“Ahora hay miedo, hay temor y hay que restaurar lastimosamente nuestra imagen”
Entrevista a Adriana Guzmán, integrante del feminismo comunitario antipatriarcal de Bolivia, realizada el 1 de diciembre en un local de comidas a una cuadra de la embajada de Argentina, ciudad de La Paz, por una integrante de la Delegación Argentina en Solidaridad con el Pueblos Boliviano.
Por Samanta Jimena Delgado*
Esta entrevista se realizó bajo un contexto de persecución y hostigamiento realizado por grupos civiles, de choque, hasta del mismo ministro del Interior de Bolivia, Arturo Murillo hacia la Delegación Argentina en Solidaridad con el Pueblo Boliviano. Por tal razón la comitiva de Córdoba, de la cual formaba parte, tuvo que encerrarse en la habitación del hostel por orden de la gerenta, que nos reconoció y no nos quería ver en el hall, esperando a que llegue nuestra fecha de partida. Por eso agradezco a mis compañeros, que para que pueda salir a la calle y hacer esta entrevista me comprendieron y me cuidaron en todo momento.
Y sobre todo agradezco a Adriana, que arriesgo su seguridad, su integridad y me brindó su tiempo para venir hasta nuestro encuentro y así poder dialogar de hermana a hermana. Su voz lucida y critica, desde Bolivia, como mujer indígena y participe incluso desde antes del proceso de cambio, es clave para entender lo que está sucediendo en el vecino país, ahora bajo un golpe cívico militar, racista y patriarcal.
— Hermana muchas gracias por venir hasta aquí dadas estas circunstancias, nos parece muy importante que se conozca tu voz desde aquí, Bolivia. Para comenzar ¿me podes contar un poco cómo se fue desenvolviendo este golpe? ¿qué análisis podes hacer?
— Yo creo que ya había en Bolivia una desestabilización política antes de las elecciones y el argumento que se estaba usando es que el Evo se estaba planteando como candidato por cuarta vez y que eso no era constitucional ¿no? y eso evidentemente no es constitucional.
Nosotras como feministas comunitarias antipatriarcales habíamos planteado que el Evo no vaya por cuarta vez y que se busquen otros liderazgos, no pensando en la democracia ni en la Constitución, sino pensando que si es un proceso de cambio cualquiera podría estar, porque es un proceso que estamos moviendo todas las organizaciones, los pueblos, todos. No tiene que dependerse ni centralizarse en una persona.
Pero también es cierto que la democracia te impone sus reglas, los candidatos de los otros partidos eran unos monstruos ¿no? entonces no era tan sencillo decir que vaya cualquiera.
Y también una autocrítica es que las organizaciones por tanto estar pensando en cómo se hace un Estado Plurinacional, en cómo transformar la educación, en cómo hacer la ley contra la violencia, estuvimos casi un año y medio en las cumbres de justicia, casi un año en la discusión sobre la ley de educación, otro año en la ley 348 que garantiza a las mujeres una vida libre de violencia y así. Y así en los trece años estuvimos en esas discusiones en la construcción no nos preocupamos por hacer otros liderazgos, por pensar en quien podía ir. Y evidentemente se convirtió en un cosa centralizada en el Evo pues.
Ya había esta desestabilización previa diciendo que no era legítimo que el Evo se candidatee. Entonces estas movilizaciones previas a las elecciones eran ya movilizaciones racistas, osea, ya ahí empieza a notarse cual iba a ser el carácter de la lucha y creo que no hemos tenido la habilidad de darnos cuenta. Porque ya en esas movilizaciones, por ejemplo en el 21F del 2018, cuando se movilizaron y se cortaron las rutas, yo me acuerdo que estaba aquí, cerca del centro más o menos, de los barrios chetos, digamos, me estaba yendo justo a una charla y me agarraron y me dijeron «masista, india, corrupta, ladrona», no me dejaron pasar por la plaza y tuve que llamar a las personas que me habían convocado a la charla para que vengan a buscarme.
Entonces ya había agresiones en esta supuesta defensa de la democracia del 21F, ya tenía un carácter racista, ya empezó el señalamiento un año antes a los masistas de “ladrones, indios, corruptos”. No tuvimos la capacidad de mirar eso, de que iba a ser tan grande, un arma para el golpe ¿no?
