Bañado la estrella: el empresario que custodia el humedal

Bañado la estrella: el empresario que custodia el humedal
12 noviembre, 2020 por Redacción La tinta

Por Redacción Sala de Prensa Ambiental

 

La creación de una Reserva Natural Privada surge por iniciativa de algún propietario para proteger zonas con alto valor para la conservación. No es otra cosa que un área protegida destinada a la preservación de la biodiversidad y los valores naturales.

Las reservas naturales privadas son importantes porque complementan la gestión de los Estados en cuanto a políticas de conservación y pueden estar gestionadas por familias, clubes, universidades, cooperativas u organizaciones de la sociedad civil. De esta manera, realizan un valioso aporte para asegurar la preservación de la vida silvestre y el funcionamiento de los ecosistemas. Este es el caso de Tomás Prato, un empresario cordobés que, junto a sus socios, decidieron abrazar una importante porción de uno de los humedales más grandes de sudamérica para conservar su biodiversidad.

Una historia de los poseedores de un campo de 2300 hectáreas que lo transformaron en una Reserva Natural privada involucrándose en el cuidado de uno de los ambientes naturales más exuberantes del país.

En Argentina, existen más de 300 reservas naturales privadas, que representan unas 900.000 hectáreas de conservación. El Bañado La Estrella, ubicado en la provincia de Formosa, es el segundo humedal más grande de Argentina y el tercero de Sudamérica con una superficie de 400.000 hectáreas.

En la región alta de este ecosistema, se encuentra la finca Los Tapires. Para proteger ese tesoro natural, el ingeniero Tomás Prato decidió crear la Fundación Altos del Bañado La Estrella, desde allí promueve la publicación de libros que insisten en la conservación de los ecosistemas y otorga becas para que estudiantes terminen sus carreras. Además, propicia el aporte de fondos para desarrollar proyectos de investigación científica relacionados con el medio ambiente y la compra de nuevas tierras para extender reservas naturales privadas: “Al lado de nuestra reserva está todo desmontado, somos la última línea entre el Bañado, la reserva provincial y las tierras privadas”, explica el presidente de la Fundación en diálogo con Sala de Prensa Ambiental.

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(Imagen: Sala de Prensa Ambiental)

Prato es un cordobés que lidera una empresa de proyectos viales: “Tuve la suerte de trabajar en todas las provincias; con ello fui conociendo el país y empecé a sentirme mal porque -como proyectista de caminos- me di cuenta que le estaba dando una herramienta peligrosa al animal más dañino, en cuanto al medioambiente, que es el hombre”, indica el titular de la Fundación Altos del Bañado La Estrella y agrega que “andaba por el monte relevando campos y decidiendo por dónde tenía que pasar un camino mientras por dentro pensaba ‘cuando esté hecha la ruta, este yacaré, este carpincho y este mono van a ser víctimas del ser humano’. Seguí proyectando hasta que llegué a Formosa”.

Prato empezó trabajando en el este de la provincia, la atravesó hasta el oeste y, cuando llegó al Bañado La Estrella, relata que “encontré el paraíso en la tierra: un lugar prístino que todavía no había sido arrasado por el hombre”.

“Era inspector de empresas constructoras -indica Tomás Prato-, lo que me otorgaba algún grado de poder para exigirles que cumplieran los requisitos ambientales mínimos que implicaban el desarrollo de esas obras; porque cuando se hace una ruta, lo primero que hay que hacer es desmontar y, lo segundo, es demarcar la zona de camino utilizando alambrados que se sostienen con postes provenientes de los árboles derribados”.

Empecé a molestar -prosigue diciendo el ing. Prato- exigiéndoles a las empresas constructoras que hicieran desmontes selectivos en la zona de camino, cosa que les irritaba enormemente porque a ellos les convenía meter la topadora y arrasar con todo: era más barato y rápido. Ni te cuento lo que le molestaba al topadorista que le marque: Che, a este algarrobo no lo tocás, a este lapacho tampoco… Así tuve la suerte de conocer muy de cerca a los dueños de las empresas constructoras más grandes del país”, remarca el empresario vial.

Una fundación con fundamentos

“Comencé a enloquecer con el Bañado La Estrella cuando, por ejemplo, me cruzaba con tapires en el camino. Un día -señala Tomás Prato- llegué a un lugar en el que trazaba una ruta y me encontré con una familia de criollos; me quedé varios días con ellos y, mientras conversábamos, me dijeron: Don Tomás, ¿por qué no se queda acá? Nosotros lo ayudamos”. El empresario cordobés agrega que “después de un tiempo, convencí a unos amigos para comprar un campo. En el 2013, colocamos una cámara-trampa y en la primera noche aparecieron tapires, osos hormigueros y otros mamíferos en peligro de extinción. Entonces, les dije a mis socios, a los que les había hecho poner 1 millón de dólares para comprar esas tierras:

—Muchachos, esto es como un parque nacional y no hay que tocarlo.

