#SomosPlurinacionales: Bolivia – Parte 2

#SomosPlurinacionales: Bolivia – Parte 2
20 mayo, 2020 por Redacción La tinta

Por Redacción La tinta

Somos plurinacionales y nos reconocemos hermanes en el Abya Yala. Creemos que todas las voces nos construyen en los feminismos que somos. En medio de una pandemia que nos quiere individuales, dispersas y aislades, nos tejemos evadiendo las fronteras patriarcales. Por todo eso y más, aquí, comenzamos una serie de entrevistas para acercarnos a lo que está pasando en algunos de los países de Nuestra América.

Aquí, la segunda y última entrega de Adriana Guzmán, integrante del feminismo comunitario ancestral en Bolivia. Conversamos con ella sobre la situación actual del país hermano, que sufre una pandemia durante este gobierno de facto, las resistencias y los desafíos feministas en el Abya Yala.

“El cerco mediático es un cerco doble: del golpe y de la pandemia. Es la discusión de todo el día es del virus y una naturalización de la muerte. Hay que romper ese cerco mediático. Los medios quieren robarnos también la esperanza, no todo son muertes y contagios, hay resistencias y esperanzas, hay lucha, hay vida todavía, y creo que los medios tienen que informar sobre eso para romper el cerco mediático”.

Adriana Guzman Bolivia ENM La Plata (2)
(Imagen: Colectivo Manifiesto)

—Hace un tiempo, te escuchaba decir que estos 12 años de gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) fueron, sobre todo, de dignidad de un pueblo que volvió a reconocerse sin vergüenzas y que la derecha busca recuperar eso que perdió, ¿qué creés que ya no tiene marcha atrás en Bolivia y qué sí está amenazado en ese intento de recuperación?

—No podría asegurar, como en otros momentos, que hay cosas que no tienen marcha atrás. En Bolivia, se ha dado un proceso importante, no solamente desde el gobierno, en la asamblea constituyente que ha sido histórica, ver a nuestras hermanas ahí decidiendo desde distintos pueblos, sin saber ni leer ni escribir, y escribiendo el texto constitucional, porque no era una cuestión académica, era reflejar el país que queremos. Eso ha sido maravilloso para mirarnos al espejo sin vergüenza y yo, personalmente, pensé que nada de eso podía volver atrás. Pero con este golpe de Estado, con la forma en la que se ha pensado, profundizando el racismo, volviendo a la iglesia y el fundamentalismo, no sé si hay cosas que no tienen vuelta atrás.

Creo que la dignidad es algo que siempre hemos tenido los pueblos indígenas, no solo en estos 13 años como mujeres, como pueblos, la vida en dignidad. Pero el miedo también somete mucho, pero ahorita la única herramienta que tenemos es la dignidad. No podemos volver a ser sometidos, oprimidos, no puede ser que nos vuelvan a hacer agachar la cabeza, tener vergüenza de quiénes somos, hacernos callar, pensar que si salimos a protestar es porque defendemos al Evo, a descreer de nuestra inteligencia, de nuestra autonomía. Hay una mirada colonial de quién hace el golpe y de quién es cómplice en la sociedad, que, por su racismo, piensan que todo tiene que ver con el MAS y con el Evo. Lo que han logrado es la explosión del racismo, incluso dentro del feminismo, eso es muy difícil de encarar.

Eso es lo que buscaba el golpe y, en parte, lo ha logrado, pero su triunfo está en que gran parte de la sociedad se hace cómplice de ese golpe, porque es impunemente racista, porque no puede dejar de acusar de masista, porque no es capaz de reconocer el golpe, los muertos, la masacre. Es importante la memoria y la responsabilidad con esos 13 años de lucha, con los 500 años que anteceden de lucha, en esa memoria, tenemos que encontrar y reinventar la resistencia, porque, si este golpe se queda, será por 20 o 30 años, y no podemos permitirnos eso.

