Tirar del hilo: cuando el bordado se vuelve político
Nos sumergimos en la vida de la Colectiva de Artivistas Bordando Disidencias. Deseos, sentidos, opciones, gesta identitaria colectiva y resistencia artística, en las voces de dos de sus integrantes.
Por Luz Ailín Báez para Marcha
Desde la época victoriana, la práctica del bordado ha sido considerada como una labor puramente estética para mujeres “de bien” en la que, tanto las obras realizadas como sus autoras, eran consideradas un elemento puramente decorativo. Bordar era una actividad aceptada e, incluso, enseñada y programada desde la niñez para las “niñas”; apenas una actividad de entrega: bordar para la familia, bordar para el marido, bordar los pañuelos, las servilletas de tela, las sábanas nupciales y el ajuar de les hijes. La concepción del bordado como actividad realizada en el anonimato de lo doméstico y su mote de “artesanía decorativa” resultó, por mucho tiempo, en que su potencial- como espacio de creación y de comunicación de ideas y conceptos- quedara acotado y totalmente menospreciado social, política, cultural e intelectualmente.
Quizás por eso resulte tan atractiva la propuesta que realizan les artistes de Bordando Disidencias (BD). Se trata de una colectiva artística de bordado y resistencia disidente surgida en el año 2018 en la Ciudad de Buenos Aires. “Bordando Disidencias surge en los encuentros de un grupe de seis personas aproximadamente, juntadas en el living de Casa Brandon [centro cultural queer ubicado en Villa Crespo], que para mí siempre fue un lugar seguro, de pertenencia, de cultura LGBT o disidente”, cuenta Pe, une de les organizadores del proyecto. Desde ese momento, los encuentros sucedieron en casas particulares de les mismes integrantes.
Pe señala que deseaban identificarse como artistas y no como artesanes: “Nuestra intención era de alguna manera poética: poner el bordado, traer de vuelta el bordado a un lugar de importancia, de relevancia, donde sea considerado como arte. Y a veces nos daba la sensación de que la palabra artesanía parecería tener un cierto sesgo peyorativo, como que no llega a ser arte, menos que arte. Entonces, nos identificamos como colectiva de artistas (…) transitada por personas heterosexuales, homosexuales, no binarias, trans de distintas edades”.
“Ha pasado mucha gente que hoy ya no transita, pero ha dejado bordados en el acervo. Si bien es distinta la gente, en un punto es la misma: es la disidencia”, comenta. Y detalla, en relación al contexto actual: “Hoy nos encontramos de forma virtual, nunca dejamos de encontrarnos. Y están pasando estas cosas increíbles de, de pronto, estar conectades con compañeres de Chile o de República Dominicana. Bordando Disidencias tenía esto de juntarse físicamente. La pandemia hizo que nos encontremos con realidades de otras latitudes, lo cual enriquece mucho la experiencia”.
—¿Qué es bordar para ustedes?
—Pe: Personalmente, el bordado es un trabajo hacia adentro y hacia afuera: hacia adentro es hacia la obra, lo que estás haciendo, lo que querés plasmar, lo que querés transmitir, lo que querés comunicar… pero también es hacia afuera: la persona con la que estás bordando enfrente, a tu lado, con su experiencia. Es poder terminar la jornada, ver todos los trabajos bordados y comentarlos y debatirlos. Creo que, para BD, el bordado es el catalizador que sirve para visibilizar estas disidencias. Para hacer visible lo invisible. En sentido personal, tiene que ver con expresar la rabia de la disidencia. Porque, inclusive, los bordados en BD tienen este sentido de cuestionar, de rabia, contestatario. El bordado contesta. Hay un bordado de Caro [otra integrante] que dice: “¿Cuándo te diste cuenta de que eras heterosexual?”. Es un bordado chiquitito, es un retazo. No debe medir más de 10×15 centímetros y me gusta por eso. No está decorado. Es la frase, va al hueso directo.
