Algunos pueblos sí están a la altura de la historia
Resonancias de la I Cumbre Latinoamericana del Agua para los Pueblos que se realizó del 15 al 17 de septiembre en San Fernando del Valle de Catamarca.
Por Manuel Fontenla para La tinta
Los pueblos y su caminar
A pesar del cansancio abrumador me resulta imposible no estar haciendo “un último esfuerzo” (como si hubiese un último en estas épocas) y no estar sentado acá, tratando de poner algo de orden a una montaña de sensaciones e ideas. Y es que pocas veces se tiene la posibilidad de participar de algo histórico y tener conciencia de ello en el mismo momento. Por lo general, es al revés, es la Historia (con mayúscula) la que se arroga el derecho de señalar cuándo un acontecimiento se vuelve “histórico”. Pero los pueblos han aprendido a desoír esa historia y a escuchar sus propias voces, sus propios gritos y sus propias palabras cuando dicen “estamos haciendo historia”. Y esas palabras, ese sentimiento de que estábamos viviendo algo histórico fue lo que tránsito de punta a punta y en cada cuerpo toda la I Cumbre Latinoamericana del Agua para los Pueblos.
Y me van a permitir que haga abuso de esta palabra tan remañida y gastada, pero que en la voz correcta tiene una potencia todavía tremenda: pueblos. Porque cuando uno escucha, con un nudo en la garganta y el corazón lleno de amor y bronca a las madres de Barrio Ituzaingó, cuando uno escucha a les compañeres de Jáchal contar sobre Veladero, o a la pibada de traslasierra sobre la Autovía de Montaña, a la incansable Asamblea del Algarrobo; cuando uno puede notar como se cortan las palabras por la emoción, como tiembla la voz de un compañero contando las muertes por cáncer y agrotóxicos, cuando uno escucha el grito en homenaje a Fabián Tomassi o a los hermanos y hermanas indígenas perseguidxs y asesinadxs como Moira Millán o Javier Chocobar, cuando retumban las paredes al grito de “Berta Vive, la lucha sigue y sigue”; cuando una compañera recuerda con lágrimas la infancia en esos “pueblos sacrificados” por el fracking y la megaminería, cuando las compañeras del sur nos insisten en la muerte que generan las redes de tratas y la prostitución donde se instala cada represa y empresa extractivista; cuando nos tomamos el tiempo de abrirle el alma a toda esa realidad que viven a diario las victimas del modelo saqueador, contaminador y explotador del extractivismo, uno no puede menos que sentir que ahí están las voces del pueblo.
Pero no pueblo por su carácter de víctima de ese modelo, sino pueblo por su absoluta autodeterminación a no ser más víctimas ni contempladores pasivos, sino el motor de lucha y transformación. Esos son los pueblos que habitaron la Cumbre, los pueblos en pie de lucha que ni por un segundo se van a permitir la indiferencia de mirar para el costado, porque en esa indiferencia, la de la mayoría en este país, ahí se les juega LA VIDA.
Son esas voces y esas historias las que nos dan la confianza y la valentía para cantar a los gritos, en un auditorio lleno con más de 600 personas, “agua sí, minas no” o salir a colmar las calles para cantar una vez más “vecino, vecina, no sea indiferente, el agua es del pueblo, no se vende, se defiende”. Y ahí está, justito ahí está la tesitura de la historia, lo que nuestros tiempos no reclaman, DEFENDER EL AGUA. Porque lo sabemos, lo sabemos por muchísimos años de experiencia, de lucha, de asambleas, de encuentros, de redes, de intercambios, sabemos que la fuerza está en esas calles, en esas historias y en esas voces, es decir, en esos pueblos. Por eso, una histórica luchadora mujer e indígena como la Chela Guerrero, puede recordarnos e insistir, “nadie va a venir a decirle a nuestros pueblos por donde debemos caminar”.
