Impacto negativo en la producción agrícola por la disminución de las poblaciones silvestres de polinizadores
Sucede que estos insectos y pequeños vertebrados juegan un rol protagónico en la salud de los ecosistemas y en el rendimiento de los cultivos a gran escala. En Argentina, un equipo de científicos trazó un diagnóstico de la situación nacional y elaboró una serie de recomendaciones para su protección.
Por UNCiencia
A nivel mundial, el 70% de los cultivos de alimentos dependen en alguna medida de los polinizadores animales. Se trata de abejas, avispas, moscas, mariposas, polillas, cascarudos, mariquitas, colibríes y hasta murciélagos, que transportan el polen hasta los órganos femeninos de las flores y posibilitan de esa manera la fecundación de sus óvulos, con la consiguiente formación de frutos y semillas viables.
En Argentina, el 64% del área cultivada –que aporta aproximadamente el 45% de la producción total medida en toneladas métricas– requiere su participación, en mayor o menor medida, para garantizar o aumentar la producción de frutos y semillas. Estudios científicos internacionales muestran, incluso, que la polinización animal puede influenciar positivamente la composición química de frutos y semillas, incrementando su valor nutricional.
Los datos surgen de un informe que investigadores argentinos confeccionaron a fines de 2018, a pedido de la Secretaría de Ambiente de la Nación. En el documento, trazan un pormenorizado diagnóstico de la situación en el país y proponen un conjunto de iniciativas para la protección de los polinizadores.
Uno de sus datos sobresalientes indica que en Argentina se han identificado 1084 especies de abejas (pertenecientes a las familias Colletidae, Andrenidae, Halictidae, Megachilidae y Apidae). En este sentido, las regiones áridas y semiáridas del país constituyen uno de los siete centros del mundo con mayor diversidad de abejas silvestres.
Las Yungas de Argentina –sobre las laderas de los cordones montañosos de Jujuy, Salta, Catamarca y Tucumán–, por otra parte, son los ambientes más australes de Sudamérica donde habitan dos especies de murciélagos que se alimentan de néctar (Glossophagasoricinay Anouracaudifer). Por sus hábitos nocturnos, son los que pueden colaborar en la polinización de flores que solo abren de noche.
Y los bosques templados de la Patagonia poseen una de las incidencias más altas de polinización por aves conocida en el mundo. En este caso, el protagonismo se lo llevan los picaflores.
En este punto, y sobre la relevancia de los polinizadores para la producción agrícola, el informe aporta un dato clave: el 74% de los cultivos en Argentina, depende directa o indirectamente de ellos. Un ejemplo alcanza para dimensionar su impacto. En los cultivos de cítricos, en la zona de la Alta Cuenca del Río Bermejo, en el noroeste de Argentina, se observó la necesidad de un agente polinizador para maximizar la producción de frutos, ya que las flores aisladas de la visita de insectos prácticamente no produjeron frutos.
Con todo, las amenazas que ponen en riesgo las poblaciones y especies de polinizadores están ampliamente documentadas. Entre ellas, los autores del informe subrayan la deforestación, la agricultura de grande extensiones de monocultivo, el uso de agroquímicos, la fragmentación de hábitats y la ganadería intensiva.
Ante ese cuadro, proponen:
1 – Impulsar la diversificación en la producción agrícola a través de programas e incentivos, principalmente a pequeños productores.
2 – Fomentar sistemas de producción agroecológica y cultivos orgánicos.
3 – Incentivar el manejo integrado de plagas y reducir el uso de plaguicidas tradicionales.
4 – Mejorar las regulaciones y control en la aplicación a campo de los agroquímicos promoviendo buenas prácticas que contemplen la actividad diaria de los polinizadores.
5 – Promover la conectividad de hábitats y corredores biológicos para los polinizadores.
6 – Promover la existencia de ambientes naturales en agroecosistemas, como hábitat de polinizadores silvestres, a través de la restauración activa o pasiva.
7 – Articular políticas intersectoriales y con otros países de la región para desincentivar la introducción de especies de polinizadores exóticos que tienen impactos negativos sobre los polinizadores silvestres nativos.
Además de esas iniciativas, también sugieren promover y financiar líneas de estudio que permitan contar con información detallada sobre los polinizadores de cada ecorregión del país. La idea es no solo relevar la diversidad de polinizadores silvestres existentes, sino también mesurar acabadamente su impacto en los cultivos.
Por último, proponen promover la meliponicultura, como se denomina a la cría y manejo de avispas sin aguijón, una alternativa productiva con potencial para el desarrollo de zonas rurales, especialmente en el noroesta y noreste de Argentina.
La miel que producen estas abejas tiene propiedades medicinales y su precio es ampliamente superior en el mercado en comparación con la miel tradicional. Eso la convierte en un recurso muy preciado por quienes lo conocen, pero ampliamente ignorado por el común de la gente. Además, dado que no pueden picar, es perfectamente factible criarlas en ciudades.
*Por UNCiencia.