—Kali: No sé si hay una respuesta colectiva a esto. Creo que cada une lo definiría de manera diferente. Bordar es un acto y es un gesto que encierra muchos significados y muchos movimientos, y elaboraciones psíquicas emocionales y también colectivas dentro. Para mí, bordar es un entre, un espacio intermedio entre lo exterior y lo interior, donde ambas partes dialogan. La realidad circundante, lo que percibimos por fuera y también lo que pasa por dentro. Creo que el exterior siempre influencia un poco lo que pasa adentro. Y desde adentro, intentamos hacer un poco de sentido de lo que pasa afuera y dentro nuestro. Y ese hacer sentido se expresa a través del bordado y las imágenes que podemos llegar a crear. Para algunes, se convierte en una especie de mantra o espacio de meditación, por esta cuestión del movimiento repetitivo que tiene el bordado y porque en ese movimiento repetitivo llega un momento en donde une está conectade con el cuerpo y, al mismo tiempo, lo abandona como en un sueño. Hace que une pueda tanto conectarse con el presente, el aquí y ahora, con lo que une está viviendo (que muchas veces termina relacionado con lo que une borda) y muchas veces te permite escapar de una realidad hostil o un momento malo que estás viviendo, y centrarte en el bordado, en una actividad que siempre es útil: para une, siempre significa algo y siempre va a tener un fin, un sentido. Hay algunas definiciones que dicen que el arte es justamente lo que no sirve para nada, pero me parece que esa gente está bastante equivocada. El bordado es para nosotres una actividad de comunicación con lo que está pasando adentro, a veces para comunicarnos a nosotres mismes lo que nos está pasando. Sin importar qué patrón une siga o qué idea tenga une en la cabeza, siempre hay algo en el medio que emerge o con lo que une tiene que lidiar. Hay discursos fallidos dentro de los bordados y a veces quizás esas son las manifestaciones más interesantes porque hablan de lo que realmente sentimos y nos cuesta expresar con palabras… entonces, emergen en forma de imagen.
En un sentido colectivo, creo que el bordado es una forma de conectar con les demás ocupando un espacio donde une por fin está diciendo algo que quizás hace mucho tiempo que tiene ganas de decir y no se atrevía, o tenía miedo o no tenía un lugar para decirlo… o quizás no lo decía porque pensaba que no habría nadie que lo fuera a escuchar. Cuando te encontrás con esta colectiva de afecto entonces, eso te motiva para expresarte. Entonces, ahí el bordado cobra ese sentido de expresión. En ese sentido, siempre tiene un sentido político. A nivel micropolítico, ya expresarse en cualquier ámbito es un montón para nosotres. También compartir esto que nos pasa en forma de imagen es muy fuerte para nuestras familias y también para les otres integrantes del colectivo, y cuando hacemos muestras o publicamos nuestras obras en Instagram también cobra una dimensión de llegar a le otre con ese mensaje que para nosotres es importante.
—¿Qué les mueve como colectiva? ¿Tienen una búsqueda en común o búsquedas diversas con algunos puntos en común?
—Pe: Nos mueve el encuentro, el cruce con otras disidencias y el intercambio por sobre todo. Hemos viajado a algunos lugares de la provincia de Buenos Aires y otras provincias, y siempre lo que buscamos es un poco eso. Tenemos un proyecto que todavía no logramos llevarlo a cabo: comenzar a viajar a las marchas LGBT que se han comenzado a hacer desde hace menos de un año en distintas localidades del Conurbano y en el interior del país y en cada provincia. Poder viajar nosotres, nosotras y nosotros. No siempre esperar esto tan capital-centrista de esperar que todo venga hacia aquí. Queríamos volver a Tandil, donde ya estuvimos con el colectivo Las Bertas en un evento que produjeron con otras colectivas de bordadoras como La Voz de la Mujer y la Dora Morgen. Justo nos agarró la pandemia, pero teníamos la fecha para ir a la marcha y teníamos hecho un derrotero de las fechas de marchas en cada provincia o cada distrito del conurbano para buscar el encuentro. Tenemos búsquedas en común y búsquedas individuales.
