Estamos invitados a tomar el té (sin azúcar)

Estamos invitados a tomar el té (sin azúcar)
30 agosto, 2018 por Redacción La tinta

A siete meses del cierre del Ingenio San Isidro se comenzaron a detectar las consecuencias en los hijos de los trabajadores cuyas necesidades están en riesgo. A nivel provincial la situación no es mucho mejor: se detecta malnutrición y sobrepeso por un cambio de dieta menos onerosa.

Por VóVè

Útiles, delantales, zapatillas, alimento, salud. Las necesidades básicas de algunos chicos y chicas de General Güemes que siempre estuvieron cubiertas, empiezan a ser una complicación para sus padres que quedaron sin trabajo tras el cierre del Ingenio San Isidro, y que siguen a la espera de una compra-venta indefinida en la cual el gobierno provincial decidió no intervenir, mientras que desde el gobierno nacional directamente se dejó una zona liberada para que el grupo multinacional Gloria se fuera sin demasiados obstáculos.


Según confirmaron algunas fuentes consultadas (y que pidieron reserva de su identidad ante las persecuciones a las que son sometidas por hablar), a Vove, en una de las escuelas del departamento, los docentes están sacando de sus bolsillos para dar una comida en algunos días de la semana para el alumnado. Sucede que si bien reciben partidas sólo son para un refrigerio. Para cubrir eso (que muchas veces implica un desayuno), se reciben menos de 6 pesos por alumno.


La huerta autogestionada a veces ayuda con algo de verdura para que los chicos puedan llevar a sus casas, o acaso para hacer un salpicón “pero con arroz, sin carne” en la escuela.

A principios de año los docentes, cocineros en muchas ocasiones, tuvieron que ser también gestores para que los chicos cuenten con su delantal y sus útiles. Pues en algunos casos sus padres no se los pudieron comprar.

Las indemnizaciones en el Ingenio se pagaron al 50 por ciento. El seguro por desempleo no es de más de 3400 pesos. A siete meses del cierre del Ingenio algunos en el pueblo decidieron comprarse un auto para ver si era posible usarlo como remise para poder parar la olla. Otros lograron conseguir un trabajo nocturno atendiendo kioscos en la capital salteña. La autogestión de trabajos precarizados es la regla en medio del abandono oficial a trabajadores.

“Es gente trabajadora pero está difícil. Changas no hay”, dijo uno de los docentes al comentar la realidad que se está viviendo en General Güemes, y que golpea a todos los sectores.


No es difícil entender desde esa realidad que la malnutrición de los chicos sea el sobrepeso. Una de las causas es la llamada comida chatarra. Pero incluso el ministro de Salud de la provincia, Roque Mascarello, afirmó que la situación económica en el país también influye para peor. “Es verdad que a los chicos no les gustan las verduras. Pero también, que no alcanza. Se termina haciendo frangollo, polenta, arroz y fideos. Transportar las frutas y verduras en algunos lugares donde no hay implica pagarlas mucho más caras, y la carne bueno, apenas si a veces es por donación”, relataron otros educadores que viven el día a día con sus alumnos en esas condiciones. No está de más decir que para un almuerzo, desde el gobierno provincial se otorga menos de 17 pesos por chico.


Los resultados de esa realidad fueron al menos contabilizados en los Valles Calchaquíes en donde el 30 por ciento de los chicos tiene sobrepeso. Según la información oficial del Ministerio de Salud, se cambió la dieta de frutas, verduras y proteínas, por lípidos y carbohidratos.

La cadena de presencia de políticas públicas contra los trabajadores goza de buena salud si en ella se incluye que el pago del Programa Intercosecha, que es de 2300 por mes durante cuatro meses (en el mejor de los casos), para los trabajadores temporarios. La resolución que se dio ahora en el marco de un ajuste del 40 por ciento del fondo para ese programa se traduce en que se pague por menos cantidad de meses (en algunos casos llegará solo al pago de un mes).

En medio de todo este panorama, aún hay quienes siendo buenos políticos como periodistas y viceversa siguen militando un ajuste que en Salta se traduce en chicos malnutridos.

*Por VóVè

Palabras claves: Alimentación, crisis, despidos, Pobreza

Compartir: