Seguimos en vigilia permanente

Seguimos en vigilia permanente
12 junio, 2020 por Redacción La tinta

Se cumplen 2 años de una jornada de lucha fundamental, de aquella vigilia, de esa fiesta que nos encontró una vez más en las calles, luchando por la legalidad del aborto. Esa noche, era tangible la esperanza de que nuestro reclamo, nuestra voz colectiva se hiciera eco en las estructuras más nefastas y reacias, como el Congreso. Recuperamos recuerdos, sensaciones y emociones de aquella jornada de lucha.

Por Redacción La tinta

El 13 de junio de 2018, luego de la séptima presentación del proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo por parte de la Campaña por el aborto legal, seguro y gratuito, se dio lugar al tratamiento en sesión. Más de 20 horas de debate acalorado en que tuvimos que escuchar barbaridades, pero también otras voces que nos daban alivio y emoción. La alegría más enorme fue estar hermanades, con los pañuelos verdes inundando las calles. Para compartir entre tantes, miles y miles luchando por lo que nos pertenece y merecemos: Aborto legal, seguro, gratuito, libre y feminista. Aunque el frío calaba hondo, estuvimos ahí sin espantarnos y sin que se nos mueva un pelo. Finalmente, ganó por mayoría la media sanción de la ley.

Compartimos recuerdos, sensaciones, emociones de aquella jornada histórica. Porque nunca más volvimos a ser las mismas, porque algo cambió esa jornada en nosotras. Porque hicimos y estamos haciendo historia…

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“Descubrir la marea, la sensación de que ya no había vuelta atrás y que lo que más importaba era eso que estaba pasando ahí, entre nosotrxs… recuerdo nuestras voces cantando y gritando y riendo… jornada laaarga y mucho frío y muchas emociones, (in)certidumbre, manada. Adrenalina, desborde del cuerpo y ser cuerpo con otres, la sensación de sostener(nos), alegría inmensa, mucha potencia. Estar tan cerca, abrazándonos, el lenguaje de nuestras miradas, el aguante en el frío, tomar las calles en tantos lugares del país, sentir las voces tan fuertes y tantos pañuelos verdes!! 💚 Feliz de ser compañeras de lucha en esta partecita de la historia”. (Clau, 40 años)

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

“Me acuerdo que, ese día, no tenía para enterarme por los medios, entré a una sala llena de médicos y lo vi en la pantalla, me fui, me fui corriendo porque lo único que quería era abrazar a mis compañeras. Por momentos, no caía, cuando llegué a mi oficina, me largué a llorar! Me acuerdo que lo único que quería era que se terminara la jornada laboral para ir a la plaza. Ahí nos íbamos a encontrar con las amigas, las compañeras para abrazarnos. Mucha emoción! Me acuerdo y todavía me emociono. Me sentía aturdida y después contenta, alegre, feliz, estaba cansada porque nos habíamos pasado toda la noche despiertas. Y la alegría de sentirme más libre, un poco más libre”. (Carlita, 35 años)

“El 13J fue un día de fiesta feminista, las mujeres de todo el país inundamos las calles de pañuelos verdes. Recuerdo estar con las compañeras, llorar, reírnos, abrigarnos con abrazos. Fue el día donde pudimos gritar con fuerza para reivindicar décadas de lucha. Ese día, sentí que estábamos haciendo historia”. (Vero, 48 años)

“Recuerdos muy fuertes por la lucha colectiva que estábamos dando, el amor que habíamos sabido construir entre amigas y hermanas, los abrazos, el estar agarradas de la mano, abrigarnos frente al frío, esa mañana, en el Museo de Antropología. La emoción de ser miles, de los llamados de teléfono, los mensajes que llegaban, las imágenes de otras movidas en distintos lugares del país”. (Nati, 36 años)