—Kali: Yo creo que lo que nos mueve a la hora de crear y juntarnos es el amor. Me hago cargo. Hay algo de amor, primero amor propio, amor a nosotres mismes. Ya sea en modo de búsqueda o en modo de ya amarnos. Que nos mueve a expresar ese amor que tenemos hacia lo que nosotres somos. Hay gente que le llama orgullo. Yo creo que es más que nada amor. El amor que todes nos merecemos sentir hacia nosotres mismes. Y ese amor también se proyecta en una cuestión colectiva. Cuando nos encontramos, nos damos cuenta de que todes somos muy diferentes y, al mismo tiempo, nos damos cuenta de que somos personas maravillosas las que integramos BD. Todes merecen amarse a sí mismes, ser amades y proyectar ese amor y manifestar todo lo que tengan que manifestar, y a veces es dificultoso hacer eso cuando une está sole. Encontramos una instancia de validación donde externalizar los sentimientos que tenemos. Que muchas veces son sentimientos hacia nosotres mismes o hacia lo que pasa en nuestro entorno. Y compartirlo con el entorno es lo que nos termina moviendo creo. Así que, en el fondo, nos mueve el afecto y el amor. Eso se manifiesta en forma de ira hacia las injusticias que quizás hayamos vivido en nuestra vida o estemos viviendo o viendo a nuestro alrededor. Y también ese amor se manifiesta como deseo de validación, de escucha, de ser escuchades. Para que el mundo exterior (dentro del grupo o por fuera del grupo) también retroalimente esa vivencia y ese mensaje. Creo que hay un ansia por comunicar.
Tenemos una búsqueda en común y es esa: la de manifestar lo que tenemos dentro. A veces esa búsqueda tiene tópicos comunes: luchas comunes que hacen al feminismo interseccional, como la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito, la lucha por la visibilización LGTBQ. También por denunciar o poner en el tapete o dialogar acerca de visibilizar cuestiones que tienen que ver con el contexto socioeconómico, cuestiones emergentes que generalmente tienen que ver con la lucha por los derechos humanos, que a veces son contemporáneas, a veces son más antiguas o lejanas: como cuando alguien muy joven hace una intervención o una obra acerca de cuestiones que tienen que ver con la dictadura. Y está hablando desde su vivencia y de cómo vive eso desde la memoria colectiva. Eso me parece muy conmovedor y súper importante.
Bordar nuevos horizontes colectivos
En Bordando Disidencias, este arte textil -minusvalorado otrora como pasatiempo doméstico, jamás a la altura de quienes deciden qué es y qué no es arte- sostiene e impulsa estas subjetividades disidentes también ninguneadas y vapuleadas por el patriarcado, que habitan el espacio artístico y que resignifican el bordado como medio de expresión política pública.
En febrero de 2018, Anush, integrante fundadore, propuso el primer encuentro, entre bastidores y agujas . Desde entonces, esta grupa se junta (ahora desde la virtualidad) a tirar del hilo para desbordar aquellas estructuras estructuradas estructurantes de normalidades, para bordar grandes signos de pregunta alrededor de los tejidos sociales existentes que reservan los lugares de legitimación identitaria para unas pocas personas. En ese sentido, han realizado muestras y eventos junto con otros colectivos de bordado, jornadas de bordado y lectura queer, entre los que se destacan la muestra Bordando el Aborto Legal en Espacio Mu -que luego fue llevada a otros lugares de la mano del Colectivo Las Bertas, Dora Morgen y La Voz de la Mujer-.
Asimismo, inauguraron la muestra “Nena, llévate un saquito” en honor a Néstor Perlonger y un texto de su autoría en la que nombraba los edictos policiales por los cuales a las chicas y chicos trans los levantaban de la calle. “La muestra eran todas prendas personales intervenidas bordadas. Yo había expuesto un buzo de capucha de que tenía bordado atrás el meme del troll y decía “trolleando el patriarcado” (ríe) y cada una, une y uno tenía sus prendas bordadas. Estaba el corpiño tornasolado y disidente de arcoíris de Juli… había un calzón que tenía bordado un genital femenino, como entrando en diálogo también con la prenda, muy interesante”, señala Pe.
