Lucila Sandoval: la arquera que recolecta memorias
Aunque es hincha del Rojo y en Boca salió campeona, ama a San Lorenzo porque le permitió como jugadora cantar el himno en una Copa Libertadores. Como tercera generación del fútbol femenino, fue la impulsora de la campaña para reconocer al 21 de agosto como Día de las Futbolistas, en reconocimiento a la primera generación que jugó el Mundial de México 71. Desde «Pioneras del Fútbol Femenino Argentino», Lucky busca recuperar la memoria del fútbol femenino para así despojarse de la historia masculina que los hombres prestaron “a regañadientes”.
Por Analía Fernández Fuks para La tinta
Lucila Sandoval jugó al fútbol hasta hace dos años. En 1988, empezó en All Boys, cuando todavía existía la Asociación de Fútbol Femenino, que luego pasó a ser parte de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) en 1991 por decisión de la FIFA. Después de ese primer club, “Lucky”, como la llaman sus amigas y sus ex compañeras, fue parte de los planteles de San Lorenzo, Ferro, Independiente y Excursionistas. Aunque es hincha del Rojo y en Boca salió campeona, dice: “A San Lorenzo lo amo porque me dio la oportunidad de poder cantar el himno fuera de mi país representando a Argentina en la Copa Libertadores. Cumplí ese sueño con el ciclón”. La ex jugadora se refiere a la primera edición de la copa Libertadores en el año 2009. Hoy, el vínculo de Lucky con el fútbol pasa por recuperar la memoria y la historia colectiva de este deporte jugado por mujeres en el país. Para eso, creó Pioneras del Fútbol Femenino Argentino, un gran archivo coral del que participan ex futbolistas que jugaron, por ejemplo, el primer mundial del que participó Argentina, en México en 1971. Ella fue una de las impulsoras de que el 21 de agosto sea reconocido como el día de las futbolistas.
—¿Cuál es la importancia de que haya un día de las futbolistas?
La importancia tiene que ver con ir desprendiéndonos de a poco de todo lo que los varones nos fueron prestando “a regañadientes”. Siempre tuvimos prestada la ropa que ellos ya no usaban para jugar o el campo de fútbol en horarios que ellos no estaban. Si el 14 de mayo es el día del futbolista argentino porque Ernesto Grillo le hizo un gol -un hermoso gol- a los ingleses de ángulo cerrado, por qué no vamos a tener nuestro día si Elba Selva le hizo cuatro goles a las inglesas. Y también es decir: ‘Che, nosotras tenemos nuestra historia y nuestra fecha histórica’.
—¿Qué cambios ves entre aquella primera generación de futbolistas, la tuya y la de las pibas que juegan ahora?
Yo soy de la tercera generación. La primera fue la que inició a fines de los ‘50, que jugó durante los ‘60 y ‘70. Después, viene la generación que inició a fines de los ’60 y jugó durante los ‘70 y parte del ‘80. Yo empecé a fines de los ‘80 y terminé hace dos años. Hay historias de grandes equipos de mujeres que jugaron mezcladas con hombres hasta que se fueron formando los torneos y están también las chicas que empezaron en potreros. Las primeras futbolistas desmalezaban los campos porque los potreros que había eran usados por los hombres. En mi generación, si bien siguió habiendo potreros, nosotras jugábamos torneos casi de la Asociación del Fútbol Femenino Argentino, que luego absorbió AFA. La diferencia con la actualidad es que todo está un poco más organizado hoy, pero sin esa picardía que traía el potrero. Hoy, hay más preparación física. En esa época, se jugaba más al fútbol. Pero el amor y la pasión son los mismos.
—¿Qué significa ser futbolista para vos?
Ser futbolista no sólo significó el deporte que elegí y que amo. De muy chica, hice todos los deportes; en un pueblo chico (Saladas, Corrientes), la diversión más grande era hacer deportes. Definirme como futbolista es una identidad. Yo no tenía familia y hoy tengo innumerables familias gracias a todos los clubes por donde pasé y toda la gente que conocí.
—¿Cuál es el desafío del fútbol femenino/feminista?
Defiendo a ultranza todo lo que esté relacionado con el fútbol femenino, que sea nuestro: Nuestra ropa, nuestras canchas, nuestra fecha. No sé si eso es feminismo… quizás sí. Respeto y admiro a quien milita en el feminismo. Yo creo que el desafío del fútbol femenino es instalarse como un deporte más. Es, también, cambiar la cabeza de las futbolistas: empezar a razonar como profesionales aunque no ganemos un mango. Eso va a hacer que se instale desde otra aceptación el fútbol femenino en el país. Yo creo que lo vamos logrando. Hoy, una mamá de una piba de cuatro o cinco años, sabiendo que soy ex futbolista, me pregunta a dónde hay una escuela de formación de fútbol.
—¿Por qué decidiste crear Pioneras del Fútbol Femenino?
Yo creé Pioneras del Fútbol Femenino de Argentina, pero es una construcción entre todas, porque tenemos que ir aportando de forma colectiva sobre los equipos donde hemos jugado y la participación tiene que ser de todas y cada una de las pioneras para ir contando la historia. El objetivo es tener un lugar que sea propio: Club Atlético de las Pioneras del Fútbol Femenino. Un espacio donde formemos el semillero con orientación de futboleras de Argentina. Y, desde ahí, ir formando chicas con esa mentalidad de llevar en la espalda y con orgullo en el pecho la historia de este deporte. Porque las chicas que están jugando hoy les cuesta abrazar la historia y ser parte, y es lógico porque están jugando, entonces hay que formar a las niñas chiquitas, contándoles la historia así como nosotras crecimos sabiendo la historia del fútbol masculino. A mí me gustaría que las chicas tengan revistas y libros de sus próceres del fútbol femenino.
*Por Analía Fernández Fuks para La tinta