En medio de esa inestabilidad que ya se estaba gestando un año antes, como 60 días antes más o menos de las elecciones, hubo un paro médico, que tenía como 50 y algo de días cuando fueron las elecciones. ¿Qué país resiste un paro médico así? ¿Qué pedían los médicos? Ellos estaban en contra de que haya una ley contra la negligencia médica. Osea no quieren entrar a la cárcel si hacen algo mal. Solicitaban pocas horas de trabajo, osea, una defensa de sus privilegios. Los médicos son profundamente racistas, son parte de la cultura colonial que hay en todos los pueblos, entonces no hemos tenido capacidad, en estos trece años, de darle más fuerza a la medicina tradicional. Los médicos han seguido siendo un poder y ha sido uno de los poderes que primero ha desestabilizado las urnas, porque hemos ido a elecciones con el paro de ellos y el paro de ellos implicaba maltratos en los centros de salud, osea “no te atiendo por india porque debes ser del MAS, no te atiendo por tu cara”, digamos. Entonces se ha negado el derecho a la atención a la salud, imagínate por más de 60 días.
Ya se han dado las elecciones y bueno están los resultados que han sido cuestionados, la cuestión del fraude ¿no? ¡Oye!, si ha habido fraude tiene que haber una investigación, no se puede ir directamente a agarrar a golpes y balazos.
Si ha habido fraude, como cualquier delito, tiene que investigarse sancionarse y ¡listo! Y si tenía que entrar el Evo a la cárcel ¡listo! Pero no podían pues sacarse las armas y generarse violencia. Entonces, para nosotras, ha sido ya el pretexto nomás de poner a andar este golpe que ya estaba.
Entonces mucha gente comenzó a protestar que había fraude, que le han robado su voto. Esa gente, sobre todo la clase media, los jailones como el mismo Evo se burlaba, han hecho bloqueos con pititas, sacaban sus juguetes, sus sillas, los triciclos, bicicletas de sus guaguas para bloquear. Así han hecho los bloqueos. Esos bloqueos ya estaban, ellos decían que estaban defendiendo su voto frente al fraude y las organizaciones sociales han salido también pues, a defender su voto porque también han votado y también había resultados y el Evo tenía 47.5%. Entonces no puede ser pues que la defensa del voto sea privilegio de los blancos o privilegio de los jailones, solo ellos pueden hablar de democracia, sólo ellos pueden defender su voto ¿no ve?
Todas las protestas que han habido han sido racistas y ahí ya se ha generado un montón de violencia. Estaban por un lado, la clase media que ha tenido muchos beneficios en este proceso de cambio. Osea, el vicepresidente era un clase mediero, intelectual, él ha dado beneficios, todo el Estado ha estado lleno de clase medieros, racistas, que no tenían la formación política, ideológica del proceso, que no les importaba el Vivir Bien, les importaba el desarrollo, el marketing, las redes, esas cosas les importaban. Pues ellos han tenido privilegios de esa clase media, pero no toda seguramente, entonces había una clase media que desde su racismo, su colonialismo, querían recuperar la administración del Estado, porque el Estado no está en la administración de los ricos, pues. Los ricos tienen sus empresas, a eso se dedican. La clase media les sirve a los ricos administrando el Estado con trabajos que eran ya familiares, así el Cónsul y después su hijo era otra vez Cónsul, así hereditarios eran los cargos en el Estado. Entonces eso querían recuperar y por eso yo creo que han empezado las protestas y todo. Y ya ha empezado la violencia racista, ya han aparecido los grupos armados y la Resistencia Juvenil Cochala, que en motos, con cascos, con escudos, con lanzas, han empezado a atacar sobre todo a las mujeres y hombres indígenas.
— ¿Qué es la Resistencia Juvenil Cochala?
La Resistencia Juvenil Cochala es un grupo juvenil armado paramilitar, osea es un grupo irregular del Estado, un grupo que debería estar siendo perseguido por el Estado, si es que no estuviéramos en un gobierno de facto, en una dictadura ¿no?
