Guatemala y México: la muerte neoliberal en ambos lados del Suchiate
La frontera entre Guatemala y México se está convirtiendo la tumba de dirigentes sociales que denuncian la explotación de la tierra.
Por Carlos Figueroa Ibarra para Nodal
El 9 de mayo el dirigente del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), Luis Arturo Marroquín, salió de Jalapa para realizar unas diligencias y bajó en San Luis Jilotepeque del autobús en el que viajaba para hacer unas fotocopias. Dos hombres enmascarados aprovecharon el momento y lo asesinaron. Luis luchaba por los derechos humanos, por la defensa del territorio, el acceso a la tierra y la nacionalización de los bienes y servicios privatizados.
Al día siguiente, el dirigente del Comité Campesino del Altiplano de Guatemala (CCDA), José Can Chol, fue asesinado a balazos en la localidad de Choctún Basilá en la comunidad de Choctún Basilá de Cobán, Alta Verapaz. El crimen ocurrió cuando un grupo de hombres armados llegó a dicha comunidad y hostigó a familiares de las personas que se encuentran encarceladas por defender sus tierras ante las tentativas de apropiárselas por parte de la Cooperativa Chilté.
El domingo 13 de mayo, otro dirigente del CCDA, Mateo Chamán Paau, fue asesinado en la comunidad de San Juan Los Tres Ríos también en Cobán, Alta Verapaz. Según denunció su organización, Mateo había estado recibiendo amenazas de muerte por las actividades que realizaba. El Comité de Unidad Campesina (CUC) ha denunciado que el 9 de agosto de 2017 fue asesinado José Aroldo Orozco en Ayutla, San Marcos. Francisco Aguilar fue asesinado el 31 de octubre de 2017 en Santiago Chimaltenango, Huehuetenango. Además, el 21 de noviembre murió como consecuencia de las heridas de bala que recibió Emilio Toc Pop, en Senahú, Alta Verapaz. Su comunidad había sido atacada con armas de fuego y armas blancas por guardias de seguridad y cuadrilleros de la empresa Trece Aguas.
Del otro lado del Suchiate, en México, fue asesinado a balazos el 14 de mayo en la localidad de Cuetzalan, Puebla, el dirigente campesino Manuel Gaspar Rodríguez del Movimiento Independiente Obrero Campesino Urbano y Popular (MIOCUP). Manuel había sido amenazado de muerte por ser parte de quienes dirigen la lucha contra la minería a cielo abierto en la región nororiental del estado y además mantenía una lucha contra la construcción de una subestación eléctrica en Cuetzalan. Días antes, el 11 de mayo había sido asesinado Remedios Aguirre, candidato de Morena a alcalde del municipio de Apaseo el Alto, en Guanajuato. Su muerte ocurre cuando era el muy probable ganador en las elecciones del próximo 1 de julio.
Todos estos crímenes, realizados en lugares y circunstancias distintas, tienen un común denominador. Las víctimas de estos crímenes adversaban la voraz acumulación neoliberal. Lo hacían desde la lucha social oponiéndose al despojo agrario y la depredación ambiental o desde la lucha política, enfrentándose a los partidos políticos que propician dichos despojo y depredación. En ambos lados del Río Suchiate, la muerte neoliberal ronda a luchadores que elevan su voz en medio de una gran vulnerabilidad y de una indignante impunidad.
Se alega que los gobiernos neoliberales son democráticos. Si lo son, su represión se parece a la de las dictaduras militares.
*Por Carlos Figueroa Ibarra para Nodal