Economía, salud y ambiente: protagonismo popular para salir de un falso dilema
Por Huerquen
En plena pandemia global, el presidente Alberto Fernández plantea que “el dilema entre economía y salud es falso”, frente a la campaña de los sectores más reaccionarios de la sociedad a través de los multimedios. En el mismo sentido, es importante impedir que se contraponga el cuidado del ambiente y los bienes comunes con la generación de actividades productivas para salir de la crisis; en una reedición del viejo “salud o trabajo” con que las empresas y sectores de la política chantajearon durante años a las comunidades en todo el país, con los resultados que conocemos: ni trabajo ni salud, además de dejar truncos otros desarrollos productivos. Pero nada es igual.
Este 1ro de agosto, Día de la Pachamama, hubo una impresionante movilización en el puente Rosario-Victoria para reclamar el fin de la quema de las islas y por una ley nacional de protección de humedales. Aún con las dificultades que acarrean las medidas de ASPO, varios miles de personas se manifestaron manteniendo la distancia obligatoria y usando tapabocas; con carteles improvisados, echando mano a la creatividad y el colorido que somos capaces aún en los tiempos más difíciles. Una movilización “histórica” al decir de referentes y organizaciones locales.
Las ciudades del litoral en defensa de los Humedales, Mendoza en defensa del Agua, Chubut contra la Mega-minería, Chaco y Salta frente a los Desmontes o Misiones contra la introducción masiva de transgénicos y defensa de la Biodiversidad y las Semillas criollas; Agroecología en la pampa húmeda y Derecho a la Ciudad en el cemento; movimientos que hablan de cambios profundos en nuestras sociedades. Reclamos que, articulados al reconocimiento de la dimensión de la crisis climática, de los riesgos de nuevas enfermedades por destrucción de ambientes o los modos de producción dominantes, han desbordado por mucho los círculos militantes, ambientales o científicos, para transformarse en patrimonio de todos y todas.
Esto también lo registran las corporaciones extractivas y sectores de la política aliados a ellas, por lo tanto, en tiempos donde está en disputa la forma en que saldremos de la crisis y la llamada “nueva normalidad”, los desafíos van a ser mayores. Esto sucede en medio de una profunda crisis económica y con millones de compatriotas sumergidos en la pobreza, donde el rumbo extractivo vuelve a plantearse como “solución” desde adentro y afuera de los gobiernos.
Arde el Delta
Las imágenes virales de la quema frente a Rosario son elocuentes del drama que se vive en el Delta del Paraná, tanto sobre el Río Paraná como el Uruguay, ecosistemas de enorme importancia.
Daniela Verzeñassi integra el Foro Ecologista de Paraná y la Coordinadora provincial Basta es Basta: “Todos los años, hay quemas en los humedales del Delta, pero, este año, se intensificó y se vio que esto es ya un ecocidio, una tragedia sin precedentes, al menos, en nuestra memoria cercana. El reclamo de siempre tomó más fuerza, porque el fuego tomó fuerza, y logramos que se instalara la preocupación sobre nuestros humedales más allá de las organizaciones socioambientales”.
Junto a la Asociación por una Justicia Ambiental (AJAM), reclaman ante la Corte Suprema de Justicia una medida cautelar de protección en lo inmediato. “Aparte, también reclamamos que se declare al Delta de Paraná “Sujeto de Derecho”; pidiendo un Ordenamiento Territorial conjunto de la Nación y las Provincias involucradas, con la seriedad que no se viene teniendo en estos años, y dando lugar a la participación ciudadana”. En lo legislativo, vienen reclamando junto a muchas otras organizaciones una Ley Nacional de Protección de Humedales; “como sabemos que los caminos de las legislaturas son lentos, estamos exigiendo que la Corte actúe”.
En este contexto, desde la Gobernación de Entre Ríos (PJ/FdT), “le echan la culpa del fuego a la caza furtiva y al turismo (en plena cuarentena), lo que parece una tomada de pelo. En paralelo, el fiscal de Estado presentó un proyecto de ley provincial para regular el uso del suelo en el territorio de Islas y humedales; en tierras fiscales y privadas, otorgándose la potestad de resolver sobre el uso de las tierras. Un proyecto vergonzoso, abusando del término ‘sustentabilidad’, y que rechazamos».
Desde el puente y visiblemente emocionado, el diputado provincial santafecino, Carlos Del Frade, declaró: «Estamos en un momento histórico, es la movilización ambiental más importante de la ciudad de Rosario. Protagonizada por la juventud y refundando dos conceptos fundamentales: la democracia con una participación asamblearia y el federalismo, porque lo que está en juego acá necesita dejar de lado los límites provinciales y medirse desde un nuevo marco interprovincial. Entonces, tres veces histórico: la movilización más importante, la refundación de la participación democrática con protagonismo juvenil y la refundación del federalismo”.
