Violaciones, otra cara del terrorismo de Estado

Violaciones, otra cara del terrorismo de Estado
30 mayo, 2018 por Redacción La tinta

La justicia de Córdoba trabaja en la instrucción de la primera causa por delitos de lesa humanidad que tiene como eje central a los abusos sexuales, con más de 60 represores acusados. Un crimen patriarcal contra las mujeres que fue moneda corriente en el interior de los centros clandestinos de detención.

Por Será Justicia

Cuando a Gloria Di Rienzo le tocó declarar frente al tribunal del juicio La Perla – La Ribera, pidió a los jueces la ausencia de los imputados. No quería comenzar su testimonio a escasos metros de una tribuna integrada casi en su totalidad por represores varones, con la única excepción de Graciela ‘La Cuca’ Antón.

Una vez que el banquillo de imputados quedara vacío, Di Rienzo hilvanó sus primeras palabras. Relató que en 1975 fue detenida y trasladada al Departamento de Informaciones de la Policía (D2), donde pasó los cuatro días más aterradores de su vida. “En mi mente y en mi cuerpo, el tiempo no terminaba de pasar. Me picanearon las encías, los genitales…”, contó a los jueces. En medio de los ataques, abusos y lesiones contra su cuerpo, a Gloria se le corrió la venda que tenía atada a los ojos y pudo ver el rostro de sus torturadores. Aquel registro visual quedó grabado para siempre en su memoria: “Nunca me olvidé esas caras. Empezaron a violarme todos. Como yo apretaba las piernas, me tiraron agua caliente para que las abriera. Hasta ahora tengo las marcas de las uñas de ellos por la fuerza que hice con los muslos para no abrirlos”, dijo la testigo.


El testimonio de Di Rienzo fue uno de los más estremecedores de ese proceso judicial que tuvo casi cuatro años de audiencias entre 2012 y 2016. Durante su calvario en el D2 y tras intentar resistirse a los golpes y vejaciones, Di Rienzo fue arrastrada hacia una habitación donde la esperaba alguien llamado ‘El Tío’. “(Él) introdujo su mano completa en mi vagina y me levantó en el aire”, relató. Cuarenta años más tarde, todavía hay “detalles que no se pueden reproducir”, dijo.


Su relato como víctima y mujer es uno de los tantos que deja expuesta la extrema violencia machista y los crímenes sexuales aplicados especialmente contra las mujeres, con escasas excepciones donde las víctimas también fueron los hombres detenidos. Hacia el interior de los campos de concentración, la violencia sexual era moneda corriente y las mujeres fueron las destinatarias de todo tipo de abusos: desde violaciones individuales o grupales hasta torturas en pezones y genitales, toqueteos, miradas lascivas, empalamientos. Un abanico de vejámenes contra la integridad psíquica y física. “Los represores dispensaron un trato disímil según la identidad de género de la víctima, y ello encuentra su fuente en una histórica discriminación por género, presente evidentemente en la sociedad de manera previa, y que se tradujo, a modo de traspolación, con profunda crudeza y crueldad en el ámbito de aquellos espacios de tortura y muerte creados ex profeso por los represores en el marco de la persecución masiva de personas por causas políticas”, sostuvo la fiscal Virginia Carmona durante su alegato. “Es innegable que la violencia sexual ejercida dentro de los campos de concentración –o durante los procedimientos por los cuales se secuestraba a las víctimas para trasladarlas allí– debe ser considerada como parte del ataque sistemático y generalizado. Un crimen contra la humanidad”, agregó. “Otorgarle visibilidad a este contexto de violencia sexual, contribuye a modificar pautas culturales de nuestra historia presente”, expresó ante el tribunal.

Meses más tarde, la sentencia del juicio La Perla marcaría un precedente histórico en materia de crímenes sexuales cuando el tribunal, integrado por Jaime Díaz Gavier, Julián Falcucci y José Camilo Quiroga Uriburu, definió en el veredicto que los crímenes sexuales fueran considerados como delitos de lesa humanidad y no “tormentos agravados”.

Los delitos sexuales serán juzgados

En la actualidad, la Justicia de Córdoba trabaja en la instrucción de lo que será la primera causa enfocada en abusos sexuales como crímenes de lesa humanidad, que podría concluirse sobre el final de este año para luego ser elevada a juicio.


Hasta el momento, figuran en los archivos más de 60 represores acusados y 11 casos de violación agravada. Los hechos ocurrieron entre 1975 –un año antes del inicio formal del terrorismo de Estado– y 1978 en los centros clandestinos La Perla, D2 y Campo de La Ribera.


Según la fiscal Graciela López de Filoñuk, se trata de un proceso paradigmático que “no va a revelar nada nuevo, porque en causas anteriores se habló de los abusos sexuales. El haberse sacado a este tipo de delitos del contexto de tormentos calificados para llevarlo como delito autónomo dentro de lo que la víctima sufrió, para las víctimas significa mucho”, dijo a Télam. “Ya no consideramos que la violación sea producto de la desviación depravada del autor únicamente, porque si bien existe un depravado, el resto consideraba que era normal el violar, el tocamiento, los actos indignos que se cometieron sobre todo contra las mujeres, aunque también contra los hombres”.

Para Filoñuk, las mujeres fueron “las más castigadas sexualmente, vejadas permanentemente, en definitiva, cosificadas. Eran una cosa. Y pongo de relieve el testimonio de las mujeres porque pudieron contarlo frente a los tribunales. Hay algunos hombres que también sufrieron estos delitos, pero no pudieron transmitirlo”. Los represores “tomaban posesión de las personas, decidían sobre la vida y la muerte y si podían decidir matarlas, quitarles la vida, por qué no violarlas, porque eran los dueños de los cuerpos”, señaló.feminismo-la-lucha-por-justicia0

*Será Justicia es una publicación impulsada por uno de los organismos de Derechos Humanos –Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba– que desde 2009 realiza la cobertura periodística de los juicios por delitos de lesa humanidad que se siguen en la provincia.

Palabras claves: abuso sexual, Dictadura Cívico-Militar, Lesa Humanidad

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