Sube la inflación, baja el consumo
Septiembre fue un mes de inflación récord, impulsado por el aumento en la cotización del dólar. Récord de gestión, dado que es el pico más alto de la administración Cambiemos junto con abril de 2016 y récord histórico, dado que hay que retrotraerse a 2002 para encontrar niveles similares. Como es de esperar, el nivel de los precios internos impactó en la caída del consumo. Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) y el Instituto Proyección Ciudadana, analiza los cambios en los hábitos de consumo de los hogares encuestados en AMBA. Hay caída en productos de primera necesidad en los estratos de menores ingresos y baja de salidas y esparcimiento en los sectores de ingresos medios y altos.
Por Débora Ascencio para Nuestras Voces
Recientemente se conocieron los datos de inflación publicados por el INDEC para el mes de septiembre, con un incremento de 6,5% respecto del mes anterior. El acumulado del año alcanza el 34,2% con expectativas de cerrar 2018 cerca del 50%. El incremento en los precios internos estuvo muy impulsado por el aumento en la cotización del dólar, ya que se dio con mucha más fuerza en bienes que en servicios, donde hay mayor injerencia de insumos importados.
Por otra parte, cuando se analizan los componentes de la inflación, se constata que los productos estacionales, aquellos que varían en función del momento del año (por ejemplo, regalos en el mes de diciembre) aumentaron un 4%. Los productos regulados, como los servicios públicos, aumentaron un 4,7%. Por su parte, el IPC – núcleo, tuvo un incremento notable, del 7,6%, lo que demuestra que el aumento en los precios responde a un fracaso de la política monetaria. Justamente, por excluir de su medición productos regulados, estacionales y aquellos afectados por vaivenes con el exterior, funciona como indicador por excelencia del éxito en los instrumentos utilizados por el BCRA. Así, la primera conclusión a la que permite arribar la inflación de septiembre, es el fracaso de la política de tasas altas como instrumento para frenar el aumento en los precios, y advierte sobre la volatilidad en la estabilidad actual del dólar en el largo plazo.
Previsiblemente, un incremento en los precios internos de esta magnitud, impacta en el nivel del consumo interno. Según la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la caída del consumo en septiembre fue de 9,2%, sumándose al deterioro interrumpido de 11 meses. El mismo informe advierte que ninguna oferta, ni siquiera las que ofrecen descuentos del 50%, logró reactivar la actividad.
Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) y el Instituto Proyección Ciudadana, llevó adelante 600 encuestas en la región de AMBA (Capital Federal y Gran Buenos Aires) también durante el mes de septiembre, que se propuso relevar los cambios en los hábitos de consumo de la población, para detectar aspectos más cualitativos en el escenario de alta inflación. Se preguntó si los hogares disminuyeron, sostuvieron o aumentaron el consumo de siete rubros: lácteos, carnes, frutas y verduras, gaseosas, jugos y sodas, recreación y esparcimiento, combustible y medicamentos. Los resultados preocupan y alertan sobre el contundente deterioro en la calidad de vida, a partir de la retracción en todos los rubros y estratos de ingresos.
Los resultados arrojan que el 34% de los participantes de la encuesta disminuyeron el consumo de lácteos, el 54% el de carnes, 63% frutas y verduras, 44% gaseosas, jugos y soda, 69% salidas y esparcimiento, 39% combustible y 23% medicamentos. En el otro extremo, solamente el 4% de los encuestados incrementó el consumo de lácteos, 5% de carnes, 1% de frutas y verduras, 1% gaseosas, jugos y soda, 1% salidas, 2% combustible y 2% medicamentos.
Cuando se mira según niveles de ingresos, se observa que en todos, alto, medio y bajo hay una retracción en los consumos aunque con diferencias en los rubros. En términos generales, mientras que los de nivel socioeconómico bajo tienden a reducir más el consumo en productos de primera necesidad, los sectores medios y altos lo hicieron en salidas recreativas y combustibles.
En relación con la zona de residencia de los encuestados, el comportamiento es similar a lo observado en los cambios en el consumo. El porcentaje de encuestados que disminuyeron el consumo de alimentos es algo inferior en CABA respecto de las tres zonas del GBA (norte, sur y oeste). Se destaca el porcentaje de personas que disminuyeron el consumo de carne en GBA Oeste y GBA Norte (60% y 61% respectivamente). Con relación a las salidas recreativas, sobresale la reducción del 75% en los encuestados de CABA, mientras que, en el GBA, la reducción se encuentra entre 61% y 69% (61% GBA Sur, 68% GBA Oeste y 69% GBA Norte). En el relevamiento surge además que el consumo de medicamentos en GBA Norte y Oeste disminuyó un 29%.
*Por Débora Ascencio para Nuestras Voces