Endurecerse sin perder la unidad
Una conversación con Sergio Palazzo, líder del sindicato La Bancaria, horas antes del paro nacional convocado el martes pasado. El flan económico de Cambiemos, las rupturas y reencuentros en la CGT, la particularidad de negociar paritarias con banqueros y el armado político para la sucesión. ¿Y si el gobierno no escucha el mensaje de la protesta?
Por Diego Genoud para Revista Crisis
Hace veinte días, me llegó un mensaje de una cadena de WhatsApp, que decía algo así: “Ya no se puede tapar el sol con las manos. Algunos enfrentamos a este Gobierno desde el primer día, otros decidieron darle tiempo y los más osados eligieron acompañarlos en un cortejo que nos llevará a todos al infierno. En este día tan doloroso para todos los argentinos, en que el dólar llega a cuarenta pesos, se anuncian nuevos aumentos en las tarifas, en los combustibles, mientras la Universidad Pública pide a gritos más presupuesto, quiero compartir con ustedes una nota que me hicieron el 26 de diciembre de 2015, a pocos días de la asunción de Mauricio Macri. Lo que dije en esa oportunidad me generó muchos debates, discusiones e incomprensión, incluso con amigos. Escuché mucho la frase ‘te apresuraste’,‘arriesgás demasiado’,‘te equivocaste’. Pero yo no me arrepiento de haber enfrentado los dos años y medio a este Gobierno”.
El mensaje era de Sergio Palazzo, el líder de la Bancaria, uno de los Sindicatos más importantes del país. En esa entrevista que me tocó hacerle hace dos años y medio, Palazzo habló sobre los planes del flamante gobierno que venía a desfinanciar al Estado: “Si levantás el cepo, le sacás las retenciones al campo y querés quitar el impuesto a las ganancias, tenés dos opciones: ajustar o endeudarse. Lo segundo trae un doble condicionamiento, cuando te prestan y cuando no pagás”. Visto desde hoy, sus presagios parecen haberse cumplido a cabalidad.
—¿Esta situación es un fracaso del gobierno de Macri o un fracaso del establishment en general?
—Te devolvería una pregunta, ¿Qué te hace pensar que es un fracaso y no lo que querían lograr? Porque, en definitiva, son los grandes sectores de la economía concentrada los que se vieron altamente beneficiados con las políticas de Cambiemos. En definitiva, lo que Macri expresa en términos de poder es un ataque contra las medidas que lograron los sectores populares durante Gobiernos populares. Por eso, no es un fracaso, sino lo que vinieron a buscar.
Es volver a empoderarse en términos políticos, porque Macri tomó para sí el reclamo del sector empresario y está ejecutando según le pidieron. Teniendo la opción de quitar el impuesto a las ganancias o conseguir fondos a través de retenciones a los grandes productores de granos, Macri eligió posicionarse del lado del sector con mayores recursos.
No hubo una negociación en la quita de las retenciones, simplemente se dejó de percibir ese fondo y ni siquiera hubo una exigencia de no aumentar los precios habiendo luego una inflación del 40%; no generaron nuevos empleos ni invirtieron en base a las ganancias que estaban generando. Entonces, es claro que fue un traspaso de dinero hacia el sector agropecuario. Lo mismo pasa hoy con las privatizadas. Estas veinte o treinta empresas reciben subsidios que antes alcanzaban a más de 20 millones de argentinos.
—Claro, y además se suma el aumento de los servicios. Pero los acuerdos con el Fondo, las revisiones de estos poco tiempo después, tener que haber ido otra vez a pedir socorro, son una serie de derivaciones que no estaban en el plan original…
—Es una una gestión de Gobierno en la que se cae el consumo interno, se tiene una caída consecutiva del mercado y la producción industrial aumentando su capacidad ociosa, lo que produce una inflación descontrolada, una devaluación salvaje, y pone tarifas con más del mil por ciento del incremento. Siempre echando la culpa a los demás y sin un rol claro de lo que tiene que hacer para gobernar y sostener el Estado. Lo único que sabe este gobierno es que tiene que apuntar hacia los sectores poderosos y beneficiarlos para seguir recibiendo su banca, aunque generen medidas económicas que ataquen directamente al bolsillo de los sectores populares.
