Con Messi y el envase chico, la yerba mate busca mantener adeptos en Argentina y el mundo
Por Guido Raza para Revista InterNos
La yerba mate, cultivo emblemático del litoral nacional, atraviesa años de cambio desde el comienzo de la pandemia. En 2020, con el aislamiento obligatorio y las nuevas modalidades de trabajo desde el hogar, las formas de tomar esta infusión se transformaron. Creció el consumo individual y, si bien sigue estando en los momentos compartidos, cada quien lo hace con su mate en mano.
Estas transformaciones significaron un aumento en el consumo de yerba mate, cuyo mercado creció por encima del promedio histórico. Sin embargo, el panorama productivo fue menos alentador, especialmente desde comienzos de este año.
El verano del 2022 trajo importantes sequías en las provincias yerbateras de Argentina. Misiones y Corrientes registraron precipitaciones menores al promedio, afectando la producción de esta materia prima. En esta última provincia, la situación se complejizó aún más: a la falta de lluvias, se sumaron los incendios, que quemaron el 10% de la superficie.
Tras un verano seco y caliente, las zonas productivas de yerba se recuperaron de manera desigual. En Misiones y el sur de Corrientes, las lluvias del final del verano permitieron rebrotar muchos cultivos, que hasta hoy siguen recuperándose. En cambio, en el norte correntino, la cosa fue diferente.
En ese escenario, tanto el mercado interno como el externo se comportaron de maneras distintas. Veamos.
Mercado interno: el consumo crece de la mano del “envase chico”
En Argentina, el consumo promedio ronda los seis kilos per cápita al año. Los empresarios dicen que se trata de un mercado inelástico, es decir, que no acostumbra a grandes modificaciones en el consumo.
Pese a los aumentos de precio, en el primer trimestre del año, creció el volumen de yerba mate consumida. El Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) informó que en marzo se compraron 26.538.652 kilos, alcanzando los 67.962.109 kilos en los primeros tres meses del año. Esto representa un incremento de casi un millón de kilos respecto al trimestre pasado, cuando se consumieron 66.965.051 kilos de yerba.
Sin embargo, la pérdida de poder adquisitivo de los argentinos generó un vuelco hacia el “envase chico”, una tendencia que se mantiene desde hace algunos años. El alto costo del paquete de yerba influye en la decisión de compra: los consumidores compran más paquetes de medio kilo, mientras el paquete de kilo pierde cuota de mercado.
En marzo pasado, el paquete de medio kilo representó el 57,57% de las salidas de los molinos al mercado interno. Por su parte, el paquete de kilo se quedó con el 36,72% de las salidas de los molinos a las góndolas argentinas. Otras presentaciones habituales en las góndolas, como el paquete de dos kilos y el de un cuarto de kilo, representaron el 1,24% y 0,86% respectivamente.
Mercado externo: con un guiño a las personalidades y la nostalgia del expatriado
Históricamente, el fuerte del negocio era la exportación a granel, que, sin embargo, decayó en los primeros meses del 2022. Por eso, este año, el foco para las empresas argentinas será la comercialización de yerba fraccionada en paquete, que, estiman, crecerá un 20%.
Pese al intento de colocarla en mayor cantidad de mercados internacionales, sigue siendo un producto muy autóctono. INYM reportó que, en 2021, se exportaron 35,5 millones de kilos, un 17% menos que en 2020.
Por ahora, en el exterior, tiene mejor aceptación la yerba saborizada, más “gentil” con el paladar de los clientes globales. Gustavo Redondo, gerente comercial de CBSé, dijo a El Cronista que Guaraná y Jengibre son los sabores más buscados.
No obstante, la caída productiva preocupa a exportadores, que dicen no poder suplir la demanda internacional. Temen que los mercados internacionales se vuelquen hacia Brasil o Paraguay, que sufrieron las sequías en menor medida.
*Por Guido Raza para Revista InterNos / Imagen de portada: Revista InterNos.