Proyecto de Cantera en José de la Quintana: sus irregularidades y la invisibilización humana
Los y las vecinas de La Quintana, la Secretaría de Ambiente y la Empresa Blancaley del Grupo Calderón, participaron de una audiencia pública no vinculante para discutir sobre el proyecto de una cantera que quieren instalar en la zona. Durante esta audiencia quedaron en evidencia las irregularidades con que han actuado tanto la Secretaría como esta empresa.
Por Camila Baracat y Florencia Yáñez para La tinta
El gris de la mañana se esfumaba entre los colores de niñxs y vecinxs que con fuerte convicción y lucha cantaban: “¡No a la Cantera!”. Entre rabias y mates se pregonaba la lucha por la dignidad, la urgencia de ser escuchados, su derecho al silencio y a que su vínculo con el territorio no esté mediado por el engranaje capitalista del codicioso señor Calderón.
En la fresca mañana del martes 17 de julio, poco antes de las 10 am. comenzaron a congregarse en la puerta de la Cooperativa de Anisacate vecinxs de José de la Quintana, localidad que se encuentra a 15 km del lugar de reunión, no cuenta con comuna propia, forma parte del Valle de Paravachasca y pertenece al Departamento de Santa María en la Provincia de Córdoba. Vecinxs consternadxs por la posible aprobación de un proyecto para que se instale una cantera a cielo abierto que realizará la extracción de carbonatos para ser utilizados en la producción de cal y suplementos destinados a la nutrición animal.
Justo sobre los portones de ingreso estában colocadas tres páginas tamaño A4, donde constaba con número de orden, una extensa lista de 67 oradores que manifestaron su postura frente a la problemática. Pero al ingresar al salón, nos encontramos con una disposición poco amigable. Había 2 mesas unidas donde se contaban lugares para cuatro personas, de izquierda a derecha: quien exponía, a su costado el coordinador de la audiencia, a su lado dos trabajadoras de la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático, una de ellas la encargada del registro y sistematización de esta audiencia pública no vinculante. Frente a ellxs, tres escuetos bancos dispuestos en fila, donde con mucho esfuerzo lograron sentarse seis personas. Hasta aquí haciendo un rápido cálculo y forzando la situación entraban entonces sólo 18 personas sentadas de las 67 inscriptas para exponer su postura, sin contar a niñxs y autoconvocadxs.
Al costado de la mesa, un banner de 1.70 mts apróximadamente hacía visible la presencia de la secretaría y frente a este, una mesa pequeña donde colocaron el proyector y sonido para poder llevar a cabo la audiencia de manera correcta. En el espacio, había habilitado sólo un baño, el cual en ningún momento contó con papel higiénico. La falta de sonido, mobiliario, gas o en su defecto pavas eléctricas para poder paliar el frío intenso en el cual se desarrolló la sesión, no logró hacer flaquear la intensa presencia de lxs vecinxs, quiénes entre muchas otras dudas, no entendieron por qué la sesión fue en una localidad que no es la propia.
Invisibilización
Una de las principales discusiones giró en torno a la constante invisibilización que han sufrido lxs habitantes de San Isidro, La Quintana, La Rancherita y los pueblos colindantes, no sólo por medio de la empresa Blancaley sino también por parte de las autoridades municipales y la Secretaría de Ambiente. El paupérrimo informe de impacto ambiental aceptado por dicha Secretaría, menciona en su breve análisis demográfico que la localidad de Anisacate cuenta con sólo 234 habitantes, desplazando al olvido más de dos mil personas que hoy en día están siendo vulneradxs, silenciadxs y obligadxs a lidiar con las lógicas de acumulación de la retórica capitalista.
La empresa Blancaley presentó aquél informe vergonzoso, incompleto y con clara falta de profesionalismo realizado por la empresa Geoambiental. Informe que no hace referencia alguna a La Rancherita considerada Reserva Natural, tampoco hay un informe de impacto arqueológico ni menciones a posibles presencias de materiales arqueológicos, nuevamente negando e invisibilizando el pasado cultural constituyente de la localidad. No se tiene en cuenta la noción de paisaje arqueológico que es una categoría que supone que allí donde hay restos arqueológicos aunque estén dispersos en un radio de 1 kilómetro, deben ser considerado como paisaje ya que como mencionó el antropólogo y vecino Francisco Pazzarelli “los restos arqueológicos no son producidos en serie, esto no es China”.
Este punto nos parece crucial demuestra el silencio y el olvido al que han quedado relegadas las culturas originarias y con ello sus cosmovisiones, olvido articulado por la invasión jesuita y posteriormente por la lógica del progreso que genera una jerarquización histórica y cultural con la supremacía de unas poblaciones por sobre otras.
