Marta Sahores: “La buena noticia es que los pueblos están en la calle”
Allá por el 2002, se conformó la Asamblea de Vecinos Autoconvocados por el No a la Mina de Esquel, en defensa de sus montañas ante la amenaza de proyectos megamineros en la región. Durante estos años, la embestida minera no ha cesado y cobró más fuerza en estos últimos meses. Entrevistamos a Marta Sahores, una de sus iniciadoras y que sigue participando activamente en la asamblea, informando y concientizando a los vecinos del peligro que conllevan estos proyectos.
Por ANRed
—¿Cómo fue tu contacto con el conflicto que las empresas megamineras trajeron a Chubut?
—Nos tomó de sorpresa la reunión en el auditorio municipal donde los mineros y el gobierno iban a explicar el uso del cianuro. De casualidad caímos con mi compañera Silvia González, docente de la facultad de química orgánica e investigadora, y empezamos a escuchar las barbaridades que decían. Era casi como si vendieran cianuro. Les hicimos varias preguntas y de repente unos señores que estaban adelante nuestro se dieron vuelta y nos dijeron “ustedes saben, nosotros no sabemos y queremos trabajar en la minera”. Eran tipo guardaespaldas. Nos asustamos pero seguimos.
Después nos enteramos que el señor que habló en la reunión era gerente de ventas de la empresa que vendía el cianuro a las mineras. Era, tal cual, un vendedor. Pero de todos los que estaban allí, había un ingeniero químico, había gente de la provincia vinculada a la geología y demás, nadie abrió la boca. El único que habló fue el maestro Juan Sousa que escribió un libro y que incluso sabía de antes que venían las mineras, él estuvo muy bien e hizo unas preguntas excelentes. Cuando salimos con Silvia, nos dijimos “¿nosotras somos las únicas dos químicas en serio, que pueden investigar y difundir sobre este tema?” Es una barbaridad que la gente que no sabe, se lo crea. Es más, la minera lo dice y no cambian el discurso, ni siquiera lo actualizan, que las almendras tienen cianuro, que el humo del cigarrillo tiene cianuro, y así… el cianuro se usa en muchas industrias, más vale que hay que hablar de dosis.
Salimos y dijimos “nos tenemos que comprometer”. Sabíamos que éramos las dos únicas que podíamos hacerlo y al día siguiente estábamos estudiando y nos empezamos a enterar de un montón de cosas y consultamos con gente de Perú, de Catamarca, vino gente de la provincia más adelante. En la primera conferencia que dimos, que hablamos solamente de cianuro, hablamos de dosis, de dosis letal, de que se había usado en Auschwitz, por supuesto era un poderoso veneno, que se lo llevaba en los anillitos para envenenar a los enemigos. Contamos por qué es tóxico, una de las cosas más importantes es que así como el cianuro es bueno para extraer el oro, la plata y algunos metales que les interesa, también sirve para sacar el hierro de la enzima de respiración celular, que es la citocromo oxidasa, sin ese hiero en el centro de la fórmula, no funciona la citocromo oxidasa entonces se muere, porque la célula no puede respirar. Tal es así que los que se mueren por cianuro se mueren «rosaditos»: el oxígeno llegó a la piel, llego a la célula pero no pudo ser asimilado, porque no tenía el hierro. Hablamos del cianuro a full y uno de los compañeros de la universidad nos dice “pero ustedes no hablan de los metales pesados y del drenaje ácido”, tenía razón, teníamos que seguir investigando.
—¿Esto fue cuánto después de la charla que presenciaron?
—La charla fue a fines de julio y nosotros estábamos dando clases ya a principios de septiembre. Después empezamos a investigar y supimos lo del drenaje ácido que es gravísimo. Se habla siempre de la palabrita difícil, lixiviación con cianuro. Para extraer el oro y la plata se usa una solución de cianuro, el cianuro necesita ser diluido, pero eso incluso es un argumento para las mineras, que como es diluido no hace nada, no es puro. Con esa dilución es que actúa el cianuro. Tuvimos que aclarar que para realizar la dilución se necesitan inmensas cantidades de agua, porque si iban a usar 6 toneladas de cianuro por día, 6000 kilos de cianuro por día, la cantidad de agua que necesitan para hacer esa dilución es impresionante.