Macri y los díscolos mercados
—¿Cómo se explica el choque por parte de los mercados, que vienen acosando a Macri y generando el malentendido de que realmente no tiene el apoyo por parte de estos? Le hacen perder reservas y le juegan una pulseada en la cual lo arrastran, lo revuelcan y se la hacen pasar mal. Y son personajes que vos bien conocés del ambiente bancario…
—Está claro que este gobierno es fuerte con los débiles y débil con los poderosos, porque no hay ningún problema con que todos los trabajadores hagamos un paro y ellos traten de ningunearlo, mientras que los mercados lo sopapearon al presidente, pero a los meses ya había acuerdo con el Fondo, programas de ajuste como el actual que prevee un ajuste de más de 15.000 millones de dólares, 200 millones son subsidios que no se van a dar para servicio público, 1.700 millones es plata que debería ir a las provincias atacando a las economías regionales, arriba de 2.000 millones menos en obra pública y 4.000 millones por retenciones especificadas. La suma total de esto es prácticamente el mismo número de lo acordado al pago de la deuda, por ende, el dinero que tendría que estar ingresando va para el exterior. Muy alejado del “déficit cero” que dicen estar buscando, ya que se genera lo contrario.
—En tus últimos discursos, dijiste que se perdieron 55.000 millones en reservas desde que asumió Macri. Dólares que se fueron del mercado financiero, desaparecieron del Banco Central y, por lo tanto, hay que empezar a tomar medidas de regulación ¿Cuáles son y quién estaría dispuesto a llevar a cabo esas regulaciones?
—¡Vaya pregunta! Bueno, está claro que la liberación del mercado que propician gobiernos como el actual y en el marco de su ideología tienden a creer que el mercado regula todo cuando en realidad no es así y, en cambio, se encargan de acrecentar el poder del que tiene poder, concentrar la economía, las ganancias y las riquezas.
Creo que la regulación debe abarcar el comercio interno y externo de nuestro mercado, porque compiten las empresas en desventaja porque los que reciben los subsidios se quedan sin ellos, en contraposición lo que sucede en los países europeos que visita el presidente, donde los líderes deciden no quitarle subsidios a su producción de desarrollo. En Estados Unidos, se han vuelto proteccionistas porque ya hay un cambio global direccionado hacia esto, y un ejemplo fue el Brexit en Gran Bretaña, todos intentan preservar sus productos y su calidad de vida. Básicamente, los productos nacionales terminan compitiendo sin subsidio contra productos del exterior que son subsidiados por sus Estados. Tienen que haber propuestas que regularicen el mercado acá para no caer en una bicicleta en la que vendemos un producto recibiendo chirolas y nos lo venden industrializado al doble o triple del precio con el que nosotros producimos.
Por eso, tienen que haber leyes que regulen las actividades financieras. Los bancos aún sostienen convenios jurídicos desde la época de Martínez de Hoz y de Videla que claramente liberaron el sistema financiero y, gracias a ellos, pasan a tener la decisión de hacia dónde mover el timón del mercado financiero. Fijate lo que hacen ahora con las Lebac que no se las quieren comprar. O ponés una regulación o hacen lo que quieren. Te suben el encaje y, por lo tanto, hay menos plata para prestar, encima con una alta tasa de interés y nadie lo toma porque nadie lo puede pagar. Entonces, creo en las medidas reguladoras, pero quién podría hacer esto me lo tenés que dejar pensar.
—En cuanto se acomoda el dólar como vienen prometiendo con las medidas de desembolso del Fondo, empieza a crecer el optimismo y a tranquilizarse las masas que van desde la City hasta la Casa Rosada y algunos sectores de los medios. Pero vos en Ferro dijiste “Hasta acá llegó la derecha” ¿Por qué decís eso? Todo promete que las últimas acciones llevan a darle más gobernabilidad al Macri…
—El sol no se puede tapar con las manos. Todo lo estético que llevan a cabo para mostrar en la televisión, con viajes, fotos con Lagarde y acuerdos internacionales no le da de comer a la gente. Lo que les da de comer es su ingreso que se vió menguado a partir de la superinflación y la suba de tarifas. Vos podés tener a los medios de tu lado, podés tener comunicadores que generen grietas creando tópicos superficiales. Pero hay gente que trabajó treinta días al mes y no puede llevar la comida a su casa. Quien perdió el empleo va a buscarlo y no lo encuentra porque cerraron las pymes, se desfinanció al empleo y encima abrieron la importación. Si bien el Gobierno destina fondos a la asistencia social, estos se vuelven insuficientes. O sea, que por más que hagas lo que hagas y te saques fotos con quien desees, hay situaciones reales que están afectando a la economía de los argentinos.
La CGT y el paro del martes
—Creés que se está agotando el ciclo de Cambiemos en estos meses y en el próximo turno electoral habrá que formar una fuerza política para ganar las elecciones. Pero pensando en el paro del martes, ¿Qué es lo que lo distingue siendo ya el cuarto paro nacional que se le planteó a la gestión de Cambiemos? ¿Qué lo hace diferente de los otros paros que no tuvieron resultado?