Cabe destacar que José de la Quintana, La Rancherita y Anisacate son localidades que han sufrido importantes transformaciones demográficas en los últimos diez años, producto de la migración urbana consolidando lo que los mismos habitantes denominan como “Nueva ruralidad”. Este cruce de habitantes ha generado un desarrollo sociocultural que ha dinamizado las relaciones en la localidad activando el turismo y el comercio. Ese vínculo quedó muy bien manifestado el día de la audiencia en la sala de la cooperativa donde la solidaridad y el respeto entre los habitantes que acudieron a la cita por la defensa del territorio fueron el mejor emblema. Voces de jóvenes y adultxs, cruces generacionales que se unían por la pertenencia a una localidad en la cual algunxs nacieron y otrxs eligieron como su lugar para vivir y construir comunidad.
En el transcurso de la audiencia, fueron sucediéndose posturas que discurrían entre por un lado, tecnicismos para poder entender la magnitud del volumen que pretenden extraer y que en realidad ya estuvieron extrayendo de manera ilícita lxs trabajadorxs de Blancaley. Desarrollos por el otro, de posturas que expresaban la elección de vivir en determinadas condiciones de sanidad, entendido esto último como un derecho humano.
Por ejemplo, la categoría “progreso” que se utiliza a modo de slogan por la empresa es sólo un lema vaciado de contenido y que no da cuenta de a quiénes está destinado el progreso. De hecho el informe expresa que en caso de concretarse el proyecto se ofreceran sólo cuatro puestos de trabajo.
Los desencuentros
En el interín de la Audiencia Pública hubo desencuentros. Desencuentros como que el coordinador no prestaba atención a quienes estaban exponiendo, y permanentemente “scrolleaba” en la pantalla de su celular o como su olvido en reiteradas ocasiones de contar el tiempo. Inclusive llamó a expositores en un tono casi inaudible, sin levantar la vista justo en los momentos donde había una ovación al cierre de una exposición. Así, una vecina quedó sin poder ejercer su derecho a expresarse debido a que él manifestaba haberla llamado a exponer aduciendo que era responsabilidad de ella no haber escuchado. Posteriormente, escuchamos las grabaciones realizadas en la audiencia y la vecina nunca había sido llamada.
Sin embargo, cuando fue el turno de expresarse del dueño de la empresa familiar Blancaley, Miguel Santiago Calderón, y el gerente de la misma Juan Luis Equrrola el coordinador de la mesa no sólo llamó reiteradas veces a la comunidad a hacer silencio para escucharlos, sino que los observó atentamente, sin abandonar su lugar como antes había realizado en intervalos menores a treinta minutos.
Calderón confirmó que durante al menos dos años trabajaron de manera ilegal, haciendo voladuras para extraer los carbonatos. Expresó también que sabían que era ilícito su proceder pero, y haciendo gestos en busca de complicidad, dijo que «a veces sólo con presentar el informe a la Secretaría y sin esperar su aprobación, uno puede darle curso al proyecto». Contradiciéndose luego al decir que hace años no operaban en la Cantera, cuestión que se ve negada no sólo por la evidencia de cómo avanza sin parar la mancha blanca que se observa en las imágenes satelitales de Google Maps que aparecen por ejemplo en las páginas del Gobierno de Córdoba; sino también por las explosiones que se escuchan regularmente en el pueblo, que genera movimientos de sacudida en las viviendas cercanas a la misma y que son escuchadas por todxs lxs vecinxs de la zona. Explosiones que se hicieron oír cerca del mediodía.
El riesgo que se corre es grande, a los vecinos del sur de Córdoba les quieren hurtar el silencio y la tranquilidad, el Proyecto de Cantera de la empresa Blancaley que lleva funcionando al menos dos años de forma ilegal pretende oficializar su explotación en uno de los últimos lugares de flora y fauna nativa del Valle.
El informe del grupo Calderón aparte de deshumanizar a los habitantes de la zona, entrega información falsa avalada por la secretaría de Ambiente que acepta un informe que omite la distancia real de los impactos de la explotación, que no considera asentamientos humanos en el radio colindante a la Cantera, obviando que las dos escuelas – Mariano Moreno y Escuela de Minería – que pertenecen a la localidad de José de la Quintana, son construcciones que tienen más de 80 años y por ende no cuentan con las bases antisísmica. No consideran la presencia de la cooperativa, el hogar y la vivienda de personas a los que en ningún momento se les realizó una encuesta ciudadana para manifestar opinión y presencia sobre el territorio al que pertenecen.
“No queremos perder la tranquilidad, la paz. La cantera destruyó aquello que vinimos a buscar. Queremos escuchar pájaros, no bombas”, aseguró Leonardo Kerman, vecino de la Quintana.
*Por Camila Baracat y Florencia Yáñez para La tinta.
*Licenciada en Historia y estudiante de la Licenciatura en Antropología.