Línea 137, un film contra la violencia machista
Línea 137 se estrenó el jueves 16 de abril a través de la plataforma Cine.Ar. Su directora, Lucía Vassallo, cuenta la experiencia de un documental que busca convertirse en una «herramienta de lucha» y visibilizar el trabajo del programa estatal «Las Víctimas contra las Violencias».
Por El Grito del Sur
«No me animaba a pedir ayuda». «Yo me prometí en mi vida que no le iba a dar oportunidad a alguien que me pegara». «Mi mamá se muere igual, aunque haya una orden de pedido de restricción: ¿dónde está la Justicia?». Relatos crudos, testimonios plagados de una compleja realidad, situaciones peligrosas en que el agresor puede aparecer para atacar a la víctima. Esta vertiginosidad se encuentra presente en el documental Línea 137, que pone el foco en el trabajo cotidiano de operadoras y operadores del programa «Las Víctimas contra las Violencias», el único servicio del Estado que interviene directamente en conflictos de violencia machista, sexual e intrafamiliar en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, Chaco (Resistencia) y Misiones (Posadas, Garupá, El Dorado y Oberá). Un grupo de asistentes sociales y psicólogues, que va de un lado para el otro incluso exponiéndose a diferentes riesgos, con la finalidad de ayudar a víctimas de violencia de género.
Línea 137 se estrenó el jueves 16 de abril a través de la web Cine.Ar y del canal Cine.Ar TV. En el marco de las acciones de prevención frente a la pandemia de Covid-19, el INCAA resolvió cambiar la modalidad de estreno hasta que el público pueda volver a las salas de cine. Sin embargo, su llegada a las pantallas se produce en un momento oportuno dado el recrudecimiento de la violencia machista en estas semanas de cuarentena obligatoria.
El film está dirigido por Lucía Vassallo y cuenta con el guión e investigación de la periodista Marta Dillon. Vassallo trabaja hace 20 años en el medio audiovisual dentro del área de Fotografía y Dirección, tanto en Argentina como en Europa. En una entrevista con El Grito del Sur, la directora cuenta la experiencia de un documental que busca convertirse en una «herramienta de lucha» y visibilizar el trabajo del programa estatal «Las Víctimas contra las Violencias».
—¿Cómo surgió la idea de filmar Línea 137?
—En el año 2016, yo estaba escribiendo otro documental relacionado con temas de feminismo y, en el momento de desarrollar un documental, necesitaba una pata más teórica. Entonces, la llamé a Marta Dillon para pedirle ayuda, pero ella en ese momento me contó que ya tenía una investigación hecha sobre este documental que se llama Línea 137. Marta ya le había hecho varias entrevistas a la gente del programa «Las Víctimas contra las Violencias», que depende del Ministerio de Justicia de la Nación. Luego, me mostró el guión que ya tenía escrito, a mí me gustó mucho. Entonces, lo presentamos al INCAA y ganamos el crédito para poder desarrollarlo.
—En el documental, aparece un componente de denuncia respecto a la falta de equipos suficientes para atender todos los casos. ¿Cuál es el alcance de la Línea 137 en la actualidad?
—Telefónicamente, la Línea 137 está presente en todo el país. A diferencia de la 144, posee equipos móviles que asisten a personas que se encuentran en situaciones graves de emergencia. Estos se encuentran en las ciudades de Buenos Aires, Resistencia y Misiones. Me interesa que este documental sirva para mostrar el importante trabajo de campo que realizan sus trabajadoras y trabajadores, porque literalmente salvan la vida de personas. Estos equipos son fundamentales si queremos como sociedad trabajar el problema bien de fondo, por lo menos, hasta que merme una estadística que es alarmante.
—Algunas de las imágenes más impactantes del documental tienen que ver con el manto de realidad sobre el que se construye, como la parte en que la víctima tiene miedo que el agresor aparezca de golpe…
—Sí, el agresor tiene -en la mayoría de los casos que filmamos- una tendencia a no querer irse del domicilio, a ni siquiera asumir que lo que está haciendo está muy mal y que por lo menos podría irse de allí. En general, se terminan yendo las víctimas con sus hijos, como pueden y a través de allanamientos policiales. Entonces, la mayoría de las veces que fuimos a casas, el agresor seguía viviendo en el domicilio o podía aparecer en cualquier momento. Y las personas que trabajan en la Línea 137 se exponen diariamente a situaciones de riesgo y de mucha tensión psicológica.
—No es algo menor que Línea 137 se lance en plena cuarentena, donde se agravaron las situaciones de violencia machista. ¿Qué aporte tiene para hacer este documental en el contexto actual?
—Cuando yo terminé el documental hace unos meses atrás, cerramos con una placa que decía que había una mujer o una persona identificada con el género femenino asesinada cada 30 horas. Antes de la pandemia, era cada 23 horas y, ahora, si bien las estadísticas no son concretas aún, ya se estima que son más por esta situación del encierro. Esto se agravó a tal punto, que el presidente Alberto Fernández sacó un nuevo permiso de circulación para mujeres y personas del colectivo LGBT que se sientan en riesgo dentro de sus domicilios. Que exista este permiso habla de una realidad muy grave.
Como cineasta, me hubiese gustado estar en la pantalla grande y poder conversar con el público, pero esta peli es una herramienta de lucha o me gustaría que lo sea. Hay muchas personas que ni siquiera reconocen que están en un círculo de violencia. Entonces, al escuchar ciertos relatos y al ver determinadas situaciones, puede identificar que está sufriendo una situación de violencia. Saber que hay una persona que te puede ayudar del otro lado del teléfono y que, inclusive, te puedan ir a buscar para ayudarte a salir de ese contexto es muy importante.
—¿Qué enseñanzas te deja el papel de les profesionales y haber seguido tan de cerca el sufrimiento de las víctimas?
—Me deja un montón de enseñanzas. Más allá de las cuestiones teóricas que conocía sobre el feminismo y la violencia de género, me di cuenta que es mucho más grave la situación de lo que con su experiencia puede comprender. También es mucho más difícil de abordar de lo que una se imagina. La Línea está muy dividida entre lo que es la violencia sexual y violencia familiar. Que estés dentro de un vínculo, en una relación donde sos abusada económica, psicológica y físicamente, es un círculo mucho más difícil de romper. Como realizadora, me di cuenta que conocía la temática sólo teóricamente, pero que la desconocía en lo práctico y en lo real. La Línea 137 es la punta del iceberg que puede atacar un problema gigantesco.
*Por El Grito del Sur.