“Me picanearon, como en la dictadura”

“Me picanearon, como en la dictadura”
20 febrero, 2019 por Redacción La tinta

Relato en primera persona de un integrante de la comunidad originaria Diaguita Kallchaki La Aguada, en Cachi, tras la represión que sufrieron el pasado martes 5 de febrero por parte de la Policía de la provincia de Salta.

Por Vove.com.ar

Néstor Casimiro tiene 35 años y, con su esposa Irma González, comparten la crianza de cuatro hijos en el paraje La Aguada, dentro del territorio de la Comunidad Diaguita Kallchaki, a unos seis kilómetros de la ciudad de Cachi, Salta.

En la mañana del martes 5 del presente febrero, Néstor sintió encima todo el peso del Estado argentino, ese conjunto de instituciones “blancas”, con leyes “blancas”, que lo oprime como si él tuviera el pecado original de haber nacido originario.

Ese nefasto día, entró la Policía a su territorio a defender la invasión de la firma M. Agropecuaria SRL, de la Bodega Puna, con la que la comunidad disputa, en este momento, la tenencia y propiedad de un lote de tierra de unos 50 por 60 metros.


Del lado de la comunidad originaria, tienen la tenencia. Del lado de la empresa, tienen los papeles, la prensa con libertad de empresa, algunos periodistas, las leyes con sus fiscales, los jueces de turno y los subrogantes, la Policía con policías que actúan como parapolicías y tienen tres gobiernos (municipal, provincial y nacional) que mantienen la voluntad política de usufructuar la tierra a título oneroso, más bien, generoso con los amigos de turno.


A todo eso, se enfrentó Néstor ese martes cuando una topadora ingresó a destruir el terreno seco, pedregoso, áspero, no más grande que una cancha de fútbol, que utilizan para secar sus pimentones.

El Gobierno de la provincia de Salta le aprobó todo a Javier Montero, el propietario de la bodega, la mejor tierra en la parte baja de un valle de altura, un crédito millonario a pagar recién después del quinto año, le canalizó el agua y le arregló el camino. Esa senda de tierra comenzó a ser la frontera entre la propiedad privada y la comunitaria. Se respetaron hasta que dejaron de hacerlo, pero fue Montero quien cruzó ese límite y los diaguitas defendieron la espacialidad comunitaria de sus 40 familias.

Había niños, niñas, mujeres, abuelos, abuelas y los hombres que salieron a detener a esa máquina que destruía el terreno. Por detrás, estuvieron los policías que no dudaron un segundo.

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(Imagen: Vove.com.ar)

En primera persona

“Nosotros fuimos detrás de la máquina y vinieron los policías y nos encerraron en nuestro propio territorio. Nos dijeron que teníamos que salir y, entonces, fueron nuestras autoridades a enseñarles las leyes, porque de eso no saben nada. Entonces, como no hubo acuerdo, se vio clarito cómo los tipos de la bodega les dijeron que nos saquen de nuestro territorio. Avanzaron violentamente. A mí me agarraron del cuello y me tiraron al piso. Me esposaron y me doblaron los hombros de manera increíble. Cuando estaba esposado, tirado de cara al piso, me comenzaron a patear; uno se paró encima mío. Luego, me levantaron y me tiraron en la caja de una camioneta.

Tenían a un niño atado a los fierros de la camioneta y le decían que viera cómo me pegaban. Me saltaron encima, me pisotearon y me siguieron pegando. En la comisaría de Cachi, me picanearon. Sí, me dieron electricidad, como en la dictadura. A las horas, me liberaron junto a mis otros cinco compañeros y nos volvieron a amenazar. Nos largaron sin decirnos nunca cuál fue el delito que cometimos».


«Yo no sé cómo estos policías pueden acatar las órdenes que les dan. Son todos conocidos, pero no se autorreconocen como diaguitas. Ellos son originarios de estos territorios, con algunos fuimos a la escuela, jugamos al fútbol, somos vecinos y, sin embargo, ese día, ellos estuvieron al servicio de otros”, dijo Néstor.


El hombre es bajo, de contextura pequeña, de pelo lacio bien negro y con una mirada que no inspira ni una gota de violencia. Su relato es descarnado y devela lo actual de las viejas prácticas de los grupos parapoliciales que cometieron crímenes de lesa humanidad en los tiempos de la última dictadura cívico militar.

* Por Vove.com.ar

Palabras claves: Diaguitas, pueblos originarios, Salta

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