Los despojos de la marea derechosa

Los despojos de la marea derechosa
6 junio, 2018 por Redacción La tinta

Cuatro postales de una Argentina en tensión: derechos amenazados e impunidad represiva; resistencia y organización popular.

Por Alexis Oliva para Será Justicia

En términos marítimos, lo que llamamos “brecha” vendría a ser la amplitud de mareas en el océano ideológico de la sociedad argentina. En su histórica fluctuación, después de más de una década de espera, le toca hoy a la derecha una potente pleamar, marea alta que arroja a la costa espantos que creíamos superados.

Pero no es efecto de la luna ni propio de estas playas. Es una reacción continental, coordinada o coincidente con una tendencia global, sostenida por grupos de poder, corporaciones económicas y conglomerados mediáticos, que reedita y potencia la segregación neoliberal, la violencia institucional y la estigmatización social de los excluidos y de toda organización en lucha por los derechos humanos y sociales.

Algunas muestras recientes:

1. La doctrina Chocobar

El 8 de diciembre pasado, el policía bonaerense Luis Chocobar se dirige a su trabajo vestido de civil cuando advierte que dos jóvenes asaltan al estadounidense Joseph Wolek, en el barrio porteño de La Boca. Chocobar dispara al aire, ve que apuñalan al turista, vuelve a disparar, hiere a uno de los agresores y salva la vida de la víctima, según su versión. Cinco días después, Pablo Kukoc, 18 años, muere en el hospital Argerich. La Justicia procesa a Chocobar por “homicidio con exceso en la legítima defensa”.


El 1° de febrero el presidente Mauricio Macri y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich lo invitan a la Casa Rosada. Macrile dice: “Estoy orgulloso de que haya un policía como vos al servicio de los ciudadanos (…) Quedate tranquilo porque hiciste lo que hay que hacer y te vamos a ayudar a resolver tu situación”. Ese mismo día se conoce un video que muestra una escena distinta: Chocobar le disparó a Kukoc cuando huía, tres veces y por la espalda. La carátula de la causa penal cambia a “homicidio agravado”, pero el Gobierno lo sigue defendiendo.


En estas cuestiones la “teoría del derrame” funciona bien: el 8 de marzo, en una persecución por un supuesto robo, dos policías tucumanos matan de un balazo en la nuca a Facundo Burgos, de 11 años. Y la “doctrina Chocobar” se privatiza: el domingo pasado al mediodía, luego de un robo fallido a un kiosco en Alta Córdoba, el asaltante escapa y un vecino le pega un tiro en la espalda. Unas cuadras más adelante, cae en la vereda y la policía lo salva del linchamiento. Uno al hospital y el otro a la cárcel. El miércoles una movilización exige la libertad del “justiciero”.

2. Contra los pañuelos

En vísperas del último 24 de Marzo, las pintadas de los pañuelos de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo aparecen borradas o sobrescritas con insultos, en Salta y en varios lugares del país –también en Córdoba, en la rotonda de Avenida Spilimbergo–. En respuesta, la consigna #SiTocanUnPañueloPintamosUnMillón convoca a miles de ciudadanos.

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Un colectivo de vecinos de Punilla Sur se suma a la campaña y mientras pintan sobre la calzada de ingreso a Cuesta Blanca, la policía intenta impedirlo “por orden de la jefa comunal Andrea Jordán”. Los oficiales no muestran orden escrita pero toman los datos de dos ciudadanos, Javier Ghirardi y Gissell Coussan, a quienes más de un mes después les llega una citación de la Jueza de Paz Laura Giavay Waiss.

Al concurrir el viernes 4 de mayo, la funcionaria les informa que la jefa comunal los denunció por supuestas contravenciones, pero los sobresee porque entiende que “fue una manifestación pacífica, sin daño ni vandalismo, parte de una campaña nacional”, relató Ghirardi a Será Justicia. Para Coussan, se trató de un “obvio intento de meter miedo contra la gente que se preocupa por los temas que ellos quieren hacer desaparecer, porque en estos pueblos no hay ninguna iniciativa oficial que tenga que ver con la memoria, sólo la de la misma comunidad”. El día de la citación, los acompaña un centenar de personas, cinco veces más de las que participaron en la pintada de pañuelos.

3. Un sentido pésame

El 16 de abril fallece Carlos Bernardo Chasseing, 91 años, general de división retirado que fuera gobernador dictatorial de Córdoba, bajo el mando de Luciano Benjamín Menéndez y en la peor etapa del terrorismo de Estado (abril de 1976 a febrero de 1979). Entre los avisos publicados en el diario La Nación figuran los de la familia Pagani (Grupo Arcor),la familia Urquía (Aceitera General Deheza) y una condolencia más conspicua: “El Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Germán C. Garavano, participa su fallecimiento y acompaña con afecto a su hijo Pablo y familia en este momento de dolor”.


