Intentar filmar por fuera de la heteronorma

Intentar filmar por fuera de la heteronorma
24 junio, 2020 por Redacción La tinta

“Madam Baterflai”, “Con nombre de flor” y “La Paloma” forman una trilogía documental que instala en la gran pantalla a compañeras trans. Conversamos con la directora Carina Sama, quien nos cuenta sobre el proyecto.

Por Redacción La tinta

Madam Baterflai fue filmada desde fin de 2010 hasta 2013, Con nombre de Flor se filmó desde 2014 a 2017, el estreno está previsto en Cine.ar el próximo 27 de agosto, y La Paloma comenzó en 2010 y aún está en proceso. Cada una de estas propuestas audiovisuales abre un universo nuevo, memorias vivas, relatos de la intimidad, conocer de cerca a estas mujeres trans y travestis que tienen mucho más para decir que lo que la sociedad y los medios cuentan.

Carina, luego de todos estos años, mira el recorrido y da cuenta de lo aprendido en su forma de filmar, de mirar a través de la cámara. “Madam Baterflai la filmé como había aprendido en la carrera de cine, está ‘correctamente’ realizado según lo que yo sabía. A partir de conocer a Malva, me di cuenta de que no se pueden filmar a seres no heteronormados con una cámara normatizada como la que yo había aprendido, así empiezo a cambiar mi visión. Y, entonces, en La Paloma, le propuse a la protagonista que hiciera casi la mayoría de la cámara, con su celular, contando su vida desde su subjetividad. Entregar la cámara al entrevistade es lo que más estamos esperando y deseamos; que haya más cámaras travesti trans desde donde ver otras realidades”, afirma.

Madam Baterflai

Esta propuesta audiovisual fue filmada en medio del contexto de discusión, debate y lucha por la Ley de Identidad de Género, aún con la legislación ya ganada, las transformaciones culturales no iban a la par y la mirada social era mucho más hostil que en la actualidad.

La sinopsis detalla: “Madam Baterflai habla sobre el amor y la libertad. En la mesa, están cuatro de nuestras entrevistadas tratando de ver quién tiene la culpa de la distancia que las separa del resto, si ellas no pueden hacerse entender o si es la gente la que tiene que romper prejuicios. Cómo viven y qué sienten cuatro chicas travestis y una transexual. Cómo interactúan con su entorno. Sus afectos, sus rechazos, su valentía”.

Cuando presentó la película, Carina dijo que “la estigmatización social que provocan los medios llevando la condición del travestismo hacia el ridículo o la prostitución hizo que me decidiera a investigar, quería tener información de primera mano, quería saber si todes eran realmente así, no quedarme con lo que me cuentan. Elegí al azar 5 personas, por edades y temas que se podrían tratar a partir de sus vidas. Joseph es la historia, atravesó ilesa la dictadura, es budista, es actriz y bailarina; Mariana es la inocencia y la familia; Marcela es la construcción de la mujer, las operaciones, la fragilidad de ser; Paloma es lo ilegal, lo prohibido; Carolina es la mariposa, la madam está operada, pero es la única que es padre”.

Carina nos cuenta que trabajó con las mismas preguntas, el mismo eje con cada una de las protagonistas, la vida en la infancia, la escuela, el amor, el trabajo, la religión, la adultez y la vejez. Hilvanando esas respuestas, fue poniendo en relación esas memorias de un modo lineal, donde propone, hacia el final, una visión poética de cada una de ellas.

Película completa 

Con nombre de flor: la vejez trans

Malva es una travesti que llegó a los 95 años, vivía en un hogar de ancianes en la Provincia de Buenos Aires. ¿Quién es esa abuelita? Dice la directora: “Quizás un minotauro dentro de la caja de Pandora. Durante un año y medio, nos contó su vida ante la cámara. Junto con la referente trans Marlene Wayar, tratamos de develar el misterio, analizando su actividad militante de vanguardia y la conmoción que causó en nuestras vidas. Cocinera, escritora, vestuarista. Casi un siglo de la vida cuando las diferencias eran abismos de marginalidad”. Este audiovisual es conmovedor, es una reliquia, como Malva que pudo llegar a esa edad.

Carina nos cuenta que, a partir del estreno de Madam Baterflai, unes amigues se le acercaron y le dieron un “Mi recordatorio” de una travesti de 90 años llamada Malva, le dijeron que ese era su próximo documental. Cuenta que, cuando leyó el libro, en lo primero que pensó fue en un minotauro con una caja de Pandora en la mano.

