Un colegio católico cordobés despidió a una docente que apoya la legalización del aborto
El Colegio Santa Teresa de Jesús de la ciudad de Córdoba despidió hace dos semanas a una profesora de secundaria que apoya activamente el aborto legal, seguro y gratuito. Alumnas y ex alumnas denuncian discriminación y persecución por parte de la institución educativa.
Por María del Mar Job para La tinta
Jueves 5 de julio de 2018. Mediodía. Romina Molina, hasta ese momento profesora de Formación para la Vida y el Trabajo del Colegio Santa Teresa de Jesús, recibió el llamado de la hermana superiora María Gladys, directora de la institución. El diálogo fue breve, no duró más de cinco minutos. El objetivo fue comunicarle que se encontraba despedida. Unos minutos más tarde, por debajo de la puerta de su departamento aparecía el telegrama de despido que confirmaba esta decisión. “Reestructuración de personal”, indica el motivo de su expulsión del colegio. Lo llamativo es que fue la única docente de la que “prescindieron” sus servicios en el marco de esta “reestructuración de personal”.
Más llamativo aún es el cambio de actitud del equipo directivo para con la docente desde hace unos meses. Romina siempre se mostró muy participativa con las actividades extraescolares que proponía la institución, incluso cuando es profesora en otras tres escuelas (públicas y privadas) y cuenta con poco tiempo libre. Compartió encuentros, misas y viajes al interior con la comunidad educativa. Durante los dos años y medio que estuvo trabajando en la escuela, la relación fue siempre cordial.
Este año, debido al debate en el Congreso de la Nación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la sociedad volvió a sufrir una ruptura y enfrentamiento entre quienes están a favor de la ley y quienes están en contra. Romina: mujer, docente, católica, feminista, tomó una postura a favor de la Ley y participó de movilizaciones de mujeres donde se reclama a los legisladores que voten a favor para que el aborto sea legal, seguro y gratuito en Argentina.
“Si bien en la notificación de despido se expresa que la causa es por restructuración de personal, la causa de despido es el último acto de una serie de acciones y prácticas que las autoridades venían realizando en relación a mi persona”, asegura Romina.
“Puntualmente se inicia el año pasado próximos a finalizar el año, una alumna había expresado su identidad de género y fue perseguida y hostigada por las autoridades, en ese momento me expreso acompañando a la alumna y mostrando mi apoyo para que continúe en la institución. Desde ese momento, las autoridades programaron una serie de charlas de carácter obligatorio invitando a referentes del Arzobispado y del Portal de Belén, que expresaron claramente que la homosexualidad era una enfermedad, allí también me expresé, quedando visible mi oposición respecto a estas luchas”, contó la docente despedida.
“A lo largo de este año, impusieron requisitos arbitrarios para aquellas alumnas que se expresaran acompañando la lucha por el aborto legal, muchas de ellas portando el pañuelo verde en sus mochilas y siendo obligadas a sacarlos y participar de acciones bajo la consigna de argumentos “provida”. Ellas son las que me advierten preocupadas y asustadas que había rumores que también me habían visto con el pañuelo en mi mochila y que seguro me llamaban. Esto no ocurrió, hasta el día de mi despido”, indicó la docente.
Educación pública de gestión privada
La Agrupación Docentes D-base inició una campaña para que Romina sea reincorporada al Colegio Santa Teresa de Jesús. La campaña con la consigna “La Iglesia nos persigue en las escuelas por nuestros pañuelos” cuenta con un petitorio online para firmar.
La Asamblea Ni Una Menos Córdoba, también se pronunció al respecto: “En el marco de la discusión nacional por el derecho al aborto y la lucha que venimos dando las mujeres para su conquista repudiamos la persecución de la iglesia contra docentes y estudiantes en las escuelas. Consideramos inaceptable la carta del Consejo Católico para la Educación increpando al secretario general de UEPC por la realización de un pañuelazo en las instalaciones del gremio docente como así también la persecución política e ideológica hacia la docente Romina Molina quien fuera despedida del colegio confesional Instituto Santa Teresa de Jesús por llevar un pañuelo verde. Repudiamos los ataques discriminatorios y persecutorios de la iglesia contra quienes luchan por la conquista de mayores derechos y exigimos la reincorporación inmediata de Romina”.
En las redes sociales, quienes no están a favor de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, apoyan la decisión del colegio y esgrimen razones como “es un colegio privado, a quien no le guste que no vaya” (sic).
El Colegio Santa Teresa de Jesús, como la mayoría de los colegios católicos en Argentina, es parte del sistema de educación pública de gestión privada. ¿Qué significa esto?: “Las autoridades jurisdiccionales respetarán y alentarán la responsabilidad de las Instituciones de educación pública de gestión privada, posibilitando la elaboración y ejecución de su propio proyecto educativo, conforme a su ideario y acorde con los enunciados del Art. 6° de la Ley N° 24.195, siempre y cuando pueda contextualizarse en el marco del respectivo Sistema Educativo y respete las pautas mínimas que prescriba el Estado Nacional a fin de asegurar la unidad y coherencia del sistema educativo (art. 53° inc. A y b) de la Ley N° 24.195) como asimismo las Jurisdicciones”, sostiene el Anexo del Acuerdo para la Educación Pública de Gestión Privada (Resolución 199/99).
No sólo que reciben importantes fondos del Estado para pagar los salarios docentes, sino que deben ajustarse a normativas del sistema federal educativo más allá de tener la facultad de elaborar y ejercer su propio proyecto educativo de acuerdo a los enunciados de la Ley Federal de Educación.
