Fallo histórico: absuelven a una mujer imputada por homicidio por mediar violencia de género
Valeria Olmedo (25) estaba imputada por “homicidio agravado por el vínculo con circunstancia extraordinaria”. En el año 2018, asesinó a su marido en medio de una violenta discusión. Durante el juicio, se decidió su absolución, después de conocer la historia de vulneraciones y violencias que sufrió durante toda su vida. Por primera vez en los Tribunales del Río Cuarto, el primer punto de la sentencia reconoce la condición de víctima de violencia de género.
Por Carina Ambrogi para La Marea Noticias
Valeria Olmedo (25) llegó en un móvil policial a la ciudad de Río Cuarto convocada por el Estado para participar del juicio del que era parte como autora del homicidio de su ex pareja, Julio Pereyra (39). La causa llegó desde la Fiscalía de La Carlota, con la carátula de “homicidio agravado por el vínculo con circunstancia extraordinaria”, y fue el resultado de la investigación que se realizó tras los hechos sucedidos en la madrugada del 8 de octubre, en la pequeña localidad cordobesa de Alejo Ledesma, cuando Valeria le asestó a Julio una puñalada con un cuchillo en el pecho y lo mató. La sentencia dictada en el día de ayer la absolvió de los cargos, porque, durante el juicio, los tres jueces técnicos y los 8 jurados populares pudieron conocer la historia de vulneraciones y violencias responsables del dramático final.
La historia
La culpa no es de ella, “acá falló el Estado”, dijo durante el juicio Jorgelina Colasanti, la mujer que le facilitó a Valeria el último trabajo que tuvo antes de la imputación, en un programa laboral que le permitió trabajar barriendo las calles del pueblo.
Nació en una familia pobre, hija de un padre golpeador con graves adicciones al alcohol y una madre con deficiencias cognitivas, era la mayor de tres hermanxs. La primera vez que el Estado conoció sobre sus vulneraciones fue cuando, a los 10 años, denunciaron a su padre y madre por la falta de cuidados y violencia. Para escapar de esta situación, se fue a vivir a la casa de una tía y, a los 12 años, se cruzó a vivir al frente, con un vecino de 27 años, Julio Pereyra, con quien formó pareja, aunque en el juicio dijo que ella lo veía más como un padre que como un marido. Dos años después, los organismos de protección vuelven a tener noticias de Valeria, esta vez, fue protagonista de una feroz golpiza que le propinó Pereyra. Era el año 2010, tenía 14 años y cursaba su primer embarazo.
La denuncia la realizó una concejala que fue alertada por una vecina. La psicóloga Lorena Dutto, integrante del equipo técnico de los tribunales de La Carlota, elaboró en esa oportunidad un completo informe a donde dejó constancia de las violencias a las que era sometida la niña, la necesidad de que se arbitren medidas de protección y el riesgo que implica que la violencia iba en escalada ascendente. “Pereyra pasó de tomar alcohol al consumo de drogas y la situación fue cada vez peor en él y para la pareja”, relató la profesional en diálogo con La Marea Noticias.
Buscaron alguna persona adulta que pudiera hacerse cargo de su cuidado, pero no había nadie. La respuesta del Estado fue encerrarla en una institución de menores. Valeria no quería ese encierro, que claramente podía entender como un “castigo por denunciar”, y, al poco tiempo, volvió a vivir con Pereyra.
La segunda vez que se solicita a Lorena Dutto la realización de un informe técnico es cuando Valeria ya estaba imputada por homicidio, tenía tres hijas, una de ellas todavía amamantaba. Según comentaron testigos, Pereyra siempre la trató como un objeto, la violentó de todas las formas posibles, una vez le golpeó tanto la cabeza que no le quedó otra que llevarla hasta el hospital, a donde Valeria aseguró que se había golpeado con algo. Él vivía de una pensión y administraba el dinero que ella ganaba en trabajos de limpieza. La noche del episodio dramático, ella le pidió que dejara de consumir cocaína y le rompió el plato de donde él estaba aspirando. Él la amenazó de muerte y, entonces, ella se defendió.
La causa
La primera imputación que recibió después de la instrucción que se realizó en La Carlota implicó que pasara dos meses presa en Río Cuarto y consiguiera la libertad condicional, gracias a los informes que evidenciaba su capacidad para estar al cuidado de sus tres hijas. Era una figura importante para ellas, había logrado durante toda la vida de las niñas brindarle lo que ella nunca tuvo. “Nos relataron las maestras que ella asistía a todas las reuniones de madres y padres, a los actos escolares, y que las nenas siempre fueron correctamente aseadas y con todos los elementos necesarios para estar en la escuela”, contó Dutto.
