Contrafestejos, memorias y aniversarios: salimos a la calle
Hoy, 11 de octubre, se conmemora el “Último día de libertad de los pueblos de América”. En Córdoba, se realizará un contrafestejo, un acto y una marcha por el centro de la ciudad. En una lectura desde el presente, en una memoria corta de las últimas dos décadas, revivimos 526 años de violencia (en)tramadas en territorios colonizados.
¿Por qué no podemos admitir que tenemos una permanente lucha en nuestra subjetividad entre lo indio y lo europeo? (Silvia Rivera Cusicanqui)
Ni la tierra ni las mujeres somos territorio de conquista (Mujeres Creando)
…La violencia colonial no se propone solo mantener en su lugar a los hombres sometidos, trata, además, de deshumanizarlos. Nada se ahorrará para liquidar sus tradiciones, para sustituir sus lenguas por las nuestras, para destruir su cultura sin darles la nuestra; se les embrutecerá de cansancio (Sartre en Fanon)
12 de octubre, 2005. Cordillera de los Andes
Barrick Gold anunció la puesta en marcha del megaemprendimiento minero Veladero el 11 de octubre de 2005, tras un acto donde la empresa donó el primer lingote de oro producido en la mina al Gobierno de la Provincia de San Juan. Al día siguiente de esa ceremonia inaugural, a más de 4.000 mil metros sobre el nivel del mar, comenzaría la explotación del yacimiento. Una década después, se produciría el derrame de un millón de litros de agua cianurada en las nacientes del río Jáchal. Recorriendo Jáchal, Rodeo, Iglesia, Tudcum, rememorando ese 12 de octubre con algunas mujeres y hombres, lloramos.
12 de octubre, 2009. Comunidad Los Chuschagasta
Javier Chocobar, referente de la comunidad diaguita, fue asesinado un 12 de octubre, luchando por la tierra. En la última década, las más de 17 comunidades que habitan los valles diaguitas sufrieron desalojos, comuneros y comuneras fueron judicializadas y grupos de choque armados aparecieron en sus territorios. Hace poquitos días, una compañera tucumana nos contó que en la comunidad Los Chuschagasta, están haciendo la reconstrucción de los hechos, volviendo a pasar por el cuerpo la muerte de don Javier, en el marco del juicio por su asesinato. Tras casi diez años de impunidad, hoy, 11 de octubre, será una de las últimas audiencias.
12 de octubre, 2013. Ruta 40
En diferentes puntos de once provincias argentinas, a lo largo de los 5.140 kilómetros paralelos a la cordillera de los Andes, comunidades organizadas denunciaron el modelo extractivo con protestas simultáneas y cortes de ruta, en defensa de sus territorios. La ruta 40 fue el escenario de acciones y también de amenazas de patotas, de intimidaciones policiales y amenazas que no impidieron que las comunidades le cantaran al Estado y a las empresas transnacionales “las 40 en la 40”.
Tres imágenes, tres momentos donde la violencia originaria y colonial aparece rearticulada en esta fase del capitalismo. Los territorios latinoamericanos, los cuerpos de las mujeres, de jóvenes, de las comunidades indígenas siguen siendo objetos de conquista para los agentes de la violencia. El colonialismo nos arde. Nos pica. Nos duele. Nos sigue matando.
La maldición de la abundancia, la maldición de la violencia, dijo una vez Alberto Acosta para remitirse a la marca de origen de nuestros males latinoamericanos y que se refleja en la historia de la explotación de nuestros territorios. Control, vigilancia, separación, aislamiento, intentos de anulación de la diversidad de cosmovisiones que poseemos los sujetos que habitamos Latinoamérica.
Violencias coloniales ejecutadas desde la época de la conquista y colonización, momento clave para entender el proceso mediante el cual las relaciones de dominación en torno a nuestros cuerpos y territorios se impusieron. Una palabra clave: Potosí, el cerro rico. Allí, se produjo la Revolución minera, nos explica Horacio Machado, revolución que permitió la acumulación originaria a partir de los yacimientos de oro y plata.
“Porque no fue descubrimiento ni encuentro, porque fue invasión, sometimiento y saqueo, porque sigue siendo… seguimos muriendo, nos siguen matando, nos siguen robando. Por Ismael, por Francisca, por Rafael, por Cristian, por Moira, por Santiago, por Javier, por Jones Huala, por Celestino, por Ivana, por Miguel, por Silverio, por Nazareno… por… por… la lista sigue… 11 de Octubre, salimos a la calle” (Instituto de Culturas Aborígenes)
La conquista y colonización no sólo trajo aparejada la contaminación de los ríos, de los mares, la destrucción de los bosques. Lo colonial se hace presente también en la contaminación de ideas y creencias de un solo sector, diría Horacio Machado: el del dominio. Los agentes de la violencia actúan colonialmente sobre nuestros deseos también, sobre nuestras voluntades, sobre nuestros afectos. La imposición de saberes, la apropiación de semillas por parte de multinacionales, el trazado de una nueva geografía del poder, nos advierte Porto Gonçalves, la vamos internalizando. Para poder deconstruir estos mecanismos de dominación tan tenaces, tan sistemáticos, tan científicos incluso, tenemos que “acudir a nuestras memorias ancestrales y a estas epistemes que están flotando en el ambiente”, nos dice Silvia Rivera Cusicanqui; “porque no es que están desaparecidas. Están en la toponimia, están en la memoria, están en la comida muchas veces y están en el suelo que pisamos”.
Hay, en nuestras memorias individuales y colectivas, conexiones, acontecimientos que hilvanamos para producir una reconstrucción de nuestras luchas como parte de una misma resistencia al colonialismo. Por eso, si una va a La Rioja por ejemplo, escucha hablar del cacique Chalimín, la muerte de Tupac Amaru, doña Victoria Romero, las brujas del Famatina como parte de una misma resistencia.
La integración de los territorios en clave de lucha permite pensar una defensa sin límites donde podamos involucrarnos con conflictos que parecen lejanos. Retomando las palabras de Silvia, la invitación es a alzar la voz, levantar la cabeza y devolver la mirada como gestos de resistencia para salir de esa asimetría impuesta tras la colonización de nuestros territorios ancestrales.
En Las venas abiertas de América Latina, allá por el 78, Eduardo Galeano dijo que toda memoria es subversiva porque es diferente y también todo proyecto de futuro. Por eso, el llamado es a salir a la calle, a encontrarnos, a hacer memoria colectiva y a festejar con alegría nuestras luchas.
* Por Redacción La tinta / Imagen de tapa: Colectivo Manifiesto