Romper el cerco en tiempos de carnavales y festivales
Cada año, entre febrero y principios de marzo, el calendario marca el pulso de carnavales y festivales, tiempo ritual que ha ido tomando diversas formas y que es oportunidad para los pueblos que se unen. Así fue este último fin de semana, en calles, plazas y escenarios donde la memoria colectiva y la alegre rebeldía apareció con fuerza, expresando la potencia de la resistencia popular.
Por Redacción La tinta
Aquí, hacemos un repaso por algunas de las expresiones en los países vecinos de Chile y Brasil, que portaron el deseo de hacer oír al mundo lo que se vive en sus territorios. Cantos, bailes y colores de denuncia fueron el contenido, en un intento de acortar distancias, de achicar brechas, de juntarse y traspasar barreras sociales, culturales, económicas.
Chile: ¡Con todo, si no, pa´ qué!
Ya son más de 4 meses desde el estallido en las calles de Chile, la lucha popular no cesa y la primera línea sigue en un cuerpo a cuerpo resistiendo la represión. El terror desatado en las calles es una postal del terrorismo de Estado, que está secuestrando, torturando, violando y asesinando.
Contra la precarización y el despojo neoliberal, contra un régimen que solo ha ofrecido ajuste, represión y deuda, que hace uso de la violencia sexual como forma política de hostigamiento y crueldad contra mujeres y disidencias. Contra la violencia militar patriarcal desatada en las calles, el pueblo despertó y, en este tiempo de carnaval, se hace escuchar.
Carnaval Andino con la Fuerza del Sol
Arica, ese territorio de disputas y guerra histórica entre Chile, Bolivia y Perú, volvió a ser relato del encuentro de los pueblos por sobre los “intereses” soberanos de los Estados. En un gesto de distancia irreconciliable con Sebastián Piñera, Martín Vizcarra y Jeanine Áñez, grupos, comparsas y público de los tres países llenaron de color y danzas una memoria colectiva y ancestral en las calles durante tres días. El inicio del carnaval anticipó que la fiesta se iba a transformar en un carnaval social, expresando una clara condena a la represión del gobierno chileno hacia el pueblo y las violaciones de derechos humanos. Las comparsas pusieron a circular así sus repertorios de denuncia, pidiendo, sobre todo, respeto a sus pueblos originarios.
Uno de los días, las calles se llenaron de mujeres vestidas de blanco y con pañuelos rojos que formaban parte de La Comparsa Tumba Carnaval, agrupación de afrodescendientes. Ellas hicieron la perfomance de Las Tesis, “Un violador en tu camino”, mientras el público acompañaba esta denuncia feminista que ya es un símbolo internacional.
Usar los privilegios para denunciar
El escenario del 61 Festival de la Canción de Viña del Mar, ese que históricamente ha sido territorio de expresiones políticas, se convirtió, una vez más, en un espacio para poner en cadena nacional e internacional una denuncia colectiva de lo que está viviendo el pueblo chileno. Frente al cerco mediático, frente a los intentos de censura por parte del festival queriendo prohibir el ingreso de carteles con mensajes contra Piñera y su gobierno. O queriendo intervenir en la transmisión en los momentos en que el público coreaba consignas como: “El que no salta es paco”, “Piñera culpable, tus manos tienen sangre”, «Chile despertó», «El pueblo está en la Quinta pidiendo libertad» y “Piñera asesino igual que Pinochet”, mientras afuera de la Quinta Vergara, carabineros seguía reprimiendo.
La consigna “Sin justicia, no hay Festival” se hizo viral, poniendo sobre la mesa la discusión de realizar el festival en el contexto que se estaba viviendo, de los millones que se usan, en una ciudad con tanta desigualdad y donde las familias en los cerros siguen sin agua, luz ni servicios básicos.
Mon Laferte y Francisca Valenzuela, entre otres, aprovecharon la escena para manifestarse. Los pañuelos verdes y violetas tiñeron el escenario y más aún cuando subieron 50 músicas chilenas para cantar dos cuecas, convocadas por Mon Laferte, quien expresó: “No vine sola, vine acompañada de un montón de amigas. Todas cantoras (…) Como es difícil tener espacio en los escenarios las mujeres, yo dije: voy a invitar a todas mis amigas poderosas que yo admiro”.
La cantante chilena expresó, en medio de su show, las tensiones que atravesó para estar esa noche en el escenario, además del miedo que le provocaba que carabineros le haya iniciado acciones legales en su contra por decir, en una entrevista, ante los incendios en el metro, “que, en muchos casos, la misma policía y los mismos militares fueron quienes estuvieron incendiando”. El público vociferaba: ¡no estás sola!