Uno de los principales idearios de la ley nacional, en su artículo seis sostiene: “El sistema educativo posibilitará la formación integral y permanente del hombre y la mujer, con vocación nacional, proyección regional y continental y visión universal, que se realicen como personas en las dimensiones cultural, social, estética, ética y religiosa, acorde con sus capacidades, guiados por los valores de vida, libertad, bien, verdad, paz, solidaridad, tolerancia, igualdad y justicia. Capaces de elaborar, por decisión existencial, su propio proyecto de vida. Ciudadanos responsables, protagonistas críticos, creadores y transformadores de la sociedad, a través del amor, el conocimiento y el trabajo. Defensores de las instituciones democráticas y del medio ambiente”.
“Estamos hablando de escuelas públicas de gestión privada, esto implica que la escuela tanto en espacio público al cual todos los estudiantes tienen derecho a acceder a la educación y es de gestión privada porque existe una entidad propietaria que marca determinados lineamientos en cuanto a los trabajadores y en cuanto al proyecto de esa escuela particular. En cuanto a los trabajadores la normativa vigente son la ley de contrato de trabajo y la ley de enseñanza privada de la provincia de Córdoba N° 5326. En cuanto a los estudiantes, es impartir esa currícula, desarrollar ese proyecto y también las escuelas privadas deben cumplir una normativa, un marco general”, sostiene Marcela Chávez, secretaria gremial de jurisdicción privada de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC).
Una denuncia que suele repetirse en este tipo de instituciones católicas es la falta de cumplimiento de la aplicación de la Educación Sexual Integral (ESI), obligatoria para todos los establecimientos educativos del país. “Las normativas deben cumplirse y aplicarse. Lo cierto es que las escuelas católicas no están desarrollando o ponen trabas u ocultan la Ley de Educación Sexual Integral, no la desarrollan o la desarrollan de acuerdo a principios religiosos que no tienen que ver con la idea de que los chicos puedan apropiarse de determinados contenidos o información que deben acceder para poder desarrollarse plenamente”, afirmó Chávez. Ante estos casos se debe denunciar, en la provincia de Córdoba, ante la Dirección General de Enseñanza Privada (La Rioja 720).
Discriminación y persecución
Tras el despido de Romina, pese a que estratégicamente se realizó al inicio del receso invernal, en las redes sociales comenzó a expandirse la noticia y alumnas y ex alumnas del Colegio Santa Teresa de Jesús comenzaron a realizar muestras de apoyo hacia la docente y a denunciar que son y fueron víctimas de persecución ideológica y discriminación por sus orientaciones sexuales.
“Hola profe, soy xxx alumna de 6to del Santa Teresa, no se imagina con la tristeza que estoy escribiendo esto (…) usted fue la única persona que dentro de esta institución tan cuadrada pudo escucharme (…) más allá de un pañuelo verde o azul, usted es persona y JAMÁS impuso ideologías ni creencias, JAMÁS habló de opiniones personales, JAMÁS impuso nada”, escribió una alumna (de la cual resguardaremos su identidad por razones obvias) en un mail dirigido a la docente.
Ex alumnas se pusieron en contacto con esta cronista y contaron cómo fue su paso por el Colegio Santa Teresa de Jesús.
Mariana T. contó que “debajo de las escaleras donde a veces algunas chicas se daban besos pusieron cámaras para controlarlas”. “Te enseñan y hacen memorizar y rendir el catecismo de la iglesia católica donde dice que la homosexualidad es una enfermedad”, contó esta ex alumna quien confirmó que esta institución no imparte Educación Sexual Integral.
Belén F., otra ex alumna, sufrió personalmente discriminación por su orientación sexual: “Yo egresé en 2016 y ese último año fue el peor, porque ahí se desató todo. Años anteriores yo veía como otras chicas pasaban por cosas similares, ya sea por la orientación sexual, por tener otro pensamiento, por querer luchar por sus derechos como estudiantes, por no ser creyentes y demás”.
“A las alumnas que tenían las pulseras de la diversidad se las hacían quitar y las mantenían vigiladas. Recuerdo una vez que una chica de segundo año creo, era amiga de otra alumna que iba a tercero y dado que una de ellas tenía la pulsera no la dejaban ir a verla en los recreos y le prohibían subir al piso donde estaba el aula de su amiga”, cuenta Belén y agrega que lo mismo sufrió ella con su novia de secundaria.
“En sexto año yo me puse de novia con una chica del cole que estaba en quinto, pero nunca lo hicimos saber en el colegio primero porque es nuestro ámbito educacional no tiene nada que ver con nosotras y segundo porque sabíamos cómo pensaban. Sin embargo, en el cole se enteraron, a mi novia siempre la persiguieron y la jodían más que a mí, porque según ellas tenía comportamientos raros, más que nada no les cuadraba que tuviera pelo corto y que usará el pantalón de gimnasia. Nosotras solíamos estar sentadas en el pasillo cuando estábamos en los recreos, y nuestras amigas también, ahí empezaron a ver que nosotras estábamos más unidas, entonces mi preceptora empezó a vigilarme para ver qué hacia, en los recreos venía y me miraba a ver si estaba con ella o no y un día que estábamos abrazadas hablando con otras amigas se acercó y nos dijo que no podíamos estar así que no estaba bien. Le preguntamos por qué sino tenía nada de malo y me contestó que no era el lugar y no daba buena imagen”, narró.
“Desde ese día no me dejó abrazar a nadie más, ni siquiera a mis mejores amigas”, lamenta Belén y asegura que el hostigamiento continuó prohibiéndole ir al curso de sus amigas, en los recreos tener la mirada constante de las preceptoras sobre ella y su novia, e incluso que a su novia le prohibieron la entrada al colegio los últimos días del año y que pudo asistir a su propio acto de colación con un “permiso psicológico”.
*Por María del Mar Job para La tinta.
*Periodista / Lic. Comunicación Social.
