La política migratoria de Estados Unidos a 100 días de la administración Biden

La política migratoria de Estados Unidos a 100 días de la administración Biden
26 abril, 2021 por Tercer Mundo

El gobierno estadounidense intenta desmarcarse de la administración Trump con respecto a la inmigración desde Centroamérica y México, aunque esta posibilidad parece remota.

Por Carmen Paola Avilés Arredondo y Kevin Alberto Betancourt Camarena para La tinta

La llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos ha sido causa de controversia. Aunque los hechos, hasta el momento, predicen lo contrario, su discurso promete una política migratoria abierta. ¿Será posible un cambio en el sistema migratorio estadounidense bajo la administración Biden?

En diciembre del año pasado, se registraron más de 74.000 detenciones de migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos, como parte del último periodo de la era de Donald Trump. En marzo del 2021, a raíz del discurso migratorio del nuevo presidente demócrata, se anunció una cifra histórica de 172.000 encuentros entre migrantes y la Patrulla Fronteriza estadounidense. A pesar de que existen diversos factores a analizar que impiden una comparación entre ambos hechos, podemos destacar que la actual propuesta de una reforma migratoria ha alentado a los migrantes centroamericanos a tomar una decisión precipitada de tomar rumbo a Estados Unidos. Nuevos desplazamientos forzados se adhieren a la esperanza de una política migratoria moderada, dadas las recientes condiciones de vulnerabilidad en el Triángulo del Norte. Los impactos de los huracanes Lota y Eta en la región, en noviembre del año pasado, se han sumado a los problemas endémicos de la región, como la violencia y la pobreza desde el final de las guerras civiles en 1980.

¿Cuáles han sido las propuestas de Biden?

Una de las primeras acciones que tomó Joe Biden como presidente fue dar marcha atrás con las políticas migratorias de Trump. Además, se planteó un enfoque humanitario a la ley migratoria y la revisión de los protocolos de recepción de migrantes del programa “Quédate en México”, el cual fue implementado por la administración pasada y ampliamente criticada por su dureza y arbitrariedad. De igual manera, presentó un proyecto de ley para regularizar el estatus migratorio de los 11 millones de indocumentados que residen actualmente en Estados Unidos.

Por otro lado, Biden encomendó públicamente la tarea de abordar el tema migratorio a la vicepresidenta Kamala Harris. Parte de estos esfuerzos implicarán una visita a México y Guatemala en los próximos meses para trabajar en conjunto con los gobiernos de estos países y controlar los flujos migratorios. Aunado a esto, el mandatario busca hacer una inversión de 4.000 millones de dólares en Centroamérica para atender las causas de la migración, incentivando el desarrollo económico y la estabilidad de la región.

La permanencia de los niños y familias migrantes

Con la llegada inesperada de los 172.000 migrantes en marzo pasado, se descubrió que 18.890 de ellos eran menores no acompañados, lo que supera la cifra más alta registrada en mayo de 2019, de 11.475 niños y niñas no acompañadas. Una posible causa a este incremento es la nueva política migratoria estadounidense sobre el rechazo a la deportación de menores que viajan solos y la prioridad de su protección humanitaria. Aunque es un discurso que promete moderación en el trato de la administración de Biden hacia la inmigración, el incremento en las solicitudes de asilo pone a prueba la capacidad de recepción del sistema migratorio. Se estima que hay alrededor de 20.000 niños custodiados por el gobierno norteamericano, ocasionando la saturación de los albergues y el hacinamiento de los menores en plena pandemia.


Como parte de un cambio de política migratoria humanitaria, también se está priorizando la estadía de familias en Estados Unidos. Por esta razón, se dio la expulsión de 104.000 individuos a México como parte del programa “Quédate en México”, asegurándose de hacer un contrapeso a la dureza de los protocolos, al priorizar la salida de adultos sin familia.


Entre la espada y la pared

México se ha visto en la necesidad de reforzar medidas para gestionar el incremento de migrantes en la frontera norte y sur. El presidente Manuel López Obrador ordenó el despliegue de 10.000 elementos de la Guardia Nacional en los estados fronterizos del sur para evitar el paso de migrantes indocumentados y, de acuerdo con el Secretario de Relaciones Exteriores, asegurar un tránsito ordenado y seguro de los migrantes durante su trayecto. Aunque este discurso ha sido criticado por varios sectores, al considerarlo como una justificación para militarizar la frontera.

La política agresiva de Trump contra la inmigración, expresada en el protocolo “Quédate en México”, llevó a la saturación del sistema migratorio mexicano, y con ello a la vulneración de los migrantes, al no recibir la debida protección que promete la legislación mexicana. Este programa consiste en hacer esperar en la frontera con México a los solicitantes de asilo en Estados Unidos hasta la resolución de sus casos, lo cual puede tomar meses o años, sin mencionar la inseguridad y ataques de las que son víctimas en su estadía en territorio mexicano.

Bajo esta narrativa, la reciente reforma a la Ley de Migración apela a la responsabilidad compartida con Estados Unidos, dado que establece la prohibición a la detención de menores acompañados, no acompañados y familias migrantes, obligando al gobierno norteamericano a reiterar el compromiso por evitar deportar a los niños migrantes e incrementar la protección a las familias. Sin embargo, la situación ha logrado politizarse por el mandatario demócrata, al expresar durante su primera rueda de prensa: “México se niega a recuperarlos (familias); están diciendo que no aceptarán a todos. Estamos en negociaciones con el presidente de México. Todos deberían de volver. Los únicos que no dejaremos que se sienten solos del otro lado del Río Grande sin ayuda, son los niños”.

¿Cuál es el futuro para los migrantes con Biden?

El discurso de Biden promete una nueva política migratoria, siendo una de sus propuestas más ambiciosas la regularización de más de 11 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos. No obstante, esta propuesta parece inconsistente con la realidad económica actual de su país, la cual se ha visto duramente golpeada por la pandemia y el abarrotamiento de la frontera sur. El futuro del sistema migratorio apunta la extensión de permisos de trabajo temporales a los migrantes indocumentados durante el proceso de recuperación económica post-coronavirus, propiciando una migración selectiva y que, a mediano o largo plazo, la política sea endurecida al no ser requerida la mano de obra migrante.

Para desmantelar el legado migratorio de Trump, el actual presidente se enfrenta a varios desafíos, como la aprobación de las reformas en el Congreso, convencer a los republicanos, revocar el sentido de las instituciones migratorias -como el ICE- y legitimarse después de haber pertenecido a la administración de Barack Obama, que fue la que aprobó las mayores deportaciones en la historia. Por estas razones, el discurso prometedor de Biden resulta inconsistente con la realidad actual de su país. De continuar así, es posible que se prevea una insostenibilidad del sistema migratorio norteamericano.

*Por Carmen Paola Avilés Arredondo y Kevin Alberto Betancourt Camarena para La tinta / Foto de portada: Lucy Nicholson – Reuters

Palabras claves: Estados Unidos, México, Migración

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