¿Qué es la lixiviación? La explicación que daba a los chicos es “ustedes, sin ese nombre, conocen la lixiviación del café, al café primero hay que molerlo, a la roca también, primero hay que molerlo porque con café en grano más vale que no vas a hacer un rico café. Después molerlo se lo pone en un filtro melita y se le agrega agua caliente, el agua lo que hace es extraer los juguitos del café y entonces aparece el lixiviado de café. Tal como se hace la lixiviación con cianuro de la montaña ya molida, es decir rompen primero con explosiones y se extrae el oro.
«Hay diferencias muy grandes entre la minería tradicional y la minería a cielo abierto. La megaminería no es la minería con el casquito, la lucecita, el pico y la pala, cuando lo que sacaban eran vetas de oro. Lo que pasa es que la codicia del mundo existe desde que el mundo existe, entonces esas vetas ya han desaparecido, ya han sido sacadas, salvo que no se las conozca. Pero lo que hay en estas montañas es oro disuelto, diseminado en la roca, son pequeñísimas porciones de oro que están diseminadas en la roca entonces tienen que hacer polvo de esa roca, porque pasa por varios molinos, y ese polvo lo ponen en unos piletones inmensos que los riegan con agua cianurada, con la que se extrae el oro y la plata».
—Cuando la gente habla de minería la gente lo relaciona a la minería tradicional… pero esto es muy distinto.
—Ahora que existe la ley que es sin cianuro, te dicen que van a usar el método por flotación. El método por flotación es con fluocolantes, antatos y otras fórmulas raras que son altamente tóxicas, es decir, te quieren cambiar el discurso para que los aceptes, cambian un tóxico por otro, que puede ser más o menos dañino, porque además ellos te lo comparan con el mercurio, que es más tóxico que el cianuro, son todos dañinos.
Cuando nosotras empezamos a hablar de la peligrosidad del cianuro, ellos empezaron a hablar de cómo eso se iba a mitigar de alguna manera. Decían que el cianuro se descompone naturalmente en productos no tóxicos, y te ponían una flechita como en química del secundario, cianuro más no sé qué, flechita, productos no tóxicos. No es así, lo investigamos bien, esa reacción no es tan clara como la pretenden sino que pasa por muchos productos intermedios altamente tóxicos, y el proceso de reacción es muy lento. Ellos salieron con el método Inco, que era una oxidación más fuerte que la oxidación con aire… investigamos sobre el método inco y también se lo tiramos abajo. Hasta les trajimos una tesis de un geólogo que sostenía que no servía ninguno de los métodos de destrucción de cianuro, y por eso él proponía la destrucción por unos gusanitos que iban a poner para que se coma el cianuro. La cuestión es que se recibió de geólogo y se calló la boca porque además era un método carísimo, no lo iban a usar y tampoco servía.
«Le tiramos abajo todos los argumentos que ellos tenían sobre la destrucción del cianuro. Entonces fueron cambiando, van poniendo otros métodos, poco antes del plebiscito, que ya veían que se lo habíamos desmantelado todo, dijeron “vamos a usar un método no contaminante, sin cianuro”, es decir, ellos mismos que vendieron el cianuro como inocuo estaban diciendo, a fines de la votación, que era contaminante».
—Pero también se encontraron con gente que sabía cómo desmembrar ese discurso…
—Lo que pasa es que nosotras teníamos base química y entonces pude hablar de la reacción en etapas, de la velocidad de reacción, de un montón de cuestiones que manejo. Silvia podía aportar sobre el tema de la citocromo oxidasa… pero todo eso lo fuimos estudiando, investigando en las redes. Es decir, la gente por ahí no se anima a investigar a leer y saber, porque el geólogo sabe más… y no, el geólogo sabe venderse más, eso seguro, se venden, se venden unos cuantos, otros que no. Hay unos cuantos geólogos que no lo han hecho pero la mayoría, con el título de geólogo, te quiere hacer creer que el cianuro no es veneno, por ejemplo.