—Lo que lo distingue es lo rápido que se planteó desde abril a ahora, a causa de la cantidad de hogares que se llevó puesta la economía actual, producto del deterioro social que generaron estas políticas. La CGT no tiene recursos para hacer otra cosa que no sea una medida de fuerza y sin respuesta seguirán con el plan de lucha. El Gobierno sigue cediendo contra las amenazas de medidas del campo, pero no con los sectores que menos tienen, llámese jubilados o trabajadores. Si cedieron con el poder, con el Mercado comprando y vendiendo dólares. No hay que engañarse con esto de la estabilización del dólar a 38, yo creo que este gobierno apunta a un dólar alto porque si te tirás a un valor a 35, va a haber un interés de 14%, en cambio, si se va arriba de 40 es de 8% porque se exporta a este precio también. Además de que no podés confiar a un gobierno que te prometió un techo de 19,50 en el Parlamento.
—Volviendo a aquella entrevista del 2015, vos decías que no nos podemos dar el lujo de estar divididos en el gobierno de Macri, que hay que confluir como una sola fuerza, enfrentando al bloque de poder del establishment. Pero te escuché la semana pasada hablando de que no creés en la rosca de la CGT y no te interesa su lucha por ir a pelear un sillón y no ir a ningún lado ¿Qué cambió y en qué cambiaste vos?
—Dije que no creo en una CGT única, que se basa en rosca, creo en una CGT en unidad. Esta tiene que tener un programa desde el movimiento obrero, un plan que deje en claro para qué lado vas, quién conduce y a quién apoyás electoralmente. Algo que exprese tus pensamientos.
—Por eso, hoy en día, hay formaciones creadas desde lo que fue el MTA, la CTA y otros muchos con base en la CGT; por otro lado, vemos otro ritmo, otros objetivos y otro lenguaje incluso por parte de lo que es el Triunvirato, o sea, la mayor parte del sindicalismo…
—Yo creo que en un paro de 48 hábiles no vamos a ponernos a profundizar en las diferencias, sino en lo que lo sostiene y luego ver cuál es la respuesta del gobierno respecto a la situación social. De ser negativa, vamos a tener que formar un plan de lucha obrero un poco más duro.
—Por otro lado, venís planteando que hubo muchos que apostaron al Gobierno y no salieron a cuestionarlo o transaron o fueron cómplices, cada uno lo definirá como desee. ¿Te referías a Moyano?
—Cuando yo declaré eso fue por los Sindicatos que se posicionaron a favor de Cambiemos. A Moyano yo lo respeto como líder sindical, por más que tengamos diferencias en nuestras discusiones, pero yo creo que él nunca traicionaría defender a los trabajadores. Conozco su espíritu de lucha.
—El macrismo lanzó una campaña en contra de Moyano en los medios y, de hecho, en febrero, cuando Moyano dio su discurso en el cual decía no tener miedo, fue un poco a causa de que el Gobierno lo venía amenazando con encarcelarlo. ¿Vos creés que él se cuestiona eso?
—Yo creo que ya en el momento del veto a la ley antidespidos tuvo un posicionamiento cruzado contra el Gobierno. Pablo Moyano tuvo una aparición muy fuerte cuando fue lo de los bonos de fin de año de 2.000 pesos que nunca pagaron los sectores empresarios, así que fuera de las diferencias de tiempos que tuve con ellos, creo que siempre estuvieron ahí. Yo me refería a compañeros que formaron parte del espacio de Cambiemos y avalaron sus políticas desde el primer día.
La negociación con los banqueros
—Una particularidad de tu gremio y dirigencia es que enfrenta a los sectores que más ganan de Argentina. ¿Cómo es sentarse con esta gente a negociar? Hay banqueros muy importantes y muy cercanos al Gobierno de Cambiemos. ¿Cómo se discute paritarias con ellos y cuál es la situación hoy en día?
—Hoy, tenemos el 28% hasta Septiembre, todos los meses se negocia para no perder poder adquisitivo, y habíamos obtenido un 4% por lo que no nos dieron a principio de año. Se va actualizando, porque nosotros sosteníamos que no iba a ser como ellos prometían. Es muy complejo sentarse con ellos, porque vos tenés un paritaria bancaria en presencia de banqueros de Banco, tenés banqueros que no son dueños y tienen más fuerza que el empleado de Banco; tenés Banca Pública que tiran para la oposición y otros para el oficialismo, el Banco Credicoop que es un banco cooperativo y entra en este rango. Tenés en la mesa al Banco Central que es el que tiene que regular respecto a su carta orgánica la inflación, el valor de la moneda, la tasa de interés y preservar el empleo. Es tremendamente complejo porque toda esta discusión se tiene que dar en un marco en el cual el Ministerio de Trabajo empuje a favor e intervenga en pauta al mercado salarial.
