Muere bebé en hospital pero acusan a partera domiciliaria
Belén Weber es una partera universitaria independiente de atención domiciliaria que estuvo quince días presa, acusada de la muerte de un bebé que en realidad, murió en un hospital. Hace unos días fue liberada, pero sin pruebas sigue imputada. Otra forma de castigar los mecanismos que las mujeres desarrollan por fuera del sistema, para cuidarse y decidir sobre sus propios cuerpos.
Por Redacción La tinta
“Una espera esperada que impone su tiempo, su ritmo, su ser-proceso, devenir. Días, noches, sensaciones, cambios, emociones. Futuro. Lunas. Pero sobre todo tiempo, sin prisa pero presente. El curso de la vida con sus texturas y su propio ritmo, que no escucha relojes, ni sabe adaptarse a las ansias, ni conoce certezas. Un tiempo que rememora en su implacable transcurrir, el compás de la propia vida, su sonora voz silenciosa, su expansiva voz”.
Por Flavia Roso, Magdalena Arnao, Virginia Luz Galvan. «Tiempos de parto respetado».
En San Luis, por orden del Juez Sebastián Cadelago y luego de un proceso judicial plagado de errores, Belén fue apresada por asistir en 2014, a una mujer durante su trabajo de parto. El bebé murió en el hospital por lesiones graves en la cabeza.
Belén en aquel momento, estaba acompañando a la pareja y ante la falta de progreso, indicó un traslado del hogar a la clínica. Aunque cuando llegaron a la maternidad Cehru, ella recomendó cesárea, los médicos Armando Ríos y Ema Rosa Vittori, consideraron que las condiciones de la madre y el bebé resistirían un parto vaginal.
Lo que denuncian numerosas organizaciones y profesionales es que la muerte fue consecuencia de que realizaran reiteradas veces, la maniobra de Kristeller. Esta maniobra, que consiste en presionar el abdomen de la madre hacia abajo para que el bebé salga o llegue a la coronación, está desaconsejada desde el 2003 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por el Ministerio de Salud de la Nación Argentina. El bebé no estaba listo para nacer y a raíz de esta intervención de los médicos, lastimaron no sólo el útero de ella, sino la cabeza del bebé hasta el punto de matarlo.
Belén, castigo ejemplificador
Paradójicamente, Belén quedó procesada y actualmente es la única imputada por homicidio culposo y lesiones graves. Y aunque la autopsia confirmó la razón por la que el bebé murió, la Justicia desvinculó a los profesionales del sanatorio como responsables de la causa directa de la muerte. El hecho sucedió hace casi cuatro años atrás y a principios de este mes ella, que en aquel momento ya había declarado, fue detenida durante quince días.
La tinta dialogó con José Olguín, abogado defensor de Belén, quien explicó que la Justicia sospechó que se había fugado cuando en realidad ella se había mudado. “La causa se desnaturalizó porque supuestamente ella estaba en rebeldía. Ella nunca se enteró que la habían llamado a indagatoria en libertad para que estuviera presente en las pericias y fuera parte. Pero como no la encontraron tienen que ordenar su detención”.
“En San Luis, si bien hay una ley sobre parto humanizado, hay mucho desconocimiento, mucho prejuicio. El procesamiento es un gesto más de prejuicio y desconocimiento del juzgado. Porque básicamente no existen elementos que puedan justificar la acusación” asegura Olguín.
Belén queda presa por el testimonio de los médicos, cuando debería haber sido al revés. “La propia chica dice textual ‘se me subieron cuatro veces arriba de la panza’, eso claramente está describiendo la maniobra de Kristeller. ¿Sabés lo que dijo el médico? que una mujer en ese estado (refiriéndose a la parturienta) está muy alterada, no se la puede escuchar. Y Belén estuvo presente cuando la hicieron. ¿Sabés cuál es la justificación del juez? ‘No, para mi no fue la maniobra de Kristeller, porque ni los médicos, ni la historia clínica, ni los informes dicen que la hicieron’. Pero la historia clínica y los informes los hicieron ellos. La propia obstetra reconoce que la madre y el bebé entraron con signos vitales normales”, explica.
El abogado enumera muchas irregularidades que no parecen descuidos o ambigüedades, por ejemplo “la autopsia descarta totalmente la causa que habían puesto en el acta de defunción. Ponen que muere por sufrimiento fetal, eso no es una causa, nosotros afirmamos que la falsificaron. El niño muere por lesiones graves que tiene en todas las capas de la cabeza y el forense dice que la única forma es aumentando la presión. El juez no toma en cuenta esto porque dice que es una deducción, obvio que es una deducción. Él no estaba ahí y reconstruye los hechos, siempre es una deducción”. A su vez, agrega que “la mujer declaró que el doctor Ríos iba todos los días a visitarla después, cuando quedó internada. Y que le explicaba que la culpa era de Belén. El tipo le estaba llenando la cabeza”, asegura.
A pesar de que Olguín está confiado en que Belén va a ser absuelta, no deja de insistir en el grado de prejuicio de la resolución. “Hay prejuicio y desconocimiento sobre la actividad. En principio no la consideran a ella como un médico, siempre hablan de la partera por un lado y los médicos, por el otro. Ella también ejerce la medicina, pasa que lo hace desde otro punto de vista. La idea es perjudicar a Belén y esto por supuesto se va a caer con una junta médica”.
