Fuegas: la cocina como espacio de reivindicación y militancia
Cada jueves, un grupo de feministas colegas del ámbito gastronómico proponen una feria en la cual ofrecen -desde la ferviente convicción de que otro mundo y otra economía es posible- sus producciones y servicios en Ciudad Universitaria.
Por Soledad Sgarella para La tinta
Y, otra vez, nos encontramos al calor del fuego ardiente de querer cambiar. Queremos cambiar el mundo en que vivimos, queremos cambiar las lógicas. Las F.U.E.G.A.S (Feministas Unidas Elaborando Gastronomía y Afines en Sororidad) nacen sobre la olla hirviente de este deseo. Desterrar el lugar histórico que nos otorgaron en las cocinas, pero también modificar esas formas competitivas y resentidas que surgen a la hora de comercializar las producciones, aún -e incluso- en una feria.
Los jueves, en el Pabellón Brujas de la Ciudad Universitaria, las productoras que integran este colectivo arman sus stands y ofrecen lo que mejor saben hacer: producciones gastronómicas sanas, nutritivas y ricas, a precios regidos por el pilar del comercio justo y solidario, y con la intención de construir otra forma de organizar el trabajo, la distribución y el consumo desde la perspectiva de la economía feminista.
Mientras, y sobre todo, las FUEGAS alimentan esta resignificación del lugar de la cocina: no es nuestro lugar natural, es el lugar que elegimos algunas y en donde nos empoderamos. Así hablaron con La tinta el viernes pasado, mientras desplegaban sus maravillas en el cierre de las III Jornadas de Género en la Facultad de Psicología, inaugurando un marzo de lucha feminista y antineoliberal.
—¿Cómo surgió la idea de una feria feminista de gastronomía? ¿Por qué arrancaron?
—La feria feminista de comidas y bebidas de las FUEGAS surge como una de las acciones principales en torno a lo que nos une: generar estrategias colectivas para sostener y potenciar nuestros emprendimientos. La feria nos reúne en torno a las necesidades, expectativas y desigualdades específicas del rubro, con la clara conciencia de la importancia de la inclusión de la cuestión de género en el sector. Creemos firmemente que lo que nos pasa de manera individual puede tener solución o alivio desde lo colectivo.
La feria gastronómica es feminista porque, a diferencia de otras, busca, además de alimentar el cuerpo, alimentar un tipo de economía alternativa como a la que apunta la teoría feminista: basada en la sororidad y el cuestionamiento al modelo capitalista patriarcal, aún en un espacio históricamente habitado por el rol de la mujer.
Es una propuesta de consumo consciente, desde la elección de la materia prima hasta la elaboración y comercialización, y una apuesta de calidad en cuanto a la diversidad y la excelencia de las opciones que allí se encuentran.
En relación a nuestra lucha y a nuestro trabajo, recordamos: El #8M paramos. El 7, no producimos y no hay feria.
—¿Para ustedes, cocinar es un acto político?
«La cocina es un espacio político desde distintos aspectos, pero, si lo consideramos como aquella actividad históricamente feminizada y que se rige por reglas que sostienen la desigualdad, cobra importancia como espacio de resignificación y militancia».
Nosotras sabemos que la cocina no es nuestro lugar natural, elegimos la cocina y, desde allí, nos empoderamos. Es parte de nuestra historia y reivindicamos las ollas populares, los comedores y los merenderos como espacios de lucha y resistencia del pueblo. Allí, siempre hemos estado las mujeres.
—¿Cuáles serían tres aspectos que las FUEGAS destacan en cuanto a la economía feminista y sus lógicas?
—Como aspectos fundamentales, la economía feminista es solidaria, colaborativa y real.
Solidaria como esencia: nuestra solidez como proyecto económico se basa en la solidez de nuestras relaciones, siempre comprometidas con nuestra causa común, pero también con lo que le pasa a la otra. En esta solidaridad, no se pierde la impronta de cada proyecto, sino que se potencia.
Colaborativa: cuando le va bien a una, nos va bien a todas. Consideramos al concepto de competencia como obsoleto e inútil en el tipo de economía que estamos construyendo.
Real: ante gobiernos neoliberales como el de Mauricio Macri, donde el único perjudicado es el pueblo -y, en particular, nosotras las mujeres-, el concepto de economía busca complejizarse, para que las mayorías no comprendamos verdaderamente las políticas económicas de ajuste.
Nosotras, en cambio, abrazamos el concepto de economía, pero una economía real… sin intermediarios, valorando nuestra potencia laboral y transformadora, produciendo dignamente y satisfaciendo las necesidades de todas las que intervenimos este proceso.
Destacamos, también, la sororidad (en contraposición con lo usual de un ámbito como el gastronómico, que es altamente competitivo), la autogestión y la fuerza, unión y organización para resistir el sistema capitalista y patriarcal.
En nuestras ferias, no solo se «compra y vende», también criamos juntas nuestrxs hijxs, tenemos una feria interna con otros proyectos además de los gastronómicos, organizamos nuestra logística en manada y nos damos el espacio para pensarnos en colectivo.
—¿Cómo fue la gestión con la Facultad de Filosofía y Humanidades para poder hacer la Feria?
—A partir de nuestra participación durante el 2018 en distintas jornadas académicas de diferentes áreas de la Facultad, nos acercamos a Extensión con la propuesta de la feria semanal. El área nos apoyó con mucho entusiasmo y nos facilitan el acceso a la electricidad, así como también nos brindan su acompañamiento y respaldo. Esto es importante, porque, como FUEGAS, elegimos cuáles espacios habitar… no entendemos el rédito solamente desde una perspectiva económica tradicional, sino que acumulamos experiencias y aprendizajes.
Algo para terminar: hablamos de mujeres porque así nos autopercibimos quienes conformamos actualmente el espacio. Sin embargo, es un espacio abierto a todas las disidencias.
*Por Soledad Sgarella para La tinta. Fotos: Colectivo Manifiesto.