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(Imagen: Natacha Pisarenko / Marcha)

—Durante el gobierno del MAS, hubo diferentes miradas en la construcción de los feminismos, que se cristalizaron en el momento del golpe de Estado, ¿qué preguntas creés que son urgentes que nos hagamos las feministas hoy en el Abya Yala?

¿Qué es lo patriarcal? ¿Qué significa ir contra el patriarcado? ¿Es sólo acabar con el Estado? ¿Qué es lo antipatriarcal, hacia dónde es la lucha? Porque un feminismo racista, colonial, que es un feminismo liberal finalmente, se ha concentrado en luchar, en dialogar, en cuestionar, en proponer al Estado, no mira más allá del Estado. Por eso, cuando se da el golpe, lo justifican porque el MAS había hecho esto o el Evo había dejado que entren trasnacionales, o porque el extractivismo. No miran más allá del Estado, no miran que el golpe es contra todo el pueblo, no miran a las comunidades que han construido su autonomía. No miran las otras transformaciones que no pasan por el Estado, sino por esa decisión cotidiana de vivir en un mundo distinto, de dejar de apostarle al capitalismo, al individualismo. Es impresionante que no puedan mirar más allá del Estado, eso te permite hasta justificar un golpe.

La otra cosa es ¿con quiénes luchas? Hay un feminismo colonialista racista acostumbrado al tutelaje, a tener la palabra oficial, la voz, a hablar por las mujeres indígenas y empobrecidas, cuestionando su ignorancia, su capacidad de ser feministas. La propiedad privada del feminismo la tienen desde esa mirada colonial, entonces, sus luchas no son con esas mujeres. La vida de las mujeres indígenas no valen lo mismo que la vida de otras mujeres para un feminismo colonial y racista.

Una tercer cosa es el falocentrismo, ¿es posible entender el sistema, el patriarcado, más allá del falocentrismo? En el caso del golpe en Bolivia, todo empieza y acaba en el Evo. La última entrevista que le hacen a la Rita Segato sobre que no tiene que haber vanguardias, empieza y termina en que el Evo hizo, que el Evo deshizo. No puede ser, el sistema opera a través de los hombres, pero no empieza ni se termina en los hombres. Es un sistema y una sociedad cómplice que genera y que tiene responsabilidades. Hay un falocentrismo en el feminismo y esa es una herencia eurocéntrica, porque las europeas tienen resueltas muchas cosas y sólo le falta resolverse frente a los hombres, pero, en nuestros territorios, eso no funciona porque el sistema es doble, es más complejo, nosotras hablamos de un entronque patriarcal, del patriarcado que trajeron los españoles y el que había en estos territorios ya, entonces, hay una explotación de nuestros territorios para sostener finalmente el mundo europeo y en el que piensan las europeas, que tienen sus condiciones para pensar.

No puede analizarse el Abya Yala hablando del Evo, de Bolsonaro, de Fernández. Hay un mundo que está más allá del Estado y de los gobiernos, el feminismo no puede tener su análisis falocéntrico presidencial y estatista, y no ver lo que son las organizaciones, los movimientos, el movimiento feminista que se ha hecho de a poquito en cada territorio, que le salva la vida a mujeres, que gestiona la comida, que distribuyen los desayunos, los mates, que está en esta pandemia, que está haciendo realmente que la vida circule y que sigue existiendo.

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(Imagen: Abad Miranda / Caputr-Arte)

—¿Cuál es la tarea de las hermanas feministas de Bolivia?