Y me respondieron: Sí, muy lindo, pero dentro de unos años a esto lo vendemos al doble, ese es nuestro objetivo. En aquel momento, me puse re-loco y les dije: no, muchachos, esto no lo vamos a vender porque soy copropietario y no lo pueden entregar sin mi firma. Como son amigos míos, con el tiempo los fui convenciendo”, dice sonriendo el presidente de la Fundación y agrega: “No quería que se vendiera ese campo de 2.300 hectáreas porque, ¿qué hacen los empresarios? Le ponen 2 monedas al funcionario de turno, arrasan y después pagan la multa. Entonces, me cabreé, aparecieron los compradores y les dije a mis amigos: ¡Sobre mi cadáver! A pesar de que a mí también me encanta el dinero porque con plata puedo hacer un montón de cosas”.

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(Imagen: Sala de Prensa Ambiental)

¿Cuánto vale un monte?

“A lo largo de los años -dice el presidente de la Fundación Altos del Bañado La Estrella–, le demostré a un par de ministros de Formosa que a mí me habían regalado esa tierra:

¡¿Cómo si Ud. pagó 500 dólares la hectárea, cómo que se la regalaron?!

Y les expliqué el por qué decía eso: delimité, dentro de lo que hoy es la reserva, un cuadrado de 6 hectáreas; hice un sendero, puse un alambrado y contraté a 3 personas que estuvieron 5 meses trabajando ahí porque yo quería saber cuántos árboles había. En resumen -dice Prato-, tengo un plano donde relevé todos y cada uno de ellos en ese lote experimental: conté 1.628 de 35 especies diferentes, de las cuales el 40% son de maderas duras que tienen un valor comercial altísimo. Hoy, tenemos identificados en la reserva 600.000 árboles adultos”.

El ingeniero Prato da cuenta que “hay trabajos que muestran el valor económico que tiene el conservar los montes nativos. Una de nuestras ideas es desarrollar un proyecto para que lo lleven adelante economistas que demuestren -en dinero- cuánto vale una hectárea de bosque nativo”, dice el titular de la Fundación y completa diciendo: “Previamente, tenemos que desarrollar uno de nuestros proyectos que se llama ‘Árboles’: a lo largo de 3 años, tomaremos datos dentro de la reserva para calcular la cantidad de carbono que absorbe cada una de las especies. Recolectando información sobre la absorción que realiza una tonelada de algarrobo, de itín… de las 35 especies que tenemos, vamos a poder estimar cuánto dióxido de carbono absorbe la reserva completa para traducir esos datos en valor económico. Quiero mostrar cuánto vale el monte, solamente, como fuente de absorción de dióxido de carbono”, afirma Tomás Prato.

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(Imagen: Sala de Prensa Ambiental)

“Lo más importante -señala el presidente de la Fundación Altos del Bañado La Estrella- es que salvamos esa tierra, que ya está protegida legalmente y donde, por ejemplo, nadie se puede meter a cazar. Sólo se lo permitimos a las comunidades originarias de los alrededores porque ellos no hacen daño: cuando cazan, es un pecarí para comer y ya está. No se trata de cazadores furtivos que matan por diversión ya que los originarios tienen claro, ancestralmente, que su vida depende del equilibrio ecológico del lugar”.

Para el empresario cordobés, el Bañado La Estrella “conserva una biodiversidad increíble única en Argentina, ya que contiene una densidad de población de especies animales y vegetales muchísimo mayor que el promedio del país, y ni hablar de la media mundial. Tiene un valor ecológico altísimo y por eso es importante cuidarlo”.

Un empresario activista

—¿Cuáles son los principales problemas de conservación que tiene la Reserva?

Una de las problemáticas que tiene la región es el atropellamiento de fauna silvestre aunque, por suerte, solo tenemos una ruta pavimentada en la zona.

Durante 2 años, llevamos adelante un estudio, en cooperación con la Fundación Temaikén, acerca de cuánta fauna muere atropellada por año. El análisis determinó que, en Argentina, mueren más de 100 osos hormigueros atropellados por vehículos, a pesar que eso se podría evitar fácilmente y desde el punto de vista vial sería baratísimo; lo que pasa es que a nadie le importa. Proyecto Yaguareté ha desarrollado un buen plan específico para eso y ya se está tomando conciencia.