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

“Tengo los recuerdos más intensos, de los abrazos más cálidos, a pesar de la noche helada y madrugada tan fría, que no encontrábamos con qué cubrirnos. Recuerdo el contacto de las compañeras, compañerxs de la manada que nos da tanta fuerza, tanta alegría, encontrarnos con las jóvenas que habíamos acompañado en sus procesos de aborto y nos abrazaban diciendo me salvaron la vida. Los abrazos que no me voy a olvidar nunca, los gritos cuando escuchamos que se aprobaba con mayoría. Estoy muy emocionada de recordar esos momentos. Seguimos insistiendo que el aborto tiene que ser legal, que tenemos que decidir nosotras sobre nuestros cuerpos, que es un derecho que necesitamos, que es un derecho que nos merecemos”. (Lidia, 57 años)

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

«El 13 de junio, me sentí hermanada con mis compañeras, emocionada por sentir que juntas conjuramos la injusticia y la desigualdad, sentí la fuerza en los gritos, los abrazos, la alegría de la lucha sostenida y colectiva. Sentí la presencia de nuestras ancestras, me reconfortaron las jóvenes que se sumaron, para siempre. Me conmovió ver que somos miles, que nunca más seremos clandestinas. Recuerdo el frío, los encuentros, las lágrimas, la emoción. Fui feliz, ganamos la batalla”. (Gabi, 41 años)

“Me trae un montón de recuerdos, parece que hace un montón y, a la vez, no por como se recuerda. Ya desde tempranito, se sentía la adrenalina y la emoción de que iba a ser un día histórico. Antes de ir a trabajar, lookearme, llevar abrigo, iba ser una noche larga, no tan larga como fue, encontrarme con amigas, con compañerxs, multitud inmensa que no se podía caminar, muchos nervios, energía, tensión, cantos, miradas, abrazos. La sensación que más me queda en el cuerpo es de mucha alegría y emoción. El grito que salió de lo más profundo de nuestros úteros y almas cuando escuchamos que conseguimos la media sanción. Se transformó mucho la energía, teníamos muchas fuerzas, podíamos bailar, cantar, gritar. Lo recuerdo y se me llenan los ojos de lágrimas. Lo que más me conmovió fue todes les que éramos, no solo en términos de cantidad, que fue zarpado, sino en términos de diversidad de cuerpes, de recorridos, generaciones, estaban las que luchan hace una banda que luchan por la legalización del aborto, las más nuevitas, las que abortaron alguna vez. El cantar súper, súper fuerte todes juntes las mismas canciones durante mucho tiempo, eso me conmovió mucho”. (Estri, 30 años)

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“Mi recuerdo no es solo sobre el 13 de junio de 2018. Las semanas antes, había una ansiedad extrema en el cuerpo. Ese día, empezó con mucha emoción. Una emoción que me acompañó todo el tiempo. Recuerdo estar con mi hermana de la vida. Ella vino del interior de Córdoba, específicamente ese día. Nos sentía inmensas. Hacía mucho frío. Mucho. Yo que sufro tanto el frío, siempre con los pies «helados», salté, salté, salté, cantaba, agitaba, la cara prendida fuego. Los pies encendidos. Estábamos todas prendidas fuego. Había una energía que nos hacía sentir inmensas, hermanadas. El frío nos encendía más. Nos quedamos hasta las 2 a.m. porque trabajaba al otro día. A las 5 a.m. activé… bah… reactivé. Estaba en el laburo, pendiente del celu, los mensajes… twitter… amigas. Recuerdo el momento de la votación. Trabajando, en la sala de producción. Con mis compañeras, las pocas mujeres que laburamos en espacios privados en producción de contenidos televisivos. Nos apropiamos del TV. Volumen alto. Yo saqué el pañuelo verde de mi mochila. Debo confesar que llevar el pañuelo verde ahí me generaba una ansiedad extrema. Entrelacé mi pañuelo verde en mi mano. Me pegué a mi compañera. Entrecerrábamos los ojos. Hacía mucha fuerza, mucha. Y después… grito y abrazo. Creo que todas sentimos que a partir de ahí, listo. No hay vuelta atrás. Lo que más me emocionó fue transitar todo el día. Encontrarme con muchas hermanas, la energía poderosa, nosotras poderosas, eso”. (Julia, 32 años)

