Crónica anti minera en Chubut
Preocupa el avance de la zonificación minera de la meseta de Chubut, a pesar del rechazo de gran parte de lxs habitantes, del riesgo hídrico que representa y de la Ley 5.001 que prohíbe las prácticas de minería a cielo abierto y el uso de cianuro para las mismas.
Por Iván Manrrique Hughes para La tinta
Antecedentes y actualidad del conflicto
En los últimos días, la provincia de Chubut, sumergida en una profunda crisis económica, social y política producto de la negligencia dirigencial encabezada por el gobernador Arcioni -quien acumula un inmenso número de flagelos contra la población que osa representar-, se mostró totalmente encaminada a avanzar con la zonificación minera de la meseta a pesar del rotundo rechazo de gran parte de los habitantes, refugiándose en el programa de desarrollo minero establecido por Nación.
Cabe resaltar que Chubut cuenta con uno de los marcos regulatorios más certeros para el cuidado del ambiente como lo es la Ley 5.001, establecida en el año 2003, a partir de una disputa que tuvo la región cordillerana con el “Cordón Esquel” de la empresa canadiense Meridian Gold, que terminó en un plebiscito en el que ganó el rechazo a estas prácticas por un abrumador 82%. Desde ese entonces, quedarían prohibidas las prácticas de minería a cielo abierto y el uso de cianuro para las mismas hasta la actualidad.
A pesar de esta victoria del pueblo, la región vive, desde ese entonces, en estado de alerta constante, ya que -como es de público conocimiento- estas multinacionales no tienen ningún tipo de problema en sentarse a esperar a que el primer lacayo de turno, en este caso, Arcioni, quien durante su campaña y en compañía del fallecido Das Neves se mostraba totalmente en contra, cambie repentinamente de opinión. Hace algunos días, en el resurgir del conflicto, el gobernador llamaba a la sociedad a dar un debate maduro y científico sobre el desarrollo de esta nueva matriz productiva. ¡Vaya manera de madurar a los 50 años, Mariano!
Claramente, este llamado se refugia en el cinismo que acostumbra ostentar Arcioni, piedra angular de la crisis que atraviesa la provincia con el adeudamiento de 2 meses de salarios y el medio aguinaldo de mitad de año para con los empleados estatales, donde se incluyen docentes que no reciben el pago de sus haberes, viéndose imposibilitados de pagar internet para mantener la educación de los más jóvenes, así como también el destrato hacia el sector de salud que actualmente se ve desbordado por la pandemia y el creciente aumento de casos. Esto termina hasta generando la incertidumbre de si tal crisis económica no es tan solo un laboratorio más del modelo extractivista que tanto daño le ha hecho a los pueblos latinoamericanos.
Pero el pueblo chubutense, a pesar de su tranquilidad, producto de la belleza que lo rodea desde las montañas hasta el mar, no se deja avasallar. Por eso, en julio, con todas las complicaciones que conlleva movilizarse políticamente en 2020, se dio por comienzo a una colecta de firmas para una iniciativa popular, herramienta constitucional que establece que, con un 3% del padrón electoral, se tiene que tratar una ley demandada por la población. Esta ley define a la provincia en contra de cualquier actividad de esta índole y ya ingresado en el tribunal electoral: solo falta confirmación de su tratado en la Legislatura de la capital chubutense, Rawson. A razón de esto, existen muchos miedos, ya que es la segunda vez que se presenta y, en su anterioridad, se vio envuelta de un escándalo que terminó en rechazo por parte de los lobbistas mineros que colonizaron el poder legislativo.
Posición de la ciencia regional y una mirada internacional sobre distintos desastres ambientales
Como se mencionó anteriormente, cuando el gobernador habla de un debate científico para llevar a cabo este modelo, ignora totalmente lo que investigadores del CONICET en compañía de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco han establecido en cuanto al riesgo hídrico que está en vísperas de atravesar toda la región, con respecto a la disminución del caudal de la cuenca del Río del Chubut, la cual ya de por sí es muy baja comparando otras cuencas patagónicas y que dispone el consumo de agua para 250 mil personas. Si actualmente existe riesgo hídrico, es de suma importancia proyectar para los años entrantes una aceleración en este faltante por el calentamiento global. También, se pone en peligro el acuífero Sacanana, una gran alternativa para el consumo de agua potable en los años venideros. Cualquier migración de los residuos que genera esta industria pondrían en riesgo la calidad de vida de una provincia entera.
