Encuentro Trinacional de Defensoras Ambientales: “Cuando defendemos la tierra, defendemos la vida”
La primera jornada del Encuentro dejó diagnósticos comunes de las luchadoras ambientales campesinas, indígenas y urbanas marginalizadas: persecución empresaria y criminalización estatal. También, la centralidad de las mujeres en la lucha por los territorios, contra los extractivismos de la megaminería, los siempre mayores límites sojeros y los desalojos. Si el futuro es feminista, hoy el Poder Judicial sigue siendo patriarcal y desestima los testimonios de las mujeres en estos conflictos. Escribe Paz Tibiletti desde San Lorenzo, Salta.
Por María Paz Tibiletti para LatFem
“Cuando defendemos la tierra, defendemos la vida”. Bajo ese espíritu más de 70 mujeres indígenas, campesinas y de zonas urbanas marginalizadas de la Argentina, Bolivia y Paraguay viajaron a San Lorenzo, provincia de Salta, para participar del Encuentro Trinacional de Defensoras Ambientales, convocado por el Fondo de Mujeres del Sur y la Fundación Plurales. Extractivismo, agrotóxicos, el avance de la frontera sojera, los desalojos forzados y la particular forma en que afectan a las mujeres en los territorios fueron los ejes centrales del primer día.
Con la quebrada de San Lorenzo como telón de fondo, el encuentro comenzó con una ceremonia de ofrenda a la Pachamama y la presentación de cada una de las 28 organizaciones que participan del Programa “Fortaleciendo a Defensoras Ambientales” del Fondo de Mujeres del Sur que apoya a mujeres que lideran procesos de resistencia y lucha en sus territorios e impulsa a elaborar y afianzar estrategias conjuntas de organización y cuidado.
Las primeras en tomar la palabra fueron las Defensoras del Agua de la Asamblea por la Vida de Chilecito y Famatina, provincia de La Rioja. “No es casual que seamos siempre las mujeres las que ponemos cuerpo y alma en la defensa de nuestros derechos y territorios”, dijeron y relataron la historia de lucha de la comunidad que desde 2005 hasta hoy ya logró frenar cinco proyectos de megaminería. Las mujeres tienen un rol fundamental en esa lucha. Apenas escucharon que la multinacional Barrick Gold pretendía instalarse en el cerro Famatina, que abastece de agua a toda la provincia, comenzaron a organizarse en asambleas, fueron casa por casa para informar a lxs vecinxs sobre el proyecto minero y sus consecuencias para el medio ambiente y la comunidad. Entonces, decidieron cortar la ruta por dos días para impedir que pasen los camiones de la empresa. El corte duró dos años. “El Famatina no se toca”. Ellas lo dejaron claro, pero no fue gratis: desde entonces, son perseguidas y criminalizadas por las empresas y el Estado provincial.
Lxs Vecinxs Unidxs en Defensa de un Ambiente Sano (V.U.D.A.S) del Barrio San Antonio, en Córdoba capital, relataron su lucha contra de la empresa Porta Hermanos, una planta de destilería para procesar bioetanol a partir de maíz transgénico. Desde la instalación de la empresa en las inmediaciones del barrio, en 2012, aumentaron las alergias, enfermedades infecciosas, cáncer y malformaciones entre lxs vecinxs. Las mujeres son particularmente afectadas por la contaminación y persiste el cáncer de mama y de útero, y los abortos espontáneos. “Enferman a nuestros hijxs, a nuestrxs abuelxs, a nuestra tierra; ellos dicen que no, pero nos están matando, nos envenenan día a día”, denunciaron Silvia Cruz y Rosa Acuña, referentas de la organización. Hoy están a la espera de que el juez federal Miguel Hugo Vaca Narvaja falle en el juicio ambiental que iniciaron desde V.U.D.A.S contra Porta y se reconozca su derecho humano a un medio ambiente sano. “Creemos que puede ser un antecedente para todxs lxs defensorxs ambientales que luchamos contra el poder empresarial”, agregaron.
A medida que se presentaron, cada organización dejó su ofrenda a la Pacha: banderas, semillas, frutos, tejidos, libros se fueron acumulando en el centro de la ronda a medida que compartían sus experiencias. “Nuestra ofrenda son estos clavos y una tenaza”, dijo Jessica Arias, referente de Rebeldes del Sur, una organización de Bañado Sur, en Asunción del Paraguay. “Estas son nuestras herramientas de lucha. Con estas herramientas armamos y desarmamos nuestras casas cada vez que nos inundamos y tenemos que dejar nuestro lugar con nuestrxs hijxs, nuestrxs compañerxs, nuestrxs animales”, explicó. Y es que la creciente contaminación, el avance del modelo extractivista y el desmonte producen inundaciones sistemáticas en esta región del sur paraguayo, expulsando y marginalizando cada vez más a las comunidades.
“Las mujeres indígenas somos triplemente discriminadas. Por mujeres, por pobres y por indígenas. Y muchas veces, también, por no hablar español”, sostuvieron las compañeras de Bolivia y relataron cómo afecta a sus comunidades la explotación hidrocarburífera y el uso indiscriminado de agrotóxicos. Además, denunciaron la persecución y criminalización estatal que sufren las defensoras ambientales en ese país.
Por su parte, Elba Nuñez, coordinadora regional de CLADEM (Comité de América Latina y El Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer) convocó a las defensoras ambientales a generar estrategias conjuntas en toda la región. La abogada será la encargada de desarrollar un bloque de formación sobre litigio estratégico para denuncias ambientales, brindando herramientas legales y jurídicas a las mujeres de las organizaciones. Y es que a pesar del avance de los feminismos en la región, los testimonios de las mujeres muchas veces son desestimados por el Poder Judicial patriarcal y las causas judiciales son permanentemente frenadas o demoradas.
Por último, Luz Aquilante, directora ejecutiva del Fondo de Mujeres del Sur, recordó que según un informe de la FAO (Food and Agriculture Organization) de lxs 207 defensorxs ambientales asesinados en 2017 en todo el mundo, el 60% eran de América Latina y el Caribe y la gran mayoría eran mujeres. “Necesitamos generar narrativas colectivas que desafíen los paradigmas establecidos del desarrollo”, concluyó.
El encuentro continuó el sábado 17 y domingo 18 de agosto con el objetivo de compartir saberes y experiencias entre las diversas organizaciones. “Estamos avanzando, hermanas, pero tenemos que estar unidas”.
*Por María Paz Tibiletti para LatFem / Imágenes: Natalia Roca.