Estos grupos, la Resistencia Juvenil Cochala y la Unión Juvenil Cruceñista, aparecen en 2008 cuando planteaban la autonomía, el confederalismo y la descentralización en términos económicos y ya en ese momento hablaban de una limpieza étnica, osea, ellos ya hablaban de matar a los indios. Este grupo en Santa Cruz, en el oriente de Bolivia, es conformado y financiado por los empresarios para sacar y para matar a los indios.
Su principal disgusto era que indios tan feos como nosotros o como nosotras éramos parte del mismo país. Entonces han empezado, creo que a finales de octubre, a ser evidentes los ataques racistas porque las mujeres de pollera eran humilladas, las hacían llorar, las hacían arrodillar, las golpeaban, se burlaban de lo que hablaban. Y como feminista a mi me ha dolido mucho que hagan eso con nuestras hermanas, de polleras muchas, otras no, pero también dirigentas indígenas, y también me ha dolido mucho que lo hagan con los hermanos. Porque no entiendo el feminismo como una cuestión biológica, de solo las mujeres, sino a los hermanos que han detenido, que han humillado, que han golpeado, dirigentes campesinos. Les hacían arrodillarse, besar la bandera, hacerles pedir perdón ¡pedir perdón!, reconocer la República, ahí empezaron a hablar de República y no de Estado Plurinacional. También han hecho cosas mucho más violentas, como cuando han detenido a la alcaldesa de Pinto, a la Patricia Arce Guzmán. Pinto es un lugar, una ciudad intermedia digamos que está conformado por muchas Comunidades, es población indígena. Y bueno, la han golpeado, la han orinado, la han cortado el pelo, le han tirado gasolina para prenderle fuego, han atentado en contra de su vida.
— Eso ¿cuando fue?
— Eso ha sido el 6 de noviembre. Este ataque lo ha reivindicado la Resistencia Juvenil Cochala y ha sido un castigo contra ella porque días antes, la alcaldesa del Movimiento al Socialismo (MAS) dio un discurso diciendo: “Estos racistas no van a pasar, vamos a defender nuestro proceso.
¿Para qué golpean a las mujeres de pollera? Para escarmentarnos a todas nosotras que nos reconocemos indígenas, a quienes somos aymaras, quechuas, para obligar a callarnos, a tener miedo, para perseguirnos a quienes somos parte de las organizaciones sociales. Y lo han logrado pues, han generado un clima de miedo, de terror.
— Diste una entrevista a Claudia Korol para Página 12 después de las elecciones que fue muy replicada en Argentina. Ahi identificabas a dos sectores de la oposición, una oposición política por una parte y a una oposición económica por la otra. Desde ese momento a este ¿identificas algún cambio en esas oposiciones?
— Así como yo veía el contexto cuando se hizo esa entrevista, que habrá sido como el 8 de noviembre, sigue habiendo una oposición política que ha sido absolutamente acallada, anulada durante el golpe. La oposición política es principalmente Carlos Mesa, que era el segundo candidato después del Evo, que además es coautor de la Masacre del Gas, es decir, no debería ser candidato, debería estar en un juicio de responsabilidades. Pero ahí estaba de candidato y aunque decía que él no quería un golpe de Estado, que no estaba de acuerdo con que el poder lo tome una junta militar como propuso Luis Fernando Camacho, de todas maneras apoyó al golpe. Mesa se planteó como mediador para que asuma Jeanine Añez que es una presidenta de facto, o sea igual nomas fue un golpe. Luis Fernando Camacho, que es quién ha liderado el golpe en representación de los empresarios, los oligarcas, los terratenientes y los fundamentalistas lo ha anulado a Mesa y entonces han empezado a ser ellos quienes conducían este golpe de Estado. Sin embargo, la oposición política al gobierno de Morales, de la que forma parte Mesa, ha quedado al margen del protagonismo en el golpe, pero ahora que se plantea las elecciones van a tener que reaparecer pues hablamos de partidos políticos, legales, con registro y son ellos lo que cumplen esos requisitos.
Entonces Carlos Mesa está volviendo a hablar, está volviendo a una cierta vigencia porque hay elecciones.