Atrapadas sin salida
“Y un día la vida estalla. Empuja. Se abre paso. Se derrama en todos los rincones, se impone. De pronto algo se desencadena rítmicamente, como una danza, como una música que el cuerpo escucha y baila. Hasta que la mujer llega al hospital. No más tiempo, ni procesos, ni espera. Pinchar, inyectar, tocar, palpar, cortar, apretar, silenciar, gritar, acallar, subsumir. Parirás como el saber médico diga. Y porque el tiempo es oro, parirás en tiempo y forma. Y porque los ritmos de la vida los analiza, explica y controla la ciencia, parirás “sin dolor”, bajo el control de la tecnología “al servicio” del hombre, de modo controlado y seguro, de modo civilizado”.
Por Flavia Roso, Magdalena Arnao, Virginia Luz Galvan. «Tiempos de parto respetado».
A pesar de que en 2004 se aprobó la Ley nacional 25.929, explicitando que las mujeres tienen derecho a un parto respetado, y se reglamentó en octubre de 2015, el sistema de salud, público y privado, sigue produciendo y reproduciendo violencias contra los cuerpos de las personas gestantes. En el caso de los partos y según cifras de todo el país que publicó el Ministerio de Justicia de la Nación, durante 2017 cada cuatro días se realizó una denuncia por violencia obstétrica.
Dentro de este marco legal vigente, un parto respetado implica no intervenir o interferir si no hay una situación de riesgo. Respetar el lugar en donde quieren parir, la libertad de posición y movimiento de la mujer durante todo el trabajo de parto, entre otras.
A casi tres años de haber sido reglamentada, la mayoría de las maternidades no garantizan estos derechos y como consecuencia cada vez más mujeres deciden tener sus hijos en casa. Pero esa práctica y las mujeres que la facilitan son, no sólo desprestigiadas y mal vistas, sino que se las castiga hasta legalmente. “Cuando Belén los lleva a la clínica, los médicos en vez de escuchar todo lo que había sucedido previamente en todas las horas que venía acompañando a la mujer, la ignoraron y comenzaron un tratamiento de cero. Realizaron una mala praxis por la típica violencia obstétrica que aplican. Elementos normales que desgraciadamente utilizan en la medicina institucionalizada. Nada que sorprenda”, se lamenta Olguín.
No es la primera vez, ni en el único ámbito, que la Justicia condena a una mujer que acompaña a otra considerando sus deseos, necesidades y libertades, para decidir sobre su propio cuerpo por fuera de lo que impone la hegemonía. En este caso, la condena contra Belén es funcional al sistema de atención médico-hegemónico que, según numerosos relatos y cifras irrefutables, violenta y mata.
“El parto y nacimiento planificado en domicilio es una opción que garantiza salud, por tanto se intenta reprimir y eliminar como opción y competencia, y sirve como caso testigo de las falencias y asistencia médica obsoleta, peligrosa y lesiva, usándolo como chivo expiatorio para endilgar las muertes, el abandono y mala praxis del sistema de ‘salud’”, denuncia un comunicado que circula a raíz de la situación de Belén.
Violencia obstétrica es violencia machista
La tinta también dialogó con Sonia Cavia, que desde hace casi 20 años -a partir del nacimiento de su hija mayor- es activista por los derechos del parto y nacimiento. Ella explica que lo que se busca siempre, en casa o en una institución y lo que deberían poner en práctica los profesionales médicos, es un “parto respetado, que respeta lo fisiológico y los derechos, humanos y de salud”, ni más ni menos.
“Como claramente ir a una institución no te garantiza esto, las mujeres elegimos parir en casas y buscamos parteras que nos puedan asistir. Belén es una licenciada en enfermería especializada en obstetricia en la Universidad Nacional de Tucumán. Después de muchos años de experiencia y habiéndose capacitado en fisiología, atención respetuosa, continuidad de cuidados y parto en casa planificado, elije la práctica de la partería independiente para asistir según las necesidades de las mujeres y los bebés”, detalla Sonia.
La ley 26.485 de “Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos que desarrollen sus relaciones interpersonales” establece distintas formas de violencias hacia las mujeres entre las que se reconoce la obstétrica, definida como “aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales”.
Si, tal y como lo explican la doctora Magdalena Arnao Bergero junto con las licenciadas Flavia Roso y Virginia Luz Galván, “toda forma de violencia de género, supone una colonización del cuerpo y la sexualidad en la forma del desarraigo, de por ejemplo la capacidad de elegir cómo, dónde y con quién parir”, y el sistema siempre reacciona ante las formas en las que las mujeres entretejen y reconfiguran sus vínculos y modos para salirse de la trama de muerte que es el patriarcado, no cabe dudas de que este ensañamiento contra Belén, aunque las pruebas la absuelvan, es otra reacción del patriarcado. Parece que desconocen la fuerza de las mujeres, y que llevan siglos encontrando la forma de juntarse a parir nuevos mundos.
*Por Redacción La tinta.