Tiempos y espacios alternativos – las calles, las ferias, los festivales – el arte
Ahora sí, estos pueblos fueron los que nos reunimos en la Cumbre del Agua en dos días de una claridad y un fresco maravilloso que nos regaló la Pacha, para que todo el cordón del Ambato y toda la sierra de Ancasti, puedan mirar y sentir lo que estaba sucediendo en esa geografía marginal que es el valle de Catamarca. Y como no podía ser de otra manera, así comenzó la cumbre, con una gran ceremonia de ofrenda a la Pachamama. Una ceremonia fuera de los tiempos que permite cualquier evento, donde cada uno de los que integraban una inmensa ronda tuvo su tiempo para caminar, palpar la tierra, juntar en sus manos algunas de las muchas ofrendas traídas por cada comunidad y ponerla en el corazón de la tierra. Y sobre el tiempo precisamente habló Marcos Pastrana, sabio de la Unión de Pueblos de la Nación Diaguita, de los tiempos en que caminan los pueblos, de los tiempos que tenemos que tomarnos para aprender y desaprender, para volver hermanarnos, para poder caminar juntos, para mirar más allá de nuestras diferencias porque aunque nuestros caminos se bifurquen “siempre se vuelven a encontrar”. Esa ceremonia conducida por hermanos diaguitas y hermanas mapuches, no sólo puso en eje esa dimensión tirana pero transformable que es el tiempo, sino también la del espacio. Porque la Cumbre misma, en su organización y propuesta, fue una forma política de habitar el espacio y de construir una alternativa.
Por eso insistimos a lo largo de los dos días, en que la Ceremonia, el Festival Artístico, la Feria Intercultural y el Encuentro de Muralistas no eran un “complemento” de lo que sucedía en las aulas y en las mesas de debate. Era parte esencial de la Cumbre, y por eso, a lo largo de las dos jornadas hubo variados Pronunciamientos del Arte en defensa del Agua y la Vida, como el que hizo la murga “Flores del Desierto” que arrancó risas, gritos, aplausos y mucho baile. La murga, junto a los más de 30 artistas que pasaron durante los dos días de festival, pusieron uno de los ejes centrales de nuestras luchas en ejercicio: la calle es nuestra. Ahí, en la calle, estuvo montado el escenario en donde hubo danzas afro, folclore, rock, vidalas y coplas, teatro y títeres y muchos momentos de escenario abierto donde cada uno pudo sumar su historia, sus palabras, sus memorias y poner una vara alta de interacción entre todos esos conocimientos y experiencias que habitan en cada artista y lo que sucedía puertas adentro de la facultad en cada mesa de trabajo y en cada taller.
Un momento fuera del tiempo, donde se detuvo hasta el imperceptible transitar de las estrellas fue al promediar el cierre de la segunda noche cuando Norita Cortiñas luego de aplaudirse unas chacareras, nos agitó desde el micrófono a valorar cada momento de amor en la lucha, de risa, a no bajar nunca los brazos, “sin importar cuan cansados estemos”, y nos recordó, como no podía ser de otra manera, con toda su lucidez y memoria histórica de esa herida abierta que es la Noches de Los Lápices, de la cual se cumplían 42 años, y de la importancia de defender la educación en el terrible contexto de ataque en que se encuentra hoy. Con mucha emoción, con lágrimas, con las manos rojas de aplaudir y la garganta encendida toda la ciudad de Catamarca debe haber escuchado ese canto de amor con el que saludamos a Norita: “Madres de la plaza, el pueblo las abraza”.
Balances, apuestas y proyectos
En algunos días empezarán a circular documentos, resúmenes, notas, proyectos de ley, estadísticas, muestrarios, investigaciones, mapeos y una larguísima lista de intercambios y producciones resultado de las seis mesas de trabajo sobre megaminería, agrotóxicos, energía nuclear, saneamiento ambiental y expansión de la frontera urbana, represas, fractura hidráulica; y sobre los talleres de derecho ambiental, G20 y acuerdos comerciales, derecho de los pueblos y acceso a la justicia ambiental, comunicación de base, comunicación alternativa, Agua y Salud, más las tres Charlas-Debate y las dos extensas y acaloradas sesiones plenarias a auditorio lleno.