El repudio estalla en las redes sociales y los organismos de derechos humanos de Córdoba (Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, H.I.J.O.S., Abuelas de Plaza de Mayo, Asociación de Ex Presos Políticos y Ex Presos Políticos por la Patria Grande) manifiestan: “¿Cómo puede el Ministro Garavano ‘promover y fortalecer los Derechos Humanos’ si saluda desde su investidura pública democrática a uno de los dictadores feroces que tuvo la última dictadura cívico-militar?”. Las expresiones del Ministro, expresa el comunicado, “no sólo ofenden y agravian la memoria de las víctimas del Terrorismo de Estado, sino que manifiestan, una vez más, que su sentir más profundo es contrario al avance de la Democracia y Derechos Humanos”.


Voceros de Justicia explican que el hijo de Chasseing es colaborador de la cartera y por eso el Ministro envió las condolencias. Al día siguiente, Garavano viaja a Córdoba y es interpelado por vecinos de Villa Allende: “¡No lo haga en público!”, le reprochan. En Carlos Paz, insiste ante la prensa en que “fue un saludo al hijo, no al padre” y ataca a los organismos: “Fue una reacción autoritaria al límite del fascismo que implicó la última dictadura en la Argentina, porque uno no puede perseguir a un hijo, una mujer o nadie por lo que hizo un padre o un marido”.

4. Demonios de regreso

El 3 de mayo iba a estrenarse en la 44° Feria Internacional del Libro de Buenos Airesel documental Será Venganza!!!, dirigido por Andrés Edmundo Paternostro y producido por el Centro de Estudios en Historia, Política y Derechos Humanos de Salta, formado por familiares de represores. Su argumento sostiene que en los años 70 se libró en la Argentina una parte de la “tercera guerra mundial”, emprendida por la “subversión” que “impuso al ejército la modalidad de combate: el terrorismo”. La respuesta represiva se justifica porque los “terroristas” fueron liberados con la amnistía de Héctor Cámpora en 1973 y la disolución de la Cámara Federal Penal (conocida como “Cámara del terror”). Desde 2003, el presidente Néstor Kirchner “manipuló leyes y jueces” para vengarse de los militares, definidos como “presos políticos” condenados en “juicios inconstitucionales” y encarcelados en condiciones “indignas e insalubres”.

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El inminente estreno motiva un amplio rechazo de actores sociales y políticos. La Confederación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU) señala que “el intento de ocultar el pasado más oscuro de nuestro país, y de restablecer la teoría de los dos demonios (poniendo en el mismo plano a las organizaciones militantes, sea cual fuere su accionar, con el plan sistemático de exterminio, tortura y desaparición del terrorismo de estado) es intolerable en una sociedad democrática”. Para la Red Provincial por los Derechos Humanos, se trata de “una acción más de la derecha y los perpetradores (del genocidio) de intentar cambiar el rumbo de la historia de nuestra Patria. Sabemos que para ellos son tiempos prósperos”. Ante estos y otros pronunciamientos, la Fundación El Libro, organizadora de la feria, cancela la exhibición. Los realizadores y medios como Infobae y el diario La Nación lo denuncian como un acto de “censura”.


La victimización de los represores dictatoriales y sus familiares es también el leitmotiv del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV), que preside la abogada Victoria Villarruel, coautora junto a Carlos Manfroni del libro Los otros muertos. Días atrás, CELTYV difundió un video grabado en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, donde se reunía el Young Ambassadors Program, que se propone “reunir a las víctimas del terrorismo y sus familias en todo el mundo”.


Desde allí, Villarruel pide al Gobierno argentino que “reconozca a las víctimas del terrorismo. 17.380 familias esperan justicia, verdad y reparación, y ya no hay ninguna excusa para que por razones ideológicas se siga protegiendo la impunidad de los terroristas”. Pero la sintonía ideológica no alcanza para que el Gobierno satisfaga ese pedido, al menos por ahora.

La Historia dirá

El editorial de la edición 57 de Será Justicia, escrito en septiembre de 2016 durante un clima de fervor popular por la sentencia de la Megacausa La Perla – La Ribera – D2, alertaba: “Deberíamos estar atentos. Triunfos como los de la ejemplar sentencia que acabamos de festejar se podrían frustrar si distendemos el protagonismo de la unidad en las calles. Esto no fue el final de nada, fue sólo un empujón para terminar con las causas que siguen pendientes”. La reacción popular ante el intento de otorgar el 2×1 a los represores estuvo a tono con la advertencia, pero aquel fue en Córdoba el último juicio con final satisfactorio para la militancia por los derechos humanos. Después vinieron la desaparición de Santiago Maldonado, el asesinato de Rafael Nahuel, la escalada en la persecución judicial a referentes políticos y sociales, las prisiones domiciliarias a condenados por crímenes de lesa humanidad y un largo etcétera de abusos de poder.

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Los ejemplos expuestos en esta nota muestran que la dirigencia política en el gobierno y una importante porción de la sociedad –consciente o desprevenida– avalan el discurso y la acción autoritaria. Potenciada por el contexto mundial y regional, la ola derechosa amenaza arrasar derechos conquistados con sangre, sudor y lágrimas. Pero la Historia y estos mismos ejemplos enseñan –como también sugería el editorial citado– que en el pueblo está la fuerza para contrarrestar esa ola con una marejada de libertad y democracia.

*Por Alexis Oliva para Será Justicia

Palabras claves: derecha, Derechos Humanos, Lesa Humanidad, Madres de Plaza de Mayo

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