El gobernador también decide ignorar circunstancias sujetas al cambio climático como la inundación de 2017 en la ciudad de Comodoro Rivadavia, que todavía no logró recuperarse de todos los daños materiales. Las intensas lluvias en la meseta central dejaron a Rawson, Trelew y Puerto Madryn durante varios días sin agua por la imposibilidad tecnológica de potabilizar con tanta sedimentación.
El año 2020 también estuvo sujeto a climas extremos. Durante el verano, hubo un vendaval que atravesó toda la provincia, dejando un sinfín de daños materiales en todas las regiones afectadas. También, en invierno, se vieron intensas nevadas que no contaban con registros cercanos y que terminaron afectando toda la zona de la meseta central de la provincia. Sumando todos estos precedentes, ¿qué nos hace pensar que el grupo Pan American Silver optará por los parámetros de seguridad necesarios para una zona de climas extremos?
Tengamos en cuenta la cantidad de “accidentes” que se han visto en los últimos años por el bajo control de los establecimientos, ya que, al tener que optar por un correcto funcionamiento de seguridad, el modelo deja de ser rentable.
Los precedentes de Mount Polley (Canadá), Mina Gerais y Brumadinho (Brasil), Veladero (San Juan – Argentina), Pascua Lama (Chile), Los Frailes (España) y un sinfín más hablan por sí solos, estableciendo el modus operandi de estos grupos mineros. Siguiendo lo que dice Naciones Unidas, entre 1990 y 2016, han ocurrido 104 desastres ambientales producto de los diques de relaves a lo largo del planeta.
Alternativas para un modelo sustentable
Cualquier persona que haya recorrido el inhóspito territorio central de Chubut se habrá dado cuenta de las potencialidades que tiene para extender una matriz energética a partir de las energías renovables. No todos los territorios cuentan con la potencia que puede ofrecer el sol en estas latitudes o el viento como moneda corriente. Chubut es una provincia que, en gran parte, solo ingresa dinero a su caja a partir del modelo de hidrocarburos que, en su fluctuación constante de precios -en mayor medida, en caída, ya que está al borde de transformarse en algo obsoleto-, ha dejado de ser eficiente en lo económico, sumado a los horribles manejos políticos con el sector que terminaron atando a la provincia a tener que entregar gran parte de las regalías a una deuda usurera, dejando descubierto el salario de gran parte de la población.
Argentina es un país que ha condenado su modelo económico a la explotación sin retorno del ambiente, para generar divisas a partir de retenciones que, a fin de cuentas, no solucionan nada, ya que hace décadas los ciclos económicos vuelven a crujir desprotegiendo a un porcentaje alto de la población y sometiendo con pasivos ambientales a los pueblos más olvidados por las distintas gestiones.
El tiempo que se viene será de crisis como moneda corriente y, para poder salir de ella, se necesitará la audacia de un modelo productivo que avance al ritmo del siglo XXI y que deje de lado las políticas que durante el siglo XX dieron resultados por tratarse de una coyuntura distinta a la actual.
Chubut es una provincia con dos puertos inmensos con los que tiene que dejar de intentar exportar solo materia prima para repartirse el vuelto y establecer un verdadero modelo productivo sustentable para el bienestar de las arcas del Estado, ergo, el de toda la población. Dirigentes retrógrados que se nieguen a este cambio de paradigma deberían ser apartados de sus funciones porque la ciencia ya habló y, si no cambiamos a escala mundial nuestra forma de involucrarnos con el ambiente, habremos condenado a las futuras generaciones a un mundo apocalíptico que dejará de formar parte de la ficción televisiva para ser partícipe del mismo existir.
Hoy en día, cualquier idea relacionada al ambiente y su cuidado es moneda de exportación, y la posibilidad de desarrollar el cultivo de cáñamo para productos biodegradables, cannabis medicinal y para recreación puede ser el primer ladrillo de la reconstrucción de una administración hecha añicos, ingresando a mercados dolarizados, volviendo a poner a Chubut dentro de un paradigma progresista que supo tener y del que nunca se debería haber separado.
Por todo esto y mucho más, Chubut le dice, hoy y siempre, FUERA a la Barrick Gold, a la Pan American Energy y a todo dirigente entreguista que ponga en vilo la salud de toda una población bastardeada por la decadencia de una dirigencia política acéfala que nunca pudo ver en términos del siglo XXI.
*Por Iván Manrrique Hughes para La tinta. Estudiante chubutense de Ingeniería Ambiental (FCEFyN–UNC). Imagen de portada: Prensa Obrera.