Diversidad Leones: tiempo de encuentro

Diversidad Leones: tiempo de encuentro
8 octubre, 2020 por Redacción La tinta

La pandemia obstaculiza muchos encuentros, es cierto. Sin embargo, para el colectivo “Diversidad Leones”, fue el punto de inicio. Ramiro, Sofía y Camila conversaron con La tinta sobre la experiencia de transitar y organizarse como espacio disidente en Leones, un pueblo de la provincia de Córdoba.

Por Redacción La tinta

Ramiro Mondello está finalizando la carrera de psicología en la Universidad Nacional de Córdoba. En la cuarentena, volvió a instalarse en su pueblo y comenzó a preguntarse cómo experimentan las personas con identidades disidentes la vida en Leones.

“Empecé a cuestionarme un montón de cosas, en general, en la adolescencia es cuando empezamos a decir, si es que podemos decirlo o decirnos a nosotres mismes, ´no me siento cómode con el lugar de heterosexual o cis en el que se me pone´ y vivimos la sexualidad de forma reprimida”, dice Ramiro, quien sabe que irse del pueblo es una forma de liberarse de las represiones. Pero “¿quiénes pueden irse a la ciudad? ¿qué pasa con quiénes no pueden?”, se pregunta.

En Leones, se “conocen todes”, así que, en el mes de junio, llamó a algunas personas y comenzaron a encontrarse. “Fuimos armando algo de a poquito, entre dos o tres. La primera reunión fue alegórica porque la hicimos el 28 de junio, en el aniversario de los disturbios de Stonewall”, recuerda.

Ahí mismo, hicieron una página en la red social Instagram, con mucho entusiasmo “porque realmente fue muy sensibilizador poder hablar de esto en este lugar. Por ahí, lo hablás con personas que no viven lo mismo y, si bien te comprenden, cuando se pasa por el cuerpo es otra cosa”, nos explica.

El espacio es abierto y horizontal, y las actividades que realizan tienen que ver con las motivaciones de quienes participan. Actualmente, conformaron un “Grupo de Reflexión” por la plataforma Meet, donde semanalmente se encuentran. “Como grupo, también nos fuimos sensibilizando con otras cosas y así llegamos a Sofi”, cuenta.

El 24 de julio de este año, ocurrió el femicidio de Julieta del Pino en la localidad de Berabevú, provincia de Santa Fe. Sofía y una amiga pasaron esa noche indignadas preguntándose qué hacer, y decidieron intervenir el espacio público denunciando el hecho. A esta acción, se sumó Ramiro y allí se conocieron, “ella no sabía del grupo y, cuando entró, fue un huracán, un respiro, llegó con muchas ganas de hacer cosas. Sofi compartió la publicación del Instagram y, por su insistencia, la empiezan a compartir todes y ahí se entera Cami”, explica.

Camila es la más joven de Diversidad Leones. Nos cuenta que leyó bibliografía feminista porque le molesta mucho escuchar a “gente que piensa que está informada por leer la definición en la RAE (Real Academia Española) y habla como si hubiera sido una lucha fácil”. Si bien, el año pasado, se dio cuenta de que le gustaban las chicas, hace solo unos meses lo contó por primera vez en el grupo. “La primera persona que conocí de la comunidad fue una compañera de clase, teníamos 9 años y ella me contó que le gustaba una chica del salón y lo vi como algo normal, siempre la apoyé y ahí comencé a conocer más a la comunidad LGTTBIQ+ y comencé a informarme”, dice.

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Distintas generaciones, diversas experiencias

Lo intergeneracional es característico de los grupos de localidades más pequeñas, reunidos a partir de intereses que trascienden la edad. Ramiro explica que esto les permitió compartir cómo se vive la sexualidad en diferentes tiempos y épocas, y con diferentes edades. “También está muy atravesado por la interseccionalidad y por esto de que muches de les que se quedan en el pueblo no lo eligen. Hoy, algunes que se reivindican bisexuales lo dicen en el colegio, yo, por ejemplo, viví todo el primario y secundario como ´puto maricón´, escondiéndome en los callejones para ir al colegio para que no me digan ´puto´ en la calle”.

Sofi nos cuenta que, antes de sumarse al colectivo, se había visto con chicas y también, como Cami, “lo tomaba como natural, no sentía que tenía que decírselo a nadie porque yo estaba bien así como era, no tenía la necesidad de ponerme frente a mi mama y decirle nada”.

