Las jugadoras del fútbol colombiano ya no se callan

Las jugadoras del fútbol colombiano ya no se callan
13 marzo, 2019 por Redacción La tinta

La Federación Colombiana de Fútbol anunció, la semana pasada, que el fútbol femenino dejará de ser profesional. Las jugadoras están en pie de lucha desde febrero y pusieron en jaque al presidente de la institución acusándolo de ejercer una política de veto para las referentes del seleccionado nacional que protestan desde hace años. Ya no se pagan premios, viajes ni indumentaria. También denunciaron hechos de acoso sexual y laboral en la Sub-17. Un DT y un Preparador Físico de esta categoría debieron ser despedidos. «Ya no tenemos miedo. Estamos aquí para hablar», es el grito de lucha que moviliza a las futbolistas.

Por Gonzalo Reyes para La tinta

Hace poco menos de un año, la Selección Argentina de fútbol femenino se metía entre los cuatro mejores equipos de Sudamérica al clasificar a la segunda ronda de la Copa América 2018. El batacazo que cambió quizá el destino de aquel equipo fue la victoria ante Colombia 3 a 1. Las dirigidas por Borrello le ganaban a una gigante del continente, que contaba con una liga local profesional, subcampeonas de América en 2010 y 2014, y hasta con una sub-17 que se inscribió en la historia como primera campeona sudamericana en 2008. Después de Brasil, Colombia y Chile son, sin dudas, las mejores de esta parte del planeta.

Así conocimos a Colombia en 2018, pese a no haber logrado clasificar al próximo Mundial de Francia. Incluso, de la mano de la defensora Aldana Cometti, nos enteramos a fin de año que el Atlético Huila se convertía en el primer club colombiano en ganar la Copa Libertadores de América. Por todo esto, mientras en Argentina las jugadoras pelean por profesionalizar el fútbol, Colombia parecía ser un faro, un ejemplo en el cual buscar formatos, modelos y caminos hacia un desarrollo de este deporte para las mujeres.

Sin embargo, el fútbol femenino colombiano está amenazado desde hace tiempo y la embestida del último año puso en alerta a todas. Desde febrero, algunas jugadoras y referentes de la Selección comenzaron a denunciar una serie de irregularidades en cuanto a los pagos de premios, la falta de elementos e indumentaria para entrenar, y, sobre todo, dos cuestiones graves de fondo: el veto a la convocatoria de algunas deportistas que se rebelaron a estas faltas y la posibilidad de que el fútbol deje de ser profesional en el país. La protesta vía redes sociales permitió conocer las denuncias y hasta el apoyo de jugadores del masculino. La visibilización de la crisis se multiplicó y pronto se denunciaron hechos de acoso sexual y laboral por parte de integrantes de los cuerpos técnicos. La semana pasada, la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) anunció oficialmente que la Liga Profesional de Fútbol Femenino no continuará.

«Ya no tenemos miedo»

El 18 de febrero, las jugadoras Isabella Echeverri y Melissa Ortiz plantearon en un video difundido a través de sus redes sociales cuál era el alarmante estado de situación del fútbol colombiano: «Nos sentimos amenazadas. No nos pagan. Ya no nos dan vuelos internacionales. Los uniformes son viejos y usados. La federación ha cortado jugadoras por hablar», expresaron en dueto. Echeverría, mediocampista del Toledo Rockets (EEUU), contó, incluso, que un empleado trató de venderle su propia camiseta. «Ya no tenemos miedo. Estamos aquí para hablar», concluyeron.


A partir de ese momento, las denuncias tomaron un mayor impulso mediático que llevó a un decidido enfrentamiento entre un importante grupo de jugadoras de clubes y de la selección contra la dirigencia de la FCF, presidida por Álvaro Gónzalez, quien asumió al frente de la entidad luego de que Luis Bedoya fuera detenido en Estados Unidos por el escándalo del Fifagate. El conflicto se agudizó cuando la Federación informó oficialmente la semana pasada que la Liga Profesional de Fútbol Femenino no continuaría y que sería reconvertida en semiprofesional para la categoría sub23, con seis jugadoras mayores, pero sólo tres en cancha y sin extranjeras. Tras el anuncio, las jugadoras contraatacaron y difundieron un audio en el que se oye a Gónzalez no solo admitir los vetos, sino también explicando las razones por la que se prohibió convocar a algunas jugadoras que reclamaron mejoras y denunciaron irregularidades en los últimos años.

Con estas pruebas y el apoyo de la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro), Echeverría y Ortíz impulsaron una denuncia ante la FIFA y la Vicepresidencia de la República. También las acompañaron: la capitana histórica Natalia Gaitán (jugadora profesional del Valencia de España), Oriánica Velásquez, Daniela Montoya, Nicole Regnier, Vanessa Córdoba (hija de Óscar Córdoba), Leicy Santos e Indrid Vidal, entre otras.

Según el diario La Opinión de Cúcuta, el argumento más fuerte que ratifica el audio es que los organismos del fútbol colombiano habían recibido las quejas de las jugadoras en los últimos años de manera formal e institucional, algo que negaban rotundamente acusándolas de hacer solo denuncias mediáticas generando una campaña en contra de la dirigencia. También se puede apreciar cómo el propio González reconoce el despido del DT de la Selección, Nelson Abadía y el veto de Daniela Montoya por reclamar públicamente el pago de premios en el Mundial de Canadá.