Francisca Valenzuela subió al escenario con un saco donde se leían frases como: “Feminismo Revolución”, “No más estallidos oculares”, “No más impunidad”, “Abajo el patriarcado”, “Paridad”. Sus primeras palabras tomaron el pulso de piano y denuncia: “Y todos esperan, mientras cuentan cuerpos como números vacíos, intentando encontrarle sentido. Y cómo es que nadie ve lo que viene, vida no es y muerte no es, ¿entonces, qué? Es el entremedio que viven a diario y yo aquí, sentada, y todos aquí luchando por la dignidad. Los poderosos mienten, hacen lo conveniente, sonríen y ascienden, y es para no asustarnos con la verdad”.
Ella también se sumó al canto “El que no salta es paco” y, luego, en una de sus pausas entre tema y tema, las tribunas cantaban “El violador eres tú”, ella lo cantó y saludó al colectivo Las Tesis. De fondo en su show, estuvo la gráfica de la convocatoria a la huelga del 8 y 9 de marzo #LaHuelgaFeministaVa. Uno de los hashtag de la convocatoria era #ConstituyenteParitaria, en alusión a que no hay Constitución posible sin Paridad.
“Más allá del interés gubernamental de mostrar una ‘normalización’ económica, política y social, con la aprobación de diversas leyes que reducen la crisis a un problema de seguridad pública, la ciudadanía organizada en las calles logró instalar en la agenda político-institucional la necesidad de una nueva constitución, definir un itinerario y, junto con ello, definir bases mínimas que garanticen algo inédito para nuestra conformación como Estado: la urgente y necesaria inclusión de mujeres, independientes y pueblos originarios entre quienes redactarán una nueva constitución”, expresó hace unos días en un artículo de actualización y monitoreo sobre derechos humanos el Observatorio de Género y Equidad de Chile.
Fabiola Gonzales, conocida como la Chinganera, fue la directora musical de las 50 músicas que subieron al escenario y expresó una síntesis en alusión a esa performance, pero que también se vive en las calles, “la fuerza colectiva es maravillosa”.
Una crítica política colorea las calles de Brasil
Son tiempos difíciles para el país vecino, donde la política racial, colonial y patriarcal se ha desatado como política de Estado, desde que gobierna Bolsonaro y, antes, con Temer.
De norte a sur, de este a oeste, se extienden en cada rincón los carnavales, el más conocido internacionalmente es el carnaval de Río de Janeiro, donde siempre ha estado presente el tono de protesta y denuncia. Aunque muches aseguran que se ha incrementado en estos últimos años, en el contexto político y económico que se vive y frente a la condena y persecución de la cultura popular. Como el caso del alcalde de Río, Marcelo Crivella, obispo evangélico, quien se ha manifestado en contra de los carnavales y ha recortado el presupuesto para ello.
Este año, en el famoso Sambódromo de Río, fueron variados los conflictos denunciados, aunque vale resaltar que se repitió, en varias de las puestas en escenas, expresiones vinculadas a cuestiones religiosas. No llama la atención en un país donde hace años se ha incrementado el avance del fundamentalismo religioso, logrando que la biblia ocupe bancas en el Congreso con la derecha evangélica.
La escuela de samba Grande Río pasó portando una bandera que decía “Respeta mi Axé”, como denuncia a la intolerancia de creencias, en particular, aquellas expresiones afrobrasileñas del candomblé, que vienen siendo estigmatizadas, atacadas y perseguidas, que, además, se cruza con expresiones racistas. Por otro lado, la escuela de samba Mangueira representó a un Jesús de “rostro negro, sangre india y cuerpo de mujer”, vinculado con conceptos de la teología de la liberación. El año pasado, habían ganado el concurso con una puesta en escena que incluyó el homenaje a Marielle Franco. Este año, propusieron imaginar cómo sería si Jesús naciera hoy en Brasil, así mostraron a un Cristo pobre y negro en una favela, siendo víctima de la violencia policial.
De diversas maneras, la mayoría representó críticas al presidente, pero la escuela de samba Académicos de Vigário Geral captó las cámaras y la atención cuando desfilaron con un payaso gigante que portaba la banda presidencial, aludiendo a Bolsonaro. Sao Clemente, en una de sus carrozas, presentó una fábrica de “noticias falsas”.
Hubo homenaje a los indígenas tupinambá, retomando como tópico la colonización así como las consecuencias que viven estos pueblos ante la política ambiental que está arrasando el país. Mocidade Independente recreó la historia de la cantante Elza Soares, ícono feminista. Mientras que Viradouro abordó la esclavitud, a partir de la historia de resistencia de mujeres esclavas. Las feministas siguieron profundizando sobre la campaña “carnavales libres de acoso”, #carnavalsemassedio, #naoénao, que ya lleva varios años.
La discriminación racial y de género fueron temas centrales, en un país que ha incrementado la violencia contra las mujeres y disidencias, y las expresiones transhomolesboodiantes, expresadas principalmente por el presidente que las ha convertido en un programa político.
Hasta aquí, una pequeña parte de lo que circuló por las fiestas populares, y no tanto, en estos días. Bien sabemos que las luchas son con alegría también o filtrando nuestros cuerpos y cicatrices en las calles llenas de color y brillo.
*Por Redacción La tinta.