“Pensar el 13 de junio de 2018 es teñirse de verde la memoria. Fue un ritual inicial, que se expresó todo el movimiento del área verde. Desde la Campaña, habíamos pedido el Museo para juntarnos a ver la transmisión en vivo, que vayan unas 50 o 60 personas, y, finalmente, terminamos ocupando la calle. Ese día, fue una potencia que la marea desbordó, no solo la expectativa, sino la fuerza que tenemos como movimiento. Intentando arreglárnosla para transmitir de la mejor forma, enganchando la señal con una pantalla chiquita, prestada. Pero la unión que había esa noche nos queda para toda la vida, nos impulsa. Esa convicción tan vivida. Cuando fue la aprobación, la media sanción, alegría inmensa, empezaron a volver quienes se habían vuelto a sus casas y empezamos a festejar. Luego, marchar todes desvelades. Volvimos a la casa de mala junta y habíamos hecho un gran guiso, ordenamos, limpiamos cantando. Estábamos impregnadas de esa energía. Veíamos todo verde. Con la esperanza de que, finalmente, se legalice el aborto. El color verde trae consigo historia de luchas y sufrimiento de la clandestinidad, y la convicción de que, como movimiento feminista, el aborto tiene que ser legal, seguro, gratuito, donde cada una elija, y es un derecho fundamental en nuestras vidas. Seguimos en vigilia, marcó una vigilia permanente, estamos más despiertas y atentas para desbordar esta sociedad patriarcal y seguir transformándola”. (Agus, 30 años)

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

“Durante la noche del 13 de junio de 2018, recuerdo había mucha emoción, expectativa, unidad, estábamos con les compañeres reunides, movilizades en la calle. Recuerdo la sensación de estar participando de un epicentro histórico y lo que hacíamos ahí en Córdoba y en otros lugares tenía el peso de lo que sucedía en Diputados. Cómo nuestra presencia allí ayudaba a construir un tejido social que repercutió en una ley desde nuestro cuerpe y la virtualidad. Cómo nuestro mensaje en Twitter podía cambiar la opinión de algunes diputades que estaban indecises”. (Edi, 33 años)

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“Recuerdos: mucho frío, pero el frío no nos detuvo. Ahí estuvimos juntas, tomando la calle, a(r)mándonos del fuego que nos irradiaba las cuerpas. Sensación: estar cerca, sentir el calor de lo andado y construido desde hace mucho tiempo, alegría, dignidad, valentía… Me conmovió el haber estado ahí sin que ninguna otra cosa fuese más importante que juntarnos y reírnos, mirarnos a los ojos y elegir(nos)… y seguir juntas en este tiempo. Sin dudas, una de las mejores jornadas de lucha que hemos vivido”. (Lau, 44 años)

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Luego de esa jornada histórica, le continuó la discusión en el Senado que imposibilitó que contáramos con la ley que nos merecíamos. Sin embargo, con más o menos dificultades, el aborto sigue siendo una práctica cotidiana en nuestras vidas. Con o sin ley, el aborto existe. “La legalización del aborto es una deuda de la democracia y el reclamo​ tiene la raigambre de las luchas feministas que han marcado el devenir de millones de jóvenes en la región, que reclaman más derechos, libertad y autonomía. Un derecho que repercute directamente sobre otros derechos humanos de las mujeres y personas gestantes; tales como los derechos a la vida, a la salud integral, a la igualdad y no discriminación; a la dignidad, a la autonomía, a la intimidad, a la identidad de género y a vivir una vida libre de coerción, violencias y tratos crueles”, declaró la Campaña hace poco. “Con el pañuelo en alto y las manos unidas, somos millones exigiendo la aprobación de este proyecto: que esté en sintonía con ​la equidad en el acceso a la salud integral, la atención igualitaria, la Educación Sexual Integral y el Estado Laico”, concluyó.

El movimiento feminista sigue en vigilia. 

*Por Redacción La Tinta. Fotos: Colectivo Manifiesto. 

Palabras claves: aborto, Campaña por el Aborto legal, legalización del aborto, ley, salud, vigilia

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