Cuando esos documentos empiecen a circular, algo que nosotros sabemos hace mucho, pero que la sociedad y los medios masivos intenta invisibilizar a toda costa, es que el nivel de organización, de discusión político-epistémica, de conocimiento en jurisprudencia nacional e internacional, en investigaciones específicas de todo tipo, toxicológicas, epidemiológicas, sanitarias, etc.; es de una magnitud y una excelencia sin igual. Las discusiones fueron tan ricas y productivas que incluso hubo mesas que se autogestionaron nuevas instancias de trabajo para continuar la conversación y el intercambio. Teniendo en cuanto la amplitud de temas que atraviesa la defensa del agua, la multiplicidad de casos, experiencias y miradas, este cronista quisiera, humildemente, intentar desovillar alguito de esa enorme maraña tejida y dejar asentados tres ejes fuertes que permearon las discusiones: 1. Leyes y jurisprudencia, 2. Comunicación, información y socialización, y 3. Articulaciones y redes políticas.
En relación al primer punto, las palabras del Fiscal General Federal por la provincia de Tucumán, Gustavo Gómez, marcaron casi un lei motiv dentro de las discusiones de la Cumbre. La metáfora del fiscal fue reproducida en casi todas las mesas: por un lado, la mano de la justicia, por el otro, la mano del activismo en las calles ejerciendo presión para cumplir esa justicia. Sin esas dos manos, es imposible asfixiar al modelo extractivista. Por eso, se pasaron revista y discusión a las leyes presentes sobre las cuales debemos exigir cumplimiento, como también a las leyes que necesitamos crear y para las cuales las asambleas y organizaciones cuentan ya con más que suficiente información y experticia. Reiteradas fueron algunas leyes que ameritan un impulso urgente y determinante, como la Ley de Glaciares y Periglaciares, la Ley de Bosques, la Ley de Humedales y la Ley de Semillas. Se recuperaron conocimientos sobre leyes en relación al agua en países como Chile y Colombia, tanto para señalar los peligros de las posibles Privatizaciones del Agua, como de las protecciones.
En esta línea, surgieron dos grandes apuestas, en lo micro y en la macro. En lo micro, apostar el compromiso de que los afectados hagan las denuncias judiciales formales que corresponden (acciones penales, civiles, medidas cautelares, etc.) cuando se violan sus derechos. Se habló de fortalecer el proceso de empoderamiento legal para que las comunidades conozcan y puedan hacer valer sus derechos, se insistió en la necesidad de que cada asamblea y organización apueste a la querella penal, y a reclamar la existencia de políticas públicas ante los tres poderes del Estado y en todas sus jurisdicciones.
En esta línea, hubo un potente taller, llevado adelante en distintos momentos, por Mariana Katz, Marcos Filardi, Javier Echaide, Beverly Keene y Vivian Lagrava Flores, donde se cruzó el derecho a la autodeterminación, el derecho a la soberanía alimentaria y donde además, se sistematizaron casos de violación de derechos humanos de pueblos indígenas que llegaron a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el estado de los mismos, sus medidas cautelares y los incumplimientos de los Estados.
En lo macro, y como uno de los pronunciamientos y apuestas más fuertes que surgió como resultado de la Cumbre fue el pedido de una convocatoria abierta y plural para la creación y reglamentación de una Ley Nacional en Defensa del Agua. Finalmente, sobre este eje, se volvió a insistir, entre risas y muchos aplausos, el papel del activismo impulsando y exigiendo en las calles cada Ley, a sabiendas de que, “la justicia es algo demasiado importante para dejar en manos de los abogados”.
Respecto a la «Comunicación, información y socialización», en el segundo eje se señaló que si bien contamos con una cantidad enorme de información recolectada y de materiales producidos, no obstante los mismos se encuentran dispersos, sin sistematización y muy poco difundidos. Ante esta realidad aparecieron varias aristas entre las que podemos mencionar la necesidad de profesionales y expertos de todo tipo al servicio real de los pueblos, que hagan las articulaciones necesarias, los muestreos que faltan, los análisis necesarios, las explicaciones que puedan demostrar de manera clara los vínculos entre las enfermedades y las actividades extractivistas. Una y otra vez se habló de la necesidad de una Ciencia Digna.
La otra arista importante es la que toca a los medios de comunicación alternativos y las posibilidades de socializar más y de mejor manera la información existente. Se habló de construir más medios alternativos, de pensar Redes latinoamericanas de Comunicación, de tener más diálogos entre las asambleas y el resto de la sociedad. En un contexto feroz de desinformación y ocultamiento como el que propone el neoliberalismo, debemos tomarnos con total seriedad la producción de medios alternativos y de espacios con incidencia nacional para visibilizar nuestras luchas. En esta línea, vale destacar la Cobertura Colaborativa que se realizó de toda la Cumbre, coordinada por medios alternativos de Catamarca pero con participación de medios de todo el país, en una cobertura que incluyó radios, gráfica, redes, audiovisuales, más de 30 horas de transmisión en vivo y una larga lista de entrevistas para deleitarse que serán publicadas en la página web de la Cumbre.
