Cuando las marionetas paran y el show no debe continuar

Cuando las marionetas paran y el show no debe continuar
18 marzo, 2020 por Redacción La tinta

Como en 1986, Valdano y Maradona, tan referentes como distintos en sus formas, pidieron parar el fútbol. Mientras Alberto Fernández pedía televisar los partidos sin público, el resto del continente ya había suspendido las competencias. ¿Y los juegos de Tokio 2020? El deporte: esa máquina diseñada para no detenerse nunca.

Por Gonzalo Reyes para La tinta

Para Jorge Valdano, la pandemia que abraza al mundo por estas horas es «es una venganza de la naturaleza» que, de tanto herirla, nos recuerda que aún es más poderosa que nosotros.

Valdano ha sido jugador, DT y manager de Real Madrid, uno de los clubes/industria más grande de España y del mundo. También fue uno de los primeros en poner en cuarentena a todo su plantel. «Lo más sensato es suspender los partidos -dijo el viejo goleador-, jugarlos sin público es una forma de desnaturalizar el fútbol muy grande».

En medio del parate futbolero mundial, El País de España publicó, el fin de semana, una nota de opinión del periodista Eric Gonzalez titulada «Maradona y la inteligencia del futbolista», señalando las protestas del 10 ante la continuidad del fútbol en Argentina.


«Para entendernos: la mente del gran futbolista no puede permitirse lentas reflexiones teóricas, al estilo de un Albert Einstein si se trata de números o de un Jorge Luis Borges si se trata de letras; lo que necesita es captar y comprender el entorno de forma casi instantánea y pensar de forma estratégica, es decir, previendo con exactitud los efectos de cada una de las posibles acciones».


Gonzalez refuerza su idea señalando que Diego actúa según su parte “reptiliana” del cerebro (tronco y cerebelo) y con «la zona límbica y no tanto con la sofisticación del neocórtex». Pero tanto él como Valdano (¿el Einstein o Borges del fútbol?) coinciden hoy como lo hicieron en México 86, cuando le protestaron a la FIFA por los horarios de mediodía, en pleno verano del norte, en los que se jugaban los partidos para satisfacer las necesidades de la TV europea. «Que se callen y jueguen», les respondió a ambos João Havelange.

Del mismo lado de siempre, el DT de Gimnasia protestó en estos días de Coronavirus. Tras el encuentro sin goles de su equipo ante Banfield, salió a apoyar la decisión del plantel de River Plate de no presentarse en la primera fecha de Copa de la Superliga: «¿Sabés por qué? Porque acá te sirven en bandeja. Acá, nos mandan a jugar sin público, sin tu familia, sin nada. Hasta acá llegamos. Yo voy a hablar con Tapia y con Marchi, pero voy a ser muy duro». Diego puro: instantáneo, preciso, contestatario y empático. El Gran Futbolista.

En el banco del Taladro, estaba Julio César Falcioni. La imagen junto a Maradona, semanas atrás cuando se enfrentaron por Superliga, enterneció al mundo futbolero. Dos sobrevivientes que se autoconfesaban seguir vivos gracias al fútbol. «Soy un paciente de altísimo riesgo: tuve neumonía, tuve cáncer de laringe, hice quimioterapia. El médico me dice que no debería estar trabajando. Pero bueno, me toca trabajar», dijo el DT de 63 años. Tocalli, Zielinski y Miguel Ángel Russo se suman a la lista de Falcioni y Maradona como integrantes de los grupos vulnerables a la enfermedad.

Recién este martes -y solo luego de finalizar la fecha 1 de la Copa en la noche del lunes-, AFA decidió suspender el fútbol hasta el 31 de marzo. Sergio Marchi, titular de Futbolistas Agremiados, primero, en contra y, luego, a favor, vehiculizó el reclamo de los jugadores de fútbol que, en su mayoría, querían parar: «Yo soy más peronista que Alberto. Pero ¿qué somos los futbolistas? ¿Las marionetas del pueblo?», le habría sido el reclamo de un jugador a un presidente de un club, según el diario La Nación.

«Si el fútbol se juega a puertas cerradas, no veo inconvenientes para que se siga», había dicho el Presidente de la Nación el domingo por la noche, mientras le pedía a las empresas dueñas de los derechos televisivos, Fox y Turner, que liberaran la señal: «Para muchos, es un gran divertimento poder verlo».

La industria que, un día, paró

En Argentina, las marionetas seguían jugando en soledad hasta este lunes. Brasil, México, EE.UU., Chile, Uruguay, Bolivia, Perú… todas las federaciones continentales pausaron sus ligas entre viernes y domingo. A nivel internacional, además del parate de los torneos locales en los países europeo, la FIFA comunicó, el martes, que aprobaba el aplazamiento de la Copa América 2020 y la Euro 2020 para junio de 2021. En un comunicado, Gianni Infantino adelantó que se reunirá el Consejo de la FIFA para comenzar a tomar decisiones conjuntas y ser cuidadoso con lo importante: «los intereses deportivos y económicos» del organismo mundial. «A quién le importa hoy el fútbol», se animó a decir en su tapa Olé, el diario deportivo de más tiradas del país, bajo el título de este miércoles 18 de marzo: «Con esto no se juega».

«¿Qué pasa cuando se detiene una maquinaria diseñada para no ser detenida?», se pregunta el periodista Marcelo Gantman, señalando que, mientras se paraliza el fútbol, el básquet, el tenis, el automovilismo y todos los eventos deportivos, «todavía falta la madre de todas las cancelaciones: Tokio 2020«.

El Comité Olímpico Internacional (COI) insiste en no suspender los Juegos que deberían comenzar el próximo 24 de julio. “No hace falta tomar medidas drásticas”, afirmaron desde la organización este martes. La mayor cita mundial del deporte se rehúsa a frenar. El pasado viernes, se canceló el relevo de la antorcha olímpica. Ocurrió 24 horas después de ser encendida en Grecia.

Hasta aquí, solo la guerra dejó al mundo sin Juegos Olímpicos en 1916, 1940 y 1944. «Eran tiempos sin transmisiones globales, sin logos ni redes sociales para difundir mensajes aspiracionales y comerciales. El primer dato es que no hay una cifra única ni una sola manera de evaluar este tipo de daño», señala Gantman. Ni siquiera los 20 millones de dólares que el COI pagó en seguro por cancelación o modificaciones para Tokio 2020 alcanzaría para desactivar el mega-evento. Es una situación sin precedentes. ¿Quiénes pagarán los costos: marcas, gobiernos u organismos internacionales? Esa es la cuestión.

El deporte nunca para. El entretenimiento deportivo es una industria que atrae a millones en el mundo y, cada día, tiene más fieles. Hasta el Presidente lo manifestó el fin de semana. El COI lo sabe. Las empresas lo saben. Pero no son solo los deportistas, las marionetas, las que piden frenar. Como nunca, también sus espectadores exigen que se detenga. La pandemia del coronavirus pasará, pero algo dejará. El virus mundial lo cambió todo, hasta el deporte.

En tiempos de científicos y académicos especializados en crisis sanitarias y económicas, la sensatez quizá pasa por esa capacidad maradoneana para «captar y comprender el entorno de forma casi instantánea y pensar de forma estratégica». O quizá, más que su parte «reptiliana» del cerebro, Diego usa su memoria de clase para empatizar con las marionetas laburantes que trabajan en el circo que nunca cierra, hasta que todo cierra.

*Por Gonzalo Reyes para La tinta

Palabras claves: Diego Maradona, FIFA, Fútbol, Jorge Valdano, Juegos Olímpicos de Tokio 2020

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