—¿Pero ustedes daban charlas a los vecinos, no?
—Paso así, ellos empezaron dando charlas en todas las escuelas, sobre todo explicando cómo iban a dar trabajo a sus padres. No nos olvidemos que esto era en el 2002, era una debacle total, entonces había mucha gente desesperada por trabajo. Lo que vendían en las escuelas era por supuesto que el cianuro es veneno pero si se trata con cuidado, si se hace esto, si se hace aquello… hasta llegaron a decir que el viento de Esquel venía de suroeste hacia el noreste y que entonces si se desprendía cianuro de hidrógeno gaseoso iba a ir al norte, no a la ciudad. Leímos el estudio del impacto ambiental que son tres tomos impresionantes, tuvimos que estudiarlo todo para notar por ejemplo que en el mismo informe se hablaba de 18 kilos de arsénico por día que se liberarían al ambiente. Arsénico que está atrapado en la roca, que cuando se explota queda al aire y expuesto al cianuro que le ponen, siguiendo a la oxidación.
Otro tema es el drenaje ácido, que es importantísimo cuando se dinamita la roca. Cuando se pulveriza la roca hay sulfuros de metales atrapados en ella que quedan expuestos al aire y se convierten en óxido sulfúrico. Ese óxido sulfúrico, en agua, es ácido sulfúrico y eso es el drenaje ácido de mina.
Ellos estaban dando conferencias en todos lados, entonces nosotras dijimos “tenemos que ir atrás”. Fuimos, como cátedra de la universidad, a todas las escuelas que ellos iban. Además logramos el aval del consejo superior, casi al final, pero bueno, ya habíamos dado más de 40 conferencias, mientras trabajábamos y estudiábamos. Vimos algunas conferencias de ellos y nos cruzamos con algunos ingenieros químicos, como José de Castro. Lo de José fue muy divertido porque siempre le pedíamos que dieran bibliografía, porque nosotras siempre dábamos bibliografía de gente muy importante del mundo (como ser de Robert Moran, un hidrogeoquímico norteamericano), y él nos decía: “Sí, sí, yo tengo en la oficina bibliografía, si quiere se la doy, pase mañana”.
A todo esto, nos sentíamos bastante perseguidas. Es más, yo tuve tres amenazas de muerte. Empezaron con Silvia, amenazándola y después siguieron conmigo. Finalmente voy a la oficina, con miedo, subo, me atiende una secretaria bien arreglada que me da la bibliografía… que eran unas fotocopias de 20 hojitas. Era la tesis de maestría del ingeniero geólogo Bellini, que después fue decano de la facultad en San Juan y era esa bibliografía que comenté anteriormente que sostenía que todos los métodos eran malos hasta el que él propuso. ¡La bibliografía nos daba la razón a nosotros! Ni siquiera leían su propia biliografía. Por eso yo digo que hay que tomarles examen porque no saben y muchísimo menos, por supuesto, los políticos. Ahora, la importancia del conocimiento fue clarísima para todos los que difundimos.
Informamos sobre la economía, sobre el agua, sobre geología, etcétera. Lo importante no es sólo conocer sino hacer conocer, por eso nuestras conferencias eran fáciles. Un periodista que vino de Buenos Aires me dijo en un momento: “Yo acá no encontré vecinos comunes, todos son hidro-geo-químicos, economistas, etcétera, porque saben de todo”.
«Creo que el 81% que se logró en el plebiscito se debió a que la gente sabía lo que votaba, no le podían vender los espejitos de colores. Difundir el conocimiento fue la base de nuestra lucha».
