas, no binaries, las diversidades funcionales, vejeces y niñeces como sujetos políticos. Queremos hacer uso de nuestro derecho a la ciudad para que el diseño de nuestros barrios, plazas, servicios urbanos como el transporte público contemplen nuestras necesidades, experiencias, modos de habitar y diferencias de género, sociales, corporales, etarias, raciales.
Las ciudades fueron pensadas para el desarrollo de actividades productivas o económicas llevadas a cabo por varones cis género. En cambio, las feminidades fueron asignadas al ámbito de lo doméstico, a las actividades de cuidado no remuneradas dentro del espacio privado de la vivienda, desvalorizadas por considerarlas improductivas. Promovemos desmontar estas ideas que separan, discriminan, invisibilizan tareas, experiencias y excluyen de espacios y bienes comunes.
Con la irrupción de los feminismos en el último tiempo y la persistencia de desigualdades sociales, nos vimos interpeladas a formar parte de la lucha desde nuestras motivaciones y lugares. Quienes integramos esta organización compartimos trayectorias en el activismo, somos jóvenes, mujeres e identidades y sexualidades disidentes que, en 2018, decidimos encauzar nuestras experiencias individuales en un proyecto y espacio colectivo -que hoy es Asociación Civil sin fines de lucro- para promover acciones concretas desde y para el derecho a la ciudad de mujeres, travestis, trans, lesbianas, no binaries, vejeces y niñeces.
—¿Qué tipo de propuestas surgen a partir de “Las calles de las mujeres»?
—De 2.256 calles nomencladas con nombres de personas, solo 160 son nombradas con mujeres; el 93% de las calles con nombres de persona reconocen a hombres y solo el 7% a mujeres relevantes en la historia local, nacional e internacional. Problemática compartida con el resto de las ciudades latinoamericanas en particular y del mundo en general.
“La Ciudad de las Mujeres” es un proyecto que recupera la historia de mujeres de nuestra ciudad que han hecho y hacen algo por ella, sacamos a la luz sus historias, mostramos que existen y quiénes son o fueron. Concretamente, es una profunda tarea de investigación que se plasma en tres productos: Podcast -disponibles en Spotify y YouTube-, en los que nucleamos a mujeres y disidencias en seis ejes: Curiosas (vinculadas a la educación) / Organizadas (vinculadas a organizaciones políticas/sociales y luchas colectivas) / Fundadoras (vinculadas al periodo colonial) / Inquietas (vinculadas al deporte) / Productoras (vinculadas al trabajo) / Alquimistas (vinculadas a las artes). En un mapa web interactivo, lxs geolocalizamos en un punto geográfico de la ciudad que consideramos que se vincula con su historia -y desde donde se accede a un breve relato de cada unx (escrito y audio)-, a los seis podcast y a sugerencias de recorridos turísticos. Y en seis puntos de nuestra ciudad, pusimos cartelería con información y códigos QR, vinculada a cada uno de los ejes mencionados.
—¿Qué transformaciones puede implicar un cambio en los nombres de las calles, más allá de visibilizar los resultados? ¿Qué desafíos ven hacia delante para pensar las ciudades desde una perspectiva feminista, más allá de los nombres de las calles?
—Entendemos nuestro trabajo como parte de un entramado mayor de cooperación y diálogo con otros proyectos que tienen el mismo objetivo: construir ciudades libres de violencias en donde las mujeres y personas LGBT+ seamos protagonistas de la vida en las ciudades. En Argentina, otras ciudades están en este camino -como Rosario o algunas experiencias de organizaciones en Buenos Aires-, reconstruyendo las ciudades desde una perspectiva feminista. En ese sentido, los desafíos son múltiples, pero es importante destacar que muchas propuestas ya son parte de la agenda de Estados y de organizaciones sociales. Queda mucho por hacer en la planificación y diseño de políticas públicas para que tengan en cuenta los trabajos de cuidados y comunitarios, el impulso de acciones para la seguridad urbana, la concreción de proyectos para evitar situaciones de riesgo para las personas que transitan día a día las veredas.
Queremos ser protagonistas en la construcción de una ciudad más justa e inclusiva, y cada uno de nuestros proyectos en los que estamos trabajando -“Paradas Seguras”, “Proyecto Obrador”, “Caminatas Libres”, “La Ciudad de las Mujeres”- da cuenta de eso.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: JUNTAS.