En Bolivia, no hay un movimiento feminista, hay organizaciones y colectivos feministas, el golpe nos ha golpeado dentro del feminismo. Hay una fractura total del movimiento feminista porque se ha hecho evidente el racismo, el colonialismo, no se pronuncian por ninguna detención de una mujer aymara porque debe ser masista, no se pronuncian sobre la detención de autoridades mujeres del Movimiento Al Socialismo, como Patricia Arce en Cochabamba, que también han detenido a su hijo en un correccional de menores, no es posible que el feminismo no se pronuncie frente a esas cosas. Está fragmentado y no sé si vamos a rearticularnos, va a depender de cómo se den las cosas en Bolivia, pero hay una permanente lógica colonial de aceptar el golpe, pero culpándonos, como la lógica de la violencia: primero, no se cree que te golpean o que te han violado y, después, cuando asumen que te han violado, te dicen que vos tenés la culpa. Nosotras tenemos la culpa de que haya habido masacre, por creer en el proceso de cambio, por apostar al movimiento del socialismo como gobierno, tenemos la culpa de la masacre, del golpe, de las detenciones, de todo. Así estamos.

Como Feministas Comunitarias Antipatriarcales, nosotras estamos articuladas siempre con las organizaciones sociales, viendo cómo hacer circular los alimentos a las compañeras que les está faltando, sobre todos los lugares que han resistido al golpe, en esos lugares, hay represión, no dejan abrir los mercados, se está castigando para que, en esos lugares, se mueran de hambre. La otra cosa que estamos haciendo es seguir con algo que ya hacemos, que es el acompañamiento en violencia, porque como todo el mundo, no sólo en Bolivia aunque doble aquí, la falta del Estado de Derecho da mayor impunidad a los agresores. ¿Quién va a ir a denunciar? En el golpe, los policías y los militares han matado y han violado, ha habido violencia sexual, ¿vamos a ir a denunciar con esos policías? Nosotros no lo vamos a hacer por la persecución, por todo el clima que hay, y los hombres, entonces, saben que son impunes y, si los denuncian, no los van a detener porque prefieren detener a presos políticos que agresores. Es un contexto de profunda impunidad para los agresores, no funciona eso de la línea por casos de violencia, no contestan, no tienen respuesta. No creemos en esa opción, acompañamos en la denuncia, pero tratamos de inventar formas de acompañarnos entre nosotras, de salir del lugar del agresor, pero entre nosotras con redes de feministas comunitarias y tratamos de hacer esta contención y aprender a sobrevivir hasta que pase la pandemia. No se ha respondido a la violencia hacia las mujeres tampoco los 13 años de gobiernos. También creemos indispensable el socorrismo, la autonomía, la decisión sobre los cuerpos. Es terrible porque la cuarentena hace que, así como convives con tu agresor, tienes embarazos no deseados, relaciones forzadas o no accedes a los anticonceptivos que normalmente accedías en los centros de salud porque están cerrados o no puedes llegar. Acompañarnos en esto, en el aborto, como memoria ancestral es algo que seguimos manteniendo ahora en la cuarentena

—¿Cuáles son los desafíos que tenemos las feministas hoy en nuestro Abya Yala?

Yo creo que en la honestidad, hay que ser honestos. Hay un feminismo racista, hay un feminismo colonialista y, si no lo decimos y si no lo nombramos, no en la intención de eliminar a esa feministas, sino que realmente se piense en el lugar del cual están hablando y veamos si es posible construir juntas. Creo que el racismo es fundamentalmente una conducta que se reproduce, uno puede dejar de ser racista si se lo plantea políticamente, pero si ni reconocemos que son feministas racistas y colonialistas, nos estamos contando un cuento de que el feminismo nos va a salvar a todas, y no es así. Porque el feminismo está atravesado por el patriarcado. Necesitamos actos de honestidad, de autocrítica, de tomar cada una el lugar que le corresponde, de romper con las lógicas asistencialistas, colonialistas, yo creo que eso le hace falta urgente al feminismo ahora.

(Imagen: Colectivo Manifiesto)

*Por Redacción La tinta / Collage de portada: Angela Camacho – @thebonitachola.

Palabras claves: Adriana Guzmán, Bolivia, SomosPlurinacional

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