Se están animando a salir del closet

Se están animando a salir del closet
19 abril, 2018 por Redacción La tinta

Por Revista Matices

Carlos Chasseing gobernó Córdoba entre 1976 y 1979. Fue el brazo político de Luciano Benjamín Menéndez y como él, partícipe del Terrorismo de Estado. Fue liberado por la Ley de Punto Final. Murió hace tres días y el poder de Córdoba le brindó homenaje: nombres para no olvidar.

Bien lo decía el gran periodista Rogelio García Lupo: en los avisos fúnebres hay mucho más de lo que creemos. Y efectivamente, con la muerte de Chasseing, brazo ejecutor del Terrorismo de Estado y hombre político de Menéndez, muchos salieron a la luz. Muchos de los cuales no se animaron con la muerte de Menéndez, dado que la evidencia sería de grado máximo. Y creyeron que homenajeando al militar co responsable de genocidio pasarían desapercibidos.

A la cabeza de los avisos fúnebres aparece el grupo económico Arcor, que publicó su aviso en La Voz del Interior y en La Nación. La empresa de Arroyito sólo ruega una oración en su memoria. Pero se advierte que el trato fue familiar, porque los Pagani, dueños del holding, publicaron otro aviso a título personal en ambos diarios y van más allá: expresan su profundo pesar por la muerte del dictador. En las épocas de poder de Chasseing, Arcor y otras empresas montaron la Fundación Mediterránea, el grupo de pensamiento que le dio carnadura teórica al asalto neoliberal de la dictadura primero y del menemismo después.

Arcor no está sola. La otra gran pata del capitalismo paternalista cordobés también acompaña en “este doloroso momento y ruegan por el descanso eterno de su alma”. La Aceitera General Deheza, de la familia Urquía, también llora la muerte del genocida. Roberto Urquía, uno de sus propietarios, tuvo una breve intervención el política de la mano de José Manuel De la Sota, gracias al cual llegó a ser senador nacional.

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El nombre que más ruido despertó no tiene que ver con un grupo económico beneficiado gracias a las políticas de entonces, sino con un hombre del actual gobierno nacional.  Germán Garavano, ministro de Justicia y de Derechos Humanos (sic) de la Nación “acompaña con afecto a su hijo Pablo”. Germán no pudo ocultar su amistad con la familia de un hombre que violó, entre otras cosas, los Derechos Humanos, pese a que las más elementales reglas de protocolo hubieran señalado acompañarlo en la intimidad y no en público . Al menos hay que reconocerle a Garavano, defensor del 2 x 1 a los genocidas, su sinceridad.

Gerardo Viramonte, abogado, entre otros, de La Voz del Interior, “eleva una oración” en la memoria de Chasseing. Otro letrado que acompaña es Mario Ignacio Martinez Crespo, quien hoy preside el buffet de abogados que en 1902 fundara Julio Deheza, el rector de la UNC destituido por la Reforma Universitaria. Coherencia de más de 100 años.

También aparece el empresario y dirigente radical José Porta, propietario de la empresa que lleva su nombre y que hoy es objeto de fuertes críticas y demandas judiciales por la supuesta emanación de tóxicos en la zona Sur de la ciudad. Porta y su familia acompaña con “enorme cariño” a toda la familia del fallecido, al igual que el directorio de Porta Hermanos.

La prosapia no se pierde. Otro de los nombres que aparecen es el de Gustavo Sonzini Astudiillo, el nieto de Martínez Zubiría, o bien por su nombre artístico Hugo Wast, el escritor que puso su obra al servicio del antisemitismo y que como integrante de una dictadura restituyó la religión católica en las escuelas públicas.

Otro ilustre que reza por Chasseing es el médico Carlos Rezzónico, integrante de la Academia del Plata y que fuera Secretario de Salud Pública durante el la dictadura de Chasseing. Rezzónico es autor de la llamada Ley Rezzónico, que prohibió durante años la ligadura tubaria a las mujeres. A fin de 2000, el doctor participó en una “cena homenaje” realizada a Carlos Menem y Cecilia Bolocco en Córdoba.

El brazo judicial no podía estar ausente. Lo saludó el ex juez federal Miguel Ángel Puga, investigado en la Causa de los Magistrados y condenado a tres años de prisión por haber sido “funcional al plan sistemático de represión implementado por la dictadura militar”, según el juez de la causa.

No disimularon ni un poquito.  El poder económico, los cultores intelectuales y los brazos judiciales, todos juntos salieron del closet y reconocieron, en el dolor que les genera la muerte del dictador, haber sido parte, de un modo u otro, de la dictadura más sangrienta de nuestra historia .

* Por Revista Matices

Palabras claves: Carlos Chasseing, Dictadura Cívico-Militar

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