Esa oposición política de derecha no era una oposición capaz de hacer un golpe pero si fue funcional a los oligarcas empresarios que serían la oposición económica, fundamentalista y racista que lo hicieron. Ahora, no conformes con que esta oposición política vuelva al contexto electoral, estos empresarios se están viniendo de candidatos, en medio del golpe cuando ellos han exigido la renuncia de Evo y han convocado a la violencia.
Luis Fernando Camacho ha dicho «yo no quiero ser presidente, se lo firmo Señor Evo Morales, no voy a candidatear» pero ahora habla de ser candidato. Es una prueba de cómo el fascismo no tiene palabra, todos los días Camacho se comprometía a algo, todos los días mentía, todos los días incumplía. Ahora está en una dupla, en un par absolutamente colonial que es él, un empresario terrateniente, con Marco Pumari que es un hombre indígena que ha sido parte de los ayllus en su momento, del Movimiento al Socialismo, un dirigente cívico del Potosí pero ha apoyado y conducido el golpe en Potosí donde está el litio, es terrible cómo actúa el poder ¿no? Es un par colonial porque Camacho es el que lidera y Pumari es el que pone la cara, lo único que pone porque incluso cuando dan conferencias de prensa Pumari habla y Camacho lo corrige, es un peón de Camacho, o sea, Luis Fernando Camacho maneja a todo el mundo como su peón porque él es un hacendado, actúa y entiende la política como una hacienda y todos tienen que servirle a él.
Entonces lo terrible de este momento es que él haya pasado del golpe económico y de Estado a la lógica política. Creo que también lo hace porque está tan debilitada la oposición en Carlos Mesa que para mantener el poder necesitan ser ellos los que administran el Estado, no pueden delegar eso a la clase media como siempre lo han hecho. Ellos son los que tienen que administrar el Estado, porque ellos encarnan el racismo, ellos encarnan el colonialismo, el fundamentalismo, hay gente evangélica que va a votar por Camacho porque creen que Dios ha hablado a través de él.
Esos son los actores, y de nuestro lado están las organizaciones sociales, creo que muy atemorizadas, más de lo que deberían porque evidentemente hay una masacre y todo, pero también todo el cerco mediático, la persecución y sobre todo la campaña de desprestigio que se ha hecho al Movimiento al Socialismo y a los alteños, al decir «los alteños son saqueadores, los alteños son violadores, terroristas, los masistas son ladrones, saqueadores”. Porque ha habido saqueos evidentemente pero eran de estos grupos pagados, de estos grupos armados.
Este desprestigio acá ha pesado muy fuerte en las organizaciones, que antes de hablar aclaran siempre que no son saqueadores, ladrones, terroristas, y eso deja ver cómo les ha afectado, ese ha sido el principal golpe. Por eso ha sido un golpe no solo al Estado, no solo se ha quedado con el gobierno la dictadora de la Yanina Añez sino que ha sido un golpe a las organizaciones, comunidades, a los ayllus, al pueblo.
Decirte ladrón, terrorista, no es poco, pero el problema principal no es que lo hayan dicho, lo iban a hacer porque son racistas, lo más difícil de entender es por qué la gente les ha creído, porque lo decían los medios, porque lo decían las redes, porque mandaban a unos diciendo “en mi casa están entrando saqueadores masistas, violadores». Mndaban audios llorando «vecinas vengan, aquí los masistas están saqueando», todo falso, audios montados. O sea ellos han hecho una campaña de audios por whatsapp, de imágenes falsas por redes. El problema es como te crees eso si nunca ha pasado. Sé que los jailones pueden insultarte, pero sé que también están lejos de pegarte un tiro, eso tienen que ser grupos armados, paramilitares, ellos no se van a a meter a pegarte un tiro. Entonces ¿cómo ellos han creído? es tan profundo su racismo que creen que los indios van a venir a violar, se los van a comer y bueno, han operado así y ha sido contra el pueblo, porque ahora hay miedo, hay temor, y hay que restaurar lastimosamente nuestra imagen.
*Integrante de la Delegación Argentina en Solidaridad con el Pueblos Boliviano.
**Por Samanta Jimena Delgado. Imagen de portada: Colectivo Manifiesto.