Yo estoy en contacto con las autoridades viales que tendrían que tomar la decisión de poner dos pesitos más, pero no lo hacen por ignorantes, nada más.

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(Imagen: Sala de Prensa Ambiental)

En otro orden, el problema ecológico grave que tiene El Bañado La Estrella es el avance de la ganadería. No estoy en contra de esta actividad, pero sí me opongo a que desmonten a lo guapo para meter Gatton Panic, un pasto australiano que siembran para engordar más rápido a sus vacas y que es una especie invasora tremenda.

Me he cansado de decirles a los ganaderos: están matando la gallina de los huevos de oro porque esto es negocio para ustedes por 10 o 15 años, pero dentro de 50 van a dejar tierra arrasada que no va a servir para nada, porque en esa zona la evo-transpiración es más alta que las precipitaciones, es decir que -si bien llueve 600 o 700 mm al año- el calor hace que el agua se evapore de una forma muy violenta. Entonces, si eliminan el monte que ayuda a la infiltración y que da sombra contribuyendo a regular la temperatura; a los 10 años tendremos un desierto si desmontan.

Hay que alertar a la sociedad sobre los empresarios inescrupulosos que por dos monedas te hacen un desastre ambiental. Con la deforestación, sacan el monte y, con eso, eliminan todo. Sin el monte, te quedás sin refugio para las aves, sin comida para los reptiles y sin mamíferos; se desequilibra el ecosistema completamente y, finalmente, el mismo ser humano termina en problemas. Está demostrado que enfermedades como el dengue están generadas por el desmonte. El avance de esta enfermedad está íntimamente relacionado con el tema ambiental que comienza a ser un problema grave en Argentina.

—¿Hay mucho prejuicio hacia los empresarios por parte de la militancia ecologista?

—Totalmente, compra para hacer negocios…me molesta mucho, pero yo también soy prejuicioso con otras cosas y al prejuicio se lo combate con información.

Si me preguntan por los grandes empresarios -los poderosos-, conozco a algunos que son dueños de 300.000 hectáreas y les importa un bledo la ecología, lo único que les interesa es la plata.

Al prejuicio lo entiendo porque la mayoría de los grandes empresarios son así, pero tenemos que hacer algo, convencerlos para que pongan una porción de sus tierras como reservas privadas. Hace falta convencer a los dueños de la tierra, por más que no les interese la ecología y el ambiente.

Con la Fundación, ya se han contactado 2 o 3 locos sueltos como nosotros que tienen posesión de campos en los alrededores de nuestra reserva y no quieren desmontarlos porque, por ejemplo, han encontrado yaguaretés en sus tierras. Gente que es consciente del valor ambiental que tienen sus campos, pero no tienen el tiempo, la capacidad técnica ni económica para armar una fundación, como lo hicimos nosotros. Somos una banda de locos que estamos trabajando en el tema.

El sueño de los hacedores

“Nuestros sueños son dos y están al mismo nivel uno y otro, indica Prato y explica: comprar tierras que queden a nombre de una persona jurídica aprobada por el Estado cuyo fin sea generar reservas naturales privadas a perpetuidad. El segundo, es ser nexo entre un público amplio que permita financiar proyectos de investigación de gente que está preparada y capacitada para eso. En este camino que hemos elegido -dice Prato-, lo mejor que nos pasa es el apoyo de la gente, convenciéndonos de algo que yo intuía y de lo que ahora tengo certeza: somos miles de personas que pensamos parecido, sólo que estamos dispersos”.

“Por eso, publicamos un primer libro que se llama ¿Por qué salvar al monte? Las aves del Bañado La Estrella te lo cuentan», indica el presidente de la Fundación Altos del Bañado La Estrella y agrega que “editamos ese libro para hacer una primera experiencia y contar lo que pensamos. Es el primero de una serie cuyo último libro será: ¿Por qué salvar al monte? La economía te lo cuenta, porque está demostrado técnicamente que, mientras más bosque nativo hay, más rentables son los procesos productivos”.

“Junto a Omar Mooney, de la editorial Ecoval, estamos preparando un libro homenaje a Tito Narovsky, que para mí es un prócer de la conservación”, indica el ingeniero y adelanta que “se va a llamar ‘Aves argentinas, tesoro natural’ y contará con la colaboración de unos 1.000 fotógrafos y 50 autores de las 25 provincias argentinas”.

*Por Redacción Sala de Prensa Ambiental / Imagen de portada: Sala de Prensa Ambiental.

Palabras claves: Humedales, Monte Nativo, Reserva Natural Privada Altos del Bañado la Estrella

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