Bordando participó también del evento La Ansiedad de lo Virtual , programado por el Colectivo de chilenes en Argentina. Al tiempo en que sucedía el estallido social en Chile a fines de 2019. Allí se abordaron temáticas relacionadas con ese país y con causas latinoamericanas. Bordados con la whipala, una bandera bordada con la frase “Piñera es Pinochet” y las fotos bordadas de Bruna -de 19 años, la integrante más pequeña de la colectiva- que hizo una selección del archivo que tiene el Conti de Derechos Humanos sobre las Madres de Plaza de Mayo.
Durante la muestra “Abordamos” en FM La Tribu en su aniversario n°30, fueron convocades junto a la colectiva Dora Morgen. “Fue muy interesante porque hicimos jornadas y una muestra que quedó ahí en el bar. Recuerdo mucho el bordado de Anush de una vagina con dientes. Y está como se le dice vagina en armenio: Labios de la vergüenza. Y ella pone abajo Labios del Orgullo”, resalta Pe.
Actualmente, la Colectiva se encuentra bordando de manera conjunta la Ley de Identidad de Género. “Ya está bordada la mitad de la ley”, comenta Pe y aclara que “desde la experiencia, viene lo colectivo. Siempre el bordado es individual. Éste es el primer proyecto que tenemos de dejar esa individualidad para trabajar en función de un objetivo”. En relación a esto, Kali realiza una distinción interesante: “Bordamos en sesiones, bordamos soles… pero hay una instancia colectiva de la producción. Ese bordar junto a otres se da tanto en la instancia donde nos reunimos como cuando estamos bordando literalmente soles en nuestras casas. Pero pensando que igual lo estamos haciendo dentro de una grupa: Que mi bordado podré compartirlo, que lo van a publicar, que habrá un feedback del otro lado, entonces, de alguna manera, creo que inconscientemente hay una idea de “esto lo puedo y lo voy a compartir”. Y hay, a su vez, algunos proyectos donde todes colaboramos con una propuesta colectiva, como bordar la Ley de Identidad de Género o bordar los pañuelos por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
En ese tipo de bordados, habría, según elle, una mayor puesta en común, un disparador común para contribuir con un gran bordado. “La idea del colectivo se expande aún más en esos casos, porque estamos hablando de causas muy grandes que tocan a todas las personas. Pasamos entonces a la instancia de sentirnos parte del colective general. Es hablar y escuchar nuestra voz a través de los bordados dentro de ese colective general”, sostiene Kali.
—Durante el mes de marzo, justo antes de entrar en cuarentena, participaron junto con Tejiendo Feminismos, en la exposición “Para todes tode”, en el Centro Cultural Kirchner. ¿Qué significó para ustedes dicho evento?
—Pe: Para BD, será un momento importante siempre lo del CCK porque es, de alguna manera, abrirnos un lugarcito, ¿no? De costado, de refilón, porque nunca las disidencias quieren ser mostradas, inclusive en el Estado, dentro de las instituciones. Estar en lo que es considerado el centro cultural más grande de Latinoamérica nos pone muy orgulloses, orgullosas y orgullosos.
—Kali: En mi caso, fue una desilusión porque para nosotres es un gran esfuerzo mantener la instancia de encuentro y coordinación (Anush y Pedre son les que se encargan de esto) de la grupa. Producir es un gran esfuerzo, producir eso producido también y cuando vienen estas instancias de poder compartir todo eso que hicimos de manera colectiva y vernos a todes juntes colgados en una pared. Cuando nos encontramos con ese acceso a lugares donde poder expresar lo que venimos haciendo a una mayor cantidad de personas es una gran alegría e ilusión. Porque siempre tenemos esa ilusión de que del otro lado aparezca una persona (muches esperamos que sea une niñe) que vea lo que hacemos y que les sirva para su crecimiento personal, su desarrollo, para encontrarse con algo con lo que por fin se sienta identificade -que eso raras veces nos pasa a nosotres cuando accedemos a los productos de consumo masivo, digamos, a los medios de comunicación y al arte en general-, para nosotres es importante esa instancia, es gratificante. Y la instancia con el CCK fue tuvo ese sabor dulce por ese lado y, por otro, amargo: nos sentimos muy agradecides y contentes de haber sido convocades y formar parte y tener acceso y poder decir algo dentro de ese espacio donde concurriría mucha gente.
