Educación y conectividad: ante la falta de Estado, organización

Educación y conectividad: ante la falta de Estado, organización
8 octubre, 2020 por Redacción La tinta

Las dificultades de acceso a internet es uno de los principales inconvenientes que afrontan estudiantes, docentes y familias en esta cuarentena. Con claridad, vemos que el acceso a la conectividad es indispensable para sostener la escolaridad y las redes que ahí se tejen, y es un derecho que no está siendo garantizado por el Estado. Desde la escuela Jerónimo Luis de Cabrera, pusieron en marcha la campaña “Doy Escuela” para resolver, en comunidad, un problema clave. 

Por Redacción La tinta

Doy Escuela es una propuesta que surgió desde el Equipo Técnico Psicopedagógico de una de las escuelas más tradicionales de la ciudad, “el Jero”. María Eugenia Bazán, Carolina Gutiérrez Eigel, Noelia Olivero y Emilse San Emeterio, acompañadas por la Directora Norma Storaccio, se pusieron en marcha en un intento de dar respuesta a las dificultades de conectividad que tienen les estudiantes de la escuela pública que tiene aproximadamente más de mil estudiantes que asisten desde diferentes barrios de Córdoba: el Jerónimo Luis de Cabrera. 

“En contexto de pandemia y con distanciamiento social, ser o no ser estudiante se reduce a la posibilidad de tener dispositivos para poder conectarse con las plataformas virtuales y de tener internet en los hogares. Aproximadamente el 40 % de la población no cuenta con servicio de internet en los hogares, que cada vez están más empobrecidos. Y aproximadamente un 10 %, de ese 40, no cuenta siquiera con dispositivos móviles o bien comparten entre muches hermanes, que también van a las escuelas, un solo dispositivo de sus familiares a cargo y que, además, salen a trabajar”, informan a La tinta las profesionales.


“Ser o no ser estudiante es prácticamente homologable a contar con la conectividad para poder entregar las tareas a les docentes y poder conectarse a las clases virtuales”, aseguran las educadoras.


La necesidad de dispositivos para acceder a las clases ha sido una urgencia durante todo el periodo de la cuarentena. Lo que nunca sospechamos es que implicaría todo el ciclo lectivo. Desde la escuela, están entrevistando a toda la población escolarizada, relevando quiénes tienen WI-FI y facilitando las netbooks de Conectar Igualdad que -nos dicen- quedaron sin entregar al caerse el programa en el 2016 con el vaciamiento de esa política pública. 

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(Imagen: IPEM 138 Jerónimo Luis de Cabrera)

“Se nos ocurrió la idea de sumar WI-FI de la comunidad, para que les estudiantes no se trasladen hasta la escuela con los riesgos que corren tomando colectivos y con el creciente número de casos. Y de esa manera, sumar comercios cercanos de los barrios. Pensamos en comercios por la seguridad de les pibes y que, con solo pasar por la puerta, pudieran identificar locales que estuvieran dispuestos a brindar conectividad”, explican desde el equipo.

Las educadoras cuentan que la idea surgió de repente, pero aclaran -con orgullo- que eso funciona cuando hay compromiso con las dificultades, y pensando la escuela todo el tiempo. “Nos imaginamos, además, que muchos lugares que tienen WI-FI de alta calidad como ministerios, senados, etc., no están siendo utilizados en este momento. Nos imaginamos a la verdulería de la esquina, la carnicería de enfrente, personas comunes a quienes no les dificultaría poner un cartel diciendo que dan conexión a une estudiante cercane o vecine. Lo que hicimos fue rápidamente ponernos a pensar cómo difundir para que impacte la urgencia por los plazos académicos hacia la comunidad y hacia otras escuelas también”, agregan.

Doy escuela surge así como potencia colectiva de la comunidad de sostener la escuela. Porque la escuela, en definitiva, está en los hogares y en la calle. Como siempre, pero con mayor visibilización hoy en día.

¿Y las políticas públicas?

Quienes llevan adelante la campaña están convencides de que este tipo de acciones permite visibilizar de manera propositiva la necesidad de más y mejores respuestas por parte del Estado.  

“Es un llamado a la política pública. De hecho, consideramos que el Ministerio de Educación está al tanto de la situación, puesto que nos han solicitado datos con respecto a la conectividad. Las respuestas ministeriales desde el gobierno provincial solo han sido la realización de una plataforma para el contexto de distanciamiento social asociada al CIDI de les estudiantes. Esta plataforma fue evaluada por la escuela en cuanto a su uso y no responde a ciertos requerimientos”, afirman. Esa única respuesta tiene una limitación: no todes les estudiantes están asociades al ciudadano digital o no cuentan con dispositivos. A su vez, las profesionales nos explican que esa plataforma es poco amigable para las lógicas escolares y los requerimientos docentes: Por ejemplo, solo permite subir archivos con cierto límite y, en general, se borran los archivos anteriores una vez que se sube otro nuevo. “No podemos disponer de plataformas si no son asequibles a la población a la que van dirigidas, porque, entonces, no hay plataforma”, afirman.

Además, no se contempla que las escuelas están cerradas la mayor parte del tiempo y las personas no acceden a internet solo acercándose a la escuela de su barrio, que -por otro lado- no tienen buena señal. 


“Confiamos en que la ciudadanía es sensible y es potente en su accionar. No tenemos poder, pero tenemos potencia. Si no, no hubiéramos pensado en esta posibilidad”, dicen las organizadoras de la campaña Doy Escuela.


Las educadoras se plantan en una certeza: es necesario pensar que el proyecto se sustenta en la pérdida del temor a dar las claves. “Las personas tienen temor a que no les funcione su capacidad de datos. Y eso es infundado porque las tareas escolares, para ser subidas, no necesitan gran cantidad de datos. Otro temor frecuente es la pérdida de control de la clave y esto no es así. Es posible cambiar la clave cuantas veces sea necesario. Hemos creado tutoriales de cómo hacerlo que están a disposición de quienes quieran sumarse al proyecto. Necesitamos personas que compartan la info, pero, además, necesitamos mayor compromiso en la red. Mientras más seamos, más funciona lo colectivo”.

*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: IPEM 138 Jerónimo Luis de Cabrera.

Palabras claves: educación, Internet, pandemia

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