Mendoza por el agua
Imposible que Rosario no nos remita a Mendoza a fines del año pasado, apenas asumido el gobierno de Alberto Fernández, cuando las corporaciones, con acuerdo de todas las fuerzas políticas provinciales (a excepción del FIT), buscaron abrirle camino a la modificación de la Ley 7722 que prohíbe el uso de determinadas sustancias tóxicas en el territorio provincial y, con ella, a proyectos de mega-minería. La ley es clave para la defensa del agua en una provincia desértica. Este acuerdo “por arriba” fue enfrentado por miles “por abajo” que se movilizaron con fuerza y creatividad en toda la provincia; y con una enorme solidaridad de organizaciones en todo el país.
Para “Guni” Cañas de las Asambleas Mendocinas por el Agua Pura (AMPAP), “hubo una gran subestimación del poder político hacia la gente, ya sea desde el oficialismo de Cambiemos con la UCR a la cabeza y el PJ como aliado en los negocios megamineros y el fracking. No contaban con la acumulación histórica y transversal de la conciencia del agua que venimos construyendo a lo largo y ancho de nuestros territorios las asambleas, las organizaciones, en las escuelas, sobre esta conciencia del agua en épocas de cambio climático, en épocas que nuestra cordillera trae cada vez menos agua. De ahí, el estallido por la inminencia de la modificación de la 7722, que despertó las más grandes manifestaciones de la que se tenga recuerdo acá en Mendoza: 80.000 – 100.000 personas, todas y todos en la calle”.
Esa respuesta popular fue tan fuerte que los partidos que participaron del acuerdo se fueron retirando de él y, habiendo votado en ambas cámaras la modificación de la 7722, a los pocos días, debieron votar otra ley para desandar sus pasos.
Chanchos para China
Todo esto volvió a aflorar en el rechazo al acuerdo con China para instalar en nuestro país enormes granjas industriales de carne de cerdo. Jaqueada por un, hasta ahora, incontrolable brote de “peste africana” (PPA) que liquidó la mitad de sus cerdos, la potencia asiática busca la forma de abastecer de carne a su creciente clase media que incorpora proteína animal a su dieta. Avanzar en este acuerdo implica multiplicar varias veces la producción nacional total, instalando mega-granjas que son verdaderas bombas de tiempo en lo sanitario, lo ambiental, lo social y productivo. El anuncio no podía llegar en peor momento: con casi 700 mil muertes por un virus zoonótico y alertas sobre nuevos virus “potencialmente pandémicos” en distintas partes del mundo como China y Brasil, dos países con fuerte desarrollo de la ganadería industrial.
Lo que antes hubiera sido “noticia” sólo en algunos círculos, despertó un verdadero clamor de rechazo en las redes sociales, del que se terminaron haciendo eco algunos grandes medios y que obligó a las autoridades y a la industria a salir a debatir.
Para Carlos Vicente de GRAIN y Acción por la Biodiversidad: “Tenemos muchísima información de lo que ha ocurrido en todos estos años por la ganadería industrial en el mundo. La misma Organización de las Naciones Unidas plantea los riesgos de este modo de producir; ya no somos sólo las organizaciones ecologistas y campesinas las que lo decimos. Queremos que se abra el debate”.
Tiempo de disputas
Evitar el inicio de un nuevo ciclo extractivo va a depender en mucho de la capacidad de enfrentar a los sectores más comprometidos con ese rumbo (afuera y adentro de los gobiernos) hilvanando alianzas amplias, las que se construyen necesariamente alrededor de propuestas.
Las posibilidades de caricaturizar los reclamos que se denominan “ambientales”, pero que, en realidad, van mucho más allá, son cada vez más limitadas; y es por eso que las corporaciones buscan enmascarar sus proyectos con campañas de marketing para presentarlos como “sustentables”.
Un gobierno que busca representar los intereses populares no puede desoír estos reclamos y, en ese sentido, las declaraciones del Ministro de Ambiente Juan Cabandié son auspiciosas, incluso, a veces, en contraposición con algunos de sus pares del gabinete, se le reclaman hechos. Ese proyecto tampoco debería despreciar la fuerza social y política que son capaces de congregar estos debates para la disputa con sectores del poder fáctico.
En medio de la tensión que genera la emergencia social, sanitaria, económica y productiva que vivimos, necesitamos poder rechazar el rumbo extractivista, proponiendo con fuerza alternativas productivas y económicas, con hojas de ruta concretas para escenarios de transición que nos saquen de dilemas. No hacerlo facilita que las propuestas del capital “nos corran de la cancha” asociando el reclamo ambiental a preocupaciones de sectores acomodados de la sociedad (como, de hecho, intentan).
Para plantear un “no” testimonial, alcanza con pequeños círculos, con un discurso homogéneo y maximalista. Para disputar el rumbo de la “nueva normalidad”, hace falta construir articulaciones multisectoriales y perspectivas interdisciplinarias; sumar fuerza con organizaciones sociales, sindicales y políticas mucho más allá de los purismos: un ecosistema social, político y popular.
Este camino plantea desafíos y riesgos (¡claro!), pero es posible.
*Por Huerquen / Imagen de portada: Aisha Maya Bittar.