De pronto, se tapa la boca y nos mira con cara de desconcierto del otro lado de la pantalla, entró su abuela en mitad del relato. “Se me va a armar quilombo”, nos dice. Es que la cuarentena obliga a un encierro donde las privacidades se ponen en juego. “Encontrar un espacio para hablar está presente todo el tiempo, por eso, es clave tener siempre una perspectiva situada, porque por ahí venís de otros lados, con otras experiencias, y acá te encontrás con otra realidad. ´Salir de clóset´ acá tiene un peso particular y sucede que se invisibilizan otras historias y experiencias que no pasan en las ciudades, y que son más complejas”, explica Ramiro.

Minutos después de la interrupción de su abuela, vuelve Sofi y nos dice más aliviada que no la escuchó. “Muchas tienen que conjugar el espacio del hogar, que a veces es el espacio que oprime directa o indirectamente, porque no te podés expresar como querés, como lo harías en un espacio de diversidad, pero también algunas no hubieran venido si no fuera por el Meet. Esto también permitió conocer realidades de otras provincias, tenemos un compañero de un pueblo de Santa Fe y otro de una localidad de Misiones, entonces, nos permite conectarnos con otras realidades de otros lugares”, continúa Ramiro.

Nuestras vidas se transforman en los espacios colectivos, porque encontrarse va “contra el sentido común de lo que pasa en el pueblo”, dice Ramiro, y subraya que estar en el grupo implica salir “de la individualidad, implica acompañar a otre, preguntarte qué hacemos en conjunto en el pueblo y salir de la lógica de las redes sociales. Hay gente que comparte cosas de luchas, pero, a la hora de participar, te contestan: ´Yo fui muy fuerte´, ´no me hace falta luchar´, ´apoyo al grupo, pero no creo que a mí me haga falta´”. Hay resistencia y vergüenza, “es un proceso que requiere paciencia y tolerancia a la frustración”, explica.

Si bien la visibilidad y la disputa en los espacios públicos de los pueblos, muchas veces, implican señalamientos y condenas sociales a las que muches no están dispuestes a pasar, también creen que hay un fantasma de sentirse más expueste de lo que ocurre en realidad.

Mes del Orgullo en Leones

Octubre es el Mes del Orgullo y, desde el espacio, planean diversas actividades. Con el fin de visibilizar las identidades disidentes en Leones, pintarán un mural con la bandera LGTTBIQ+ “que diga acá estamos”, comenta Ramiro. Además, planean intervenir lugares “donde nos hayamos sentido mal o juzgadas por la orientación sexual”. Explican que quieren dar cuenta de las violencias de las que fueron objeto, pero también los amores que pueden vivir, “porque ese lugar donde fuimos discriminades, donde me gritaron ´puto´ cuando tenía 8 años, ese lugar donde me escondía, va a empezar a ser un espacio seguro, porque, en vez de sentirnos con odio y rencor, ponemos un corazón rosa y vamos a ser felices”, declara Ramiro.

Con estas acciones, intentan “no caer en la fetichización de la herida”, reivindicando el placer, el disfrute y el poder mostrarse, “queremos compartir las historias, sacar fotos y animarnos, todes tuvimos historias fuertes”, dicen. Con el objetivo de hacer parte a la comunidad local, proyectan intervenir los espacios de circulación en cuarentena, como supermercados y farmacias, con calcomanías que expresan apoyo a la diversidad habilitando espacios seguros, comprometiendo a las personas. Para Sofi, el sentido de las acciones es construir mayores libertades para las generaciones que vienen, “que sepan que hay personas que las apoyan y que son libres de poder elegir y que van a poder ser feliz en un pueblo, que no están solos, que no se sientan solos”.

“Reivindicar el deseo porque te ponen pautas de cómo ser diverso, si sos diverso en el pueblo, bueno, está bien, pero ponete de novio, no se muestren tanto, de última, sigan los patrones del guion cis heterosexual, y reivindicar el deseo de que nosotres podemos amar y queremos amar tranquilamente, eso. Que el destino del pueblo no sea nuestro infierno y, si es infierno, que sea por pasarla bien, no porque nos estemos quemando”, concluye Ramiro.

*Por Redacción La tinta.

Palabras claves: cordoba, diversidad sexual, LGBT

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