Incendiaron y saquearon el Centro Universitario del penal San Martín
«Se han robado todo: más de 20 computadoras, proyectores, máquinas de foto, televisores», explica Abel Díaz, estudiante universitario de Sociología y vicepresidente del Centro de Estudiantes Azucena Villaflor. Desde el CUSAM, denuncian que los ataques fueron intencionales y que se realizaron luego de una protesta de personas privadas de su libertad que exigían mejoras en sus condiciones de detención.
Por Yair Cybel para El Grito del Sur
“Cuando un tío está en la cárcel
y si no sale de la cárcel,
al menos sale su voz,
su voz no hay quien la pare,
ni rejas ni paredes».
José el Cabrero
Quemar libros es una tradición de larga data de los sectores reaccionarios en todo el mundo. Pero, esta vez, fue aún peor porque lo que se quemaron fueron centros universitarios: es que, en el marco de la represión a las protestas en la cárceles bonaerenses, el centro “CUSAM” de la Unidad Penitenciaria N° 48 de San Martín y el “Juan Manuel Scatolini” de Florencio Varela fueron incendiados y destruidos.
«No solamente lo incendiaron, sino que también lo saquearon. Se han robado todo: más de 20 computadoras, proyectores, máquinas de foto, televisores», explica Abel Díaz, estudiante universitario de Sociología y vicepresidente del Centro de Estudiantes Azucena Villaflor.
La compleja situación comenzó el pasado viernes 30 de octubre, cuando estallaron una serie de protestas de personas privadas de su libertad que exigían el regreso de las visitas familiares, suspendidas desde marzo a partir de las medidas de prevención por el COVID-19. El retorno estaba anunciado para ese sábado, pero los problemas burocráticos y la ineficiencia del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) hicieron que las visitas debieran ser suspendidas el mismo día, cuando muchas de las familias ya se habían acercado hasta los penales y se disponían a ingresar junto con alimentos y elementos básicos de higiene.
«El pabellón universitario no estaba muy de acuerdo con los protocolos y decidimos no tener visitas, pero el resto iban a tener. El viernes a la tarde, avisaron que no volvían las visitas y, el sábado a las 11 de la mañana, algunos compañeros se subieron a los techos para reclamar. La policía empezó a reprimir y eso generó más violencia hasta que se desmadró todo», señala Abel.
La pésima organización por parte del SPB, sumada a los reclamos históricos de las personas privadas de su libertad (que se vieron agravados al calor de la pandemia), hicieron que la protestas estallaran y se amplificaran en varios penales de la Provincia. ¿La respuesta? El ataque del SPB a los centros de estudiantes. «En el lugar, se constataron daños al patrimonio físico e intelectual de una magnitud nunca vista desde que la Universidad creó el Centro en convenio con el SPB hace doce años», expresaron desde la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) en un comunicado institucional publicado luego del recorrido que realizaron autoridades junto con el juez de Ejecución, Alejandro David, quien tramita la causa que se abrió tras los incidentes.
«Destrozaron el lugar y se la agarraron con el sector universitario. Es un lugar emblemático para las personas privadas de su libertad: esta unidad representa todo lo bueno. No tiene nada que ver con lo que es la cárcel. Es un espacio que cuidamos y mantenemos nosotros. Los pibes vienen a hacer talleres, la mayoría de los eventos culturales salen de ahí», destaca Abel, quien señala que las causas de la protesta exceden a las visitas o el reclamo por la comida.
«Esta explosión de violencia no tiene que ver con las visitas y la comida nada más. El problema fundamental por el cual explotan las cárceles es por la desidia judicial y por cómo están coartadas las libertades de las personas. Esto no es por las visitas o los celulares, el celular existe en la cárcel desde el año 2005. Y fue el gran negocio del SPB. A partir de que se legalizó el celular, el único negocio que le queda es la droga», asegura.
Abel sentencia: «Lo que no se pudieron robar, lo destrozaron. A la banda Rimas de Alto Calibre, que funciona acá en la unidad, que ha tocado con León Gieco, que tiene un taller de música hace 10 años y que ha grabado discos, le rompieron instrumento por instrumento. Al espacio donde se realizan los talleres de cerámica, panadería y encuadernación lo rompieron completo. Y lo que no se pudieron robar, lo rompían».
A la versión de Abel Díaz la respalda la posición institucional de la propia universidad donde cursa sus estudios. «Todo pudo ser más grave si los propios estudiantes no hubieran generado instancias de diálogo e incluso protegido, exponiendo sus propias vidas, ese espacio dedicado a la formación e investigación», explicaron las autoridades universitarias para luego instar al retorno del diálogo dentro de la Unidad Penal y reiteraron su intención de conocer el origen y desarrollo de los hechos violentos. Asimismo, se comprometieron a continuar con la labor realizada en el CUSAM y a realizar actividades con vistas a recuperar el patrimonio afectado.
«Las cárceles son la expresión de la miseria social a la que nos condenan quienes sólo saben de explotación y saqueo»
Luego de las brutales represiones en algunas cárceles de la provincia de Buenos Aires, familiares, amigxs y compañerxs de presos y presas convocan a movilizar hoy jueves 5 de noviembre a las 11 horas desde la Casa de Gobierno en La Plata. Reclaman por la computación de la pena para personas en riesgo por el COVID-19 y exigen justicia por lxs muertxs en prisión y #NiUnaMenos en las cárceles, entre varios reclamos sobre los derechos de presos y presas que son vulnerados constantemente.
«El hacinamiento, el abandono sanitario, los falsos suicidios que son asesinatos, los suicidios reales porque la vida ahí adentro no se aguanta, la comida de mierda, las celdas de castigo llenas de mierda, cucarachas y ratas, la prohibición y el destrato a las visitas, la educación en manos del servicio penitenciario».
Basta de mirar para otro lado.
*Por Yair Cybel para El Grito del Sur / Imagen de portada: El Grito del Sur.