“Pensé en un ser mitológico porque la edad promedio de una personas trans y travesti es de 35 años. Encontrar a una travesti a 90 años fue algo mitológico, con la cajita de Pandora porque cada puerta que abría era alucinante. Malva era chilena y cruzó la Cordillera a pie hacia Mendoza, y después se fue en un tren carguero a Buenos Aires.
Ella pudo contar la historia travesti trans de los años 40 en adelante, sobre lo cual no hay nada escrito. Consultando con el Archivo de la Memoria Trans, todo el material que hay allí es a partir de fines de los 70 y los 80, sobre todo, de los 90. Malva tenía fotos de personas trans desde los años 40, algo que no estaba graficado, no había fotos de eso justamente por la criminalización en la época. Me mostró un álbum de fotografías con toda la historia de diferentes instancias de la vida de muchas amigas, a partir de eso, dije: esto no se ha visto nunca, tiene que ser publicado”.

Durante un año y medio, Carina entrevistó a Malva como parte de un proyecto de investigación en el marco de sus estudios de Periodismo Documental, pero no tenía el financiamiento para el documental. “Junté a un grupo de amigues y Sofía Toro, con quien compartí la producción de la película, pudimos hacer la prueba de cámara. Una semana más tarde, íbamos a ir a filmar, Malva fue internada de urgencia con una neumonía y, unos días más tarde, murió. Solamente me quedé con el material de la investigación, donde Malva usó una pose absolutamente novedosa para mí porque, en realidad, era un audio de investigación para ablandar al personaje y para que le perdiera el miedo a la cámara. Finalmente, después de la muerte de Malva, hice el armado del material y Marlene Wayar pudo ver que, en esa pose, Malva había usado el escorzo para mostrarme una postura diferente, yo con mi cámara absolutamente patriarcal, ella había decidido que no fuera la forma en la cual debía ser filmada, lo modificó y usó una forma mucho más profunda y con muchas más dimensiones. Se acostaba, me ponía la mano en la cámara y yo podía ver todas sus arrugas y ese cuerpo trans viejo que era algo novedoso”, concluye Carina.

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(Fotograma de Con nombre de Flor)

La Paloma

Aún en producción, este documental retoma la vida de Paloma León, quien pasó 18 años en la cárcel Bulogne Sur Mer de Mendoza durante los años 90. Nos cuenta Carina: “Cuando yo filmé Madam Baterflai, hacía un par de años que había salido y cumplido una condena injusta, pagando delitos de otras personas. Ella estuvo en una de las peores cárceles del país, una travesti en una cárcel de varones en los años 90”.

La directora nos cuenta que fue la historia que más la conmovió, porque nunca había pensado en esa realidad que suele suceder con casi todas las travestis; el paso casi obligado por el sistema carcelario. “Si no es por una cosa, es por la otra, pero siempre terminan pasando por la cárcel, y yo me preguntaba ¿cómo puede sobrevivir una travesti a esos 18 años de prisión?, sobre todo, porque, a los dos años de haber ingresado, Paloma hizo un motín por las condiciones de vida de la población homosexual de esa penitenciaría. Justamente por eso, se crea el primer pabellón homosexual en la cárcel, pero, por otro lado, Paloma comienza a ser tratada como una presa conflictiva, eso implicó hacerla girar por todas las cárceles del país, para que no hagan grupo de pertenencia. Por lo tanto, ella no pudo terminar ninguna de las carreras que comenzaba, estudió un poquito de abogacía, criminología, idiomas, pero no las pudo terminar”, nos explica.

Para el estreno de Madam Barterflai, Paloma vuelve a caer presa y, durante esos tres años, mantuvieron correspondencia con Carina. En 2016, Paloma, después de un juicio, sale libre de culpa y cargo, desde ese momento hasta hoy, va todos los jueves y domingos de visita a la penitenciaría. Todo eso es lo que está documentado en este film.

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(Fotograma de La Paloma)

En relación a todo el proceso, Carina cuenta que “esta trilogía de documentales sobre temática trans no fue pensada como tal, yo empecé con Madam Baterflai desde mi curiosidad por saber sobre el mundo trans, luego de conocer a Mariana Arancibia en la película La pasión de Verónica, donde yo era asistente de dirección. Yo siempre había visto las películas que protagonizaban chicas trans de una manera muy lacrimógena y la verdad es que, al conocerla a ella, me di cuenta de que no era así, yo me divertía mucho con ella, y así empezó todo”.

*Por Redacción La tinta.

Palabras claves: Cine, trans, travesti

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