En el CCK, lo que pasó es que esta diversidad de voces que somos no tuvo su expresión allí porque la selección que hicieron de las obras que enviamos fue una selección que, desde mi lectura, tiene que ver con un filtro de lo políticamente correcto, dentro de una muestra que supuestamente tenía como objetivo darle un lugar a todes para expresarse. Eso no sucedió y no por una cuestión de que no hubiera espacio físico para nuestras obras, sino que, dentro de ese espacio físico limitado, la selección de obras no apuntó a reflejar la diversidad de voces y de tópicos y de formas en cómo esos tópicos eran expresados. Creo que lo que más nos hizo ruido fue lo que dejaron afuera. Nos dimos cuenta de que las obras que quedaron afuera tenían que ver con los contenidos más explícitos acerca de opiniones que podían llegar a ser polémicas o también de imágenes que podían tener que ver con lo que más naturalmente nos sale: narrar nuestras vivencias internas. Compañeres que sé que han hecho obra que tiene que ver con besos, gestos de amor, afecto, erotismo, sensualidad, deseo, que expresan las emociones y cuerpos de personas diversas en cuanto a su género y sexualidad … mucho de eso se envió y nada de eso se colgó. Y cuando vos venís de un colectivo que justamente tiene que ver con expresarte tal cual sos sin temor a que del otro lado haya un juicio maniqueo o una persona censurándote o diciéndote “esto no va”… Esperábamos que ese evento fuera una extensión de esa celebración y no lo sentimos así.
Creo que nos interesa ocupar la mayor cantidad de espacios de podamos. Ese espacio es desde la cocina de nuestra casa, la casa de nuestras familias a las que les podamos comunicar todas estas cosas que nos pasan también, o en nuestros amigues, espacios en las redes… espacios que tienen que ver o nos dan la posibilidad de compartir estas vivencias con personas que, de otro modo, no accederían a eso porque no conocen a nadie como nosotres o creen no conocerlos. O personas que no puede expresar libremente lo que son. Creo que queremos llegar a ese tipo de lugares. Y obviamente, a mayor masividad, vos llegás a más personas. Pero desde lugares “pequeños” o en ciudades que no necesariamente sean la capital, ocupar esos lugares es igual o aun más importante. El tema es que al final no se nos reconoció en nuestra totalidad, sino una parte que a les que hacían la curaduría les convenía o deseaban reconocer, la parte más políticamente correcta en su apreciación y en el contexto de las otras producciones que había. Me parece que la colectiva tiene el sentido de legitimarnos entre nosotres. De todas maneras, siempre pasa esta dualidad: une no quiere necesitar reconocimiento externo para saber que lo que hace es valioso y, sin embargo, une desea muchísimo eso. Alguien del otro lado que diga “lo que hacés me conmueve, me sirve”, pero no desde un lugar de popularidad, sino más de conexión. Lo que más queremos es crear conexión y crear empatía.
—Algunes de les integrantes de BD hacen fotobordados, ¿cómo surge la idea, en qué se inspiran?
—Pe: El fotobordado es una veta a seguir dentro del bordado. No todes les de BD lo desean transitar. Por otro lado, es muy interesante por cómo te predispone el formato. Tenés que entrar a jugar algo muy pequeño porque ya hay una impronta dada por la misma fotografía. Entonces, es un ataque muy corto el que se puede hacer sobre una foto, pero yo creo que el trabajo que hace Kali sobre el fotobordado es muy interesante porque también siempre se cae en ese lugar de querer decorar. Sin embargo, el trabajo que hace Kali con esos pañuelos que borda sobre fotos encontradas en la calle me parece súper interesante.