Finalmente, el eje más complejo de resumir es sin dudas el de las articulaciones político-culturales. No obstante hay dos impresiones fuertes que registró este cronista que (con toda la subjetividad del caso) puedan servir para dejar una imagen-resumen.
En primer lugar, los partidos políticos han quedado atrás. Ni participan de la construcción ni pueden constituirse en una vía de lucha. El balance histórico, nos muestra que ningún progresismo latinoamericano se ha plantado seriamente contra los modelos extractivistas, ni está tampoco en condiciones de hacerlo. En esta línea, todas las articulaciones que se discutieron y plantearon en la Cumbre fueron en la dirección de fortalecer las redes y los espacios de las asambleas, las organizaciones vecinales y de base, los movimientos y redes locales-nacionales-latinoamericanas territoriales. Por ello, el primer gran pronunciamiento resultado de la Cumbre fue la construcción de un Movimiento Latinoamericano y Plurinacional en defensa del Agua para los Pueblos.
El otro gran tema, y que también señaló un punto alto de madurez en la Cumbre, es la articulación entre y con comunidades campesinas e indígenas. Sobre este punto, el enorme, histórico y fundamental desafío es lograr una articulación que vaya más allá de la coyuntura política y de la estrategia “utilitaria”. De lo que se habló, largo y tendido, es de una articulación de modos de vida, de una articulación que respete y pueda poner en interacción cosmovisiones, culturas y naciones diferentes. Un esfuerzo en esta dirección fue el intercambio respecto al antropocentrismo de los DDHH y la posibilidad de abrir esa perspectiva para considerar al Agua, como algo mucho más complejo que un derecho “humano”. La posibilidad de conversar en los términos del cosmo-agro-centrismo, de la espiritualidad y la cosmopolitita, de las ontologías extensas, de las epistemologías otras, se hizo presente y fuerte. Sabemos que esta articulación requerirá paciencia, destrezas y capacidades por construir, lenguajes nuevos y enormes ejercicios de escucha y aprendizaje, pero sin ella, nuestra construcción es una cáscara vacía, y no, como queremos, una semilla capaz de florecer otros mundos.
Nuestros futuros-presentes
El domingo por la tarde, antes de cerrar el auditorio mayor, para entregarnos a los abrazos, los saludos y la alegría de haber compartido esta Cumbre histórica, votamos a mano alzada, entre varias propuestas, la próxima sede de la cumbre que por respaldo popular será en Jáchal, provincia de San Juan. Allí nos encontraremos el año que viene para seguir defendiendo el Agua y la Vida contra los modelos neoliberales de la explotación, la depredación, el saqueo y el extractivismo.
Finalmente, una apreciación que este cronista como parte de la generación de los nacidos en democracia no puede dejar de mencionar. Los cambios históricos de los últimos cincuenta años nos han puesto frente a un panorama por momentos sombrío y desolador, panorama de crisis socio-ambientales de escala planetaria, de acumulación de la riqueza y de desigualdades estructurales sin precedentes, de violencias y muertes a cada rato, entre una oscura lista. Como no lo desconocemos y como hemos entendido que es vital para nuestros futuros-presentes transformar ese panorama, es que hemos decido, sencillamente, apostar a darlo vuelta todo. Y ese darlo vuelta todo, significa entender que hay tres horizontes de lucha irrenunciables (con todas sus diferencias y especificidades) que debemos entretejer constantemente: la lucha de los feminismos por destruir el patriarcado, la lucha en los territorios por el cuidado de la Naturaleza y el eco-sistema planetario, y la lucha por los modelos socio-económicos alternativos al capitalismo.
Para construir esos horizontes surgió la I Cumbre Latinoamericana del Agua para los Pueblos, como surgirán muchas más cumbres y encuentros y movimientos y redes, hasta que por pura insistencia y convicción, construyamos los mundos que soñamos.
* Por Manuel Fontenla para La tinta / Imágenes: Nicolas Maurutto