Ventajas de cambiar el sistema operativo: Windows Vs Linux
El sistema operativo es uno de los nodos centrales de cualquier dispositivo, ya que de él depende el soporte y la compatibilidad tanto a nivel de hardware como de software. O sea, definirá las cosas que podemos y que no podemos hacer.
Actualmente, la mayoría de los sistemas operativos de primer nivel que existen, como Linux -que, en realidad, es mucho más que un sistema operativo- y Windows, ofrecen una experiencia muy completa, tienen un soporte amplio y pueden cubrir sin problemas las necesidades de un gran abanico de usuarixs. Sin embargo, cada uno tiene ventajas y desventajas.
Primero que nada, hay que comprender lo siguiente: Windows es un sistema operativo de licencia privativa (copyright) a cargo de la empresa Microsoft. Mientras que Linux es mucho más que un sistema operativo, es un proyecto de código abierto (open source), desarrollado por una comunidad que no busca el lucro (copyleft) y que se extiende a nivel mundial.
La ventaja sin duda que tiene Windows es su inacabable lista de aplicaciones y su compatibilidad con casi todo el hardware. Al ser el sistema operativo más usado del mundo en el ámbito doméstico, prácticamente todo se prepara en primer lugar para que sea compatible con él.
Pero Linux deja atrás a Windows en seguridad y confidencialidad, ya que, por su baja implantación y por su estructura, apenas existen virus en él. El ahorro y la tranquilidad que supone no tener que preocuparse por antivirus, cortafuegos, anti malware, etc., hacen muy interesante la incorporación de este sistema operativo.
Por otro lado, la recogida de datos privados por parte de Linux es inexistente, no así con Windows que es tristemente famoso por todo lo contrario.
Otro detalle a tener en cuenta es que Windows, al ser un sistema operativo privativo, bloquea cualquier intento de mejora o modificación por parte del usuario. Es decir, mientras menos sepamos cómo funciona todo, más ventaja para Windows. En la mayor parte de las suites Linux, esto no sucede. Si bien depende de la licencia de distribución, cualquiera con conocimientos puede hacer las modificaciones que considere necesarias de personalización, mejora o solución de errores. De hecho, existe una enorme comunidad colaborativa pendiente de cada cambio y actualización que se pone en circulación.
Pero digamos todo. Linux también tiene defectos. Este sistema operativo arrastra ciertas desventajas que, aún a día de hoy, siguen desanimando a muchxs usuarixs sin conocimientos informáticos. Es necesario aprender a utilizar la consola de comandos y un mínimo de conceptos de programación para muchas de las acciones de instalación y resolución. También la carencia de interfaz gráfica por parte de muchas aplicaciones a la hora de instalarlas hace que muchxs posibles usuarixs se echen atrás. Otra traba es la incompatibilidad con algunos de los periféricos más necesarios, tarjetas gráficas, por ejemplo, que obligan a comprobar todos los componentes antes de comprar un equipo en el que queremos instalarlo. Aunque todas las dudas que puedan surgir pueden solucionarse gracias a la comunidad de Linux que siempre está dispuesta a ayudar y enseñar a nuevxs usuarixs.
Así que ya saben, si se animan a cambiar un poco las costumbres, mudarse a Linux es una opción evidentemente mejor: más segura, confidencial, barata y colaborativa que Windows. Y si no quieren realizar un cambio tan drástico, se pueden configurar los equipos para que trabajen con ambos sistemas operativos.
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