—Kali: Tiene mucho que ver con primero querer expresar desde un lugar de transformación. Bordar una foto te da la posibilidad de transformar desde un lugar muy directo la realidad vivida anteriormente, la realidad pasada, del presente y la realidad futura… te permite trabajar sobre lo que fue o lo que es o sigue siendo, que para algunes de nosotres tiene que ver con realidades estructurales, con cómo está estructurado el mundo y nosotres mismes, pensades. Y el bordado nos permite trabajar de una manera muy potente sobre esa imagen para crear un mundo nuevo. Un mundo que ya exista adentro de nosotres, que pueda tener que ver con lo que nosotres realmente somos, con nuestra identidad. Y también puede ser una expresión de deseo: cómo nos gustaría que las cosas sean o cómo nos gustaría que hubiesen sido. Muchas veces tiene que ver con esto. Lo que pasa con la foto es que deja entrever de manera muy patente y palpable cómo están entrelazados los mundos de lo íntimo, lo privado y lo público, lo que supuestamente es exterior. Para muches artistas que trabajan el fotobordado (por fuera de BD) se centran mucho en la cualidad y virtuosidad de la técnica. O en interactuar desde un lugar muy frío o no desde la emocionalidad.. y creo que en BD las intervenciones de fotobordado tienen que ver mucho con compenetrarse con la obra desde un lugar muy emotivo. Y eso no tiene que ver necesariamente con algo naif, light o tibio, sino bien puede estar relacionado con algo político o íntimo como de la esfera de lo familiar, de la vivencia de cada une. En mi caso, tiene que ver con transformar las imágenes de mi infancia, de lo que viví en lo que me gustaría haber vivido. Y también esas imágenes donde está oculto el dolor, la vivencia de la herida, o del abuso, o del no poder ser, encontrar en esa imagen espacios y posibilidad a través del bordado de sanar un poco. Creo que ese es el diferente significado que encuentro: conectar con le niñe que une fue o que no tuvo posibilidad de ser, y visibilizar directamente en la foto qué era lo que realmente une estaba atravesando o qué a une le hubiese gustado que les otres vieran.
Las fotos muchas veces son muy engañosas. Sobre todo, las familiares. Momentos de supuesta felicidad que une ni siquiera recuerda porque en verdad lo que estábamos atravesando era otra cosa que en la foto no se ve porque las personas detrás de la lente no querían o estaban interesades en verlo, sino reflejar su ideario de la familia ideal, la infancia ideal o de le niñe ideal, y no ver cómo era realmente ese niñe que tenían delante suyo. Une a través del bordado saca eso afuera. Hay todo un proceso de sublimación, de denuncia, de conectar con el pasado y ser partícipe active dentro de ese pasado. Incluso también pasa con fotos que no tienen que ver con nuestra esfera individual, sino de realidades que une no vivió -como la dictadura- o causas con las que une empatiza y se siente afín o comprometide. De esa forma, une siente que puede influir, al menos desde el imaginario, desde el mundo de lo emotivo.
Creo que uno de los grandes significados que se le aporta desde Bordando Disidencias al fotobordado es la capacidad de transformar el imaginario colectivo. Por eso, muchas veces trabajamos con fotos propias o fotos encontradas hasta en la basura, imágenes de personas que el mundo se dedica a desechar como basura. Y en ese punto, siempre hay una empatía con las personas marginadas desde cualquier lugar, por cualquier motivo. Porque muches de nosotres hemos atravesado ese tipo de instancias de marginación, de aislamiento, de rechazo, de abandono por parte de familiares o amigues o instituciones o el Estado. Y quizá también hay una instancia de conectar con una ancestralidad que nos fue y nos sigue siendo negada, por cuestiones del colonialismo, cuestiones de homofobia, por cuestiones de ocultamiento o invisibilización de personas con las que quizás nos sentiríamos también conectadas desde nuestra experiencia y que han vivido hace muchísimos años. Creo que también es una manera de conectar y de armar constelaciones familiares con personas que son desconocidas en el caso de las fotos que une encuentra o rescata de contenedores. He rescatado álbumes enteros de fotos de gente que quizás se murió y le tiraron sus fotos a la calle, y trabajado con esas fotos como si fueran mías. Redibujando los relatos y las vidas expresadas en esas fotos. Pensando qué hubieran sido, qué podrían contarnos, ser…
—¿Cómo se proyectan en el futuro?
—A futuro, queremos viajar por las provincias llevando los bordados a las distintas provincias, hacer comunidad allá y participar de las marchas. Un fenómeno muy reciente y que es muy importante que la comunidad que acá en Buenos Aires es más fuerte empiece a tratar de generar comunidad fuerte fuera de aquí. Despegarnos un poco de acá.
*Por Luz Ailín Báez para Marcha.