Ex-libris, una invitación a leer con sello propio
Nico Lepka, conocido ilustrador cordobés, trabaja desde comienzo de este año en un nuevo proyecto que busca recomendar lecturas con sello propio. Con la impronta a la que nos tiene acostumbradxs, crea más de 50 ex-libris sobre literatura variada y para todxs.
Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta
Los mejores libros que leí me los recomendaron, fueron prestados, también sacados sin permiso.
Me gusta recomendar libros a la gente que quiero, me gusta que me recomienden qué leer. Hay una amiga psicoanalista que me recomienda libros a propósito, tengo una analista que me recomienda libros a propósito.
Tengo libros, muchos libros. Me gusta rayarlos, llenarlos de notas. Me gusta recibir libros así, leer la lectura de otrx, pasar mi lectura a otrx. Dejar huellas en cada página, los nudos que se atan y desatan en mi garganta. Tengo muchos libros. Los que más me gustan son los que compro porque sí, por lindos, por perfumados, por sutiles; libros ilustrados, de fotos, álbumes.
Cada libro que leo se queda con mi sello, cada uno que recibo trae impreso el de quien lo leyó antes.
Nico Lepka, incansable ilustrador cordobés, dibuja tanto como lee. Conocí sus “Cosas sueltas” hace unos cuantos años y me cautivó: imágenes y palabras se unen en forma de poesía para, todas las veces, calar profundo en quien mira.
Desde 2011, trabaja a través del dibujo analógico y digital plasmando ideas en compilados de ilustraciones, poesía dibujada, historias de terror mudas en viñetas, historietas en formato revista, dibujo interactivo, novela gráfica, tapas de discos, libros, publicaciones en antologías y revistas. También ha sido parte de exposiciones en centros culturales, museos y muestras interactivas.
En enero de este año, comenzó con Ex-libris, un proyecto que parte del diálogo con un libro. “A partir de este diálogo, se realiza la representación, no como homenaje ni una figuración de los personajes de la obra, sino como un elemento aparte con detalles sobre la sensación que me deja toda la obra. Cada ilustración busca generar una nueva emoción del momento en que se dicen esas palabras, sin los personajes característicos o tal como están relatados”, explica Lepka en comunicación con La tinta.
Ex-libris como invitación. Un sello propio
Exlibris: marca de propiedad, etiqueta o sello. Estampa pegada en el reverso de la tapa de un libro. Generalmente, se hacían con técnicas de grabado y las imágenes aludían al lugar de procedencia del dueño del libro.
“Siempre me gustó mucho leer, es algo que diariamente hago, en todo tipo de formato, sea libros físicos o digitales en narrativas, poesía, cuentos, algo de ensayos. Tiendo a leer cualquier cosa que consigo o me recomiendan, soy bastante adicto a leer, consciente de eso y a gusto. Antes, tenía la idea fija de terminar sí o sí lo que leía, hacía lo mismo con películas, pero ya no; si el libro me aburre en alguna parte, lo dejo ir a tiempo. Hay mucho para conocer, prefiero encontrarme con algo nuevo a quedarme a terminar sí o sí un libro por capricho de terminarlo”, cuenta y agrega que hace un tiempo venía pensando en una forma de recomendar libros, desde el contenido del libro, sin que esto signifique representarlo o ilustrar sus personajes, sino hacer una interpretación en general del libro. Así nace este proyecto.
Nico Lepka busca invitar a la lectura. Sus Ex-libris funcionan como sellos de recomendación. Comparte su sello sobre un texto, invita a leer a partir de la experiencia propia de lectura y un diálogo del mismo. Elige obras de distintos autores y géneros, ya sea por gusto personal, por recomendación o al azar, y toma un diálogo, tal como sale en la obra: “Un juego de escuchar esas palabras en el aire y, a partir de ahí, darle personajes y contexto, donde sí se establecen detalles de referencia a la obra o su mensaje”, dice el autor.
Dibujar como un diálogo
El ilustrador explica que este juego que propone se completa con quien lo lee, genera un diálogo con el otrx que mira y descubre cada exlibris, abre un camino posible y singular para conocer el libro que propone. Contrasta esta manera de hacer con el proceso de Cosas Sueltas, en el que el diálogo era con él mismo. “Cada ilustración la armaba según lo que quería representar de lo que quería decirme, el espectador veía hasta ahí nomás, a menos que hablen conmigo, así la representación o idea que ven es completamente suya; En Ex-libris, se suma el libro, podés interesarte y querer explorar, leer el libro recomendado. El camino se abre para otro lado”.
Dibujar para… ¿Dibujar para qué?
Dibujamos para contarnos el mundo. Y si es que, a estas alturas del mundo, el arte sirve para algo, será que es para eso. A través de las artes, quedan retratados pedacitos del mundo, procesos, sucesos, historias pequeñas e inmensas. ¿Lo indecible? Sí, lo indecible también.
Para Lepka, el dibujo es una expresión y también es compartir: “Tendemos mucho a expresar, lo hacemos constantemente, desde nuestras emociones, sentimientos, miedos, anhelos, sueños, nuestro trabajo, cocinando. Todas son expresiones, partes nuestras que se pueden compartir con los demás abiertamente, con alguien cercano o con uno mismo. Compartirse es muy importante, vamos a vivir siempre con uno mismo, mejor ir compartiendo un poco, ¿no?”. Piensa en el dibujo como un canal para estar con otrxs y agrega que “es el medio donde me siento cómodo y, al mismo tiempo, es un desafío, leerse, escucharse para interpretarse, abrirse y dejarse ver”.
Como todo camino, no fue fácil. Dice que cuando comenzó Cosas Sueltas, no se imaginaba lo que iba a pasar: “No pensé en libros ni en editar, ni en ferias ni en proyectos, redes o historietas. No, solo quería ilustrar lo que pensaba. De ahí, todo empezó a darse y moverse. Tengo una gran constancia en lo que hago, porque lo disfruto y lo volví mi trabajo, disfrutándolo”.
“Sigo creyendo en lo que hago y, para quienes hacen algo, cualquier cosa, esa sensación no se puede describir, pero está ahí. Y es seguir descubriendo más y más, más personas que dibujan o cantan o bailan, o lo que quieran expresar, y descubrirse haciendo también”, afirma Lepka a más de 10 años del comienzo de todo, cuando la meta era divertirse, compartirse, contar y contarse su propio mundo.
*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta / Imagen de portada: Nico Lepka.