Si tuviera que elegir una mesa es con los banqueros privados porque son los dueños de los bancos. Son los que te generan el trabajo; pero lo más complicado es sentarse con la Banca Pública, donde se hace muy complejo el armado de discusión. Tratamos de arribar a acuerdos, porque en esa de que ganamos mucho entra en desacuerdo con la Banca Pública, ellos manejan el 40% del sistema financiero Local. Un poco más es la Banca Privada que la internacional; pero vuelvo a decirte que los más complicados son la Banca Internacional porque son empleados como nosotros, dígase CEO o Gerentes, y son los tipos que más fuerte opinan vaya uno a saber bajo qué intereses. Son los que le han aportado en muchas situaciones al financiamiento externo al Gobierno y por eso toman decisiones.
—Los Bancarios tuvieron paritarias satisfactorias con la Banca Pública los primeros años del oficialismo porque estaba Melconián. Incluso teniendo miradas muy distintas de para dónde debe ir el país, ustedes, en ese momento, consiguieron lo que querían y, cuando entró González Fraga al Banco Nación, todo esto se detuvo. ¿Cómo era negociar con él y cómo sería un Melconián desatado como Ministro de Economía? Teniendo en cuenta que ya dejó de criticar y empezó a volver a las filas de Cambiemos…
—Primero, en su pensamiento económico y político, somos lo opuesto. Le reconozco como jefe de la paritaria que siempre encontramos los caminos aunque no siempre nos dio lo que queríamos y pensamos hablarlas a futuro. Tuvo mucho diálogo y resolvimos muchas cosas, y le reconozco que el ratio de rentabilidad del Banco Nación bajo su gestión fue superior que el actual de González Fraga porque tuvo un posicionamiento respecto a no meterle la mano en el bolsillo a este Banco, sino que para eso está el Banco Central que es el que emite moneda. En cambio, el actual hace al revés, da paso libre al saqueo. Melconián siempre fue crítico contra Cambiemos. ¿Cómo sería de Ministro? Yo creo que más ajuste no pueden hacer.
El armado posmacrista
—En Ferro, afirmaste que tenemos que hacer una autocrítica, que no puede ser la cantidad de trabajadores que votaron a Cambiemos. ¿Esa autocrítica está ausente hoy en el discurso sindical? ¿Podría permitir esto que se vuelva a votar a Macri? ¿Cómo está el proyecto de los trabajadores con respecto al Gobierno de Cambiemos?
—Yo creo que la autocrítica se va a dar cuando removamos del medio todas las vanidades y egoísmos que están presentes en la política sindical de hoy. No pelear por cuotas de poder si nos interesa tener algo diferente que lo que estamos recibiendo del Gobierno. Lo que nuclea y une es el programa, no pelearse a ver si viene Cristina o Pichetto, sino crear una elección interna entre todos los sectores y de ahí ver quién queda como representante de la oposición para hacerle frente a la propuesta de Cambiemos. Porque es el único espacio político que creció y no tiene fisuras en su discurso, además de tener al establishment sosteniéndolo.
—¿Cómo sería el armado político? Teniendo en cuenta que apareciste con Cristina en un acto en el 2016 y contándole a los que no te conocen que sos un sindicalista radical en un mundo peronista. Era llamativo verte revindicando los gobiernos peronistas y kirchneristas…
—Es que el gobierno de Cambiemos atravesó el bipartidismo, enterrándolo, y creó un fenómeno de bifrentismo de diferencias y decisiones políticas. Entonces, no importa cuál sea el partido al que pertenezcas. Lo que le está faltando a la oposición es crear un frente como hizo Cambiemos, hay que dejar de lado las diferencias y buscar alianzas para tener una chance electoral.
—¿A quién ves novedoso como para rescatar y mencionar, que podría ser alguien que genere una diferencia en este ámbito actual?
—En el mundo sindicalista, nosotros estamos en movimiento, fijate que el otro día nos sentamos con Lorenzo Pepe, fundador de la CGT de los Argentinos, y hoy muchos de los que estábamos ahí pensábamos muy diferente de lo que se planteaba. Pero hubo un giro en el pensamiento y muchos hablan de los programas de Huerta Grande, de la Falda, de la CGT de los Argentinos, las consignas del MTA. Quiere decir que se piensa más todo y hay menos rosca. Veo por ahí que hay diferentes posiciones en el sindicalismo y esto le hace bien a los trabajadores Argentinos. Y en la política ojalá aparezcan actores que, por sobre todas las cosas, le devuelvan la esperanza al pueblo y que, al mismo tiempo, generen un programa que acompañe al actor político, ya que no existe uno sin el otro para poder ganarle al programa de Cambiemos.
*Por Diego Genoud para Revista Crisis / Foto de portada: Sebastián Andrés Vricella