No es necesario ser experto en la materia, aunque nos vino muy bien cuando vino Robert Moran y dijo: “Lo que se dice acá es verdad”, fue un gran espaldarazo. Pasó igual cuando vinieron los concejales de Catamarca a decir: “A nosotros nos metieron el perro, nos convencieron con el versito del trabajo y ahora estamos hasta las manos. No cometan el mismo error”.
—Eso evidencia la connivencia total entre las empresas mineras y los políticos.
—Sí, es una connivencia increíble. Los políticos por empezar lo único que hacen es repetir el discurso de los mineros y ni siquiera se lo creen. Cuando yo, por ejemplo, he preguntado qué laboratorios existen en Chubut para investigar, para controlar a ver si contaminan o no (que no existen), los políticos no te saben decir si existen o no existen. ¿Y qué significa controlar? ¿Qué estudios piensan hacer? No saben. ¿Conocen algún pueblo que haya sido minero y que hoy sea próspero? No lo saben, no te pueden responder.
—Sí, la idea de que la minería va a arreglar lo del empleo es otra cosa que se repite.
—Y es mentira, Catamarca sale como la provincia más pobre del país en las estadísticas nacionales. Los políticos y las mineras saben que la gente desesperada por el trabajo es la gente más fácil de comprar, porque han empezado incluso en los pueblos más pobres, más desposeídos, para hacer este tipo de extracciones. Sabiendo eso, se fabricaron una crisis que nosotros le llamamos crisis de diseño porque ni siquiera dicen cuáles son las cuentas públicas, ni cuánto se debe, ni cómo se piensa pagar, porque a la gente no le pagan. Es una típica crisis de diseño para poder meter, justamente, como posible salida, la megaminería. Es lo que se fabricó en la provincia, que no sabemos exactamente cuánto hay de cierto y cuánto no, pero la verdad que no pagar los sueldos, pagarlos escalonados subirse los sueldos ellos, todo un descalabro total.
Yo insisto con lo que dijo Robert Moran cuando vino, en febrero del 2003, y uno de los promotores de la megaminería le preguntó: “Debe haber algún país que ha sido próspero, que no ha contaminado”, y él respondió: “Mirá, yo conozco muchísimos emprendimientos de este tipo en el mundo, he investigado el informe ambiental de muchísimos, y te puedo asegurar que todos contaminan, no hay uno que no contamine. Trabajan 10 o 15 años, después se van, te dejan la contaminación, eso no puede ser nunca próspero, si lo pensás con dos dedos de frente no puede ser próspero”.
Incluso dicen que hay para el Fondo Monetario Internacional, que además está metido tremendamente con las inversiones. Esto de las empresas megamineras que dicen que son canadienses, estadounidenses, chinas, la verdad es que son del F.M.I. Por suerte creo que lo importante acá, en provincias tan amenazadas como han sido Mendoza y sigue siendo Chubut, la buena noticia que hay es que los pueblos están en la calle, y que los pueblos están cada vez más conscientes. Es impresionante la cantidad de marchas y de conciencia que hay en la gente que además se acerca con un dibujo, con una pintada, con un mural, creatividad por todos lados para decirle no a la megaminería. Solo el pueblo en la calle puede frenar esto. Hay gente que dice hay que ir por los políticos, a ver si los políticos hacen esto o aquello… yo no confío. Ellos cuentan porotos, nosotros contamos verdades, contamos realidades. Tenemos una página web que es maravillosa, www.noalamina.org Si hay interés en defender el futuro de nuestros hijos, de nuestros nietos, hay que informarse e involucrarse.
—Chubut parece tener una maldición, la maldición de tener los recursos.
—Ojalá no los tuviéramos. La lucha empezó con la localidad de Gastre y el basurero nuclear, y lo pudimos frenar con mucha gente en la calle. Llegué a Esquel en el ‘85, pero me considero de Esquel: encontré mi lugar en el mundo y lo voy a defender. «A ustedes les va a costar» nos dijo un político un día y yo le respondí «Pueden mandar a la gendarmería, a quién quieran, pero pasarán sobre mi cadáver” (risas).
*Por ANRed.