El acoso sexual y laboral en la Selección Sub-17

A través del portal La Liga contra el Silencio, se dieron a conocer, en el mes de febrero, las denuncias de abuso sexual que sufrieron jugadoras del seleccionado Sub-17. La página web -que se auto define como «una alianza de periodistas y medios de comunicación que combate la censura en Colombia»- puso en primera plana de los diarios dos casos que involucran a Didier Luna, director técnico del equipo nacional, y al preparador físico Sigifredo Alonso. Los hechos habrían ocurrido durante las concentraciones previas al Mundial de Uruguay, celebrado en noviembre de 2018. Ambas denuncias fueron presentadas ante la justicia.

La Liga publicó el testimonio de una de las denunciantes: «Para Laura, mayor de edad, el acoso empezó con piropos insistentes: `Estás muy linda, hermosa´. Hasta que el técnico supuestamente le propuso ir más allá. `Me dijo que quería tener algo conmigo y que podía llevarme a cosas muy grandes en el fútbol´. Ella se negó y, entonces, empezó el acoso laboral. `Me sobrecargaba de trabajo, no me dejaba hablar en las reuniones, me gritaba. En un momento, le pregunté si tenía quejas y me respondió que era personal y que asumiera las consecuencias´, contó», dice el artículo periodístico.

Esta jugadora, que fue presentada como Laura para preservar su identidad, también habló sobre la segunda víctima, quien era menor de edad en enero de 2018: «En la Federación, se dieron cuenta de que era tan grave la denuncia que hizo el papá de la jugadora que decidieron sacar al acosador, Sigifredo Alonso, que era el preparador físico. Pero, de todas formas, quedó el director técnico, un tipo que tenía ciertas actitudes con las niñas, como cogerles la cola, intentar besarlas, escudándose debajo de una figura paternal. Un chantaje psicológico por el cual muchas de ellas no han hablado todavía”, dijo a La Liga.

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A la izquierda, Sigifredo Alonso, preparador físico de la selección femenina sub-17 dando instrucciones a las jugadoras. (Imagen: La Liga contra el silencio)

El primer triunfo: el fútbol femenino como política de Estado

En menos de un mes, el reclamo de las jugadoras colombianas y su organización para denunciar tanto los casos de abuso y la inminente desprofesionalización del deporte logró poner en agenda la gravedad de la situación. Jugadores del seleccionado masculino como James Rodríguez, Radamel Falcao y Juan Fernando Quintero manifestaron su apoyo a las deportistas que, como ellos, quieren vivir del fútbol. En tanto la Ministra de Trabajo del gobierno de Duque, Alicia Arango, aseguró a la prensa el lunes -acompañada por algunas referentes- que el Gobierno nacional «no permitirá, por ley, el acoso laboral o discriminación» y que se reunirán con las autoridades de la FCF: «Tiene que haber igualdad entre hombres y mujeres. Ese machismo se tiene que acabar y nosotras como mujeres y ellas como equipo no vamos a permitir más maltratos».

Al cierre de esta publicación, Echeverría y Ortíz publicaron en sus redes el resultado de las negociaciones que mantuvieron algunos de los principales clubes colombianos junto a las autoridades gubernamentales este martes: «LO LOGRAMOS!!! Si habrá torneo profesional femenino en Colombia!!!», informaron vía Twitter. La novedad señala que se designó un comité que trabajará en la continuidad de la competencia formado por América, Cortulua, Santa Fe y Huila junto a Coldeportes, el máximo organismo planificador, rector y coordinador del Sistema Nacional del Deporte en Colombia. En un comunicado de prensa, la entidad gubernamental explicó en siete puntos el compromiso asumido (ver aquí). El punto tres dice:  «Las dificultades que hoy rodean la práctica del fútbol femenino en Colombia tienen que ser abordadas por la sociedad en su conjunto, para que con el liderazgo de la Federación Colombiana de Fútbol y el acompañamiento y control del gobierno a través de Coldeportes se encuentren las mejores y más prontas salidas a tan diversas situaciones que hoy se afrontan. Es indispensable la participación de las jugadoras y sus familias, los integrantes de cuerpos técnicos, las jueces, los medios de comunicación, la academia y la empresa privada para que todos empujando hacia el mismo lado podamos fortalecer la estructura del fútbol femenino nacional en todas sus categorías, empezando por el deporte base y la capacitación continua».

Selección de Colombia de la Copa América Chile 2018. (Imagen: 90minutos.co)

Ese machismo logró quedar al descubierto en un fútbol femenino colombiano que viene demostrando, desde hace más de 10 años, que sus jugadoras están a la altura de la competencia internacional, logrando incluso más logros que el masculino. Todo a pesar de una dirigencia que nunca dejó de demostrar hacia adentro las desigualdades y el abuso. Con el mismo hambre de gloria que las llevó a ser un fútbol de referencia, las futbolistas colombianas hoy también siguen luchando para desterrar todo el machismo que mancha la pelota y que pone en peligro lo que más desean: un fútbol para todas y todos por igual.

Por Gonzalo Reyes para La tinta

Palabras claves: abuso sexual, acoso sexual, Colombia, Fútbol Femenino

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