De espaldas
Hay muchos detalles sugestivos en la última foto de Facundo, el 30 de abril pasado. Uno, el policía que mira a la cámara y lo agarra con un brazo, como si se tratara de un trofeo de guerra. Para un simple operativo rutero por no cumplir las normas de la cuarentena, parece mucho la pose.
¿Qué función tenía esta foto? ¿A todos los que pasaban por la ruta y se les labraba un acta se les sacaba una foto así, del brazo? ¿Qué sentido tiene la foto, si el que está de frente es el policía y el detenido está de espaldas?
Otro detalle sugestivo: el pantalón sucio de tierra de Facundo y una zapatilla que falta. ¿Ya lo verduguearon, le pegaron, lo revolcaron por el suelo? ¿Dónde está la otra zapatilla? ¿Es la misma zapatilla que apareció en el pantano, junto a un cuerpo semienterrado que será identificado en algunas horas?
Tercer detalle: Facundo está de espaldas. No lo vemos, no sabemos cómo está, qué está pensando. No nos mira, nos da la espalda. Hoy, que tantos eligen darle la espalda a él y no decir nada sobre su desaparición forzada, y no exigir ni reclamar a ninguna autoridad política, y elegir la indiferencia para gambetear el encubrimiento, las pistas falsas, las mentiras desparramadas por la prensa-cloaca de la Nueva Provincia, La Brújula 24 y Germán Sasso, todos cómplices de la policía. Todos le dan la espalda a Facundo. Nadie se anima a mirarlo de frente, a asumir que fue la Bonaerense y que la impunidad está ganando la batalla. Facundo está ahí, de espaldas, esperando. Sin saber qué va a pasar.
No le demos la espalda nosotros. No seamos cómplices. No seamos miserables. No seamos como ellos.
*Por Revista Sudestada
