Ni una menos es aborto legal

Ni una menos es aborto legal
14 junio, 2019 por Redacción La tinta

Hablar de “Ni Una Menos” es hablar de derrotar el patriarcado. Es apostar a un mundo diferente. Es cambiarlo todo. Es pensar en libertades. Es animarnos a soñar un mundo diferente. Hablamos de dignidad. Imaginamos una vida sin violencias. Es poder salir a la calle sin que nadie te acose. Es encontrarnos y caminar juntxs. Es tener condiciones de vida que nos permitan desempeñarnos como queramos. Es no depender de nadie. Es poder decidir cuándo queremos coger y cuándo no, y que sea respetado. Es poder decidir si queremos maternar y en qué momento. Lxs antiderechos acusan a las feministas de contradictorias porque salimos a gritar basta de femicidios y luchamos por la legalización del aborto. ¿Qué sería lo contradictorio? Para nosotras, es una redundancia. Por eso, decimos «ni una menos por abortos clandestinos».

Por Redacción La tinta

¿Por qué existen embarazos no planificados, no deseados o inoportunos?

Cada contexto, cada situación, cada historia nos pone en lugares muy distintos. Sin embargo, podemos enumerar algunas de las razones que hemos escuchado:

“No empecé a tomar las pastillas anticonceptivas porque, ese mes, faltaban en el dispensario»
“Contaba con poca información sobre cómo cuidarme”
“Se sacó el preservativo y no me dijo”
“No quiere usar preservativo y yo estoy harta de cuidarme”
“Me olvide de tomar la pastilla y, si la relación es de dos: ¿por qué cae en mí la responsabilidad?”
“Mi ginecóloga me recomendó descansar 2 o 3 meses por tanta hormona, seguro me estaba haciendo mal”
“Tomé la pastilla de emergencia y no funcionó”
“Me violó mi pareja”
“Fui abusada por mi padrastro”
“Creía que a mí eso nunca me iba a pasar”

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

¿Por qué las personas gestantes interrumpen los embarazos?

La lucha por el aborto legal, el año pasado, nos abrió la puerta para visibilizar las miles de experiencias por las que atraviesan las personas gestantes y que deciden interrumpir el embarazo. Sus historias estremecen y desentraman causas más profundas y sistémicas:

“Él se fue y me dejó sola con mis hijxs”
“Si mi familia se entera, me echa de la casa”
“Estoy desempleada y no puedo mantener a una persona más”
«Quiero seguir estudiando”
“Ya tengo 6 hijxs, hace 10 años que materno, necesito ordenarme y dedicar tiempo para mí”
“Vivimos en una casa hacinadxs, en una piecita, somos 8”
“No puedo tener unx hijx de un violador, si veo su cara en la del niñx, no sé de qué soy capaz”
“No quiero ser madre”

¿Y por eso abortás?, dicen lxs antiderechxs. ¿Y por qué no lo das en adopción? Como salida fácil e ignorante de la complejidad del problema. Es difícil dar una respuesta acabada, pero nos animamos a arribar a algunas.


No somos incubadoras para estar 9 meses gestando como si fuéramos envases sin sentimientos, como si el embarazo no generara cambios en nuestros cuerpos y, de repente, fuéramos ajenxs a él. El objetivo de la adopción está puesto en la posibilidad de que lxs niñxs encuentren un hogar, no en que las personas que no desean maternar y criar lo den en adopción. Tampoco es una solución real, hay miles de niñxs esperando ser adoptadxs.


En el mundo, la mitad de los embarazos son planificados y la mitad, no. De estos últimos, la mitad de las personas decide continuar con el embarazo y el resto decide abortar. Esta es una realidad que vivimos a diario. Lo que está en discusión son las condiciones en las que se lleva a cabo. Eso también nos oprime y condiciona. Si una tiene ciertos medios económicos, entonces la interrupción será en un marco de seguridad, sin embargo, si carecemos de ellos, podemos quedar con secuelas físicas de por vida o perderla en el intento.

En el sistema patriarcal, el saber, la información, las decisiones, muchas veces, no nos pertenecen, aunque suceda en nuestros propios cuerpos y condicione nuestras vida. El movimiento Ni una menos vino a visibilizar las violencias que vivimos a diario. Violencias algunas invisibles y otras, claramente, explícitas. La sexualidad está completamente atravesada por todas las formas de violencia. Nuestras vidas están atravesadas por los mitos, el tabú, la falta de información, los miedos y hasta las manipulaciones, el control, los celos, los golpes y hasta las violaciones. En este sistema, no somos dueñas de nuestros cuerpos.

Decidir sobre nuestras libertades reproductivas, planificar si queremos o no tener un embarazo, cuándo, cuántos y con quién, está condicionado por el entorno en el que vivimos.


No gritamos Ni una menos para denunciar solamente los femicidios, sino también para visibilizar nuestro cotidiano. Para reclamar por un sistema de educación, salud y judicial que dé respuesta a lo que necesitamos. Que no sea funcional al sistema que nos oprime a diario.


En el documento del Colectivo #NiUnaMenos leído el 3 de junio de 2019, queda bien claro que “en 2015, teníamos una urgencia: seguir vivas. Esa urgencia nos atraviesa porque nos siguen matando. Las estadísticas son escalofriantes y, con todo ese dolor a cuestas, aprendimos a desnaturalizar todas las violencias que atravesamos. Juntas descubrimos que muchas de las situaciones que cada una vivía como íntimas y propias son, en realidad, parte de un sistema y que nos pasa a todxs, mujeres, lesbianas, travestis, trans, y no binaries. Sabemos que no estamos solxs”.

Decimos ni una menos, ¡vivas y libres nos queremos! porque queremos elegir. Por maternidades deseadas y libres. Por vidas libres de todas las violencias. La marea verde avanza. Sin #AbortoLegal no hay #NiUnaMenos.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

*Por Redacción La tinta.

Palabras claves: aborto legal ya, Ni una menos

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