Pero esta libertad condicional fue revocada a pedido del fiscal Daniel Antonio Vaudagna, quien consideró que era peligroso que ella estuviera libre para el proceso. La Cámara Segunda del Crimen le concedió la apelación y le revocaron el cese de prisión. Desde ese momento y hasta el día del juicio, pasaron dos años en los que estuvo presa en su domicilio junto a sus tres hijas y su hermana menor.
La defensa estuvo a cargo del Defensor Letrado Pablo Demaría, quien tuvo la certeza desde la primera vez que tomó contacto Valeria de que, esta vez, no le tocó defender a una victimaria, tenía que defender a la víctima. Así se presentó ante los juzgados populares y les explicó las razones de su afirmación. En diálogo con este medio, Demaría no dudó de que era el Estado quien tenía una deuda pendiente con la víctima y no al revés. Respecto de la situación de 2010, señaló que, en esa oportunidad, “en vez de brindarle herramientas para superarse, la respuesta fue encerrarla”.
La sentencia
Tanto el Defensor Letrado como el Fiscal de Instrucción coincidieron en pedir la absolución, el dilema era cómo encuadrarlo, si en la figura de legítima defensa, o en su inimputabilidad. Demaría consideró que actuó en legítima defensa: “Lo que hizo fue defenderse de una agresión ilegítima, por lo tanto, su acción no fue delito, consideró que ella actuó conforme a derecho, según el artículo 34 inciso 6”, explicó.
Los jueces técnicos, conformados por Natacha García, Virginia Emma y José Varela Geuna, consideraron que era inimputable: “Su vida fue tan cruel que ella nunca fue libre de decidir, si nunca pudo decidir sobre su vida en relación a este sujeto, mucho menos fue libre para decidir acabar con la vida de él. Nunca fue libre, no pudo decidir, actuó por instinto”, explicó Varela Geuna.
Lo novedoso tanto para él como para el Defensor es que, por primera vez, y por consideración de la Jueza Natacha García, se reconoce, como primer punto en la sentencia, que la imputada es víctima de violencia de género y después, como segundo punto, que se la absuelve de los cargos.
“Lo que es distinto en esta sentencia es el no circunscribirnos solo a la absolución, sino en reconocerla como víctima de violencia de género”, señaló el Magistrado.
Lo que falta
El Juez Varela Geuna se desempeña desde hace 40 años en los tribunales de Río Cuarto. “Las políticas públicas para atender la violencia de la niñez y de las mujeres nunca fueron prioritarias, siempre faltan recursos, este hecho sucedió en una comunidad pequeña, a donde muchas vecinas y vecinos seguramente sabían lo que pasaba, pero nadie dijo nada”, reflexionó. Según su análisis, no hay decisión política para fortalecer con recursos los organismos de protección y es necesaria, además, una ley que permita crear secretaría especializada dentro de alguna fiscalía abocada específicamente a atender los casos de violencia de género y derechos de la niñez. “Deberían actuar cada vez que no se cumple con una restricción y atender todas denuncias por pequeñas que parezcan”, señaló el funcionario. “Ese avance depende de decisiones políticas de gobierno, pero uno advierte que las prioridades pasan por otro lado”, enfatizó.
Lorena Dutto, por su parte, señaló que las denuncias de este tipo y las de abuso sexual son las más recurrentes y van en aumento. “No veo que se haya avanzado lo suficiente, notamos como positivo más compromiso por parte de las instituciones como la escuela para denunciar, pero falta mucha formación e información”, señaló. En La Carlota, no hay refugio para las mujeres ni centros de atención para los varones violentos. Hace menos de un mes, se abrió una sede del Polo de la Mujer que, según entiende, se ocupa de receptar denuncias y realizar asesoramiento. “Necesitamos tener alternativas para sugerir después de hacer nuestros informes, por ejemplo, poder sugerir soluciones como los tratamientos que se hacen con varones en la ciudad de Córdoba”, puntualizó.
Valeria dejó la ciudad de Río Cuarto escoltada nuevamente por el móvil policial. Su abogado defensor no quiso decirle mucho cuando terminó el proceso, “sentía que lo mejor que podía hacer era no retenerla para que fuera a reencontrarse con sus hijas”, dijo.
Ahora Valeria no tiene ninguna cuenta pendiente con el Estado, pero tampoco hay ningún programa que prevea acompañarla en su nueva vida para reparar todas las deudas que quedaron con ella.
*Por Carina Ambrogi para La Marea Noticias. Imagen de portada: Puntal.